LA HIJA DEL PRESIDENTE

viernes, 17 de febrero de 2012

CAPITULO XXVI.

DECLARACIONES…

No se que tiempo duré allí sentada en el suelo. Cuando el cuerpo empezó a quejárseme, lentamente me puse de pies y luego de observar detenidamente el baño. Decidí que debía darme un buen baño con agua caliente. 
Me dirigí al lavamanos, y me quité la sabana, me observé fijamente en el espejo, que tenia frente a mí. Mi pelo era una maraña, mi piel estaba sumamente pálida. Sin perder el tiempo, me dirigí a la bañera, desde fuera abrí el grifo y puse el agua a la temperatura deseada, luego, entré al fino piso con cuidado y detrás de mi cerré la puertecilla de cristal, para evitar empapar el piso con el agua. Miré en los menesteres que había dentro, estaba todo lo que podía necesitar. Mientras dejaba que el agua golpeara mi espalda, me detuve unos segundos para fijarme en las marcas de los jabones de baños, shampoo, acondicionadores. Waow, si que Esme era una mejer cuidadosa, a sus hijos en su techo no les faltaba absolutamente nada. Me espanté al escuchar el sonido de la puertecilla de cristal abrirse y me giré de golpe, para fijarme en Edward, quien totalmente desnudo, entraba a la ducha, como si yo no estuviera allí, cerró la puertecilla detrás de él, provocando que ambos quedáramos en el reducido espacio. Mi vista no podía apartarse del cuerpo de ese dios griego que tenia frente a mí. Cuando detuve mi mirada en sus ojos, noté que una sonrisa torcida estaba plasmada en sus labios.

_ Tardaste tanto que quise acompañarte, claro, si eso no te incomoda…

La voz no me salió, ya que me fijaba como el agua estaba cayendo en su pelo, cara y cuerpo, provocando que su pelo cayera en su frente y lo hiciera ver más malditamente sexy. Estaba perdida. Porque sin duda alguna, ya deseaba que se acercara a mí y que me tomara en ese preciso momento. Noté que Edward dio los breves pasos que necesitaba para llegar a mi cuerpo. Se colocó frente a mí y noté que su mano se fue directo a la tablecilla que estaba en las cerámicas, y colocó algo allí, que no pude divisar, ya que luego llevó sus manos a mi cintura, rodeándolas, mientras su vista iba hacia abajo, miraba mis senos, o al menos eso pensaba, lentamente me atrajo a su cuerpo.

_ Eres tan hermosa… me gustas tanto…
_ Tú también me gustas mucho, Edward… -dije en un susurro y noté que elevó su rostro, para mirarme a través de sus largas y hermosas pestañas-.
_ No me conformo con eso, Isabella… -su tono, fue tan dulce y a la vez tan exigente que hizo que la piel se me erizara por completo, el agua caía sobre nuestras cabezas y nuestros cuerpos-. Yo quiero que me quieras… que me necesites… que me pertenezcas, como te pertenezco yo a ti… -ambos nos mirábamos a los ojos, yo lentamente subí mis brazos, para rodear su cuello, he hice presión, para obligarlo a bajar su cabeza y poder besarlo, mis manos se aferraron fuertemente a su nuca, y cuando mi cuerpo se adhirió al de él, noté como Edward abrió su boca y me besó como si su vida dependiera de ello-. 
Nuestras lenguas no tardaron en encontrarse y acariciarse; a pesar de que el beso era profundo, no perdió la suavidad, debajo de aquella agua, la cual bebíamos, nos comíamos con nuestros labios. Sentí que Edward acercó su entrepierna, hasta pegarla de mi estómago, jadeé en sus labios, cuando sentí lo erecto que estaba. Él no paraba de besarme y yo trataba de seguir su ritmo, mientras suavemente trataba de friccionar mi vientre con su miembro. Waooo, aquella necesidad de sentir su miembro dentro de mi cavidad, era nuevo para mí. La sensación era de muerte. Mi respiración al igual que mi corazón comenzaron a agitarse, mis manos comenzaron a vagar por el pelo de su nuca, por sus fuertes brazos y su espalda, al menos en donde mis manos podían alcanzar. Mis dedos hacían presión en su piel, mientras mi cadera se trataba de pegar a él. Al Edward ser mas alto que yo, se me era algo difícil, si él no se agachaba, rozar mi entrepierna con la de él. Noté que fue finalizando el beso, lo permití, porque en realidad, necesitaba respirar. Sus labios rozaron los míos, y su frente se pegó a la mía. Sentí su respiración bastante agitada también.

_ Quiero volver a hacerte mía, Bella… pero…

Aparté mi frente de la de él, mientras mi cabeza daba vueltas a mil por segundos.

_ Pero… ¿Qué?... -mi voz se quebró, ante el temor que sentía de verme rechazada por él-. Sus ojos bajaron a los míos. Su ceño estaba levemente fruncido y su rostro reflejaba preocupación-. Edward… -insté para que hablara, ya estaba tensa-.
_ Tengo miedo, Isabella… tengo miedo de ser brusco contigo… de lastimarte… -fruncí el ceño con duda, él me miraba directamente a los ojos-. Se que debes sentirte algo dolida, porque hace apenas unas horas fue tu primera vez, preciosa… y no quiero…
_ Shhhh… -dije mientras me relajaba y ponía al mismo tiempo un dedo en sus labios, haciéndolo que callara, él me estudiaba el rostro detenidamente, yo lo miré queriendo que viera en mis ojos, que también deseaba que me hiciera suya, es cierto que sentía algo de incomodidad en mi entrepierna, pero aquello no era nada, para lo que estaba deseando en este momento-. Yo también lo quiero… hazlo… -le ordené mientras lo traspasaba  fijamente con los ojos-.

Vi como apenas lo dije, él llevó su mano al grifo, y acomodó el agua, hasta que el chorro no fuera muy fuerte, buena idea, o si no, terminaríamos ahogándonos. Luego, me tomó de los hombros y lentamente me giró, haciendo que quedara de espalda a él y frente a la pared. Yo agaché la cabeza un poco, al sentir que el agua transitaba por mi nuca cayendo por mi cuerpo. Me estremecí cuando sentí que puso sus manos en mi cintura, para luego en una caricia suave, ir rodándolas hacia delante, yo mientras cerraba los ojos, apoyé las palmas de mis manos en la pared, Edward me abrazó por detrás. Sentí como soltó una mano de mi cintura y la llevó a mi cuello, para apartar mi cabello mojado y tirarlo por mi hombro de un solo lado, dejando al descubierto mi cuello. Al sentir el agua conjuntamente con sus labios recorrer esa parte tan sensible de mi cuerpo, jadeé, Edward abría sus labios, dejándome sentir su lengua, recorriendo mi piel, era como si me estuviera saboreando, besándome. Mientras me seguía besando, sentí como su brazo izquierdo seguía en mi cintura, mientras que su brazo derecho, de manera instintiva comenzó a recorrer mi estómago, rumbo hacia mis senos, sus caricias quemaban la piel que recorrían, provocando que el cosquilleo recorriera mi bajo centro, hasta que se instalara allí, en donde mi cuerpo mas lo necesitaba. Mi cabeza se fue hacia atrás, la dejé en su pecho mientras sentía como sus dedos acariciaban la aureola de uno de mis senos. Inmediatamente mis pezones reaccionaron ante su toque. Gemí cuando sentí que pellizcó mi pezón y de manera sincronizada, yo eché mi trasero hacia atrás, mientras que al mismo tiempo, él echó su cadera hacia delante, frotó su erección en mi trasero, estaba tan duro, que suspiré, Edward me pegó mas a la pared, acorralando mi cuerpo con el suyo y la pared. Su cadera seguía friccionando con mi trasero, mientras sus labios devoraban mi cuello. Moría porque su mano izquierda bajara y calmara la necesidad que palpitaba en mi centro, pero no, la tenia allí, estática en mis tripas, haciendo una leve presión, para que mantuviera el trasero un poco hacia atrás, y así facilitarse su movimiento de cadera. Estaba loca, pero lo necesitaba, sus jadeos también se escuchaban, ya que sus labios estaban tan cerca de mis oídos, y mis piernas cedieron un poco cuando sentí, que el movimiento de sus caderas, se estaban acelerando, y el agarre de su mano izquierda en mi vientre se estaba intensificando, su mano derecha seguía pellizcando mis senos. Hice un intento por girarme, y dejar que al menos me permitiera besar sus labios, pero no me lo permitió. Suspiré cuando sentí que al fin su mano izquierda comenzó a recorrer comino hacia el sur. Con sus largos dedos, separó mis labios inferiores, para luego deslizar su dedo mayor desde mi clítoris, hasta mi entrada, estaba empapada, pero no se trataba del agua de la ducha, jadeé fuertemente. Y Edward chupó fuerte la unión de mi cuello, con el hombro, mientras presionaba suavemente mi clítoris, para luego mover su dedo de manera circular. Mi visión se puso blanca, y la fuerza comenzó a abandonar mi cuerpo, los jadeos salían no solo de mis labios, si no de los de él también, el cual seguía con su movimiento de cadera, friccionando fuertemente su miembro con mi trasero. Cuando sentí que su dedo entró en mi interior, la mezcla de dolor, molestia y deseo se mezclaron, y lo que hice fue tirar mis caderas hacia atrás, él comenzó a mover el dedo dentro de mi cavidad, con un leve movimiento de saca y entra, el cual la humedad que tenía facilitaba la rapidez con que lo hacía. No quería correrme y era lo que estaba a punto de suceder.

_ Edward… -mi tono de voz era irreconocible, sonó a súplica, pero mi voz era ronca, torturada y entrecortada-. Edward…
_ Dime… -me susurré al oído y supe que su voz estaba igual o peor que la mía-.
La fricción de su cadera con mi trasero, el ágil movimientos de sus dedos en mi interior, estaba acabando conmigo, y no quería sucumbir, mis piernas ya se estaban tensando.

_ Edward… no… no… para… no me quiero venir… aún no… -dije entrecortadamente y de manera desesperada y allí sentí como sacó sus manos de mi, y rápidamente me giró poniéndome frente a él, sus labios atacaron los míos, de manera desesperante, mientras me pegó a la pared de la ducha.
Sentí… (que sin dejar de besarme) el agua dejó de caer sobre nosotros, no sentía sus manos, pero sentía el movimiento de ellas, (no sobre mí) no me tocaba pero tampoco me iba a detener a ver que era lo que estaba haciendo con ellas, ya que sin perder tiempo, comencé a frotar mi entrepierna con uno de sus muslos, estaba loca por él, estaba necesitada de él, y allí al fin, sentí que una de sus manos separó mis piernas, sin dejar de besarnos, sentí la punta de su miembro en mi entrada y allí solo sentí la fuerza con que arremetió su cadera contra la mía.

_ Ahhhh…
_ Ahhh…

Nuestros labios se separaron para dejar salir los gemidos, que se escucharon al mismo tiempo. El aire abandonó mi cuerpo por completo. Edward se quedó estático, sin moverse, mientras yo trataba de no ahogarme, por la falta del aire. Me llenó por completo y a una velocidad inigualable. La sensación era placentera. Lo escuché llevar sus labios a mi oído.

_ Lo siento… -lo escuché decir con la respiración agitada-. Lo siento…
_ Estoy bien… estoy bien, mi amor… sigue por favor…
Él luego de unos largos segundos, me tomó de las nalgas y me levantó, haciendo que yo rodeara con mis piernas sus caderas, mis brazos se aferraron en su cuello. Me pegó a la pared fría, para facilitar el movimiento. Me puso en una posición cómoda, despegó mi cintura de la pared, mi espalda seguía apoyada, quedando en una posición arqueada y allí él inició a mover sus caderas, haciendo que las remetidas se sintieran lo más profundamente posible. Solo Edward arremetía sus caderas contra las mías, provocando que votara el aire con cada choque que le daba a sus caderas con las mías. Sus ojos estaban fijos en nuestros sexos. Yo lo miraba a él fijamente. Sin duda estaba sumamente enamorada de Edward Cullen, su ceño fruncido, sus labios, ligeramente abiertos y su mirada fija en la unión de nuestros sexos, me estaba haciendo enloquecer. Sus embestidas de lentas comenzaron a acelerarse, convirtiéndose en más fuertes y más rápidas. Necesitaba aire, estaba cerca, muy cerca de llegar a mi orgasmo y sabia que Edward también estaba al punto, ya que sus ojos abandonaron nuestra unión y buscaron los míos, estaban de un verde oscuro y su mirada fue tan profunda que no necesite mas y se lo solté.

_ Te quiero, Edward… te quiero… 

Edward perdió el control y aceleró de una manera frenética sus caderas, haciendo que yo me fuera en el abismo, sentí como mi centro se contrajo a su alrededor, exprimiendo el miembro de Edward y haciendo que los dos dejáramos salir un jadeo sumamente fuerte de nuestros labios, ambos llegamos al mismo tiempo. Sentí como el miembro de Edward se contraía dentro de mí. Mientras que un gruñido ronco salía de sus labios. Sus movimientos habían parado. Y tardamos más de un minuto para volver a movernos, sentí la debilidad en los brazos de Edward y lentamente me removí haciendo que Edward me fuera bajando de sus piernas, me contraje cuando su miembro salió de mí. Edward también siseo bajito. El agua inició a caer sobre nosotros, yo me estremecí ante el agua tibia. Nuestros ojos se engancharon.

_ ¿Estas bien?... -me susurró y yo solo le sonreí-.

Con ambas manos sostuvo mi rostro, por las mejillas, y suavemente inclinó sus labios y me dio un beso.

_ Te quiero… -dijo en un susurro tierno y suave-.
_ Yo también te quiero… -le dije mientras sentía que las palabras salían desde mi corazón, él me sonrío bonito-.
_ Vamos a ducharnos, tenemos que salir de aquí… -dijo mientras tomaba el shampoo y me lo extendía, en ese momento, lo vi mirar hacia abajo y seguí su mirada, se estaba retirando un preservativo, abrí los ojos con asombro, al darme cuenta que nos había protegido, Edward sin mirarme, se lo retiró, luego abrió la puertecilla, y lo tiró en algún sitio, luego cerró la puertecilla y me miró, una sonrisa se dibujó en mis labios y él también me sonrió. 
Me vi sola en la habitación de Edward, tratando de terminar de aplacar mi pelo, era obvio que Edward no tuviera un secador de pelo. Llevaba puesto una bata de baño, que por cierto me quedaba inmensa. Cuando la puerta de la habitación se abrió, me giré para ver a Edward entrar a la habitación con una leve sonrisa en los labios.

_ ¿Y entonces?... –dijo mirándome con duda, mientras terminaba de acercarse a mí, llevaba una bolsa de regalos en las manos-. ¿Alice ve el futuro o es que imaginaba que esto iba a suceder?...  

Yo miré con duda la bolsa que me estaba pasando.
_ ¿Por qué?... -dije mientras tomaba la bolsa y buscaba dentro del papel, sentí la tela y saqué la prenda, unos pantalones de mezclillas azul, y una blusita amarilla, yo me sonreí, al ver el tipo de ropa de clase, pero sencilla, la carcajada que soltó Edward me hizo levantar la mirada-.
_ ¿Qué es tan gracioso?... -dije sonriéndole, él rodeó mi cintura y me acercó a su cuerpo, provocando que la bolsa cayera a nuestros pies, yo rodeé con mi mano su cuello, provocando que nuestras caras estuvieran mas cerca-.
_ Me has regalado la mejor noche que he podido tener en toda mi vida, Bella…

Yo tomé aire suficiente por la nariz, su olor era embriagador.
_  Mi cumpleaños no ha podido ser mejor… -le susurré-. Tú eres lo mejor que se ha cruzado en mi vida, Edward… Gracias… por hacerme inmensamente feliz, Gracias por haberle dado sentido a mi vida… por corresponder esto que estoy sintiendo por ti… -al momento, ya mis ojos se habían llenado de lagrimas, Edward me miraba fijamente a los ojos, yo me mordí el labio fuertemente, era tan difícil expresarle con palabras todo lo que estaba sintiendo por él-. Después de ti, mi vida jamás volverá a ser la misma…

Él me sonrió. Su mirada estaba tan llena de sentimientos. Con su dedo apartó un mechón que caía sobre mi frente y la llevó detrás de mi oreja-.

_ Me encanta escucharte decir eso, preciosa… -me susurró sin apartar sus ojos de los míos, quitó una lagrima que había caído en mi mejilla-. ¿Sabes por qué?... porque ahora… mi vida eres tú, Isabella… -yo sentí que mi corazón se contrajo ante sus palabras, es que no solo lo decía su boca, lo estaban diciendo sus ojos, su tono de voz, y ya no pude contener más, las lagrimas en mis ojos, él me sonrió tan dulcemente-. Y estoy dispuesto a luchar por nosotros a como de lugar… porque… -lo ví tragar-. Porque te amo… te amo con todo mi corazón…

Y allí yo no lo soporté.
_ OH, Edward… -dije mientras lo abrazaba y me aferraba a su cuerpo, como si mi vida dependiera de ello-. Yo también te amo… y también estoy dispuesta a luchar por esto…   

Y allí supe lo feliz y completa que era mi vida, cuando estaba a su lado.


Me molesté con Edward por el hecho de haber roto nuestro beso, alegando que debíamos desayunar y salir de su habitación. Bajamos a la cocina, y lo vi prepararme que comer. Ambos desayunamos tranquilamente. Entre besos y apapachos. Ese momento no lo cambiaría por nada.

El momento lo interrumpió una llamada que entró al teléfono de Edward. Noté que luego que lo sacó de su pantalón y vio en la pantalla de quien se trataba, su rostro cambió, evadió mi mirada mientras se paraba de su silla y me daba la espalda, al mismo tiempo que se llevaba el celular a su oído. Yo mastiqué mas lentamente la comida que tenía en la boca, mientras no apartaba mi mirada de su espalda. Él hablaba bajito, pero no lo suficiente para que lo escuchara.

_ Dime… -dijo y yo lo vi escuchar en silencio-. En la casa… -volvió a callar, luego de unos segundos volvió a hablar-. Si, si, si… dime de una vez… -dijo irritado, ya en ese momento se me quitó el hambre, y eché a un lado mi plato con todo y cubierto-. ¿Crees que habrá problemas?... -dijo algo tenso, yo fruncí el ceño-. Ok… ok… iré por ella… ok… -y cerró el celular con algo de irritación, al ver que seguía de espalda a mí, lentamente me puse de pies-.
_ ¿Qué sucede?...

Se giró y me miró con preocupación.
_ Debemos regresar a la casa blanca… era Emmet, dice que la primera dama está muy enfadada…

Yo suspiré, al recordar el lío de la fiesta. Puse cara de preocupación y enseguida lo ví acercarse a mí.

_ Tranquila… estaré contigo, Bella… -yo busqué sus ojos y él me sonrió con ternura, mientras con la punta de sus dedos acariciaba mi mejilla-. Emmet cree que amaneciste en casa de Alice… así que vamos…

Besó suavemente mi frente y luego mis labios.
_ Te amo… -me dijo y yo le sonreí, era tan reconfortable escuchar eso, por mucho tiempo me sentía vacía y mi vida era una habitación oscura, sin aire y sin sentido, ahora todo era tan distinto, con Edward era todo tan maravilloso, una sonrisa se dibujó en mis labios, y noté que al Edward verla también sonrió al mismo tiempo que sus ojos brillaban hermosamente-.

_ Te amo… -le dije y él me jaló y me abrazó fuertemente-.









Íbamos en su auto. Mi ropa iba a ser del agrado de Reneé. Gracias a dios.

Cuando vi a Edward estacionarse en la casa blanca y dar la vuelta para ayudarme a salir, nos miramos. Ya no veía la forma de contenerme de abrazarlo y besarlo. Él me miraba fijamente a los ojos.

_ Todo va a estar bien… llevaré los regalos a tu habitación.
_ ¡NO!... -dije alarmada-. Por supuesto que no… manda a una de las chicas del servicio, tú iras al despacho conmigo.
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Subimos por el ascensor común. Al llegar al piso, ambos salimos. Edward iba a mi lado, caminando a su estilo de seguridad, con respeto y distancia. Estaban dos seguridades en la puerta y los miré.

_ Buenas… -saludé mientras entraba al despacho de mi padre sin tocar-. Sígueme, Edward… -dije entre dientes y entré, Edward me pisaba los talones y eso me hacia sentir mas segura de mi misma-.

Edward Pov.

Al entrar detrás de Bella, pude notar que en el gran salón, estaban sentados en el sofá el presidente y la primera dama, quienes al vernos entrar callaron de manera automática. En una esquina estaban Jasper y Emmet, yo caminé hacia ellos, a tomar mi puesto. Odiaba tener que apartarme de su lado, aunque la estuviera viendo, no me resistía a que se alejara. Cuando llegué a donde los chicos, ambos me tiraron una mirada significativa. Emmet evaluativa y Jasper de burla. No se si era yo, pero me dio la impresión que se veía relajado y hasta mas joven… negué con mi cabeza ante mi absurda idea analítica. Aparté mi vista de su idiota y estúpida cara y miré a Bella. Quien se acercaba a sus padres…

_ Hola…
_ Muchachita desvergonzada… -dijo la primera dama mientras se ponía lentamente de pies y frente a Bella, yo de manera automática me tense y fruncí el ceño, ¿Cómo se atrevía a…-. ¿Cómo te atreviste a hacerme eso?...
_ Tranquila Reneé, te dije que yo le había autorizado a que se marchara… -dijo el presidente poniéndose de pies y acercándose a su esposa, la actitud de ella, no se si a los demás, pero la verdad a mi no me gustaba para nada, miraba de una manera muy irritada a Bella, quien yacía parada frente a ella, totalmente relajada-.

La verdad admiraba a esa chiquilla, apenas unos segundos se veía tan atemorizada, tan vulnerable, pero allí frente a los demás, lucía tan segura de si misma, que hasta a mi me convencía. La amaba con la vida.

_ Lo siento, mamá… -dijo ella mordiéndose el labio inferior, sin ningún atisbo de arrepentimiento-. Pero me vi en la necesidad de marcharme, no conocía a nadie en esa reunión…
_ Era tu fiesta de cumpleaños, esa que con tanto esfuerzo te organicé y conocías a Jake… -dijo la señora entre dientes, conteniendo la ira-.
_ Ja… -dijo Bella mientras se sonreía-.
_ No me provoques, Isabella… -dijo con advertencia-.
_ Mamá por dios!... si que se nota que fuiste quien la organizó… -dijo Bella y noté que sus palabras salían con puro resentimiento-. Si te reflejaba tan bien… aburrida, gente absurda, engreída, superflua, y sobre todo… un puro fiasco

No se en que momento fue que reaccioné, pero cuando la palma de la mano de la señora chocó con tanta fuerza en la mejilla de Isabella, no supe mas de mis pies. Todo fue tan rápido, ya que Bella se llevó la mano a la mejilla y miró con puro odio a su madre, le gritó mientras se acariciaba la mejilla.

_ ¡Me tienes ARTAAAA, Mamá!... ¡No te soporto, no haces mas que comportarte como una maldita bruja!...

Gracias al cielo, fui más rápido que su reacción, ya que al escuchar las palabras de su hija ella se quedó en shock por unos segundos, pero cuando reaccionó, ya era tarde, porque mi fuerte mano, detuvo en el aire, la mano que pretendía volver a golpear a Bella. Todo había ocurrido en unos segundos.

_ No-vuelva-a-tocarla… -le dije mirando a la señora fijamente y dejándole claro, tanto con la mirada como con el tono de voz, que no iba a permitirle que volviera a ponerle una mano encima-.       
  

 Muchisimas Gracias a todas x leer mi historia...
antarez gracias por tu comentario y tu fiel seguimiento, besos y abrazos.

sábado, 11 de febrero de 2012

CAPITULO XXV.

INQUIETUDES.

Edward Pov.

Sabía que estaba agotada. Sabía que ante los ojos de otros, podía verse que mi intención era solo agotarla, a los fines de no llevar la situación más lejos. Pero no era así. No lo era porque en este momento estaba movido y absorbido por completo, por mi instinto bajo, por el deseo, por la necesidad que tenía de ella. Lo peor de todo, que con solo verla así, iba a conseguir correrme en mis boxers, al menos, eso podía ser más satisfactorio, que el hecho de tener que sacármela con mis propias manos, luego que bella sucumbiera en mis brazos. No aguantaba, tenia tanto deseo de enterrarme en ella. Pero una parte de mi subconsciente, el cual por milagro, aun estaba funcionando, sabia que si sucumbía al deseo que estaba sintiendo, me iba a terminar de joder y no solo yo, si no que también arrastraría a bella conmigo. Y juro ante lo más sagrado, que moriría, si bella llegara a sufrir, solo por el hecho de sucumbir ante la necesidad. No haría nada que la lastimara. Pero solo bastó escuchar sus palabras, dejándome saber que quería que me entrara en ella, para que la parte de mi conciente, que aun trabajaba, se esfumara por completo.

Penetrarla ha sido lo mejor que me ha pasado en toda mi vida, había estado con muchas mujeres, pero con Bella todo era tan distinto, con Bella no solo sentía el placer de enterrarme en ella una y otra vez, si no, que el recogimiento que sentía mi cuerpo, por el hecho de saber que era ella a quien estaba poseyendo, me estaba matando rápidamente, sentir la suavidad de su piel debajo de la mía, poder explorarla con mis manos, con mi boca, y a la vez sentirme dentro de ella, sentirla mía, en todos los sentidos, me hizo ver tan fácilmente, que con Bella, las cosas jamás iban a ser igual, en mi vida, porque en el preciso momento del coito me dí cuenta que por primera vez en mi vida, mi corazón pertenecía a alguien, y ese alguien era la niña que se estaba retorciendo entre mis brazos, esa niña que me había colado por completo, esa niña que ahora me pertenecía por completo. La amaba e iba a luchar por ella, en contra viento y marea. El hecho de darme cuenta en ese momento de que la amaba, provocó una sensación de regocijo en mi cuerpo, que creí no soportar. Cuando la sentí contraerse, dejándome saber que se iba a correr, aceleré mis movimientos, porque la verdad yo ya no aguantaba, su cavidad era tan estrecha, caliente y húmeda, que no soportaba. Ambos colapsamos.
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Bella dormía con medio cuerpo sobre el mío. Su pierna desnuda, se colaba encima de las mías, y su cabeza estaba sobre mi pecho, la posición me daba la oportunidad, no solo de embriagarme con el olor a fresas que desprendía su pelo, sino también, a que mis manos vagaran libremente por la sedosa piel de su espalda y en ocasiones de su muslo. Su respiración acompasada que chocaba con mi pecho, me dejaba la clara idea, de que ella dormía placidamente, en cambio yo, llevaba sin pegar un ojo. No sabía porque me sentía tan abrumado en este momento. Desde que mi miembro, salió de adentro de ella, no solo me golpeó el vacío por la separación de aquellas partes de nuestros cuerpos, sino también, por el hecho, de que sentía una angustia en mi pecho, que no lograba sacar razón. Sabía que no estaba correcto lo que habíamos hecho, pero igual no me arrepentía de ello. Tener a Bella, había significado todo para mí. Pero había algo que no me cuadraba, y que no me dejaba pegar el ojo. Algo incomodo me estaba carcomiendo el pecho incesantemente. Y aun no lograba descifrar que era. Bella había caído en la inconciencia inmediatamente la abracé, estaba agotada, y gracias a dios fue así. Se que no le hubiese gustado para nada, el hecho de que me viera tan preocupado. Era como si estuviera conciente de que algo grande se iba a derivar de todo esto, y algo no precisamente muy bueno.

La sentí removerse en mis brazos y la escuché susurrar mi nombre. Yo solo la aferré más a mi cuerpo. Era como si quisiera permanecer unido a ella en todo momento. No se que tiempo permanecí perdido en su olor y su suavidad, pero poco a poco, fui cayendo en la inconciencia. Debía admitir que, también tenía que luchar mucho con mis propios instintos, cuando se trataba de Bella.
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No se si estaba soñando o qué. La verdad que sentía algo suave y húmedo, rondar mi pecho. Era tan suave que me provocaba una sensación agradable. Un cosquilleo delicioso, de seguro que mi piel estaba totalmente erizada. La caricia húmeda, rodaba por mi pecho, y fue bajando, no la sentía por segundos, pero luego aparecía delicada, llenándome de miles sensaciones increíbles. La sentí en el hueso de mi cadera y aquello provocó que mi abdomen se contrajera, sacando un leve jadeo de mis labios. Estaba totalmente desorientado, no sabía si estaba despierto o dormido, pero tampoco quería abrir los ojos, temiendo que todo lo vivido con Isabella hubiera sido un sueño y estuviera a punto de despertar. Mi cerebro hizo un clic.

_ Isabella… -solté al mismo tiempo que sentí el roce de una mano temblorosa tratar de abarcar mi miembro-.

Abrí mis ojos y levanté un poco mi espalda, para toparme con aquella imagen que mientras vida tenga no iba a olvidar.

Debí haberme quedado dormido profundamente, que no la sentí despertar. Bella estaba arrodillada entre mis piernas, con su pelo totalmente despeinado, el cual le cubría parte de su hermoso rostro, totalmente desnuda. Ella miraba fijamente mi miembro. El maldito había reaccionado, desde antes de yo levantarme. Sin duda alguna, allí como la veía, parecía una niña curiosa y decidida.

_ ¿Qué haces mi amor?... -dije y mi voz estaba ronca, porque me acababa de despertar, ella levantó su mirada y nuestros ojos se engancharon, allí toda desaliñada se veía tremendamente hermosa. Una sonrisa se dibujo en mis labios, amaba a esa chiquilla, como un loco-.

Ella no respondió, volvió a mirar mi miembro y suavemente comenzó a recorrer de arriba a bajo mi erección, la cual la tenia bastante dura. Yo me morí fuertemente el labio, mientras bajé también mi mirada a su mano, la cual apretaba con seguridad y se movía muy lentamente. Cuando vi que con su dedo pulgar acaricio mi glande, no pude evitar sisear entre dientes, y mi espalda chocó sobre el colchón, eché la cabeza hacia atrás y me permití sentir, lo que me estaban provocando la dulce mano de la chica que quería. Ella mantenía el movimiento de arriba abajo. Por las sensaciones que se me estaban viniendo, suponía que me estaba humedeciendo, sentí que apretó su agarre y yo de manera involuntaria arqueé mi espalda, subiendo la cadera, y fue allí cuando gemí fuertemente. Algo húmedo y suave abarcó la punta de mi miembro. Rápidamente subí mi espalda, apoyándome de mis codos para ver aquello. Bella tenía su mano abarcando el eje de mi miembro, mientras introducía mi miembro en su boca, aquello era sublime. Ella parecía toda una experta en lo que hacía, con su lengua retiraba el liquido que desbordaba por mi punta, a puros lamentazos, haciéndome sisear. No me contuve y me terminé de sentar en la cama para poder utilizar mis manos, ella no dejaba de abarcarlo con su boca, mientras se ayudaba con los movimientos de la mano, su boca y su mano parecían sincronizadas, yo solo cerraba los ojos y gemía, mis manos fueron a sus cabellos, y los agarre improvisándolos con una cola, sabia que mi agarre era poco delicado, pero no podía pensar en otra cosa, que no fuera que estaba a punto de correrme. Mi cuerpo comenzó a contraerse, es que no solo lo que sentía, sino viéndola a ella hacer aquello, me estaba volviendo loco, por lo que, con mis manos la ayudé a acelerar el movimiento de entrar y sacar mi miembro erecto de su boca, mi mandíbula se tensó, mi cadera se elevó un poco mas. Bella parecía bastante cómoda con lo que hacia.

_ Me voy… a correr… Bella… para… -a pesar de que esperaba que ella parara y terminara de sacármela con las manos, no tuve fuerzas para apartarla de mi, mis manos siguieron moviendo a un ritmo rápido su cabeza, las envestidas de su boca eran sumamente rápidas, y yo sentí que mis ojos se iban hacia atrás y que mi cuerpo explotó de una manera brutal-. Mie…rrrr…daaa… -solté cuando sentía los espasmos atacar mi cuerpo, y en cada contracción, soltar el semen, el cual salía entrecortadamente, mi cuerpo calló hacia atrás, los movimientos de Bella cesaron lentamente. Mi respiración estaba sumamente desquiciada, mi pecho subía fuertemente de arriba abajo, mis manos temblaban. Pasaron unos segundos, cuando recordé que Bella había tragado todo mi semen, era su primera vez, y tal vez la experiencia no fue grata para ella, igual, ni siquiera la sentía, levanté mi rostro algo preocupado y la miré a los ojos. Ella seguía arrodillada entre mis piernas, me miraba y pude descifrar un brillo especial en sus ojos, su mirada llegó hasta el fondo de mi corazón, su mirada de niña feliz me embargó por completo, era como si sus ojos me dijeran que se sentía feliz. Ella se saboreó los labios y aquello me hizo parar la respiración.

_ No hagas eso… -le advertí, a diferencia de las mujeres, los hombros debíamos esperar un poco y verla allí saboreando lo que había tragado, me podía poner duro rápidamente-. Ven acá…

Dije jalándola hacia a mí y colocándola a horcajadas sobre mi.

Le agarré el pelo, y yo mismo llevé sus labios a los míos, ella de manera inmediata comenzó a acariciar el pelo de mi nuca. Busque sus labios y la apreté mas fuertemente a mí, mientras introducía mi lengua en su boca. Nos perdimos allí un buen rato, disfrutando de nuestros labios, nuestras lenguas. Mis manos dejaron de concentrarse solo en el pelo de bella, porque suavemente inicié a acariciar su espalda desnuda, sus muslos, sintiendo como la estremecían mis caricias. La sentí removerse sobre mí, provocando que nuestros centros se friccionaran y aquello fue suficiente para que el amiguito aquel, comenzara a reaccionar nuevamente. Algo me preocupaba y es que sabia que Bella no podía estar recuperada del todo, a penas unas horas había perdido la virginidad y aquello provocaba cierto desgarro, que podía lastimarla más. No quería forzar más la situación. También había cometido un error garrafal y que en este mismo preciso momento me estaba percatando de ello. ¿No había usado preservativo?... 

Mi cuerpo se tensó en el mismo momento que aquello llegó a mi mente. Bella pareció sentir mi aturdimiento, porque enseguida dejó de besarme, y me miró. A pesar de que mi corazón bombeaba mas rápidamente, debido a mi grandiosa estupidez, el maldito de mi miembro no perdía la erección, ella frunció el ceño, y yo quería morirme por desearla tanto, dios sus labios estaban sumamente rojos e irritados, la piel de sus mejillas cubiertas por un sonrojo que la hacia ver sumamente adorable y apetecible.

_ ¿Qué pasa?... -dijo ella y su voz a pesar de ser un susurro, dejaba reflejar, que ella me deseaba tanto como yo a ella-.

Yo la tomé de las caderas y la quité de encima de mí. Rápidamente me puse de pies, dándole la espalda y agorándome el puente de la nariz. “mierda, mierda, mierda, si seré un maldito imbécil. Toda la puta vida protegiéndome en mis relaciones sexuales, y cuando en verdad debí cuidar lo mas importante, que era cuidarla a ella, no lo hice, mierda la expuse a ella”.

_ ¡Por estúpido!... -solté en voz alta, mientras me tiraba de los cabellos-.
_ Edward… -dijo Bella y yo me giré para verla bajar rápidamente de la cama, totalmente desnuda, su rostro era de alarma, yo respiré hondo, mientras trataba de calmarme, pero es que el solo hecho de pensar que Bella pudo haber quedado embarazada me hizo cerrar los ojos y caer sentado en la orilla de la cama, mi corazón abandonó mi cuerpo, no era por el hecho de que no deseara tener un hijo con ella, pero pensar en eso en este momento, me hacia querer morir allí mismo. Eso sería… verdaderamente joder todo a mi paso. Joderla a ella, joderme a mí, joderlo absolutamente todo-.

_ Me estas asustando… -dijo ella en un hilo de voz y yo levanté mi mirada del suelo para verle, ella tenia los ojos aguados, se había envuelto el cuerpo con la sabana, la cual se sostenía fuertemente en su pecho, verla así me dolió, dios… posiblemente le estaría arruinando su vida, maldita sea, si solo era una niña-.

Voté el aire de golpe. Mientras lo solté, me quedé sentado.

_ Bella… no te protegí… puede que te haya dejado embarazada… -noté varias expresiones florecer en su rostro, fueron tan rápidas que casi ni las copio, primero noté como el color abandonaba su rostro, y la fuerza de sus puños que sostenían la sabana en su pecho se debilitó al punto que temí que soltara la sabana, luego se recompuso y me miró fijamente a los ojos, mientras recuperaba el color de su rostro, pero el brillo que había visto, minutos anteriores, no regresó, luego tragó en seco y trató de sonreírme, fracasó en el intento-.

_ Tranquilo, Edward… mi periodo menstrual no tarda en llegar… soy bastante regular y… -tragó en seco-. No estoy en época fértil…

Al escuchar aquello, sentí que la presión que amenazaba por asfixiarme abandonaba mi cuerpo, yo lentamente me puse de pies y me acerqué a ella, llevando mis manos a sus caderas y acercándola a mí, yo seguía totalmente desnudo. Ambos nos fundimos en un abrazo.

_ Perdóname… -le susurré tratando de que entendiera que el culpable de que ella hubiera podido quedar embarazada era solo yo, porque sin duda alguna bella solo era una niña inexperta a quien yo tenia como misión cuidar-. Perdóname… te juro, que por nada en el mundo volveré a cometer una estupidez como esa…

Me separé con la intención de besarle los labios. Pero apenas y permitió que le tocara los labios, cuando ella se soltó de mi agarre, dejándome con las manos en jarras y sufriendo por su abandono.

_ No importa, Edward… al fin de cuenta, si eso hubiera sucedido, la responsabilidad no iba a ser tuya, al fin de cuentas yo he sido la que he presionado para esto…

Mi cara debió ser un poema. La de ella, era de incomodidad, desconcierto y temor.

_ ¿Qué dices?... -dije sin entender su actitud-.
_ Será mejor que me de un baño… -dijo tajante-. Ya amaneció… -dijo mirando la claridad que se asomaba por la cortina de la habitación-. ¿Podrías ir a tu auto y ver si entre los regalos encuentras algo de ropa que me pueda poner?... -yo me quedé estático, ¿Qué le había molestado tanto?-.

Ella caminó rápidamente hacia el baño, en donde la ví encerrarse sin mirar atrás.



Bella Pov.

Necesitaba salir de su vista de inmediato. Por lo que apresuré mis pasos hacia el baño y me encerré allí. Asegurando la puerta y pegando mi espalda de ella, mientras agarraba fuertemente la sabana en mis pechos, sintiendo una opresión fuerte en mi pecho, me fui arrastrando hasta sentarme en el suelo. Las lágrimas rodaron por mis mejillas a montón. Por varias razones:

La 1ra. Me dolía saber que tal vez yo era la responsable de que las cosas entre Edward y yo hubieran llegado tan lejos. Al menos su actitud de preocupación y reproche por el supuesto error, me dejaba claro que él podía llegar a arrepentirse de lo que había pasado entre nosotros.
La 2da. Estaba muerta del miedo. Pudo haber quedado embarazada. Y
La 3ra. No me había gustado para nada, el hecho de haberle mentido a Edward… mi vi en la obligación de hacerlo, porque estaba segura que si no lo hacía, sin duda lo iba a ver colapsar frente a mí.

Ella se tapó la cara con ambas manos, mientras comenzó a llorar desconsoladamente en silencio.

ESPERO QUE PUEDAN PERDONARME POR EL HECHO DE TRAERLES UN CAPITULO TAANN CORTITO, PERO ES QUE ESTA SEMANA ESTUVE FULL CON EL TRABAJO, TENIA EXAMEN DE UN CURSO QUE ESTOY TOMANDO Y PARA FIRMAR CON BROCHE DE ORO, PESQUE UN RESFRIADO. HE HECHO UN ESFUERZO INCREIBLE PARA PODER TRAERLES AUNQUE SEA UN POQUITO, ESPERO QUE LES HAYA GUSTADO Y LA SEMANA QUE VIENE REGRESO CON LA PARTE DE ESTE CAPI QUE ME FALTó, QUE POR MOTIVOS DE SALUD NO PUDE CONTINUAR... AGRADECIMIENTOS ESPECIALES A TODAS LAS LINDAS PERSONAS QUE ME LEEN Y A LAS QUE ME DEJAN SUS COMENTARIOS, NO SE IMAGINAN LO FELIZ QUE ME HACE SABER QUE ESTAN ALLí... BESOTES Y ABRAZOS...

gracias por sus comentarios: CHICA VAMPIRO 92, ANTAREZ Y VALE. BESOTES... 

viernes, 3 de febrero de 2012

CAPITULO XXIV.

PERSEVERANCIA.
Bella Pov.

Iba sentada en el asiento del copiloto, bien derechita, notaba que Edward a mi lado conducía, con las manos bastantes aferradas al guía. Lenta y muy disimuladamente, me giré del hombro, para fijarme que en el asiento trasero del auto. Allí había una bolsa de regalo. 

Me mordí el labio inferior fuertemente, mientras me giré para mirar hacia el frente. ¿Alice no podía ser algo mas discreta?.

_ Espero que obviando los inconvenientes, presentados esta noche, al menos hayas disfrutado un poco…

Sonreí mientras giraba mi rostro para mirarlo.
_ Ha sido increíble… solo lamento esto… -dije inclinándome hacia él y acariciando con mi dedo índice, el moradito que se había formado en la comisura de sus labios-.
_ No es nada… no es la primera vez que Emmet me golpea… -dijo dejando salir una sonrisa hermosa de lado. Solo veía su perfil, ya que él miraba hacia la carretera-.
_ No me gusta que se hayan peleado por mi culpa…
_ Olvida eso, Bella… -dijo serio-.
_ ¿También… debería olvidar… lo que le dijiste… “que te estabas enamorando de mí”?...
_ Eso no quiero que lo olvides… -dijo soltando el guía y con la mano que estaba a mi lado, fue hasta la mía, que estaba sobre mi muslo, y la tomó, para entrelazar nuestros dedos suavemente, aquel toque era mucho para mi, me miró por un segundo, solo para regalarme una sonrisa hermosa, yo también le sonreí, al menos me alegraba el hecho de que parecía mas relajado-.
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Llegamos a su casa. 
Aquella que solo había visitado una vez, y en la cual me sentí muy bien. Edward sacó de la gavetita del auto, un control remoto y lo ví abrir el garaje, para entrar en el auto. Cuando se estacionó yo esperé que se desmontara del auto, para girarme lo suficiente para tomar el bolso, recordando las palabras de Alice, Edward me abrió la puerta y yo me desmonté, noté que frunció el seño al ver la bolsa en mi mano.

_ ¿Qué es eso?... -dijo con duda-.


_ ¿Tienes planeado prestarme algo para dormir?...

Su rostro se dislocó por unos segundos y luego me miró muy serio.

_ No me provoques, Isabella… -dijo y yo me eché a reír, él me guiñó un ojo divertido-. Vamos…
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Entramos a la casa, a través de unas escaleras internas que había en el garaje. Cuando entramos a la sala, todo estaba prácticamente en penumbras.

_ Tengo un poco de sed… -me dijo en un susurro, mientras me miraba-. Voy por un poco de agua a la cocina… ¿quieres algo?...
_ Iré contigo… -dije y ambos tomados de las manos, caminamos rumbo a la cocina.

Entramos y el lugar me trajo recuerdos agradables, me senté en una butaquita de las de la isla, mientras lo veía buscar un vaso y servirse un poco de agua, mientras se llevaba el vaso a los labios, noté que estaba mirando de reojo la bolsa que llevaba en mis manos, yo estaba que de apoco iba a explotar de la risa.

_ ¿Quieres saber que llevo aquí?... -él me miró de golpe, con cara de que lo habían pescado en una travesura, lo ví recostar su espalda de la isla, mientras volvía a darse un trago de agua, eso sin contestar a mi pregunta, yo me sonreí mientras le decía-. Tampoco se que hay dentro, es un regalo de Alice… supongo que debe ser una prenda… -dije mientras entraba la mano y rebusca entre el papel de regalo-. Y de victoria secret…

Mientras lo decía tomé la prenda, soltando la bolsa la cual cayó al suelo, agarrando con ambas manos la prenda y abriéndola ante mis ojos, mis labios y mis ojos se abrieron enormes, por lo hermosa lencería que veían mis ojos, cuando escuché la tos de Edward supuse que se había atragantado con el agua. Lo miré, apretando en mi pecho la prenda, La cara de Edward era un poema, lo ví colocar un poco fuerte el vaso en la isla y mirarme con duda.

_ ¿Piensas ponerte eso para dormir?...

Yo me sonreí mientras me mordía el labio inferior. La verdad Alice estaba buena para matarla. Miré a Edward a través de mis pestañas y le sonreí. Sus ojos estaban fijos en los míos, y me miraba de una manera profunda.

_ Me gustaría no llevarla puesta para dormir… -le dije susurrado-. Pero por el solo hecho de que tú me la quitaras…

Ví a Edward cerrar los ojos unos segundos. Tomar aire por la nariz y votarla por la boca. Estaba tratando de controlarse, me volvió a mirar a los ojos, y yo me puse seria, ante su mirada penetrante.
Edward inició a caminar hacia a mí, pero de una manera un poco intimidante. Solo dio tres pasos, cuando ambos escuchamos la voz confundida de Esme, la madre de Edward.

_ ¿Edward… Bella?... -ambos miramos hacia la puerta de la cocina de golpe, yo de manera “disque” disimulada, arrugué la prenda que llevaba en mi mano, tratando de convertirla en una bola, como si se tratara de un papel. Esme en bata nos miraba, con cara de poema-. ¿Qué hacen acá?...

Edward inmediatamente dio un paso, haciendo que yo quedara detrás de él, cosa que aproveché para tomar la bolsa, que yacía en mis pies y entré la prenda, sin ningún tapujo, mis manos temblaban. Tremendo espanto, la madre de Edward miraba fijamente a su hijo, a los ojos, y ya entendí de quien Edward había heredado, aquella mirada escudriñadora que tanto ponía en práctica conmigo. Por dios!, Esme frunció el seño.

_ Mamá… -Edward rompió el silencio, y se lo agradecí internamente-. Bella va a pasar la noche aquí… -dijo de manera tajante, y ví que las cejas de Esme se levantaron, por la sorpresa y luego me miró a mí, yo sentía el maldito calentón en mis mejillas-.
_ Si no se puede, yo lo entiendo… -dije entre dientes, y noté que Edward quien estaba de espalda a mí, giró su rostro y me miró algo divertido, ¿acaso veía el momento gracioso?, yo lo fulminé con la mirada. Esme rompió nuestro contacto visual-.
_ No hay problema con eso, pequeña… -dijo mientras terminaba de entrar a la cocina, se acercó a mí y me tomó de una mano, Edward la miró con duda, mientras ella me llevaba rumbo a la puerta de la cocina-. Te enseñaré la habitación en la que pasarás el resto de la noche… -se detuvo y miró a Edward, quien estaba mirando a su madre fijamente desde el mismo lugar, su rostro era de desconcierto, Esme lo señaló con su dedo índice, mientras le hablaba. Y si no me equivoco, su tono de voz, era de amenaza y advertencia-. Y , anda a tu habitación a dormir…
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Rayos, maldito el destino, que se empeñaba en que me jodieran la noche con Edward. Si hubiese sido una persona supersticiosa, ya hubiese tirado la toalla, y hubiese insistido otro día. Es que había problema con la maldita noche, como si dios, me estuviera advirtiendo, que este día no era el correcto para tener relaciones sexuales con Edward. ¡Maldición!... y parece que todo se había fregado. Esme subía las escaleras sin soltarme de la mano, y hablaba, pero juro, que no la escuchaba, lo que tenía eran unas malditas ganas de llorar. Entramos a una habitación. En la segunda planta.

_ ¿Qué dices Bella?...

Yo la miré con duda, al darme cuenta que me había preguntado algo que no había escuchado.
_ ¿Perdón?…

La vi sonreírme con ternura.
_ Es la habitación de Emmet… es que seguro que no ibas a querer dormir en las de huéspedes, están en la primera planta… ésta al menos queda cerca de la mía… están en el mismo pasillo… -Yo le sonreí. Al menos hice un gran esfuerzo. Ella me miraba fijamente-. Te buscaré alguna ropa que ponerte, para que puedas quitarte ese vestido…
_ No. Está bien… no es necesario… -dije enseñándole la bolsa en mis manos, pero cuando ella se fijó en ella, me dí cuenta de lo estúpida que había sido, trágame tierra, Esme miró la bolsa con duda y luego me miró a los ojos y me sonrió-.
_ Estarás bien acá… puedes ducharte y descansar… cualquier cosa que necesites, no dudes en llamarme, hay toallas limpias y todo lo que necesites para asearte, en el baño…
_ Gracias…
_ Si necesitas ayuda con el vestido…
_ No. Gracias… -parecía un robot, Esme me sonrió-.
_ Ok. Pues descansa corazón… -dijo caminando rumbo a la puerta, la abrió, pero antes de salir me miró y vi la disculpa reflejada en su rostro-. Siento, no poder prepararte el desayuno en la mañana… pero es que Carlisle y yo tenemos programado salir al aeropuerto a las 4 de la mañana…
_ Está bien… -dije alzándome de hombros-. No se preocupe… ha sido muy amable…

Ella me sonrió y terminó de marcharse. Yo con pique tiré la bolsa en la cama.

Zapateé el piso muchas veces, acto reflejo de una niña y me odié también por eso. ¿Acaso no se supone que ya era una maldita adulta?... con rabia, me llevé mis manos al pelo para quitarme el maldito peinado, lo cual también me molestó, por los tirones que me dí en el pelo, la verdad, estaba rabiosa, quería golpearme yo misma. La maldita noche se había frustrado, y como si fuera poco, me arrepentí de no haber aceptado la ayuda de Esme con el vestido, porque la verdad nunca imaginé que iba a durar mas de 20 minutos, quitándome el maldito trapo, que mi madre me había obligado a poner. Rabiosa me hice en el pelo una cola, me quité la ropa y me entre a duchar, el agua caliente me relajó un poco, luego, me cubrí con una tolla blanca y entré a la habitación. Y allí al ver la bolsa tirada en la cama, caminé lentamente hacia ella, saqué la hermosa lencería negra de encajes que me había regalado Alice, imaginándose que le iba a dar uso esta noche. Lo levanté y lo observé detenidamente. Era corto, delicado, algo provocativo, pero no vulgar. Sin pensármelo dos veces, me lo coloqué y me  fui al espejo. Y me observé. Una sonrisa se dibujó en mis labios cuando una idea fabulosa pasó por mi cerebro.
Así descalza, me fijé en la hora que había en un reloj sobre el buró. Eran las once y treinta de la noche. Mi día no había concluido. Y me había hecho  la idea de que iba a perder mi virginidad el día de mi cumpleaños y así iba a ser. Manos a la Obra, Isabella… me dije para mí. Mientras me dirigía hacia la puerta de la habitación.
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Oh por dios!!, si parecía una ladrona. Rogaba a dios, que la casa no tuviera alarmas, censores de movimientos, ni nada de esas mierdas, por que si no, estaba sumamente jodida. Descalza y caminando de puntillas, salí de la habitación de Emmet, cerrando la puerta tras de mí, con demasiado cuidado. Me fijé bastante bien en el pasillo, y en la puerta que suponía era la habitación de Carlisle y Esme. Caminé hasta ella y pegué mi odio en la puerta, estaba loca, lo se. No sabría que justificaría en caso de que alguien abriera esa puerta, en ese preciso momento. Un silencio total, dentro de esa habitación. Sonreí feliz, mientras de puntillas me giraba sobre mis talones y me dirigí con pisadas muy suaves y lentas hacia la escalera, que sabía que me llevaría a la habitación de Edward. Cuando pisé el ultimo escalón que me llevó a la tercera planta, solté el aire, que estaba conteniendo, y ahora de puntillas corrí hacia la puerta de la habitación de Edward, esta si la conocía. Lentamente giré el pomo, gracias a dios que no estaba asegurada y entré de golpe. Cerré la puerta tras de mí con cuidado y le aseguré. Me giré hacia la cama.

En ella estaba Edward acostado. Su cabeza estaba sobre dos almohadas, la cama estaba desordenada, y llevaba puesto solo unos boxers negros, hasta los muslos y anchos. Su pelo estaba alborotado y sus ojos estaban cerrados. Se veía tan hermoso. Yo me acerqué a él. Su respiración era acompasada. Por lo que me dejaba claro que estaba durmiendo. Me quedé parada allí, por un rato observándolo dormir. Rayos, Edward era tan guapo y perfecto, que dolía. De momento lo vi abrir los ojos, y fijar sus esmeraldas en los míos. Ambos nos miramos, yo le sonreí. Y él, luego de parpadear muchas veces se sentó en la cama de golpe.

_ ¿Bella?... -susurró y yo me senté en la cama sonriéndome-.
_ Hola… -le susurré-.

Él me miraba fijamente a la cara, su ceño levemente fruncido, estaba como algo desorientado, yo fijé mi mirada en sus ojos, luego en sus labios, y fui bajando hasta poder admirar su pecho desnudo. Era increíblemente perfecto.

_ ¿Qué rayos estas haciendo aquí?... -dijo entre dientes y yo volví a mirarlo a los ojos, ahora sin entender su tosca actitud-.
_ Me sentía sola en la habitación de Emmet, por eso vine…
_ ¡Mierda!... -susurró de golpe, mientras evadía mi cuerpo y se apeaba de la cama, lo ví correr hacia la puerta y quitar el seguro y abrir la puerta, yo solo estaba inmersa en el maldito cuerpo que tenía, estaba en boxers y solo eso llamaba mi atención, sus pompis eran increíbles. Edward sacó la cabeza, y luego la entró, cerrando la puerta con sumo cuidado, para no hacer ruido y aseguró nuevamente, se giró a mirarme con asombro-. ¿Estas loca?... si mis padres… ¡Oh rayos!... -dijo llevándose ambas manos al cabello y tirando de ellos, yo obligué a mis ojos, a que dejaran de admirar su bendito cuerpo, y lo miré a la cara-.
_ ¿Cuál es el drama, Edward?... ambos somos adultos… -dije quitándole importancia, y Edward se soltó sus cabellos, mirándome con asombro-.
_ ¿A si?... un adulto no haría lo que tu has hecho… -dijo molesto, con la misma actitud que usaba conmigo cuando lo conocí, yo fruncí mi ceño-.
_ Entrar a tu habitación… -dije en una afirmación-.
_ Isabella… mis padres están en casa… ¿no piensas en la magnitud de tus actuaciones?...

Y allí quedó absolutamente todo. ¿Qué mierda se creía Edward Cullen?... ¿Qué era la ultima Coca Cola del Desierto?... lo era, pero la verdad, debía ser mas humilde. Si moría por estar con él. Si moría porque me hiciera su mujer. Pero tampoco me iba a comportar como una maldita regalada, tenía mi orgullo y muy bien puesto.

_ Tranquilo, Edward Cullen… yo me largo… -dije parándome sumamente molesta, y cuando lo hice escuché un jadeo, el cual no salió de mis labios, yo miré a Edward y al verlo mirar fijamente mi cuerpo, me detuve en seco, estábamos apartados, sus ojos recorrían de una manera poco decorosa mi cuerpo, su mirada comenzó a quemarme tan rápidamente, que dejé de respirar por un momento. Edward estaba parado en shock, solo sus ojos se movían lentamente, y era mirándome de pies a cabeza. Solo su mirada me estaba calentando, tenía que controlarme, la verdad no aguantaría una humillación más de este hombre.
_ Que pases buenas noches Edward… -dije soltando el aire y caminando hacia la puerta. Pero debido a que tenia que pasar junto a él, para llegar a la puerta, sentí cuando su mano abarcó mi brazo, haciendo que yo me detuviera, y que volviera a tomar el aire, cerrando los ojos, ya que su toque en mi piel, provocó un cosquilleo en todo mi cuerpo, lo escuché susurrar aquellas palabras-.               
_ ¿Qué mierdas te propones?... -su voz se escuchó algo ronca-. ¿Matarme?...

Yo no lo miré. Debía hacerle saber que tenía orgullo. Enderecé mi torso y traté de ser convincente.
_ No. Solo suéltame para que me vaya de una vez por todas de tu habitación… -mi voz salió entrecortada-. Suéltame por favor… 

Me tensé al sentir su respiración más cerca de mi.

Mi mirada estaba fija en el suelo.
_ Trata de entenderme, por favor… -me suplicó-.

Eso hizo que se rompiera la burbuja entre nosotros, y una ira impresionante se apoderó de mi cuerpo, provocando que me apartara de él de golpe. Lo miré con rabia, dolor, y decepción.
_ ¡Ya te entendí!... -le dije en un susurro, no podíamos gritar y eso me enfermaba, mis ojos se aguaron, al sentirme humillada y rechazada, él me miraba fijamente-. ¡No soy estúpida!... me queda bastante claro, que no quieres acostarte conmigo… ¿Qué mierda?… solo tienes que decir: “no te deseo” y punto. Se acaba la maldita mierda…

Estaba sumamente nerviosa de la ira que sentía, vi como los ojos de Edward se abrieron ante la sorpresa de mis palabras.
_ ¿Qué estas diciendo?...
_ La pura verdad… -dije y traté de caminar de manera más rápida hasta la puerta, las lágrimas amenazaban por salir y no iba a permitir que él las viera, cuando iba a llegar a la puerta, sentí como Edward me tomó de ambos brazos, de manera brusca y haciendo que votara el aire de golpe, me llevó a una velocidad increíble a la pared mas cercana, de manera brusca pero sin lastimarme, pegó mi espalda de ella, y me acorraló con su cuerpo y la pared, yo asustada lo miré a los ojos, estaba sumamente molesto-.
_ ¿Qué mierdas estas diciendo?... ¿Qué no te deseo?... -dijo escupiendo las palabras lentamente, ambos nos mirábamos a los ojos-. ¿Acaso no te fijas como me tienes solo por llevar esta putada de lencería?... -dijo mientras agarraba en un puño un pedazo de la poca tela que llevaba puesta, mi respiración empezó a acelerarse, mi pecho estaba subiendo y bajando, provocando un pequeño roce entre nuestros pechos-. ¿No me crees?... ¿Necesitas sentirme?... -dijo y un jadeo salió de mis labios cuando sentí como de manera fuerte frotó su erección con uno de mis muslo-. Mira como me tienes, niña… me tienes como un maldito adolescente a punto de correrse en sus boxers… -yo cerré los ojos, y dejé ir la cabeza hacia atrás, la cual se recostó de la pared, me estaba calentando de una manera fuerte con solo escuchar sus palabras y su tono ronco de hablar, la humedad y el cosquilleo se estaba instalando en mi entrepierna, y no me estaba ayudando el hecho de sentir el miembro de Edward seguir creciendo mas, mientras se seguía frotando con mi muslo. Se sentía tan bien. Ya que mi muslo estaba al descubierto y el miembro de Edward cubierto por la simple tela de su boxers. Al tener mi cabeza hacia atrás, dejaba expuesto mi cuello, llevé mi mano al cabello de Edward al sentir sus labios y su lengua acariciar mi lóbulo-.
_ Mierda, Bella… -decía mientras me besaba el cuello-. Me matas… me vuelves loco, princesa… te deseo… como nunca he deseado a otra mujer… -me olía el cuello, el cabello, yo me liberé de su presión solo para girarme y hacer que su miembro dejara de rozar mi muslo y acariciara directamente mi entrepierna, estaba tan duro, que con el simple contacto, ambos gemimos al unísono. Mi respiración se alteró mas aún, cuando sentí los labios de Edward tocar una de mis mejillas, no pude contenerme a alzar mi otro brazo y con ambos rodear su cuello. Busqué sus labios, para fundirnos en un beso, caliente, necesitado y acogedor, mi cuerpo y mi alma lo necesitaban mas de lo normal. Era como si mi vida dependiera solo de él, de sus labios, de su cuerpo, de su alma… al sentir las manos de Edward abarcar mi cintura, a la vez que aplicaba cierta presión y como este, estaba removiendo su miembro erecto en mi entrepierna, sentía que no iba a soportar el sin números de sensaciones que Edward estaba provocando en mí. Nuestras lenguas se entrelazaron. Edward abrió su boca dejando que mi lengua entrara a su boca y ambas comenzaron una apacible danza. De nuestras gargantas escapaban gemidos, los cuales eran acallados por nuestras propias bocas. Necesitábamos ser silenciosos. Moría por tocar su piel, por lo que sin retener mis impulsos, bajé mis manos de su cabello para acariciar lentamente su pecho y abdomen, hasta llegar al borde de sus boxers. Nuestros labios se apartaron solo unos segundos para poder respirar, las manos de Edward se reforzaron más en mis caderas, cuando yo comencé a besar su cuello y acariciar su piel.
Lo escuché jadear cuando succioné fuertemente su cuello.
_ Be…lla… -dijo entrecortadamente-.

Yo volví a colocar las manos en su cuello y comencé  a besarle suavemente. Edward soltó mis caderas para llevar sus manos hacia mi trasero donde agarró ambas nalgas apretándolas delicadamente. Con su cuerpo me pegó mas a la pared, iniciando un movimiento con su cadera en donde friccionaba de manera persistente su miembro con el mío. La suave tela que nos separaba comenzaba a humedecerse por nuestros fluidos. Su cadera mantenía el movimiento persistentemente contra la mía. Yo lleve mis manos a sus cabellos, enredé suavemente mis dedos en su pelo para luego tirar de ellos suavemente. Nuestras lenguas seguían moviéndose insistentemente, entrelazándose de manera suave húmeda y delicada, era un beso de pura exploración, como si ambos, tratáramos de probar la esencia del otro, a través de nuestras lengua. Edward lentamente fue culminando el beso, ya que se apartó de mí unos segundos, solo para mirarme. Nuestras miradas se engancharon, sus ojos estaban oscurecidos, sus mejillas estaban algo coloradas, sus labios bastante rojos, podría jugarme la vida, apostando que mi rostro debía estar en igualdad de condiciones o incluso peor. No podía apartar mi mirada de él, y talvez, a él le ocurría lo mismo, porque nos quedamos como dos bobos, mirándonos durante unos segundos. Suavemente acaricié su nuca con las puntas de mis dedos, lo ví cerrar los ojos un segundo y volverme a mirar, sus labios estaban semi abiertos. Nuestras caderas seguían adheridas, por lo que podía sentir el palpitar de su miembro erecto, haciendo presión en mi entrepierna. Lo ví inclinar su cabeza y me dio un beso en los labios, no se detuvo allí, siguió dando besos húmedos en mi piel, besó mi mejilla, eran besos delicados, en donde abría sus labios y me hacia sentir la punta de su lengua. Yo solo pude cerrar los ojos y hacer el mejor esfuerzo, para no caer allí mismo. Sus labios pasaron a mi oreja, su respiración y la mía, parecían sincronizadas, por lo agitadas que estaban. Mis manos se aferraron a sus hombros, cuando sentí que besó la parte de atrás de mi oreja, yo jadeé y eso no lo detuvo, él continuó, repartiendo besos en mi cuello, cerré los ojos permitiéndome disfrutar del placer que sus labios me estaban otorgando. Poco a poco, se fue deslizando de mi cuello a mis hombros y hasta el borde del crecimiento de mis pechos. Acarició con su mano derecha mi costado izquierdo, rozando mi seno izquierdo y siguió bajando desde mi hombro hacia mi cadera.

Sus manos siguieron moviéndose en mi costado, con suaves movimientos de arriba hacia abajo. Yo odiaba la estorbosa tela que impedía sentir sus caricias, directas. Mientras acariciaba mi cuello con sus labios y su lengua, su cadera arremetía tan suavemente la mía, provocando una fricción que estaba logrando no solo ponerme la piel de gallina, si no también, estaba provocando un cosquilleo justo en mi centro. La sensación me hacia jadear, apretar mis manos en sus hombros, contraer mi centro, para tranquilizar el cosquilleo que me estaba provocando. Las manos de Edward abarcaban mi costado, y corrían desde mis caderas, hasta mis axilas, dejando correr sus dedos pulgares, hasta llegar un poco hasta mis senos. No lo soportaba.

_ Edward…
Cuando mencioné su nombre dejé salir un jadeo fuerte, ya que Edward aprovechó que su mano derecha viajaba hasta mis caderas, para seguir su recorrido mas abajo, hasta llegar a la piel de mi muslo, allí acarició la parte interna de uno de ellos.

_ Ed… Ward…
_ Dime… -dijo mientras con su otra mano, peñisco uno de mis pezones, mi espalda se arqueo, despegándose de la pared, oportunidad que él aprovechó, para con una agilidad tremenda llevar la mano que estaba sobre mi seno hasta abajo, y con fuerza, con ambas manos, rompió a tela de mis pantys-.

La tela rota calló al suelo, y Edward no perdió tiempo para llevar su mano derecha hacia mi vientre, bajando suavemente hasta tocar mi bajo vientre, para éste, entonces yo no respiraba de manera normal. Buscó mi oído, para susurrarme aquellas palabras.

_ Esto se siente tan bien, Bella… -yo jadee-. Muero por volver a probarte, preciosa…  sabes tan bien…
_ Ahhhh… -dije cuando su mano se adentró a mis labios, los cuales estaban sumamente húmedos y resbaladizos, como sus labios estaban en mis oídos, fue mi oportunidad sentirlo jadear tan fuerte, que aquello provocó que mas humedad corriera entre sus dedos, Edward separó mis pliegues con su dedo mayor, rozando mi clítoris y bajando hasta mi entrada, yo me restregué sobre su dedo, el seguía con su nariz pegada en mi oído, haciéndome saber que tan acelerada se estaba poniendo su respiración cuando me sentía tan mojada, yo estaba sumamente caliente, por lo que abrí un poco mas las piernas, permitiéndole mas facilidad de mover sus dedos-.
_ Eso, pequeña… me gusta saber lo mucho que te gusta que te toque… -chupó mi lóbulo, dejándome sentir en esta ocasión sus dientes, yo aferré una de mis manos en su cuello, usándolo de soporte para no caer de rodillas en el suelo y la otra la aferré a su pelo, su voz estaba tan malditamente ronca-.

Edward movió la punta de sus dedos, índice y mayor, de manera circular en mi clítoris.

_ Edward, no… -le rogué al sentir que mis piernas flaquearon-. No voy a soportarlo estando parada.

Él ignorándome por completo, apartó sus labios de mi cuello, en donde tenía enterrada su cabeza y me miró. Yo no podía mantener los ojos abiertos, mientras él me siguiera tocando de esa manera.

_ ¿Me quieres?... -su pregunta me desconcertó solo por un segundo, lo miré y sus ojos estaban fijos en los míos-. ¿Me quieres?... -hizo presión con su dedo y juro por dios que se me estaba armando un torbellino en mi entrepierna, avisándome que me iba a correr, apreté fuertemente los ojos, y luego los abrí para mirarlo, parece que él asumió el hecho de que me correría, porque hizo mas presión en su dedo, y por la suavidad y humedad de la zona, rápidamente comenzó a mover dos dedos de manera circular, todo sin apartar su mirada de la mía, yo me tensé por completo-.
_ Mierda… ed…war… me… voy…a corre..rrr
_ Es lo que quiero, ver como te hago correr… -dijo moviendo sus dedos mas hacia abajo y hacia mi clítoris-. Pero no lo hagas hasta que me respondas la pregunta… -la respiración de él estaba tan agitada, que también respiraba por su boca, yo metí mi cara en su cuello y rodeé su cuello, con ambas manos, solo con la finalidad de sostenerme, estaba tensa, mis extremidades estaban preparadas, para el arrebatador orgasmo que se avecinaba, solo bastó escuchar la voz dulce de Edward en mis oídos, su voz, melosa, aterciopelada, ronca y con sentimientos-.Yo si te quiero, mi reina… te has convertido en mi razón de vivir, te quiero, me gustas, te necesito… anda Isabella… quiero que te vengas en mis manos… vamos reina…

Y allí no lo soporté más.
_ Ahhh…. Te quiero, Edward… yo también te quiero… -mis piernas se aflojaron un poco mientras mi cuerpo inició con las contracciones, la mano que Edward tenia libre, la aferró a mi cintura para hacerla de soporte, mientras yo recibía mi orgasmo con un jadeo fuerte, tan fuerte, que Edward rápidamente unió sus labios a los míos, devorándolo en un beso arrebatador. Sentir su lengua penetrar mi boca de esa manera, no hacia que me calmara, yo tuve que llevar mi mano a la de Edward, la que estaba en mi entrepierna y sacarla suavemente. Si no lo hacia, iba a morir en ese momento, Edward me besaba de una manera arrebatadora-.
Cuando las replicas de mi orgasmo fueron cesando, yo me fui tranquilizando, pero no del todo, ya que los labios de Edward seguían moviéndose insistentemente sobre los míos. La lengua de Edward seguía bailando con la mía. Mientras sus manos, nuevamente fueron a aferrarse a mis caderas. Los besos de Edward bajaron a mi cuello, y con ello llegaron a mi oído.

_ Mierda, bella…. Necesito probarte, corazón… -su tono de voz era necesitado-. Déjame hacerlo…

Yo aferré mis brazos a sus cabellos, mientras tiraba de ellos, Edward besó la unión de mi hombro y cuello, sacándome un jadeo, siguió besándome, sus labios recorrieron con besos húmedos y lametazos, el inicio de mis senos, y sentí que se apartó, abruptamente, yo le miré y mi corazón dejó de latir, cuando lo vi bajar, arrodillándose frente a mí, dejando que mi soporte sea solo la pared, Edward no me miró a la cara, vi que su entrecejo estaba levemente fruncido, mientras estaba concentrado mirando lo que hacia, con ambas manos tomó las orillitas de mi faldita y con delicadeza fue bajándola, yo solo cerré los ojos, ante las sensaciones que nuevamente se estaban arremolinando en mi entrepierna, estaba casi segura, que no lo iba a soportar. Cuando sentí que la pieza cayó a mis pies, abrí los ojos, solo para ver a Edward arrodillado justo frente a mi entrepierna totalmente depilada, noté que una sonrisa breve se dibujó en sus labios, mientras miraba fijamente aquella parte de mi cuerpo, vi, como sus manos, fueron llevadas a mis labios íntimos, los cuales seguían sumamente mojados. Edward sin apartar su mirada profunda de ellos, los separó con una suavidad increíble, para con su dedo pulgar frotar un poco mi clítoris el cual ya se encontraba sumamente sensible, mi cadera se despegó de la pared, haciéndose un poco hacia delante, provocando que mi cuerpo quedara en una posición arqueada, Edward luego de mirar por unos segundos el interior de mi sexo, lentamente acercó sus labios, cerré los ojos de nuevo cuando sentí que dio un lametazo, desde mi entrada hasta mi clítoris, se le facilitaba al tenerlo totalmente abierto con sus manos, jadeé, pero esta vez no solo se escuchó mi jadeo, Edward también jadeó, volvió a recorrer con su lengua, la humedad que yacía en mi centro, yo llevé mis manos a sus cabellos, y mis pies se pusieron de puntillas, él recorrió la humedad no solo de mi centro, ya que estaba explorando, lamió, succionó toda mi área intima, yo no podía dejar de gemir, cada vez que la punta de su lengua toca mi entrada o mi clítoris. Mi espalda seguía arqueada hacia él, mientras yo seguía tirando de su pelo, ya no estaba mediando la fuerza en que lo hacia, Edward también gemía de satisfacción. Mi cuerpo recibió la primera sacudida, cuando parando el movimiento de su lengua, lo que sentí fue uno de sus dedos, por todo mi sexo, desde arriba hacia mi entrada, para luego ir introduciendo tortuosamente lento, debió ser su dedo mayor. Mis jadeos se escuchaban, gracias a dios que no compartíamos piso con otra habitación, volví a echar la cabeza hacia atrás, cuando sentí que  su dedo comenzó a salir y entrar suavemente en mi cavidad, mientras pasaba su lengua por mi clítoris yo abrí un poco mas las piernas y acerqué mis caderas en busca de más placer. Aferré mis manos a sus cabellos, introduciendo su cabeza mas cerca de mi entrepierna, mientras sentía que no iba a aguantar mucho tiempo mas en correrme, Edward seguía deleitándose con lo que me estaba haciendo, con su lengua lamía, succionaba, mi clítoris de manera circular, mientras que su dedo era entrado y sacado lentamente en mi interior, una y otra vez. Mi corazón amenazaba con colapsar, mi respiración con ahogarme, juro que no lo estaba soportando, pero la verdad es que no resistiría que no terminara. Mi labio inferior iba a sufrir las consecuencias por lo fuerte que lo estaba mordiendo. Cuando Edward comenzó a aumentar el movimiento de su dedo, introduciendo uno más y acelerando el movimiento de la punta de la lengua, sin poder evitarlo… Exploté. El grandioso orgasmo fue tan intenso que sentí la humedad correr de mi interior, mientras mis piernas perdían las fuerzas por completo, y que decir del jadeo fuerte que solté, suerte que Edward en un movimiento ágil, evitó que mis rodillas chocaran con el suelo, mi cuerpo entero era de gelatina, Edward lo sostuvo fuertemente y sin dejar que me recuperara del todo los dos sentados en el suelo, buscó nuevamente mis labios, probar mi sabor en los labios de Edward fue intoxicante, sus labios se movían sobre los míos, estrujándolos, agasajándolos, moviéndose a un ritmo que traté de  seguir. Permití que me besara, que saboreara mis labios, que disfrutara y pasara su lengua en ellos, dejándome llevar por lo sublime que se sentía aquello. Su lengua entraba y rozaba la mía, envolviéndola, moviéndose ansiosa. Suavemente fue abandonando la ansiedad y fue convirtiendo el beso lento, suave, quedando solo en que sus labios tocaran los míos, no tenía noción del tiempo, hasta que lo sentí separarse, la verdad es que ya estaba un poquito mas recuperada, ambos nos miramos a los ojos.

_ ¿Puedes pararte?... -me susurró y su voz era tan distinta, Edward estaba sumamente preocupado-.

Solo moví la cabeza una sola vez de manera positiva. Edward lentamente se puso de pies y me ayudó a ponerme de pies, pero sin esperármelo, él llevó ambas manos a mis nalgas y de un movimiento ágil me subió, provocando que de manera instintiva yo rodeara su cintura con mis piernas, lo agarré más firmemente del cuello con mis manos y me aferré mas a su cuerpo. Jadee al sentir su gran erección, la cual se rozó en mi centro. Yo estaba expuesta de la cintura para abajo, Edward solo llevaba puesto aquel maldito boxers, el cual quería que se quitara. Aunque no puedo negar que sabia por donde venia Edward, solo estaba tratando de dejarme sin fuerzas, exhausta y satisfecha, para que no tuviéramos que llegar a mas… ¿acaso le gustaba quedarse frustrado?... pues no podía permitírselo, aunque la verdad ya no sentía fuerzas ni para moverme, mi cuerpo no se recuperaba aun del segundo orgasmo que me había provocado. Cuando nuestros centros se rozaron ambos jadeamos y gemimos al mismo tiempo. Edward enterró su cabeza en mi cuello, para con sus labios succionarlo, yo eché la cabeza hacia atrás para permitirle mas acceso a él, estaba haciendo un camino de besos húmedos por mi cuello, oreja, lóbulo, me tensé al escuchar su susurro en mi oído.

_ Sabes increíble… no imagino como sería el estar enterrado dentro de ti… -yo dejé escapar un gemido y colocando mis manos en sus mejillas quité su cara de mi cuello,  y acerqué sus labios a los míos, y lo besé, esta vez fui yo quien introdujo su lengua en su boca, lo mas profundo que pude, Edward jadeó ante la sorpresa, pero de manera inmediata cogió mi ritmo. Sentí que su cadera embistió contra la mía, al no llevar nada que cubriera mi sexo, y al Edward estar tan exageradamente grande y duro, la fricción fue de muerte, yo también moví mi cadera contra la de él, provocando que su pene se moviera y acariciara mi clítoris. Estaba tan mojada que de seguro hasta le empapé sus boxers. Sin darme cuenta, Edward me apretó fuerte y lo sentí caminar rápidamente, nuestros labios seguían con la batalla. Sentí que se inclinaba y fue cuando sentí aquella masa blanda, y cómoda, tras mi espalda “la cama”… mi corazón se aceleró más fuertemente, mis manos comenzaron a temblar. Edward me colocó en la cama tan suavemente.

Sus labios se sentían tan suaves, que sentía que me iba a enfermar. Una vez acostados en la cama, él lo estaba semi de lado, sus manos comenzaron a recorrer mi piel, las sentía por mis mulos, mis rodillas, mis nalgas, mi costado, mi pelo, enterraba sus manos en mi nuca, en mis cabellos, eran insistente, aunque yo la verdad no dejaba mis manos atrás, era como si nos estuviéramos explorando con ellas. En uno de los movimientos, sentí que Edward agarró el tirito de mi lencería y lo rompió, aquello me dio una punzada en mi pecho, tal vez y no se iba a detener, aquello provocó que me excitara mas, Edward me sacó la camisilla dejándome así, totalmente desnuda ante él.

_ Edward… -dije entre sus labios, mientras lo besaba con más prontitud, enredando mis manos en su cabello, tocando la piel de su cuello, pegándome mas a él, restregando mi cuerpo al de él, provocando con ello que su respiración se agitaba tanto como la mía. Haciendo un esfuerzo sobre humano, aparté mis labios de los de él, para mirarlo a los ojos detenidamente, para disfrutar de su rostro, Edward sin preámbulos tomó el mío entre sus grandes manos y volvió a besarme. Correteando sus labios nuevamente por mi cuello, sentía su suave lengua acariciar al mismo paso mi piel, su boca iba por mi cuello, mientras sus manos, una se perdía en mi cabello y la otra se movía por mi torso, subiendo y bajando por mi piel desnuda, examinándola despacio, hasta alcanzar mi pecho, su mano se arremolinó sobre uno de mis senos, yo suspiré, pero Edward se tragaba los sonidos que salían de mis labios, abarcaba mi seno, lo tocaba, sus labios vivieron a atacar frenéticamente los míos, al mismo tiempo que Edward pllizcaba mi pezón y lo estiró fuertemente, yo me arqueé y me ahogue en la boca de Edward, en cambio este lo que hizo fue besarme con mas urgencia. Sentía que mi cuerpo no aguantaría, eran todas aquellas sensaciones, el corazón, la respiración, el escalofrío en la piel, los temblores involuntarios que recibía mi cuerpo, todo aquello era demasiado para mí. Cuando Edward abandonó mis labios, mi cabeza se fue nuevamente hacia atrás, esta vez cayendo dentro de las plumas de la cómoda y suave almohada. Mis ojos se cerraron, pero mi centro recibió un corrientazo cuando sentí la suave y húmeda lengua de Edward succionar uno de mis pezones, gemí mientras un escalofrío recorrió mi cuerpo completo, Edward concentró su boca en mi pezón, chapándolo, rozando sus dientes en él, provocando que la humedad se expandiera por mi entrepierna nuevamente, noooooo, no quería que volviera a provocarme otro orgasmo, si lo hacía, sabia que iba a quedar muerta, y yo quería más de él, esperaba mas de esta noche. Nunca imaginé que mis senos, fueran tan sensibles. Edward con una mano atendía uno de mis pezones, mientras que el otro era atendido por sus labios, alternándolos uno por uno, yo me removía fuertemente debajo de él, provocando que una de las rodillas de Edward rozara mi centro, no me importó aquello, la necesidad de fricción en mi cuerpo era tremenda, escuché a Edward jadear cuando su rodilla rozó mi entrepierna, supongo que porque pudo sentir mi humedad. Seguía moviéndome, la erección de Edward estaba pegada a mi tripa, estaba tan duro, ¿Cómo podía resistirse tanto?... yo me sentía sumamente necesitada… ¿acaso él no?... sus labios en mis senos me estaban colocando en mala posición, su dura rodilla, la cual no se estaba moviendo, mas bien era yo quien estaba restregando mi centro con ella, estaba provocando que el tercer orgasmo se arremolinara en mi interior, solo bastó sentir que Edward suavemente mordiera uno de mis pezones, para que sin esperarlo mi cuerpo comenzara a convulsionar fuertemente…

_ O Edward!!!!... -solté y Edward llevó de golpe una mano a mi boca para silenciarme, las replicas fueron tantas que mi cuerpo no la estaba resistiendo, Edward quitó la rodilla de mi centro,  y subió hasta mis labios, para sustituir su mano por sus labios, ahora ya no llevaba fuerza casi ni de besarlo, Edward lo intuyó, porque su beso fue suave, delicado, e inclusive hasta sin lengua, solo lo acariciaba, sin fuerzas,
aunque sentí su mano deslizarse despacio por mi laterales, recorriendo de paso mis caderas, mis muslos, cuando tocó mi bajo vientre un gemido suave y sin fuerzas salió de mis labios. Lo sentir dudar, y separar sus labios de los míos, su respiración estaba tan acelerada como la mía, no solo la escuchaba, si no que también podía sentir su pecho subir y bajar de manera acelerada, sabia que estaba haciendo un gran esfuerzo por calmarse, ya que sentí que recostó su cabeza en mi pecho, deteniéndose allí. Sus manos se detuvieron en mis caderas por un instante, yo me removí un poco y sentí su gran erección rozar uno de mis costados, el maldito jadeo que Edward soltó de golpe, me hizo tensarme ante el apretón que sentí en mi centro. O rayos!!!, sin duda esto estaba mal muyyy malll. Volvía a sentir el cosquilleo, ¿era eso posible?. ¿Mi cuerpo estaba a punto de colapsar?... pero era imposible no desear sentir a Edward dentro de mí. Sin darme cuenta, las palabras abandonaron mi boca.

_ Yo también… quiero saber que se siente, sentirte dentro de mí, Edward… -lo sentí tensarse-. Muero porque me hagas mujer… tú mujer

Solo pasaron unos segundos, cuando él se movió, quitándose de encima de mi. Lo ví abandonar la cama, yo solo lo miré fijamente, estaba tirada allí totalmente desnuda en su cama, las piernas mías seguían ligeramente abiertas. Noté que Edward al bajarse de la cama se paró en la orilla, sus ojos oscuros examinaban mi cuerpo como si tuviera una lupa, su ceño estaba levemente fruncido, sus manos a ambos costados, empuñadas, pero sin aplicar fuerza, solo las tenia cerradas, cuando llegó a mi cara, me miró a los ojos y sin apartar su mirada de la mía, lo vi llevar amabas manos al elástico de su boxers, yo paré la respiración al ver que lentamente inició a bajar sus boxers. Me mordí el labio, cuando vi que su erección salió de su presión, los bajó hasta las rodillas, de ahí hizo que bajaran con la ayuda de los movimientos de sus piernas, yo estaba mirando fijamente su pene erecto, en el cual pude vislumbrar, en su glande, que estaba también bastante húmedo, no podía creer que se me iba a dar, le dí gracias a dios en ese momento, porque mi cuerpo pareció olvidar el cansancio y comenzó a encenderse nuevamente por el hecho de solo ver el pene de Edward. Edward se subió en la cama, y sin mas preámbulo lo vi colocarse entre mis piernas, él apoyó sus manos una a cada lado de mi cabeza y se inclinó hacia a mí para besarme. Cuando nuestros cuerpo hicieron contacto, por fin, ambos desnudos, los dos gemimos, Edward volvió a besarme con muchas ganas y con mucha fogosidad. Le respondí el beso introduciendo mi lengua en su boca y entonces… en ese preciso momento, sentí la punta de su pene rozar mi entrada. Edward movió más insistentemente su lengua con la mía, y gemí al igual que él, al sentir lo húmedo que estábamos ambos, yo con mis fluidos y él con el líquido pre seminal. Edward dejó de besarme, y mientras seguía frotando nuestros miembros acercó su boca a mi oído.

_ Siento todo esto… pero te juro… que voy… hacer… el mayor… esfuerzo… por ser delicado… -su voz era entrecortada, yo también me movía debajo de él, friccionándome, estaba nerviosa, sumamente nerviosa, pero el hecho de sentir la necesidad de que me penetrara opacaba todo lo demás-. Solo tienes que decirme… si quieres que pare…

Yo llevé mis manos a ambas lados de su cara y subí su cabeza para que me mirara a los ojos, nos miramos. Edward estaba algo sudado, se veía un poco desesperado, su boca estaba ligeramente abierta. 

_ Hazlo, Edward… solo hazlo…






Y allí fue que comencé a sentir, como lentamente se introducía dentro de mí. 
Noté su Mirada fija en mi cara, mientras yo traté de disimular lo mas que pude el dolor que sentía ante el hecho de estar siendo desgarrada por dentro. Mis manos se aferraron a su cabello y su cuello, Edward tenia ambas manos a cada lado de mi cabeza evitando dejar caer todo el peso de su cuerpo en el mío, no pude sostenerle la mirada, ya que mis ojos se cerraron cuando sentía que lo peor estaba pasando, Edward se detuvo.

_ Noooo… -susurré, mirándolo alarmada, como había tenido los ojos cerrados no me había percatado, de la duda que había en los ojos de Edward-. No te detengas… te lo suplico… -dije mientras jalé su cara a la mía y lo besé introduciendo mi lengua en su boca y fue cuando sentí como de un solo movimiento mas, Edward entró de golpe en mí, rompiendo sin mas, mi barrera, yo solté sus labios ya que jadee de dolor, el dolor era terrible, Edward se quedó sin moverse, yo lo miré mientras esperaba que el dolor pasara, ¡mierda santa, ¿Por qué no me habían advertido que esto dolía tanto?!. Sus labios volvieron a los míos, y nuevamente comenzamos a besarnos. 
Cuando sentí que el dolor había desaparecido casi por completo, moví mi cadera, al parecer era la señal que Edward estaba esperando, porque de manera inmediata comenzó a mover su cadera y a remetir suavemente contra la mía. A pesar de que Edward besaba cada parte de mi piel que alcanzaba, yo solo me estaba concentrando en lo inmensamente bien que se sentía cada vez que Edward entraba y sacaba su pene de mi cavidad, el dolor había pasado por completo, ahora solo sentía como mis extremidades nerviosas se estaban concentrando en bombear fuertemente mi sangre por todo el cuerpo, concentrándola en un solo lugar, nuestras gemidos se escuchaban suavemente, Edward habló, su voz estaba distorsionada por el placer.

_ Mierda Bella… eres extremadamente… apretada… caliente… no voy a aguantar mucho, preciosa… quiero que te corras de nuevo… quiero sentirte… eres mía… ¿lo sabes?... -yo no estaba soportando, la sensación de mi cuerpo era distinta, era como si se estuviera armando una rebelión en mi cuerpo, la voz ronca, y excitada de Edward, mas lo que estaba diciendo, estaban provocando que el volcán, terminara de explotar-. Siempre serás mía… te quiero, nena… te quiero como nunca he querido a nadie mas…

Y allí lo sentí. Mi cuerpo se estremeció, mi centro palpitó, apretando el miembro de Edward que estaba adentro, y dificultándole el movimiento, supongo, porque en ese momento, los movimientos de Edward se aceleraron demasiado, entrando y saliendo en mí, de manera brusca, provocando que mi orgasmo se acelerara, a tal manera que colapsé debajo de Edward.

_ Ahhhhh…a.a…a.aa.a.aa.a…

Edward solo envistió una vez mas y sentí como sus músculos se tensaron, frunció el ceño mientras habría la boca, dejando salir un jadeo fuerte, sentí su semen caliente llenarme por completo, mientras él bajaba la velocidad de sus arremetidas, sus labios buscaron la piel de mi cuello, y succionó mientras se movía lentamente, yo no tenia fuerza casi ni para respirar y allí lo sentí dejar caer su cuerpo sobre el mío. Estaba tan exhausta que ni siquiera sentí su peso, solo cerré los ojos, mientras le acariciaba su pelo y su nuca suavemente, su respiración estaba sumamente acelerada, mi voz salió en un susurro.

_ Te quiero… Edward… lo eres absolutamente todo para mi… no me importa nada mas…

Sus ojos me buscaron. Sus esmeraldas verdes me miraron tan dulcemente que casi y me termino de derretir. Una sonrisa sexy y ladeada se dibujó en sus labios. Yo también le sonreí satisfecha.

_ No sabes al nivel que hemos llegado con esto, nena… y… -lo ví morderse el labio, mientras bajaba su mirada a mis labios-. Espero que estés dispuesta y preparada a lo que se nos va a venir encima…

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GRACIAS POR SUS TAN LINDOS COMENTARIOS Y GRACIAS POR SEGUIR LA HISTORIA. BESOTES Y ABRAZOS.
GRACIAS POR SUS COMENTARIOS: ANTAREZ, CHICA VAMPIRO 92, PRISGPE. GRACIAS...
BESOS Y ABRAZOS...