LA HIJA DEL PRESIDENTE

martes, 2 de agosto de 2011

Capitulo VI.


CAPITULO VI.
JUNTAS  DE NUEVO… Y SOLO GRACIAS A TI.

Edward Pov.

_ ¡Papá, espera!... –el presidente la miró de golpe, estaba molesto y a la vez sorprendido, yo también la miré, ella bajó su tono de voz, con su muñeca retiró las lagrimas de su mejilla izquierda-. Edward hizo su trabajo… -aquello me hizo mirarla fijamente, mi seño se frunció por la sorpresa, dios mi nombre en sus labios se escuchó tan hermoso, ella me miró y yo no pude aparatar mi mirada de ella, su rostro era de ángel, sus ojos irritados de tanto llorar me descolocaron de repente, no me importó que estuvieran sus padres presentes, mi mirada no se apartó de ella, y fue ese momento, en el que entendí lo que me había dicho mi  
hermano, Isabella era una buena chica, pude ver todo através de sus ojos, ella solo se disfrazaba con aquel caparazón para hacerse aparentar ser fuerte, ella era frágil, estaba sola, y no se en que me estaba metiendo, pero a partir de este momento no me importaba que tan dura, caprichosa y altanera se comportara, yo iba a intervenir con la finalidad de enseñarle que la vida no era tan dura, la enseñaría a ver la vida de otra manera, ella de momento, evitó mi mirada y miró al suelo para continuar con lo que iba a decir, en unos segundos volvió a mirar a su padre, habló tan bajito, que apenas pude escucharla-. Me sacó de allí de inmediato… el chico salió de la nada… Todo fue un accidente…
_ Pues… entonces… -dijo el presidente y pude notar que al igual que yo estaba sorprendido de que su hija, interviniera  a mi favor, ella volvió a mirarme, era como si nuestras miradas no pudieran separarse-. Es mi deber de felicitarlo, Oficial… -al escuchar que el presidente me hablaba me vi en la obligación de aparatar mi mirada de su hija y mirarlo a él, el presidente me miró con el seño fruncido, luego miró a su hija, algo no le estaba gustando, puedo adivinar que era la mirada entre su hija y yo-.
_ Gracias… -dije-.
_ Bueno, bueno, bueno… -dijo la primera dama, mientras que con la mano dejaba terminada esa conversación-. ¿Ahora explícanos qué hacías vestida de esa manera?... –dijo señalando a su hija con el dedo índice de manera despectiva, no entendía la actitud de la señora-.Una chica decente o mejor dicho la hija del presidente no debe de vestir como una ramera, señorita…

Vi a Isabella bufar y mirar con fastidio a un lado, la señora se molestó más aún ante aquel gesto, aunque me mantenía cerca de la puerta del ascensor podía verlos a los tres perfectamente.

Los padres casi se pelean entre ellos, hasta que salió otro tema a relucir y uno algo complicado, ALICE BRANDON, vi a Isabella cerrar los ojos derrotada, el presidente se giró a mirarme, sus ojos eran de rabia.
_ ¿Acaso a usted no se le indicó que mi hija no podía ver a esa muchacha?...
_ Lo siento, papá… -volvió a intervenir ella, miró a su padre-. Ni siquiera el Oficial sabía que me vería con ella… fue pura coincidencia…
_ ¡¿Me ves cara de estúpido o qué?!...
_ Papá… -sus ojos se le aguaron nuevamente y su cara se distorsionó por el dolor, noté como se cruzó de brazos, pero abrazándose a ella misma, no podía, no quería verla así, aquello hizo que mi pecho se comprimiera, en lo que llevaba allí, nunca la ví bajar la guardia de esa manera, ella siempre era altanera y nunca se doblegaba ante nadie, ni siquiera ante su padre, pero esta vez su voz salió en manera de súplica, ella estaba sufriendo y demasiado-. No puedes prohibirme que la vea… ella es mi mejor amiga… es mi única amiga, me estarás matando si nos separas…

Miré a su padre, esperando a que Emmet tuviera razón cuando dijo que el hombre quería a su familia, es que de querer a su hija, el verla de esa manera iba a matarlo, pero mis ojos se abrieron de golpe al escuchar lo que dijo, él no se conmovió ante la forma desarmada en que se encontraba ella, sus manos fueron a sus cabellos, es que si no me equivoco hasta la noté estremecerse, no me aguanté y sin pensarlo intervine, sabía que no debía, pero ya se estaba volviendo costumbre en mí, el actuar por puro impulso.

_ Perdone que interrumpa, señor, pero si me permite hablar al respecto se lo voy a agradecer… -dije e Isabella me miró de golpe, solo me detuve en su mirada un segundo, ya que miré a su padre, quien cruzándose de brazos me miró-.
_ Diga…

Hablé seguro de mi mismo.
_ Si usted así lo determina, yo puedo encargarme de que las niñas no se inmiscuyan en problemas, yo estaré en todo momento con ellas… si permiten que se sigan viendo, yo les garantizo que no las perderé de vista ni un momento…

Hubo un silencio incomodo en el salón, yo miraba fijamente al presidente, esperando respuesta, sabía que con aquello me estaba jugando el pellejo, pero no me importó, la primera dama lo dudó en voz alta y mis pulmones votaron el aire que no sabía que retenían hasta que escuché que el presidente me dio el beneficio de la duda, regalándole una oportunidad, miré a Isabella y esta me miró de golpe y ver todas las expresiones que pasaron por su rostro en menos de un segundo, hizo que me relajara aún más, sus ojos eran tan fáciles de leer, primero no lo creyó y luego noté como se iba emocionando, su rostro cambió totalmente, miró a su padre, estaba feliz, pero no se detuvo en él, ya que volvió a mirarme y mi mundo dio un giro de 180 grados al ver la sonrisa que me regaló su sonrisa sincera, su alegraría me hizo feliz a mi tambien, sabía que en ese
momento me estaba agradeciendo, al igual que yo le estaba agradeciendo el verme de esa manera y regalarme aquella sonrisa que tan feliz me había hecho en el momento. No me contuve y le devolví la sonrisa.
 La puerta fue tocada dos veces y por ella entraron Emmet, Jasper y otro Oficial, Bella bajó la mirada al suelo, pero seguía sonriendo, vi la manera en que me estaba mirando mi hermano y de inmediato me puse serio. El presidente lo miró.
_ ¿Qué averiguaron, Cullen?...

Emmet lo miró. Estaba bastante serio, lo conocía, algo no iba bien, al parecer el presidente también lo conocía ya que se entumeció y frunció el seño, miró de inmediato a su hija.
_ Isabella… -ella levantó el rostro y lo miró-. Ve a cambiarte…
_ Si, papá… -dijo ella muy obediente, yo la miré por debajo de los ojos, y ella caminó lentamente hacia el ascensor, volviéndome a mirar de reojo cuando pasó a mi lado-.
_ Oficial… -me dijo el presidente y yo lo miré-. Usted quédese un momento.

Yo miré nuevamente a Emmet, quien me miraba fijamente, Isabella sin mas entró al ascensor y las puertas se cerraron, inmediatamente los gritos de la primera dama se escucharon en el despacho, ella de manera agresiva se acercó a su esposo, al parecer olvidando que todos nosotros estábamos allí.
_ ¡¿VES, VES, VES?!... –Dijo y el presidente frunció el seño-. ¡Eres tú quien tiene a esa niña así!... –dijo señalándolo con un dedo acusador-. ¡No te quejes cuando salga otra vez en primera plana con sus escándalos!...
_ ¡Por favor mujer, no la presiones!... ella es joven… ¿quieres que se vuelva loca?... el oficial Cullen se va a encargar de que no se meta en problemas…

La señora me miró de lado y bufó.
_ Por dios… eso es imposible…
_ Renée… vete de compras… necesito hablar con el jefe de seguridad…
_ Por supuesto que iré de compras, pero a comprarle ropa decente a esa niña…

Dijo y rabiosa salió de allí, cerrando la puerta con un portazo después de ella, el presidente se dejó caer en el asiento y miró a Emmet, quien enseguida empezó a hablar.

_ Su nombre es DEMETRI, el chico está loco y obsesionado con Isabella… -eso me hizo abrir los ojos como platos, Emmet miraba al presidente-. Al verla entrar en la plaza, estuvo pendiente a ella en todo momento, no fue difícil para él, comprobar que era ella, al ver a Edward a su lado, custodiándola en todo momento, proporcionó el momento y la manera de conocerla, se le ocupó un arma blanca, -yo me recosté de la pared, al sentir que mis piernas flaqueaban-. Su odio hacia a ella, es porque dice que ojo por ojo y diente por diente, su padre era el señor Aro Vulturi.

Ví al presidente abrir los ojos como platos, mientras lentamente volvía a ponerse de pies y a Emmet afirmárselo con la cabeza, ellos se comunicaron con los ojos.
_ ¿Qué vamos a hacer?... –dijo el presidente en un susurro, estaba sumamente preocupado-.
_ Pues… -dijo Emmet-. Pensaba… que más que nunca, Isabella debe estar custodiada…  -me miró-. Recomiendo que cuando salgan fuera de la casa blanca, haya un custodio al margen, por si Edward así lo requiere, el trabajo tuyo… -dijo mirándome fijamente-. No es tanto defenderla, si no sacarla del lugar de manera inmediata, los demás van a estar al margen, para controlar el asunto…
_ No. Quiero. Que. Mi hija se vuelva a ver involucrada en estos inconvenientes… -dijo el presidente fulminando con la mirada a Emmet-.
_ Estoy de acuerdo con usted… -dije y todos me miraron-. Yo tengo otra sugerencia…
_ ¿Y cual es?... –dijo mi hermano y por su tono, entendí que a él tampoco le gustaba la idea de someter a Isabella a aquello-.
_ Pues… se que también llamamos mucho la atención en esa plaza… no todo el mundo, anda custodiado por un oficial con la pinta que llevo… -dije señalando mi ropa, demasiado formal-. Podría vestirme de civil cuando ande con la señorita… estoy seguro que no llamaríamos tanto la atención… no todo el mundo la reconocería…

Emmet sonrió.
_ Es cierto… conociendo a Bella… ella siempre viste de una manera muy distinta a cuando sale en la prensa… -dijo Emmet-.

El presidente se lo pensó un momento, mientras se sentaba lentamente en su silla, detrás de su inmenso escritorio, Emmet, Jasper, el otro oficial y yo, lo mirábamos, esperando su respuesta.
_ No creo que sea mala idea… -dijo y me miró a mí-. Edward vestido de civil, perfectamente podría pasar desapercibido, pero igual, para estar mas tranquilo, es bueno que no esté solo con ella… conozco a Bella y se que es demasiado rebelde… quiero aclararte algo… -me dijo serio-. Le he permitido a mi hija seguir siendo amiga de Alice… -noté de reojo como Emmet abría los ojos sorprendido-. Pero eso queda bajo tu estricta supervisión… tienes buenas referencia y se que harás bien tu trabajo… eres el responsable de los lugares en la que permitas que se metan… y las cosas que hacen…
_ Si, señor…
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Bella Pov.

Llegué a mi habitación sin darme cuenta… me dirigí al baño, abrí la puerta corrediza y de inmediato me quité las zapatillas y empecé a despojarme de mi ropa. Como no quería ducharme, si no más bien relajarme, me dirigí a la tina y abrí el grifo, para que este se llenara con agua tibia. 
Normalmente le avisaba a nana para que me enviara a una de las chicas del servicio, para que me preparara el baño, pero la verdad, no quería esperar, una vez me desnudé, eché una de las esencia que habían en la mesita y la tina comenzó a llenarse de espumas, por la presión del grifo, una vez a la altura necesaria, cerré el grifo del agua y me entré en la tina, el agua estaba simplemente perfecta, la espuma acariciaba mi piel, y la cubría completamente, me acosté y me dejé acariciar por el agua. Una vez mis ojos se cerraron, aquella hermosa imagen vino a mi mente… “Edward Cullen”… todo él, vestido como un oficial, con su pelo peinado hacia atrás, sus ojos verdes esmeraldas mirándome de manera tan profunda, su sonrisa ladeada, que hace unos momentos me había noqueado, volvió a aparecer en mi mente y esta vez la disfruté, sin darme cuenta un suspiro salió de mis labios.
_ ¿Por quien estas suspirando, pequeña?...

Me espanté y hasta mi cabeza se hundió en el agua, ya que al saltar resbalé en el agua, enseguida salí a la superficie, para toparme con que nana estaba a mi lado sumamente preocupada.
_ Dios, mi niña… perdóname, no quería asustarte…

Yo me pasé reiteradamente la mano por la cara, retirándome el agua. Y luego la miré molesta.
_ ¿Cuánto llevas parada allí?... –le dije-.
_ 5 ó 10 Minutos… disfruté de verte tan encismada en tus pensamientos… que no quise interrumpirte…
_ ¿5 ó 10 minutos?... –repetí sus palabras totalmente asombrada, mierda, no creía que llevara tanto tiempo pensando en mi custodio-.
_ Si… -dijo ella restándole importancia a mi pregunta, mientras se agachaba a recoger la ropa que minutos antes había tirado al suelo, la echó en el cesto de la ropa sucia, y la ví buscar en el buró mi bata de baño y mis toallas-. ¿Por qué no avisaste para que te preparasen el baño?...

Solo me alcé de hombros, mientras me recostaba nuevamente en la tina. Tratando de relajarme, cerré los ojos y aunque la escuchaba moverse alrededor mío, traté de desconectarme, ella volvió a hablar.

_ Imagino que el enfado de tu madre al salir, era por la ropa que llevabas puesta…
Sonreí.
_ Por mí… que se explote…
_ NO hables así de tu madre…
_ Ella no debería hablar así de su hija…
Nana bufó.
_ ¿Cómo te va con el joven Edward?...

Al escuchar su nombre abrí los ojos de golpe.
_ ¿Cómo le llamaste?...
Nana me miró y se sonrió.
_ El Oficial… es que es tan jovencito… -dijo con un suspiro que me hizo fruncir el seño-. Es dulce… -dijo y yo me quedé pensativa un momento, mirando en realidad nada-.

Recordé como me había protegido en la plaza, recordé sus palabras “Tranquila… te voy a sacar de aquí…”. Recordé como había intervenido para que mi padre dejara que siguiera viendo a mi amiga, y sin darme cuenta una sonrisa se dibujó en mis labios.
_ Si… lo es… -respondí sin darme cuenta el comentario de nana y al darme cuenta lentamente abrí los ojos y me giré a mirarla, ella me miraba con una sonrisa dibujada en los labios-.
_ Me alegra que hayas bajado un poco la guardia con él… ¿Por qué no estaba afuera?...
_ Se quedó con papá en el despacho…

En ese momento sonó mi celular, nana me lo pasó, no me di cuenta cuando ella lo había buscado. Me lo extendió, yo sacudí mi mano lo más que pude, para no empaparlo de agua y me lo llevé al oído.

_ ¿Si?...
_ ¡Bella!... –sonreí al saber que era Alice-. ¡Dios me tienes preocupada!...
_ ¡Buena noticia, ali, papá a permitido que sigamos siendo amigas!...
_ ¡Dios, dios, dios… que el señor lo bendiga!... eso quiere decir que si me paro en el portón de la casa blanca, me dejaran entrar…

Una sonrisa se dibujó en mi rostro. Ella estaba tan feliz como yo.
_ Por supuesto, amiga…
_ Ey, cariño… -fruncí el seño al darme cuenta que ella debía estar hablando con alguien mas-. Si serás tan amable de abrirme esa puerta… vengo a ver a mi amiga… la hija del presidente Swan…

Yo me eché a reír.
_ Te veo en unos segundos…
Y me cortó.
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.
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Edward Pov.

Iba en el ascensor con una sonrisa que no cabía en mi rostro. Ya que Emmet y Jasper quienes estaban junto a mí, estaban casi por agarrarse a los puños.

_ ¡Mierda, Emmet, el puesto se te está subiendo a la maldita cabeza!... –le gritó Jasper y mi hermano lo fulminó con la mirada mientras se cruzaba de brazos.
_ Corrija su vocabulario, oficial whitlock…

Eso me hizo tirar una carcajada, ellos parecían haberse olvidado de mi presencia.
_ “oficial whitlock, oficial whitlock”… -repitió Jasper mientras hacia un movimiento extraño con su cabeza y sus caderas, yo ya me estaba agarrando el estómago de tanto reírme, Jasper se burló de mi hermano, esto estaba enfadándolo-. Siempre con tus malditas frasecitas para recordarnos tu cargo… me pudres, me pudres y me pudres…
_ Vas a hacerlo cuando te lo ordene. Punto. –dijo Emmet sajando el tema-.
_ No. Voy. A custodiar a esa chiquilla… -dijo Jasper entre dientes-.
_ Vas a hacerlo cuando te lo ordene… cuando Edward te necesite estarás allí…
_ Bastardo… -Jasper dijo entre dientes y yo abrí mis ojos con sorpresa, aunque mi sonrisa no podía desaparecer de mis labios-.

Nosotros habíamos estado en el despacho de Emmet y ahora íbamos rumbo a la habitación de Isabella, ya que Emmet quería hablar con ella, alguien pidió el ascensor y este se detuvo. La escena era cómica. Emmet estaba al lado de los botones, cruzado de brazos, yo al otro extremo, con la espalda recostada de la acolchada pared y aún sonriéndome y Jasper al fondo recostado, cruzado de brazos y con una cara peor que un perro buldog, si que estaba molesto. Las puertas se abrieron, para dejarnos ver a aquella duendecilla. Al vernos su rostro se iluminó y su sonrisa fue esplendida. Yo la miré y me sonreí al ver como iba vestida. Toda una niña ingenua, muy distinta a como se veía en la plaza. Ella entró dando saltitos al ascensor, yo escuché un bufido a mi espalda, el cual se que provino de Jasper, ella me miró de reojo y se sonrió.

_ Hola, guapote… -y sin esperármelo se abalanzó a mí con un efusivo abrazo, yo me sonreí, pero inmediatamente la tomé de los hombros y la aparté de mí, para mirarla-.
_ Señorita, Brandon… -dije y ella frunció su seño molesta-.
_ Puedes llamarme ALICE, simplemente, Alice… -me regaló una sonrisa y se giró a ver a Emmet, ella se acercó a él y se dieron un beso en la mejilla, Emmet la miró y se sonrió-.
_ Me alegra que Bella y tú, puedan seguir siendo amigas… -le dijo él y ella se sonrió traviesa-.
_ Íbamos a seguir siéndolo como quiera… -ella le guiñó un ojo y luego miró a Jasper, quien la miraba de muy mala manera-.
_ Hola, Jasper… -le dijo ella con una sonrisa, él la fulminó con la mirada-.
_ oficial whitlock… -dijo Jasper muy serio-.
_ Wao… -dijo ella con asombro sobreactuado-. Hola, Oficial whitlock… -lo repitió con ironía-. Edward… -me miró-. ¿Cómo sigue Bella?...
_ ¿Qué pasa con Bella?... -dijo Emmet mirándome con una cara de asombro-.
_ Bella entró en pánico… -dijo Alice entre dientes, Emmet abrió los ojos como platos-. Volvió a hacerlo y me asustó mucho… gracias a dios, Edward pudo calmarla…
_ ¿Cómo que entró en pánico?... –dije mientras fruncía el seño-.
_ En el ascensor… -dijo Alice-.

En ese momento las puertas del ascensor se abrieron en el piso en donde se encontraba la habitación de Isabella.

Bella Pov.
Ya tenía puesto unos pantaloncitos cortos de jeans, un poco mas arriba de las rodillas y una blusa ancha y muy linda.  Me agarré el pelo en una cola alta, sacándome muchos flecos, los cuales caían alrededor de mi rostro. La verdad estaba sencilla, como no iba a salir de mi habitación, mamá no moriría de un infarto, la verdad casi nunca se paseaba por mi habitación, de milagro si sabía en donde se encontraba. Cuando vi a Alice entrar a mi habitación dando brinquitos, yo sonriéndome corrí a ella y ambas nos abrazamos.
_ Hola… -le dije mientras nos agarramos las manos contentas-.
_ Hola, Bells, me alegro que estés bien… y que pueda venir a visitarte…
_ A mi también me alegra…

Nana sonriéndose salió de la habitación. Al escuchar una garganta miré hacia la puerta, allí estaba parado Emmet. Lo miré a los ojos y me sentí mal por la forma en que lo había tratado últimamente… solté a Ali y corrí hacia él, y lo abracé, el correspondió mi abrazo mientras lo sentí reírse, su abrazo fue un poco fuerte, como de oso.

_ Eso quiere decir que no me odias…

Dijo y yo sonriéndome me aparté para mirarlo.
_ Siento haberme comportado así contigo…
_ ¿Y a que se debe todo este cambio?... es algo repentino…

Miré hacia el piso mientras hablaba.
_ La verdad… es que… después de lo que pasó en la plaza he comprobado, que tal vez si es bueno que ande con un custodio… me asusté bastante, Emmet… -lo miré a los ojos y él tomó una de mis manos entre una de las de él-.
_ Es cierto… me alegra que lo entiendas… -apretó mi mano levemente, yo le miré a los ojos, él me miraba con cariño-. ¿y alguna de ustedes dos puede explicarme por que les permitieron seguir siendo amigas?... –dijo él con el seño fruncido-.
_ Es cierto… -dijo Alice con duda también, yo me sonreí y hablé en un susurro-. Edward Cullen…

Las caras de Emmet y Alice eran un poema. Yo sonreí más aún.
_ ¿Edward?... –dijo Emmet totalmente confundido-.
_ Si… -le dije alzándome de hombros-. Él le dijo a Charlie que Alice y yo podíamos seguir siendo amigas… que él iba a evitar que nos metiéramos en problemas… papá lo consideró… -Alice abrió la boca sumamente sorprendida-.

Emmet puso cara de preocupación…
_ Mi pobre hermano sigue siendo un estúpido… -dijo entre dientes y Alice y yo nos reímos-. Bella… -me miró de golpe-. ¿Puedo llamarte así, verdad?...

Yo me eché a reír. Él también sonrió.
_ Solo quería decirte que las cosas han cambiado… -mierda-. Cada vez que pretendas salir de la casa blanca, avísale a Edward… para que llamen menos la atención, él vestirá como civil… -ohhhhh-. Nunca estarán del todo solos… claro, eso depende de los sitios a los que vayan… Edward siempre se mantendrá en contacto con nosotros por si nos necesitan… no volverá a ocurrir lo de esta mañana… puedes estar tranquila… ¿bien?...

Solo moví la cabeza positivamente.
_ Bien… y les pido por favor… -miró a Alice-. No se metan en problemas… ahora también estarán involucrando al estúpido de mi hermano… su carrera dependerá de ustedes…

Alice y yo nos sonreímos.
_ Tranquilo, Em… -dijo Alice-. Edward es encantador…no haríamos nada que lo perjudicara…
_ Seguro… -dijo Emmet muy poco convencido-. Bueno… ahora las dejo… Edward estará afuera por si necesitan algo… -me dio un beso en la frente y a Alice en la mejilla, luego se retiró, automáticamente las puertas se cerraron detrás de él, Alice me tomó de la mano y me dio un jalón que casi me arranca el brazo-.
_ ¡Alice!... –grite asustada, mientras caía sentada en la cama y me sobaba el brazo que me había apretado, ella se sentó a mi lado, y me miraba intrigada-.
_ Desembucha de una vez… -dijo exigiéndome, yo puse cara de no entender ni papa-.
_ ¿De que mierdas hablas?...
_ Edward… ¿Cómo es eso que intercedió por ti?... no que era… -repitió mis palabras- “el tipo más engreído”.
_ Me equivoqué… -dije alzándome de hombros y restándole importancia-. Al parecer Emmet no estaba tan equivocado cuando dijo que podía manejarlo… al principio por su actitud pensé que era imposible… pero la verdad… -me sonreí-. Creo que si podría sobrellevarlo…

Alice me fulminó con la mirada.
_ Me imagino que lo estas diciendo en buen termino…
_ Por supuesto… -le dije-.

Alice se sonrió.
_ Bien… ahora para tu trasero de esa cama y sal afuera y agradécele el gesto que asumió, gracias a él estoy aquí contigo…

Me mordí el labio inferior. Dios, dios, dios… agradecer era algo que no existía en mi vocabulario, Alice alzó una ceja con incredulidad.
_ Se que no está en tu vocabulario, pero a-gre-ga-ló… -yo me reí al ver que mi amiga me conocía tanto-. Andando… te espero acá…

Ella al verme dudar, exasperada me paró de la cama con un jalón y ella misma del brazo me llevó a la puerta, la abrió y me lanzó afuera.

Edward Pov.
Estaba recostado de la pared, con mi mente bastante lejos, al escuchar el manubrio de la puerta de la habitación de ella abrirse, me puse derecho, abrí los ojos como platos al ver que Isabella salió impulsada de allí, la puerta se cerró tras de ella dejándola como sin escapatoria, yo la miraba, ella no me miró, simplemente se giró hacia la puerta, la cual ya estaba cerrada. Estaba de espalda hacia a mí, pude disfrutar la forma sencilla en que estaba vestida, ella miraba el manubrio como en estado de shock. Yo fruncí el seño.
_ ¿Pasa algo señorita Swan?... –le dije y la ví girarse demasiado lento para mi gusto, se puso de frente a mí, aunque estábamos muy apartados ella me miró a los ojos y noté que un rubor hermoso subía a su rostro, yo fruncí el seño sin entender que era lo que estaba pasando-.
_ Oficial… Cullen… -dijo demasiado bajito, apenas la escuché-.
_ ¿Si?... –dije indiferente, aunque hubiera pagado lo que sea para que volviera a llamarme por mi nombre, la ví morderse el labio inferior y mis ojos se fijaron en aquel gesto el cual me desconcentró por unos segundos, ella dejó de hacerlo para hablar-.
_ Gracias… -dijo y me miró directamente a los ojos, me quedé callado esperando a que continuara-. Gracias… por haber intercedido para que Alice y yo siguiéramos viéndonos… no tengo como pagarle… prometo no meterlo en problemas…

No me pude contener la sonrisa y ella me miró de una manera súper extraña, moví la cabeza positivamente.
_ Bien…
_ Emmet me dijo que cuando salgamos de la casa blanca iría vestido de civil… ¿puede irse a cambiar?...

Oh- oh… fruncí el seño.
_ ¿Piensa salir?...
_ Si…
_ Pero no cree… -ella me interrumpió, su gesto dulce cambió de inmediato, se enderezó y volvió la altanería-.
_ Solo cámbiese… Alice y yo lo estaremos esperando en el garaje… esta noche iremos a dar una vuelta…

Dijo y volvió a entrar a su habitación. Mierda… otra vez, debería informar a Emmet.
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Bella Pov.

Alice y yo rápidamente nos cambiamos, creo que le pedí tanto a dios para que nadie nos viera salir de la casa, ambos nos vestimos increíble me alboroté el pelo hasta mas no poder, mi maquillaje era súper fuerte, lapiz negro y sombras oscuras, los labios me los pinté de rojo sangre y me puse un vestido que no dejaba  
mucho a la imaginación. Unas botas de tacos finos y bastantes altos que llegaban mucho más arriba de las rodillas. Estaba increíble. Alice y yo rápidamente bajamos las escaleras para no correr el riesgo de que alguien nos cachara, jijiji, ambas íbamos muertas de la risa, al salir al garaje ambas nos paramos de golpe al ver a Edward recostado de mi auto, ¡MORÍ… Y ESTOY EN EL CIELO! Mis pies se pararon de golpe, haciendo que Alice chocara con mi espalda. Edward no me había visto, ya que lo ví hablar por el celular concentrado. Lo observé detenidamente, cerré la boca para que las babas no me salieran.
Si vestido trajeado y viéndolo todo formal, era guapísimo, vestido normal era súper increíble. ¡Que bueno estaba este tipo!. Él no tenía nada fuera de lo normal, y era lo que lo hacia ver mas hermoso, una polera negra y enzima una chaqueta manga larga, unos jeans negros ajustados y su pelo… eso, su pelo estaba Wai… no lo llevaba como de costumbre, su pelo despeinado, yo seguía mirándolo fijamente, su mirada se levantó y al verme se fijó detenidamente en mí, de los pies a la cabeza, dejó de mover sus labios, y me miró descaradamente… dios, no sabía si lo que veía le gustaba, pero tampoco me gustó su atrevimiento, Alice me chocó con el hombro indicándome que caminara, yo inicié mi paso, con Alice a mi lado, el dijo algo antes de que llegáramos a él y cerró el aparato, se giró y abrió la puerta del asiento de atrás, Alice se sonrió y entró, él esperaba con la puerta abierta, al momento de llegar mi turno de entrar, volví a mirarlo, ambos nos miramos a los ojos y al estar así de cerca pude apreciar su hermoso color verde esmeralda, él no bajó su mirada, ya que también me miraba fijamente a los ojos, por lo que yo me ví en la obligación de entrar, él cerró la puerta y en lo que daba la vuelta Alice aprovechó para susurrarme en el oído.
_ Ese tipo está para chuparse los dedos… -yo la miré de golpe, mi cara debió ser un poema, ya que ella se echó a reír y se alzó de hombros-. Al menos yo si soy sincera…
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Me reí con la cara que puso Edward al ver en donde le había indicado aparcar. El sitio estaba a reventar, desde afuera se notaba, las personas hacían filas para entrar. Alice emocionada se desmontó y yo salí detrás de ella. Dimos unos cuantos pasos y fui detenida cuando alguien me tomó bruscamente del brazo, yo me giré molesta por la intromisión y me tope con la mirada severa de Edward.
_ ¿Qué mierda hace? ¡Suéltame!... –le grité-.
_ ¿Qué mierda hace usted?... ¿acaso piensa que la voy a dejar entrar a ese lugar?...

Mis ojos se abrieron como plato. ¿Cómo fue que me habló?...

Yo me safé de su agarre bruscamente, Alice estaba a mi lado, ni siquiera la miré, Edward se puso frente a mí. Ambos nos enfrentamos con la mirada.

_ Recuerde su puesto, Oficial… -le dije entre dientes de manera amenazante-.
_ ¡Por supuesto que lo recuerdo!... -¿me estaba gritando?... lo que a continuación pasó me sacó el aire de los pulmones de golpe-.

Edward de manera brusca se acercó a mí, me tomó de la cintura y como si yo fuera un saco de patatas me tiró sobre su hombro, ahhhhhhh, no vayan a pensar que lo acepté así nada mas, como loca comencé a darle puñetazos en la espalda y a removerme como loca, él me sostenía con bastante fuerza, me imagino que le dí un buen vistazo de mi trasero a la fila de personas, porque los chicos comenzaron a flipar, yo le gritaba que me soltara mientras que el muy imbécil se dirigía conmigo hacia el auto, las risas de Alice eran enormes, la muy traicionare en vez de ayudarme a golpearlo, lo que hacia era sostenerse con la mano la panza de tanto reírse.

Las blasfemias, insultos y maldiciones que le echaba, se escuchaban a un km de distancia. Mis nervios y me ira estaban hasta el tope, es que juro, que cuando me bajara de su hombro, me iba a escuchar. Las risa de Alice desaparecieron de golpe y al Edward llegar al auto conmigo, me bajó, en el momento que mis pies tocaron tierra segura, sin pensarlo un solo segundo, me giré y le pegué tal cachetada que Edward abrió los ojos de golpe. En esta ocasión él no se quedó como la vez pasada, en donde tardó en asimilarlo, ya que solo hice despegar mi mano de su mejilla, con la misma fuerza que yo le había aplicado, él de manera brusca me tomó del brazo y sin ningún tipo de delicadeza me pegó del auto, mi espalda chocó con la puerta y me dolió, pero aquello no se quedó allí, él de manera inmediata se colocó frente a mí, sentí la ira y el odio en su mirada, su cadera se adhirió a la mía de manera fuerte y un jadeo vergonzoso salió de mis labios, haciendo que el aire se fuera de mi pulmones, su cara se acercó tanto a la mía que temí que fuera a pasarse de listo, él me miró a los ojos, los cuales ya no eran de ese hermoso color verde esmeralda, ahora eran oscuros, casi negros, su respiración golpeaba fuertemente mi rostro y sin esperarlo, sus labios golpearon los míos de manera brusca.
Sus labios se abrieron sobre los míos, yo traté de removerme, él tomó mi mano y apretándola fuertemente la subió, su cuerpo me tenía totalmente adherida al auto, sentí como introdujo la rodilla de una de sus piernas entre las dos mías, haciendo que estas se separaran, para luego friccionar su miembro levemente con mi entrepierna y aquello arrancó totalmente mi fuerza de voluntad, lentamente dejé de resistirme y fue cuando sentí la suavidad de sus labios sobre los míos, al Edward dejar de sentir mi resistencia, bajó la agresividad y fue cuando sentí la punta de su suave lengua tocar mi labio, yo le dí el permiso y con mi mano libre la llevé a su nuca agarrando con mi puño su cabello, ambos nos besamos de manera profunda.