LA HIJA DEL PRESIDENTE

viernes, 13 de enero de 2012

CAPITULO XXI.

EXTRAÑÁNDOTE…

 Una polera vino, unos pantalones de mezclillas negros bien ajustados y unas zapatillas de medio tacón, fue lo que atiné a ponerme. Vestidas totalmente sencillas, Alice y yo, salimos al ascensor. Mientras ella no se callaba hablándome de todas las técnicas que debía utilizar para convencer a Edward de que me hiciera el amor, yo tecleaba mi celular. Me lo llevé al oído. Cuando escuché su voz a través del auricular un cosquilleo recorrió mi interior. ¿Esto siempre iba a ser así?. Sonreí, sin darme cuenta de que Alice había callado.

_ Isabella…
_ Hola… -dije con mi sonrisa estúpida, gracias a dios él no podía verme, mi voz salió en un susurro-.
_ ¿Cómo amaneciste, preciosa?... -dijo en un tono tan suave y dulce, que sentí que moriría. Las puertas del ascensor se cerraron con mi amiga y yo dentro. Me recosté de la pared, mientras miraba fijamente mis zapatos-.
_ Bien… ¿estas ocupado en este momento?... -mi voz no dejaba de ser un susurro-.
_ ¿Qué se te ofrece?... -dijo y noté preocupación en su tono de voz-.
_ No es nada, es solo que Alice ha venido temprano y me ha sacado de la cama, para ir de compras…
_ Bien… -dijo él-. Ahora mismo estoy en el área de seguridad. ¿Me dan unos segundos?... las alcanzaré en seguida…
_ Por supuesto… estaremos fuera…
_ No. Espérenme en el recibidor…
_ Ok. Pues te esperamos…
_ Pórtate bien… -dijo y cerró, yo cerré mi celular al mismo tiempo que miré a Alice. Fruncí el seño al ver la maldita sonrisa picarona que había en los labios de mi amiga-.
_ ¿Qué me ves?... -le gruñí-.
_ Mierda, es cierto que estas enamorada… ¡jupi!... -saltó a mí alrededor, ambas fruncimos el seño al ver que el ascensor se detuvo en el segundo piso, las puertas se abrieron para dejarnos ver a un tipo enorme, con el pelo negro, blanco y que me miró fijamente a mí, mientras también entraba al ascensor. Sentí que Alice a mi lado se quedó quietecita, evaluando el tipo, yo al notar que debía ser un oficial no le presté atención y volví a mirar mi celular, Alice no volvió a abrir la boca, hasta que el ascensor paró en el primer piso-.
_ Permiso… -dijo Alice y el seguridad de manera inmediata nos abrió el paso mientras nos regalaba una sonrisa amable, yo le miré de reojo, primer oficial, aparte de Emmet y Edward, que me sonreía, todos eran tan serios y estirados-.
_ Por supuesto… pasen…

Yo, al salir del ascensor, me llamó la atención que el tipo se quedó en él. Lo miré por encima del hombro mientras le preguntaba con duda.
_ ¿No se queda?...
_ Oh, no, señorita, en realidad voy al quinto piso…

Yo me alcé de hombros restándole importancia y cuando me giré hacia el frente, noté que Edward me estaba esperando en la puerta de la casa, tan hermoso. 

Con sus manos en los bolsillos y una hermosa sonrisa en su rostro, a la cual no pude resistir. También le regalé una sonrisa.
                                                 




Yo por inercia caminé hacia él, olvidándome de todo lo demás. Ambos nos mirábamos a los ojos, sus ojos brillaban y me miraban de esa manera que tanto me gustaba. Me paré justo a su frente y lo ví fruncir el seño, aunque su sonrisa ladeada no se borró de sus hermoso y apetecibles labios.

_ Te ves hermosa… -me susurró entre dientes-.
_ Gracias…
_ Hola Edward… -dijo Alice pinchando la burbuja que se había creado entre Edward y yo, y sin darle chance a Edward, de reaccionar, se acercó dándole un beso en la mejilla y un suave abrazo de unos segundos. Edward se sonrió divertido-.
_ Hola, Alice…
_ ¿Llegaste a ver al tipo del ascensor?...

Edward y yo la miramos frunciendo el seño al mismo tiempo. ¿A dónde quería llegar Alice con su pregunta?...

_ Si. Es el Oficial Marcus Pattens… -dijo Edward con duda-. ¿Por qué la pregunta?...
_ No se… nunca lo había visto…
_ Ni siquiera yo que vivo aquí, conozco a todos los Oficiales, Alice… -dije yo al escuchar el absurdo-.
_ No se, pero no me agrada la forma en que te mira, Bella… -noté que Edward se tensó a mi lado y yo fulminé a mi amiga con la mirada, por decir estupideces-.
_ Por dios, Ali, sabes que todos en esta casa me odian… parecieras que estas conociendo mi vida en este momento, mejor andemos… -dije dirigiéndome a la puerta y no mirándola ni a ella, ni a Edward-.

Llegamos a una plaza en la que solo habían tiendas exclusivas, Alice y yo la frecuentábamos muchísimo. Me sentía distinta, no solo porque tenia a Edward a mi lado, si no, porque también, el hecho de que no me sintiera amenazada por los paparazzi, me daba una tranquilidad increíble. Gracias a dios, no había tenido nuevas experiencias de sustos. Tal vez, se debía a la presencia constante de Edward a mi lado, y a que no estaba frecuentando los sitios que siempre solía visitar.
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Fue una mañana algo ajetreada. Alice y yo, salíamos y entrábamos de las tiendas. Edward a nuestras espaldas, se comportaba como todo un guardaespaldas, y eso en parte me molestaba, lo quería a mi lado, diciéndome que le gustaba y que no. Pero en ningún momento se mezcló con nosotras. Dejándole el espacio suficiente a Alice, a que se mantuviera todo el tiempo preguntándome cosas de ambos. Ya me había hecho contarle todo, claro, no le di lujos y detalles, pero al menos sabia que Edward no era tan serio como se estaba comportando en ese momento. Almorzamos comida rápida, en una de esas plazas, a Edward al parecer le gustaba eso, y me hizo acordar la vez aquella, cuando me llevó a comer Magdonalds, dejándome saber que no solo me llevó para molestarme, si no también porque en verdad le gustaba ese tipo de comida. Comprobé que a mí también me gustaba. Luego de guardar las bolsas en el auto, Alice hizo que volviésemos a caminar a la plaza. Ella no paraba de hablar. Yo miré de reojo a Edward y pude notar que en varias ocasiones su teléfono timbrara, y él no tomaba la llamada. Cuando nos paramos en la puerta de la tienda de victoria secret, a mí y a Alice se nos dibujó una tremenda sonrisa en los labios.

_ ¿Piensan entrar aquí?... -dijo Edward entre dientes y Alice y yo giramos a mirarlo, su rostro era mas que un poema-. 
_ ¿No se supone que ustedes dos, son una niñas para entrar a estos lugares?...
Entonces quien puso cara de poema, fue Alice.
_ ¿Qué mierda es que estas diciendo, Edward?... ¿acaso lo que tienes de grandote lo tienes de estúpido?... -yo abrí los ojos como platos, es que conocía perfectamente a mi amiga y esta se había parado frente a Edward y sus intenciones eran evidentes, si Edward decía algo más, lo golpearía-.
_ ¡Alissss!... -dije con fastidio, mientras la tomaba del brazo y le di un jalón alejándola de Edward-. Déjalo ya… tranquilo Edward… -le miré y este me estaba mirando fijamente-. Alice y yo, llevamos años visitando estas tiendas…
_ Sip… -dijo Alice, quien estaba detrás de mí, vi que Edward la miró por encima de mi hombro-. Nunca ha sido un problema para Bella y para mí, el tener que preocuparnos por si andamos o no, con la lencería adecuada… en el momento adecuado, siempre estamos preparada… además…
_ ¡Aliceeee Brandonnnn!... -le grité yo, girándome para callarla con la mirada, ella me miró asustada-.
_ Es cierto, amiga… debería de entender que nunca tendríamos problemas, con la depilación y con la lence…
_ ¡Aliceeee!... -volví a gritar furiosa-.
_ Ya, ya, ya… -dijo alzando los brazos en son de paz-. Me cayo… pero entremos… muero por ver que nos llevaremos…

Ella se dio la media vuelta, y entró a la tienda, yo me giré para mirar a Edward, mierda, sabia que tenia que estar roja de la vergüenza. Hasta la mano me la pasé por el pelo.

_ Disculpa a Alice… es obsesiva con todo esto…

Edward me sonrió y noté que estaba algo tenso y nervioso. Era increíble ver esa actitud en él. Siempre se comportaba tan seguro de si mismo.
_ Deberías entrar, Bella y comprar lo que vayas a comprar, para que nos vayamos…

Yo miré mis pies, mientras lentamente di los pasos suficientes para acercarme a él.
_ ¿NO te gusta la idea de que compre lencerías?... -susurré mientras lo miraba entre mis pestañas, ya que tuve que subir un poco el rostro para mirarlo-. De Hacerlo sería para mostrártelas a ti...

Lo ví cerrar lentamente los ojos, tragando notoriamente saliva y luego lentamente abrir los ojos para mirarme. Ambos nos mirábamos fijamente a los ojos.

_ Isabella… -susurró, en ese momento ambos olvidamos que estábamos en la puerta de una de las tiendas mas exclusivas de victoria secret y que nos podían ver, La voz de Edward salió ronca-. Ya sabes de lo que soy capaz, así que… no pongas a prueba mi autocontrol… -yo tomé aire por la nariz y lo voté por la boca, sentí humedad entre mis piernas, ¡estaba enferma!, me estaba calentando con el solo hecho de escuchar su tono de voz, y ver en la forma tan penetrante que me estaba mirando. No me había dado cuenta de que estaba mordiendo fuertemente mi labio inferior, hasta que ví que llevó su dedo pulgar y rozó mi labio hasta que sutilmente lo liberó de mis dientes, su mirada estaba fijamente en mis labios, y yo moría porque los besaras, también bajé mi mirada a sus labios-.

En ese momento sentí que alguien me tomó del brazo. Y me jaló fuertemente.
_ Mierda, te dije que entraras de una vez… -dijo Alice apartándome bruscamente de Edward, entramos a la tienda, en donde yo, de manera furiosa, me zafé de su agarre, juro que era la primera vez que me enfadaba en serio con mi amiga-.
_ ¿Qué Mierda?... -le dije y quería pegarle, ella me miró horrorizada-.
_ ¿Se iban a besar en medio del pasillo de una plaza pública?... ¿acaso estas loca, Bella?... -ella me miraba asombrada-.
_ No. Te. Metas. En. Lo. Que. No. Te. Importa… -dije tratando de controlarme-.
_ ¿Edward y tú con que rayos están pensando?... recuerda quien eres… y quien es él… tal vez no te importa un nuevo enfrentamiento con tus padres, pero él está arriesgando mucho, Bella… -la miré y noté que había preocupación en su mirada, ella se acercó a mí-Dios, solo quiero que sepas manejar esto, estoy de acuerdo con que estés con él, se les nota que están súper enganchados, pero con cuidado amiga… al menos espera al domingo, serás mayor de edad, y Edward no estará violando la ley… sus problemas serán otros, al menos no legales…
_ Llevas razón… -reconocí dejándome caer en uno de los mueble que habían allí, me llevé ambas manos a la cara para dejar pasar mi frustración, me mataba la idea de que Edward se viera involucrado en problemas solo por mi culpa, Alice me dio espacio, la escuché decirle a alguien, que nos diera un chanse, ella se sentó a mi lado y me habló algo entusiasmada-.
_ Amiga… y que has pensado para tu cumpleaños… debemos hacer algo…

La miré.
_ Gracias a dios, al parecer mis padres no se acordaron… odié como a nada mi cumpleaños del año pasado…
_ No hables tonterías, Bella, ningún padre olvidaría el cumpleaños de su única hija…
_ Pues, unos padres normales, no los míos… si Reneé se hubiera acordado de el, ya tuviera planificado el circo que armó el año pasado, la verdad no estoy de humor para eso… me gustaría salir un rato, pero solo para compartir contigo, con Edward, y con las personas que en realidad si le importo, no todas esas personas que Renee invita, que en mi vida ni siquiera los he visto…
_ Descuida, este cumpleaños no será igual, te lo prometo, la mayoría de edad, debe celebrarle, a lo grande, como yo lo hice…
_ ¿Cómo lo hiciste tú?...
_ Echando un maldito polvo…

Ambas explotamos a reír…
_ Déjamelo a mí, yo me encargo de todo… esa noche amanecerás en mi casa… te cubriré para que te veas con Edward y te ayudaré para que pases la mejor noche de tu vida…


Yo solo me sonreí, al imaginarme pasando una noche con Edward.
_ Pues, cuento contigo… -le dije sonriéndome pícaramente-.
_ Entonces a comprar lencerías… y recuerda, antes del domingo nos merecemos un buen día de spa, masajes y depilación-.
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Compramos lencerías que eran para sustituir todas las que teníamos, eran muchas. De distintas formas, pero todas eran sexys. Cuando salimos de allí, íbamos full de bolsas. Edward sin decir nada nos ayudó y cuando llegamos al auto, Alice dijo que se le había quedado algo y se devolvió, yo no la acompañé, porque la verdad estaba muerta. Eran las 5 de la tarde. Edward se quedó conmigo y ambos estuvimos hablando de cosas sin importancia hasta que vimos regresar de nuevo a Alice con una tremenda sonrisa, la conocía y sabía que se traía algo entre manos, aparte de la pequeña bolsa que cargaba en una de sus manos.
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Edward y yo, llegamos a la Casa Blanca, luego de dejar a Alice en la suya. Mis ojos se abrieron como plato, al ver en la entrada principal de la casa las caravanas de autos, haciéndome saber, que mis padres habían regresado de Londres.

_ Mierda… -dijo Edward entre dientes y yo le miré asombrada-.
_ ¿Sabias que adelantarían su viaje?... o es que no nos dimos cuenta que los días estaban pasando… -afirmé lo último, la verdad sentía que estos días habían pasado volando-.
_ Emmet me ha estado llamando desde ayer y no le he contestado…
_ Edward… -yo jadee con dolor, mientras lo miraba, él me miró aterrado, ya estábamos aparcados detrás del ultimo auto de la caravana-. Júrame que con la llegada de mis padres, las cosas no van a cambiar entre nosotros…
_ Shhhh… tranquila… por supuesto que no va a cambiar nada, princesa…

Otra idea llegó a mi mente.
_ Estoy muerta… -puse cara de preocupación-. No debía salir de la casa, estaba castigada…
_ ¿No es esa la señora Cope?... -dijo Edward con duda-.

Y yo vi a nana, corriendo hacia nuestro auto, su cara era de horror, Edward y yo al mismo tiempo nos soltamos el cinturón y nos lanzamos del auto, nana llegó a mí, la pobre como llevaba unas libritas de más, estaba toda sofocada, tomó aire para hablarme.

_ Isabella, corre… he mandado a entretener a tus padres, no saben que estas fuera de casa, sube a tu habitación de inmediato y ponte ropa apropiada, anda!!!... -yo salí corriendo hacia una de las puertas que daba a la cocina, mis nervios estaban a mil-.
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Edward Pov.

Yo seguía en shock, hasta que escuché la voz amenazante de la señora Cope.
_ Y tú… a ver que le dices a tu hermano… está furiosísimo contigo… por no tomarles las llamadas…
_ ¿Llevan mucho rato en la casa Blanca?...
_ Gracias a dios, solo 20 minutos…
_ Gracias por cubrir a Bella…

La señora me miró de reojo.
_ Sube al despacho presidencial, Edward… y por favor… tú y mi niña compórtense… no imagino lo que se va a armar cuando la bomba explote…
_ Tranquila… -le dije a la señora mientras que me acerqué a ella y le di un beso en la mejilla, sin duda alguna esa señora se había ganado un espacio grande en mi corazón, amaba a Bella y por ende yo la adoraba-. Iré a ver que tal el ambiente…

Y me fui dejando a la vieja algo achocada por mi beso.     
Subí el ascensor y al llegar al piso en donde se encontraba el despacho, me encontré con Jasper y Emmet en la puerta, afuera, ellos tranquilamente hablaban entre ellos, cuando me vieron salir del ascensor, Jasper me sonrió, mientras que Emmet me fulminó con la mirada. Yo me acerqué a ellos con una sonrisa.

_ Ey, ¿Qué tal les fue?...
_ No seas imbécil, Edward y dime porque mierdas no me tomabas las llamadas…

Emmet estaba evidentemente furioso.
_ No vi tus llamadas… -le dije con naturalidad, mientras Jasper y yo nos chocábamos las manos y nos dimos un semi abrazo, saludándonos-.
_ Estas mintiendo… estas en rojo conmigo… -dijo Emmet, yo lo miré, si que estaba furioso, pero en cuanto escuchó esa voz llamarlo de lejos, su seño fruncido desapareció y miró por encima de mis hombros, dejando salir una sonrisa increíble-.
_ ¡¡Emmet!!... -gritó Bella tras mi espalda-.

Yo me giré para ver a mi bella correr a toda prisa hacia nosotros, era increíble la felicidad que reflejaba su rostro, ella pasó por mi lado y dio un saltito, haciendo que su cuerpo chocara con el de mi hermano, y que él la abrazara tan fuerte que yo fruncí el ceño, Emmet le dio vueltas en el aire, mientras reía como un maldito estúpido.

_ Mi niña, que alegría volver a verte… -Bella seguía aferrada fuertemente a sus brazos, y no entiendo que me pasó, ya que cuando vine a analizar mis palabras, ya habían sido tiradas con una evidente amenaza en mi tono de voz-.
_ Suéltala, ya, ¿quieres?...

Emmet borrando la sonrisa de su rostro, se tensó y lo vi depositar suavemente a Bella en el piso, ella me miró con algo de duda en su rostro, mientras que la sonrisa de Jasper era otro punto. 

Bufé ante mi maldita estupidez y me fijé en Bella, quien terminó por sonreírme con un brillo especial en sus ojos. Miré a Emmet, quien me retiró la mirada de mala manera y volvió a mirar a Bella, para sonreírle tiernamente. Mientras le hablaba, yo miré a Jasper y el maldito me miraba con una nota de burla en los ojos.

_ ¿Cómo has estado, pequeña?... -le dijo Emmet a Bella-.
_ Muy bien… -dijo ella sonriéndole a él, y yo metí mis manos en los bolsillo, para que no se dieran cuenta de que mis manos estaban convertidas en puños, era algo que no podía controlar, sabía de ante mano lo especial que era la amistad entre Emmet y Bella, pero nunca imaginé que llegara a sentir celos de mi propio hermano. La Verdad es que no quería a nadie cerca de ella, el solo hecho de verla sonreírle, mirarle y abrazarle de esa manera a otra persona que no fuera yo, me enfermaba-. Me dejaste en buenas manos… -dijo y ese comentario hizo que la mirada de Emmet se fuera nuevamente a mí, o claro, eran solo para mi, esas miradas de recriminación, reproche y enfado, pero cuando volvía  a mirar a Bella, era como si olvidara su malestar conmigo, estúpido Emmet de la mierda, si es cierto que mi relación con Rosalie era estrecha y que me encantaba fastidiarlo, cuando estaba cerca de ellos, pero yo le iba a ser entender que conmigo no podía jugar de esa manera, porque a diferencia de él, yo no lo iba a tolerar, gracias a dios él le habló a Bella mientras le acariciaba la mejilla con sus dedos, yo juro que me contuve para no apartarle su mano de el rostro de ella, con un manotazo-.
_ ¿Por qué no entras?... tus padres quieren verte…

Bella rodó los ojos y le sonrió mientras se apartó de él un poco. Yo no dejé de mirarla ni en un solo momento.
_ “Quieren verme”… -repitió ella con ironía-. Tú y tus ocurrencias… iré a verlos…

Dijo ella mirándome a mí, directamente a los ojos, me sonrió y miró a Jasper.
_ Whitlock… -ese fue su saludo-.
_ Señorita… -la voz de Jasper se escuchaba con respeto, pero igual con un poco de desden, ella sin darle importancia, giró el pomo y entró al despacho principal-.

Cuando la perdí de vista, miré a mi hermano, sacando mis manos de los bolsillos de los pantalones, y poniendo recto mi tórax, en posición firme, de oficial.
_ ¿Por qué no me tomaste las llamadas?... -dijo Emmet y noté que aunque seguía molesto, había bajado un poquitito la guardia conmigo-.
_ Déjalo en paz, imagino que esa chiquilla a debido dejarlo sin fuerzas estos días… -dijo Jasper con voz seria, pero cuando le miré, noté una sonrisa ladeada llena de malicia en sus labios, yo fruncí el ceño, y noté que cuando Emmet giró a mirarlo, Jasper cambio su semblante a serio, al parecer solo yo, me llevé el doble sentidos de sus palabras, porque Emmet volvió a mirarme, y hasta frunció el seño en señal de preocupación-.
_ ¿Te ha dado muchos tormentos?... -dijo Emmet con duda y preocupación, yo volví a mirar a Jasper, quien con una sonrisita maliciosa, me guiñó un ojo, yo no podía creer la maldita actitud de Jasper, al parecer Emmet notó mi expresión y volvió a girar para mirar a Jasper, quien antes de que Emmet volviera a mirarlo, cambió su rostro a serio, a aquel que siempre tenía de desagrado y fastidio, cuando se hablaba de Bella, Emmet me volvió a mirar-. ¿Edward?... -yo volví a mirarlo-.
_ No. Bella se comportó, ya te dije sobre el viaje de Maryland. Luego, nada fuera de lugar a ocurrido… -maldita sea, ¿Por qué mis ojos se fijaron nuevamente en Jasper?, quien me miraba con una sonrisa, mientras batía sus cejas de arriba a abajo, repetidamente, yo lo fulminé con la mirada y Emmet perdió la maldita paciencia-.
_ ¿Qué mierda con ustedes dos?... ¿acaso se están comunicando por señales a mis espaldas?...
Jasper se echó a reír y yo tampoco pude contener la risa.
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Bella Pov.

Cuando giré el pomo y entré al despacho, en donde sabía que encontraría a mis padres, observé, papá estaba tras su escritorio, hablando por teléfono, mamá estaba sentada en una de las esquinas del escritorio, con las piernas cruzadas, mientras observaba muy concentrada una revista de moda. Al cerrar la puerta detrás de mí, ambos, levantaron la vista hacia mí. Papá me sonrió con ternura, mientras mamá también sonriéndose, se tiró del escritorio, dejó la revista sobre él y apresuradamente se acercó a mí con una sonrisa, sorprendiéndome con un abrazo.

_ Isabella, dios…

Yo aunque en shock, respondí al abrazo algo tensa, mamá me separó de su cuerpo y me observó detenidamente, aunque no estaba vestida tanto a su gusto, ya que llevaba unos simples pantalones de mezclillas y una polera, ella me sonrió agradada. De seguro, algo malo iba a pasar.

_ De imaginar que me haría tanta falta verte, no te hubiera castigado… estoy tan feliz de que no haya recibido quejas de ti en estos cinco días… estoy impresionada, corazón… -yo mientras escuchaba eso, pensaba lo linda que era nana-.
_ Isabella… -dijo papá acercándose a nosotras, él se acercó a mí y me dio un abrazo afectuoso, yo se lo correspondí y luego lo miré-.
_ ¿Cómo les fue?... ¿Y los abuelos?...
_ Están muy bien… -dijo papá con una sonrisa burlona, mientras miró de reojo a mama-. Aunque no le hablaron a tu madre por tres días, creo que no le perdonaran que no te hayamos llevado con nosotros…
_ Vaaa… -bufó mamá mientras se alejaba de nosotros, rumbo de nuevo al escritorio-.

Charlie me miró detenidamente a los ojos, como buscando algo en ellos.

_ ¿Y entonces?... -dijo y yo fruncí el seño ante su mirada tan evaluativa-. ¿“cero” quejas… “cero” acusaciones… “cero” reproches de tu parte…?

Y allí comprendí la duda de mi padre. Mi actitud no era la misma, y allí, yo también lo comprendí, en otro momento, estuviera con una mala cara, molesta, malcriada, rebelde, pero no… yo estaba allí sin siquiera mirarlos de mala manera, por haberme abandonado esos cinco días, encerrada en esas paredes, a las que él sabía que odia con tanta fuerza-.
Solo me alcé de hombros, sin saber que contestar. ¿Qué le diría?... ¿Qué esos cinco días eran los mejores de toda mi vida?. Por supuesto que NO.

_ Estoy bien, papá…
_ ¿Estas bien?... -dijo frunciendo el seño-. No lo creo… acabas de llamarme “papá”…

Yo me sonreí ante la cara de poema de Charlie. Aunque sentía dudas, noté que una sonrisa amenazaba por salir de sus labios.

_ Eres mi papá… -a Charlie le brillaron los ojos de una manera especial, recordaba esa mirada en él, y era la que me daba cuando apenas era una niña dulce y nosotros no imaginamos que él llegaría a ser el Presidente de los Estados Unidos-.
_ Lo soy, solo es que…
_ Ya, ya, ya… -dijo mamá rompiendo el momento agradable entre Charlie y yo, ella se acercó a nosotros, y me tomó de la mano, llevándome a uno de los sofás y sentándome en ellos, ella se sentó a mi lado-.

_ A ver… -dijo extendiéndome la revista, a la que miré con duda, era evidente que era de moda-. Elige el que mas te guste…

Yo la tomé, y lentamente la hojeé mientras solo veía trajes muy finos y elegantes.
_ ¿Qué es esto, mamá?... -dije con duda-.

Mala pregunta, me dije mentalmente cuando escuché la respuesta.
_ Dios, Isabella, parecieras en las nubes… -dijo mamá algo exasperada-. Tu cumpleaños es en dos días… lo había olvidado, pero gracias a dios, la señora que contraté el año pasado para los preparativos de tu cumpleaños, me ha llamado, para preguntarme, si ella volvería a encargarse… -mientras mamá hablaba de lo mas calmada y natural, yo lentamente me fui poniendo de pies tan lentamente que creo que ella no se percató de que me apartaba de ella-. Le dije, que sí, no tendré que estresarme con nada, solo debo llevarte al modista esta tarde, para que te haga un vestido exclusivo, que sea despampanante… te verás como toda una señorita, digna de ser la hija del Presidente de Estados Unidos…

Cuando ella vino a terminar su oración, yo ya estaba parada, mas pálida que un papel, con la mano en el pecho, ya que estaba sintiendo que este, se me estaba comprimiendo, dificultándome con ello, la respiración de mala manera.

_ ¿Isabella?... -escuché la voz preocupada de mi padre, él no estaba cerca de mí-. ¿Estas bien?...

Reneé me miró y al ver mi cara, se paró de golpe del sofá.
_ ¡Por dios, no vayas a decirme ahora que no quieres una fiesta!... -dijo Reneé horrorizada-.
_ ¡Por supuesto que no quiero fiesta, mamá, al menos, NO, con esa gente tan patética!...
_ ¡Calla, no sabes lo que dices!... -gritó mamá molesta-. ¡Esa gente a la que le dices patética son Secretarios de Estados, Cónsules, Ministros, Senadores, Diputados, son Miembros del Gabinete, etc, etc. Son personas sumamente importantes la que van a asistir a tu fiesta!...
_ ¡¡¡Pues, NO, NO y NO!!!... -sabía que era un berrinche-. ¡No quiero a toda esa gente acá, no es justo mamá, si pensabas hacerme una fiesta debe ser con personas que yo elija, no con esas personas que ni siquiera conozco o si quiera me conocen a mí!...
_ ¡Deja, los berrinches, de niña malcriada, que no te estoy preguntando!... -dijo mamá molesta-. ¡Anda a cambiarte, que la modista nos está esperando!...

Dos lagrimas cayeron a mis mejillas, al saberme perdida… iba a ser igual que el año pasado. La peor noche de mi vida, mi cumpleaños fue a parar siendo una reunión de ministros y viceministros de papá. Recuerdo que esa noche lloré como nunca. Recordé las palabras de Alice, y se sintieron como un puñal que estaba siendo traspasado en mi pecho muy lentamente. “Descuida, este cumpleaños no será igual, te lo prometo, la mayoría de edad, debe celebrarle, a lo grande, como yo lo hice…

Miré a mi padre, esperando ver un abismo de esperanza en él, y cuando nuestros ojos se toparon, él me sonrió.
_ No estés triste, mi niña, Jacob estará acá…

Tragué en seco.
_ ¿Al menos podría invitar a Alice?...
_ ¡No!... -gritó mi madre molesta-. No quiero a esa muchachita aquí, la verdad, sabes lo problemática y necia que es, no perdonaría que arruinaran la celebración… anda, Isabella, ve cámbiate, que la modista debe estar esperándonos…

Yo salí corriendo hacia el ascensor que daba en el despacho de mi padre, las lágrimas ya corrían fuertemente por mis mejillas, sabia que allí nadie me vería. “Edward”… mientras corría hacia mi habitación, solo pensaba en él. Llegué a ella, entré, cerré la puerta y llorando me tiré en la cama a boca abajo.

Lloraba.
Lloraba.
Lloraba.      

Tal vez, el celebrar mi cumpleaños, debía significar para mí, un día común y corriente, si lo podía ver de esa manera, sabía que no me iba a sentir tan mal. Pero la verdad, es que me había hecho ilusiones de pasarlo con las personas que en verdad si me importaban. Me calmé al cabo de unos veinte minutos, volví a formar el caparazón que me hacia, para que las cosas no me afectaran, traté de cubrir con maquillaje mis ojos rojos e hinchados, me vestí al gusto de mi madre, y cuando ella mandó por mí, bajé sin resistirme. Cuando llegué al auto, noté que los Oficiales que nos acompañarían eran Jasper y Edward. Noté que Edward me miró fijamente cuando me vio salir de la casa, yo solo atiné a evadir su mirada, para que no comprobara que había estado llorando. Llegamos al súper lugar exclusivo de mi madre, en donde sin poner oposición, dejé que me tomaran las medidas, ni siquiera terminé de elegir el vestido. Igual ya no me importaba nada. Cuando salí, noté que Edward tomó el guía del auto, para tener facilidad de mirarme a través del retrovisor del auto, mi madre iba tan pendiente de su revista de zapatos, que ni siquiera se percató que Edward y yo nos mirábamos muy frecuentemente por el retrovisor. Cuando llegué a la casa, sin esperar a que me abrieran siquiera la puerta, entre subiendo las escaleras del porche y me dirigí al ascensor. Necesitaba llegar a mi habitación. Me iba a encerrar allí hasta que llegara el domingo. No sabía que horas eran, pero escuché mi celular sonar en la mesita de noche. Lo tomé y me lo llevé al oído.

_ ¿Si?...
_ ¿Por qué has estado llorando?... -dijo la voz contenida de Edward del otro lado. Al escucharlo fue como si mi corazón se relajara fuertemente-.
_ Edward… -susurré-.
_ Isabella, necesito verte… estar contigo… quiero saber que te pasa, poder estar contigo…

Las lágrimas corrieron por mis mejillas, al escuchar sus palabras.
_ Yo también necesito estar contigo… me siento tan triste…
_ Lo se, princesa… -dijo en un susurro-. ¿Por qué has estado llorando?... ¿Por qué no has salido de tu habitación?... sabes que con todas estas malditas cámaras que hay en esta casa, se me hace casi imposible estar contigo…
_ Lo siento… es solo que no he estado de animo para salir…
_ ¿Qué te pasa?... ¿puedo ayudarte en algo?...
_ Ya lo estas haciendo, te lo juro…
_ ¿Qué pasó?... -él insistió-.
_ Ya ves, la fiesta enorme que me tenían preparado mis padres… -dije mientras tragaba el nudo de mi garganta-. Cuando yo solo quería algo sencillo, con Alice, Emmet, Jake, Nana… contigo… con las personas que en realidad si me importan…

Ambos hicimos silencio por un buen rato.
_ No hay opción… es mi vida, y solo me queda acostumbrarme a ella…

Edward comenzó hablarme y sin darme cuenta, olvidamos el tema de mi cumpleaños. Al contrario, terminé riéndome con sus ocurrencias, y cuando eran las cuatro de la mañana dejamos de hablar. Dios, el hablar con Edward me hizo bastante bien.

Ese sábado me desperté como a las Once de la mañana. Fui levantada nuevamente por Alice, quien me dijo que Edward le había dicho que estaba algo deprimida, por lo que mi amiga insistió en que, saliéramos de la casa y nos divirtiéramos. Dios, lo que no esperaba era que Edward no nos iba a acompañar, ya que para desgracia, mía, de Alice y Jasper, Emmet asignó a Jasper a acompañarnos. Ni siquiera pude ver a Edward esa mañana. Mi día no pudo ser peor.  Alice no paraba de tirarle indirectas a Jasper, y ambos no dejaban de fulminarse con la mirada, y yo allí, dejando que la tristeza me embargara. Alice y yo volvimos de compras, y luego de los ruegos de Alice, quien me dijo tener una cita esa noche, recalcándolo mil veces, no me dio otra opción que ir al “spa” con ella.

Íbamos en el auto, ambas sentadas en el asiento de atrás, Jasper, iba conduciendo.
_ Vamos al Spa, amiga… -me rogaba Alice a mi lado, yo iba recostada toda desganada, mirando el capó del auto-. Please, please, please…
_ Alice, es tarde… -dije con tristeza-. Solo quiero llegar a casa…
_ Amiga, había apartado la cita, no podemos dejarla perder… era mi regalo de cumpleaños…
_ No estoy de ánimo, Ali, podemos ir en otro momento…
_ ¡Nooooo!... -dijo furiosa- Además también era un regalo para James, nos vamos a ver esta noche, y quería estar preparada…

Yo abriendo los ojos como platos, giré mi rostro, para mirar a mi tan indiscreta amiga, ella me miró con algo de vergüenza.
_ Ali… ¿James?... -recordé el chico guapo y simpático, que me presentó aquella noche Alice, ella me miró con una sonrisa en los labios, yo me sonreí con picardía-. Waooow, no sabia que estabas en esos planes con él… -le susurré para que Jasper no escuchara nuestra conversación-.

Ella también bajó un poco la voz. Pero era evidente que Jasper nos seguía escuchando.

_ La verdad es que no lo estaba, pero es que el tipo tiene una maldita fama… -dijo y ambas nos reímos divertidas-. Dicen las chicas que tiene buena maquinaria… -Jaajajajajja yo exploté a reír, Alice era increíble-. Y no solo se queda en la maquinaria, Bells, si no que tiene la potencia suficiente para tirar mas de tres en menos de 30 minutos… -yo me tapé la boca con ambas manos, sorprendida no solo por lo que decía Alice, si no también por su forma de hablar, Alice no era así, ella era discreta, no vergonzosa, pero igual esa no era su forma de expresarse, ni siquiera conmigo, que era su mejor amiga, ella continuó sin tapujos-. Tengo que probar esa maquinaria, sin duda, la verdad llevo malos recuerdos incrustados en mi memoria… necesito hacer el amor con un hombre que SI sea de verdad, un hombre… y que me haga borrar deslices que de solo recordarlos me doy asco de mi misma… -ella puso cara de asco al decirlo-.

Entendí a donde iba la cosa, cuando en ese momento, la voz de Alice fue absorbida por una música demasiado fuerte que retumbó dentro del vehiculo, ambas nos espantamos y miramos de golpe a Jasper, quien conducía a una, muy gran velocidad y había encendido el radio del auto a todo volumen. Alice se dejó caer en el asiento satisfecha, no se de que, yo me quedé en shock. La verdad Jasper nunca se había comportado de esa manera, frente a mí. Y que decir, que no pude contra Alice y terminamos en el Spa, la verdad valió la pena, porque terminé completamente relajada. Edward me llamó varias veces en el transcurso del día, solo para preguntarme, como lo estaba pasando, y en varias ocasiones infló mi pecho y llenó mi estómago de maripositas cuando me susurraba un “te extraño tanto” o un “quiero verte”… cuando le preguntaba a Edward porque el hecho de que no nos acompañara, solo dijo, que estaba resolviendo unas cuantas cosas con Emmet. Cuando le dije a Alice que necesitaba estar un momento con Edward, ella solo me dijo, que tomaba el riesgo de que volvieran a sacarme con Jasper. Eso me hizo revaluar la idea de salir en la noche.
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Me ví frente al espejo, mientras Nana, me ayudaba a cambiarme. Es que no podía creer que esa que estaba vestida y maquillada de esa manera frente al espejo era yo. Gracias a dios, mamá había contratado una estilista, la verdad el hecho de tener más de 24 horas sin ver a Edward y tirada todo el día, como un bulto en la cama, me habían colado de cabeza en la tarde. De tanto pensar en el hecho de que me esperaba la peor noche de mi vida, me había atacado una migraña increíble, me había tomado más de 5 analgésicos, los cuales solo me hicieron, dormir la tarde entera. Eran las 7 de la noche cuando empecé a bañarme, la estilista me dejó espectacular. Estaba asombrada de mi cambio. Era sin duda,  un antes y un después.

_ Estas preciosa… -escuché la admiración en la voz de nana, quien estaba parada detrás de mí-.

Yo solo me miraba al espejo asombrada. Luego una sonrisa se dibujó en mis labios.

_ Has crecido, mi niña… -dijo nana y yo vi lágrimas en sus mejillas, yo sonriéndome mas, la abracé fuerte-. Eres toda una señorita…
_ Lo soy… -dije y ambas nos sonreímos-. Ahora, solo me queda, poner buena cara, paras los periodistas presentes y hacer que mañana, en todos los periódicos nacionales e internacionales, aparezcamos en primera plana…

Nana me miró con temor, yo le sonreí, para darle tranquilidad…
_ Descuida nana… -repetí las palabras de Reneé-. “Solo me comportaré como toda una señorita, digna de ser la hija del Presidente de Estados Unidos…  




CON ANSIAS ESPERO SABER QUE LES PARECIÓ ESTE CAPITULO. A MI, EN REALIDAD ME HA GUSTADO, Y EL PROXIMO PROMETE SER MUY INTERESANTE. ASI QUE DEJENME SABER QUE LES PARECIÓ... BESOS Y ABRAZOS A TODAS AQUELLAS PERSONITAS QUE SIGUEN LA HISTORIA. ME HACE INMENSAMENTE FELIZ EL SABER QUE TANTAS PERSONAS SIGUEN LA HISTORIA. Y ME ALEGRA QUE EL OUTTAKE HAYA GUSTADO TANTO. AHORA MI AGRADECIMIENTO ESPECIAL PARA: LUCYLUCY, VALE, KUTYS, ANTAREZ, MUCHIII. GRACIAS CHICAS, SUS COMENTARIOS ME ENCANTAN Y EN OCASIONES ME HACEN REIR BASTANTE. SON INCREIBLES... BESOS Y ABRAZOS, GRACIAS POR COMENTAR...

4 comentarios:

  1. amis........ me fascinó...... la cara de Edward..... jjajajajajajajajajajajajajja, es la expresión perfecta....
    Jazz me encantó, fastidio a Edward que fue gusto y su reacción cuando están hablando bella y Alice.... jajajajajaja eso le pasa por metido.... jajajaj, me encanto amiga, besos y abrazos.

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  2. holaaaaaa la verdad estuvo divertido me encanto como todos lo capítulos la verdad ansió con ansias el siguiente me encanto la verdad ayyyy k le dará de regalo edward ayyyyyyyyy escribe rapidooooooooo jajajajaja te felicito soy tu fans (alabanza) jajajaj

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  3. woa, no habia podido entrar antes a internet, muy bueno la verdad que te quedo buenisimo. La que no me cae ni un poco es Rene, pero a Chrlie que le pasa, es su hija y se nota de que hace un esfuerzo por llevarse, aaaaa odio como la tratan y Emmet que se esta pasando tambien, voy a terminar odiandolos a todos jaja. Por favor continua pronto que la verdad que esta impresionante :)

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  4. Que super estan las imagenes!!!!!!!!!! y la cara de jazz me encanto!!! ya quiero ver como evolucionan este par (A&J) siguenos tu sacandonos esas risas con estos dos...
    y Ed... aahhhh que hombre! se buena con el no me lo hagas sufrir a la hora que se destape la holla porfis... y dale el mejor cumple de su vida a Bellita okis!! ya sabes con algo de accion al estilo Alice hahaha

    Besos
    KutisHN

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