CAPITULO XX.
Contigo...
Bella Pov.
La suavidad debajo de mí era sublime. Lentamente fui abriendo los ojos, para toparme con el techado mi habitación.
Me senté en la cama y miré detenidamente mi habitación. Fruncí el seño con duda. ¿Cómo había llegado hasta aquí?. Lo ultimo que recordaba era haber estado en la habitación de Edward, el… haberme quedado dormida en sus brazos… y al recordarlo una sonrisa se dibujó instantáneamente en mis labios. Me dejé caer entre las almohadas.
Y me cubrí con las sabanas. Dios, es que la felicidad que sentía no me cabía en mi pecho. Cerré los ojos, para recordar. Suspiré al ver como mi imaginación construía tan vividamente, su mirada, sus labios, sus manos, su toque, su… sabor… retuve inconcientemente la respiración cuando recordé la sensación que sentía, al tener su pene en mi boca, lo suave que era, lo delicado que fue conmigo. Me mojé los labios, dejando el labio inferior agarrado fuertemente con mis dientes. La noche anterior, había sido inolvidable… si a la noche anterior y a lo vivido en el hotel de paso, se le llamaba “preliminares”, ¿Qué sería hacer el amor con Edward?... solté mis labios con un suspiro.
_ Dejas salir otro suspiro de esa manera y pensaré que estas pensando en cosas impropias… -dí un respingo en la cama, mirando de golpe a mi nana, quien parada al pie de la cama, me miraba con una cara de pocos amigos y cruzada de brazos, ella continuó hablando con advertencia-. Y me veré obligará a pegarle, señorita…
Yo me eché a reír.
_ Jajajajajaja… -nana al verme reír con ganas, no pudo evitar dejar la postura de señora regañona y me sonrió con cariño, mientras se acercaba y se sentaba en la orilla de la cama, a la altura de mi cintura, ahora su mirada era especulativa-.
_ ¿En que estabas pensando, corazón?...
_ Pues… -dije mientras me sentaba y cruzaba los pies en forma como si fuera a meditar y la miré-. En que nunca imaginé que volvería a sentirme feliz, aliviada… completa…
Nana me sonrió con ternura, me miraba directamente a los ojos.
_ ¿Edward te hace sentir todo eso… te hace brillar esos ojitos de esa manera?...
Yo solo atiné a confirmárselo con un asentimiento de cabeza y una sonrisa.
_ Si… lo quiero, nani… me siento tan feliz con él… Edward es lo mejor que me ha venido a pasar en mi vida… es como si ya nada me importara, sol él, nani…
Nana me tomó de la mano y me la apretó, transmitiéndome su apoyo y eso hizo que me quitara las sabanas y me aventara para abrazarla fuertemente. Dios, me sentía tan feliz.
_ Estoy feliz de que te sientas así, chiquita… solo espero que todo salga bien… y las cosas no se compliquen… ahora a levantarse, que mandaré a Jessica con tu desayuno, y a que te prepare la tina, la señora Carmen viene hoy temprano…
Puse cara de fastidio mientras me separaba de nana. Ella me recriminó con la mirada.
_ Y no me mires así, hoy no te libras de tus clases…
Edward Pov.
Vestido sencillo. Eran las once de la mañana cuando terminé de dar el recorrido por las instalaciones de la casa blanca. Entré junto con otro oficial, en la habitación en donde se llevaba el control de todas las cámaras de la Casa Blanca. En donde veíamos a través de las diversas pantallas, la toma que hacían las cámaras que habían en el interior de la casa blanca. El hecho de saber que Bella estaba en ese estudio con su institutriz, me provocaba una ansiedad increíble por verla. Por lo que entré a esa habitación con la finalidad de sentarme y observar detenidamente la pantalla en donde la cámara, de dicho estudio, firmaba. Dentro de esta habitación habían varios oficiales, los cuales hablaban chabacanamente, era increíble, como entre ellos, no eran esos tipos todo estirados y derechitos, al pendiente de obedecer, aquí eran simplemente tipos comunes y corrientes, hasta divertidos. Yo me senté y busqué entre todas las pantallas, hasta que encontré la del bendito estudio. Y allí estaba ella… una sonrisa suave se dibujó en mis labios. Ella estaba sentada detrás del gran escritorio de su padre, con su ceño levemente fruncido mirando detenidamente un librillo que estaba en el escritorio, frente a ella. Estaba tan concentrada.
Tenia un lápiz en la mano, como estaba recostada un poco hacia delante, su pelo suave y lizo, el cual estaba recogido en una cola de lado, caía hacia delante, cubriendo parte de su rostro. Apreté fuertemente mi puño, al sentir la necesidad de estar allí y colocárselo detrás de la oreja. Isabella estaba tan hermosa. Lamentaba el verla a través de esa pantalla, tan lejos de mí. Quería poder estar a su lado, para tocarla, acariciarla, besarla… olerla… tomé suficiente aire por la nariz y lo voté por la boca, sentí la mirada de algunos de los oficiales en mí, pero luego volvieron a perder interés sobre mi. La ví, llevar la punta del lápiz a sus labios y aquello me hizo fruncir el seño. Ella dejó de prestar atención a su librillo y se echó para atrás, recostando su espalda, del espaldar de la silla, echando su cabeza para atrás, cerrando los ojos y sacando el lápiz de sus labios, para morderse el labio inferior.
_ No hagas eso… -susurré para mi mismo, sin dejar de mirarla-.
Ella parecía tan absorta en sus pensamientos. Una sonrisa se dibujó en sus labios y vi como la borró de golpe, al mismo tiempo que daba un pequeño respingo en el sillón. Ella miró para un lado y fue cuando noté la presencia de otra persona en la habitación. Era una señora, mayor, quien la miraba enfadada y cruzada de brazos. Bella puso cara de preocupación, mientras la miraba fijamente. Lamentablemente no podía escuchar lo que hablaban. Mierda! Estaba enfermo, lo se. Vi en sus ojitos una nota de enfado, ella miró de manera fulminante a la señora y luego volvió a tomar el lápiz, volviendo a tomar la postura de concentración en el librillo. La señora la miró por unos segundos más y luego volvió a darse la espalda para sentarse en un sofá tomando un libro e enfrascándose en alguna lectura. Noté que Bella le miró fijamente, era como si se estuviera percatando de que ésta, estuviera concentrada. Yo sonreí, al ver como ella sin apartar la mirada de la vieja, de manera lenta sacó de su pantalón algo. ¿Qué hace?. Me pregunté. No pude ver que tenia en sus manos, porque ella soltó el lápiz y llevó la otra mano abajo del escritorio junto a la otra, en donde la señora no podía verla, yo apenas podía verla y era porque la cámara estaba en lo alto, pero no lograba ver que estaba haciendo, bajó su cabeza y la vi concentrada en lo que hacia debajo de su escritorio. Fruncí el seño al sentir la necesidad de saber que mierdas era lo que estaba haciendo, cuando sentí que mi celular me timbró, haciéndome saber que acababa de recibir un mensaje. Aparté la mirada de la pantalla, para sacar de mi pantalón mi celular. Busqué el mensaje.
Isabella Swan: “Quiero verte, no dejo de pensar en ti”
Al comprender que me acababa de dejar un mensaje, una carcajada salió de mis labios. No porque era gracioso, si no de felicidad.
Ella estaba pensando en mí. Miré a la pantalla y la vi tan concentrada en su cuaderno que no pude dejar de sonreír. Rápidamente tecleé un mensaje. “concéntrate pequeña, que yo también muero de ansias porque salgas de allí, deseo verte también y… tampoco logro sacarte de mi mente” le di a enviar y me fijé en ella a través de la pantalla, ella se removió en su silla y puso (supongo que el celular) porque aun no lograba verlo, debajo del escritorio, la vi concentrada, leyendo el mensaje y mi corazón dejó de latir cuando la vi sacar esa hermosa sonrisa en sus labios. Yo me sonreí igual que ella. Dios, parecía un adolescente igual que ella.
Ella no borraba su sonrisa de sus labios y estaba tan concentrada en el celular, que se descuido con la vieja. Bella volvió a dar un respingo en su silla y sin borrar la sonrisa de sus labios, le dijo algo a la señora, mientras se colocó el celular discretamente en el pantalón y tomaba su lápiz, para concentrarse nuevamente en su cuaderno.
_ Está de buenas esta mañana… -ahora fui yo quien di el respingo, cuando escuché esa voz detrás de mí, era el oficial Marcos, nunca había cruzado palabras con él, yo lo miré a través del hombro, para fijarme que el señor miraba detenidamente la pantalla, que antes miraba yo.
Me fijé en el tipo, era un hombre alto, mayor y a simple vista se notaba algo poco sociable-. Me refiero a la niña… -fruncí el seño, al notar que el tipo se había estado fijando en Bella-. Suele poner de cabezas a esa pobre mujer…
No dije nada, solo volví nuevamente mi vista a la pantalla, Bella parecía concentrada en su cuaderno, el señor, quien seguía parado detrás de mí, continuó con su monólogo.
_ Al parecer… fue buena idea, el que Emmet te designara como custodio de la chiquilla, ella parece menos rebelde… -yo fruncí mis labios, él no me veía porque estaba a mi espalda-. Sabía que no era tan desagradable como todos los Oficiales la pintaban… nadie quería hacerse cargo de su seguridad… solo yo me ofrecí al puesto… -hizo silencio y yo a la vez que fruncía el ceño, giré mi rostro por encima del hombro para mirarle, noté algo extraño en la mirada del tipo, tal vez rabia, tal vez descontento, no se que, pero que cosa, que él no me miraba a mí, seguía mirando fijamente la pantalla, en donde imaginaba que miraba a Bella-.
_ Estaba casi seguro que me designarían a mí… pero tu apareciste de la nada… -me miró de golpe y al toparse con mi mirada, ví que su mirada se suavizó y hasta esbozó una sonrisa agradable, mi ceño seguía fruncido, él me dio una palmadita en el hombro, para relajar el ambiente-. Pero gracias a dios que Emmet te eligió a tí, has hecho muy bien tu trabajo… eres demasiado joven… pero eres demasiado bueno en lo que haces, muchacho… te felicito…
_ Gracias… -dije entre dientes, mientras me ponía de pies-.
.
.
.
Bella Pov.
La vieja bruja de Carmen me dejó salir del maldito estudio como a las dos de la tarde. Estaba súper molesta con ella. Ni siquiera, me despedí de la vieja, aunque debía reconocer que casi nunca lo hacía, casi troté hacia el ascensor, debía ir a mi habitación rápidamente, a ducharme y cambiarme, ni muerta lo dejaría verme en esta facha.
Moría de ansiedad por ver a Edward. Casi no logro conseguir concentrarme en las clases. Es que no lo veía desde anoche. Una vez en el ascensor me recosté de la pared y busqué nuevamente mi celular.
Edward Cullen: “concéntrate pequeña, que yo también muero de ansias porque salgas de allí, deseo verte también y… tampoco logro sacarte de mi mente”
Sonreí como tonta. Sus palabras no dejaban de afectarme. Lo había leído más de 20 veces, y la sensación que provocaban aquellas palabras dentro de mí, eran difíciles de explicar y procesar. Solté su nombre en un suspiro. Dios, estaba tan enamorada de él que hasta me sorprendía de mis propios sentimientos. Las puertas se abrieron, y salí rápidamente del ascensor. Frené mi caminar de golpe al fijar mi vista a los lejos y ver a Edward parado en la puerta de la habitación, recostado de ella y de brazos cruzados, noté que ambos nos vimos al mismo tiempo. Un cosquilleo extraño se instaló en mi cuerpo, y noté que él votó la posición relajada que tenía, soltando sus brazos, y separando su espalda de la puerta tan lentamente. Estaba tan hermoso, vestido de negro, casual y a la vez algo formal. Sus ojos estaban fijos en mí.
Noté que me miró de abajo arriba y una sonrisa hermosa, ladeada y algo pícara salió de sus labios, yo supuse que me coloré, porque sentí el calentón que eso provocaba en mi cuerpo entero. Lentamente inicié mi paso hacia él. Me maldije, por el hecho de haberme puesto lo primero que encontré esta mañana.
_ Hola… -lo saludé en un susurro cuando me vi frente a él, él seguía mirándome de igual manera, con esa maldita sonrisa, que lo único que me provocaba, era quitársela con un maldito beso-.
_ ¿Llegaste a concentrarte?... -dijo mirándome con un brillo especial en los ojos, con esa mirada que me mataba, ¿era posible que una persona te gustara tanto? “si, si lo es”-.
_Supongo que sí… -dije y noté que él se echó a reír, yo me estaba sintiendo algo incómoda, a mí me afectaba el solo hecho de verlo y en cambio él, se notaba tan tranquilo, tan feliz, tan hermoso, lo ví mirar detrás de mí, pero a la altura del techo, su expresión fue extraña, en segundos la cambió de temor a frustración, yo estaba tan absorta en sus expresiones, que no me llamó la atención el ver que era lo que miraba, de repente su mirada volvió a mí, pero aunque me miraba con el mismo brillo, su sonrisa había desaparecido-.
_ Anda, nena… -dijo mientras se apartaba de la puerta-. Cámbiate y salgamos de aquí…
Siempre su tono mandón, pero en esta ocasión no me importó. Solo moví la cabeza positivamente, mientras pasaba por su lado, para abrir la puerta, cuando giré el pomo, escuché que me llamó, y me giré para verlo.
_ No te tardes, por favor… -me suplicó y aquello fue suficiente para que en mis labios, se dibujara una sonrisa, él también me sonrió, y yo entré a la habitación rápidamente-.
.
.
.
Un baño de unos cortos minutos, corrí por mi habitación como una desquiciada buscando que ponerme, en este momento extrañé a mi amiga Alice. No sabia si vestirme al estilo “Yo” o al estilo “Hija del Presidente”. Y la verdad me decidí por lo primero.
Luego de recibir el mensaje de Edward, de que estaría esperándome en el garaje, tomé uno de mis bolsos rojos, mis gafas, mi celular y salí casi corriendo de la habitación. Me metí en el ascensor y agradecí al cielo, cuando vi que sus puertas se abrieron en el sótano. Nunca me había percatado de que estos ascensores fueran tan lentos. Salí y ví a Edward junto a su volvo, era bueno que a él no le gustara utilizar los autos de la Casa Blanca, porque dentro de su volvo y con él a mí lado, me sentía una persona común y corriente. Él al ver que mis pasos eran lentos, caminó hacia mí, y para mi sorpresa al llegar me tomó de la mano, para apresurarme a caminar rumbo a su auto. Yo me descoloqué un poco, cuando lo ví abrirme apresuradamente las puertas del copiloto, y sin decirnos nada me subí al auto, él cerró la puerta y casi trotó para llegar a su lado. Encendió el auto y salimos de la casa blanca.
Ambos íbamos callados. Apenas llevábamos un minuto lejos de la Casa Blanca, cuando ví que Edward dio un fuerte viraje, estacionando el auto en una orilla de la carretera. Yo con el corazón en la boca, le miré con los ojos abiertos como platos. Ví que este de manera apresurada apagó el motor y se quitó el cinturón al mismo tiempo. Todo fue en segundos, lo ví inclinarse hacia mí, él mismo presionó el botoncito rojo, y me quitó el cinturón de seguridad, mientras con su voz ronca me decía “ven aquí, por favor”. No solo fue su voz ronca, si no en la forma tan necesitada que lo dijo, lo que provocó que un cosquilleo se instalara en mi bajo vientre. De manera ansiosa, colocó ambas palmas de sus manos en mis mejillas y acercó mi rostro hacia el de él.
Inmediatamente nuestras pieles hicieron contacto, mi cuerpo reaccionó, provocando esa sensación de calor, electricidad y necesidad, que incitaba que mis pantys se humedecieran y mi sexo se contrajera. Edward no me dio chance alguno a procesar aquellas sensaciones, ya que con un hambre voraz, atacó mis labios. Su lengua no pidió permiso, si no que de manera brusca, pero a la vez suave, se introdujo en mi boca, haciendo que un jadeo saliera de mis labios, una de las manos de Edward abandonó mi mejilla, para irse arrastrando, por todo mi costado, provocando que mi piel quemara ante se toque, y se estacionara en mi cadera, sujetándola suave pero de manera consistente, como si su vida dependiera de ello. Nuestras lenguas danzaban tan deliciosamente, su lengua era suave, húmeda, deliciosa. Un jadeo salió nuevamente de mis labios al recordar la vez que la sentí en mi sexo. Mierda!, me estaba humedeciendo demasiado, Edward tragó mi jadeo, y sostuvo con un poco mas de firmeza mi cadera, la maldita incomodidad no ayudaba para nada. Edward lentamente apartó sus labios de los míos, pero para bajarlos a mi cuello, yo eché un poco la cabeza hacia atrás, dándole más acceso a mi cuello. Su lengua y sus labios, se sentían increíble. Sentí su aliento en mi oído, me besó el lóbulo de mi oreja, mientras me susurraba “Me vuelves loco”. Otro gemido salió de mis labios, y fui yo quien llevando mis temblorosas manos a su nuca, busqué sus labios y lo besé ansiosamente. Estaba que picaba de caliente. Mi respiración se atoró en el pecho cuando sentí que la mano de Edward soltó mi cadera, para dirigirse al botón de mi pantalón… ¿Qué pretendía?, no lo se. Pero le daba gracias a dios que estuviera haciéndolo. Mientras nos besábamos, él de manera diestra me soltó el pantalón y me bajó el cierre.
_ Ven acá… -dijo y mierda, su voz estaba tan ronca. Edward tenia demasiada experiencia, es que sus movimientos eran tan experimentados y precisos, porque la incomodidad de estar en el auto, se fue al mismísimo coño, cuando sus manos luego de soltar mis pantalones, me tomaron por las caderas y él mismo rápidamente me acomodó a tal punto que me pasó a su asiento, pero él se colocó con la espalda recostada de la puerta de él, y me sentó sobre sus piernas, en la misma posición en la que se encontraba él. Ambos extendimos los pies, sobre el asiento del copiloto. Provocando que mis nalgas quedaran justo enzima de su grandiosa erección, la cual se sentía demasiado dura. Ambos gemimos al contacto. Edward sin preámbulos, introdujo su mano por dentro de mi pantalón, por dentro de mis pantys, haciendo que yo me arquera y me moviera un poco sobre él. Me coloré más de la cuenta al sentir como sus dedos resbalaron ante mi evidente humedad. Edward dejó caer su frente en mi nuca. Su respiración se escuchaba demasiada acelerada. Su dedo mayor se movió lentamente sobre mi clítoris, en un movimiento de sube y baja.
_ Me encanta sentirte tan mojada, nena… -dijo y su voz se escuchaba amortiguada por mis cabellos, él hablaba mientras su dedo no dejaban de moverse, yo con mis ojos cerrados, apretaba fuertemente los dientes en mis labios-. ¿Quién rayos tuvo la grandiosa idea de que te depilaras de esa manera?...
Yo jadee. Su frente hacia presión en mi nuca, mientras agregó su dedo índice, para acompañar al mayor y presionándolo un poco mas, dentro de mis pliegues.
_ Eres suave… sabes deliciosa, Bella… -yo jadee y fue cuando sentí que Edward con su mano libre la llevó a mi estómago y la fue subiendo, por debajo de mi franela, hasta llegar a mis sostenes, los acarició por encima de la tela, y sentí como mis pezones estaban reaccionando ante su tacto, endureciéndose. Menos mal que los vidrios del auto eran oscuros-. Logras ponerme de una manera que…
Calló y yo sentí que no iba a soportarlo, me humedecía más y los dedos de Edward rodaban cada vez mas hacia abajo, llegando hasta mi entrada. Yo volví a moverme sobre él, y lo escuché gruñir.
_ No te muevas, preciosa… no te muevas porque vas a lograr sacármela en los pantalones…
Mierdas, estaba a mil, la voz ronca de Edward me estaba enloqueciendo y que decir de sus dedos, quienes estaban tomando mas velocidad, provocando que me lubricara mas con mis propios jugos.
_ Quiero escucharte, Isabella… quiero escucharte decir mi nombre… -yo jadee al sentir que me tensaba, los dedos de Edward bajaron la velocidad del movimiento, Edward agregó su dedo anular para rodar suavemente sus tres dedos de manera desquiciadamente lento, desde mi clítoris, siguiendo suavemente hasta llegar a mi entraba y como pudo, sus tres dedos entraron en mi cavidad, provocando que mi cuerpo se contrajera-. Eres tan estrecha, preciosa, que de imaginarme dentro de ti siento que voy a morir… muero de pensarlo… -dijo entrando y sacando lentamente sus dedos en mí, me incomodaba un poco, pero la sensación cubría cualquier malestar-.
_ Ed…wa…rd…
_ Dime preciosa…
_ ¡MIERDA!... -jadeé al sentir el primer latigazo del orgasmo, mi cuerpo se tenso por completo-.
_ Relájate… -me pidió, sacando mi mano de mi pecho y rodeando con ella mi cintura, haciendo que mi nalga se presionara mas con su miembro, puta madre, estaba demasiado duro-. Relájate… -decía y era evidente que su mandíbula estaba apretada, llevó su boca a mi oído para susurrarme palabras, que lo que hicieron fue acelerar mi orgasmo-. Voy a sacarte los dedos…
_ Noooo… -le supliqué para que no lo hiciera, sus movimientos seguían, y aunque no los entraba tan profundo, ya me sentía al borde-.
_ De seguir, puedo romper la maldita barrera con mis dedos, Bella… no quiero eso…
_ Ahhhh… -dije tensándome-. Edward… me voy a correr…
_ Quiero sentirte… te deseo, Isabella… quiero saber que se siente el estar dentro de ti… esto me esta volviendo loco… me voy a correr en los pantalones… córrete, córrete, por favor… hazlo ¡Ya!... -me ordenó de manera torturada y mi cuerpo se comenzó a sacudir, haciendo que Edward sacara sus dedos de mi cavidad y comenzara a frotarlos rápidamente en mi clítoris, provocando que mi orgasmo se extendiera mas aun-.
_ Ahhhh, Ed…wa…rd…
Nunca había sentido mi cuerpo tan debilitado como lo estaba sintiendo en este momento, Edward sacó lentamente sus dedos, y como estaba a mi espalda no vi lo que hizo, solo se que lo llevó su mano a la altura de sus labios, yo cerré los ojos, mientras trataba de calmar mi respiración.
_ Sabes tan bien, mi reina… amo probarte… amo sentirte… y verte cuando te corres…
.
.
.
¿Cuánto tiempo duramos en aquella posición?... no lo se. Solo estaba conciente que sentada en las piernas de Edward, este me abrazaba, provocando que mi mundo dependiera solo de su agarre. Nunca imaginé sentirme como me sentía cuando lo tenía cerca de mí. Luego de unos treinta minutos, volvimos a coger camino, aunque no fuimos muy lejos. Porque al ver donde Edward se estaba estacionando, una sonrisa inmensa se dibujó en mis labios. Estábamos justo frente al Meridian Hill Park.
Quise morirme, ese parque era uno de mis preferidos, pero casi no lo visitaba. Pero el que Edward me trajera allí, me encantaba. Parecía una niña de lo entusiasmada que estaba, mientras Edward y yo recorríamos el inmenso parque, caminando, conversando, comiendo chucherías, hasta caminamos un buen tramo, tomados de la mano. Sus dedos, eran tan calidos, y la sonrisa que me regalaba de vez en cuando me desarmaba, nunca imaginé que podía enamorarme de aquél seguridad arrogante que conocí y que soportaba tan poco en un principio. El lugar era hermoso.
La felicidad no cabía en mi pecho.
Edward Pov.
Sabia que el estar tras unas malditas rejas, no era suficiente para lo que me merecía. Estaba acostado en mi cama aboca arriba, recibiendo los malditos reproches de mi conciencia. Luego que nos cayera la noche en el parque, traje a bella hasta la casa, la pobre se veía tan cansada que no puso resistencia cuando la llevé directo a su habitación. En su carita era evidente que estaba muerta de cansancio. Yo en cambio, desde que entré a mi habitación, me entre a la ducha, con la finalidad de deshacerme del maldito problema que me estaba causando esta niña. Sabía que mis actuaciones no eran para nada correctas, pero es que en mi vida, nunca he sido un tipo controlado ni mucho menos correcto. Estaba pisando hondo, lo sabía. Pero es que Isabella me estaba matando. Estaba loco por ella y sentía que mi conciencia y mi autocontrol se perdían, cuando se trataba de ella. No entendía, por mi cama han pasado miles de mujeres y nunca me habían puesto como me pone esa niña. Cerré los ojos, para recordar su sonrisa sincera, como se emocionó al ver el parque, como disfrutamos la tarde juntos, hablando, conociéndonos, jugando como si fuéramos adolescentes, al menos yo no lo era. Ella era una chica especial. Y lo estaba demostrando, por lo rápido que se estaba colando tan dentro de mí. Su inocencia me mataba, pero también el hecho de que supiera ser tan mujer cuando estábamos en aquellos momentos. Mi celular volvió a vibrar y lo miré. Emmet me había llamado con bastante insistencia en las últimas horas y yo por nada del mundo estaba en ganas de escucharlo. Por eso no le tomé la llamada.
.
.
.
Bella Pov.
_ ¡¡¡ Eres una mala amiga!!!... -desperté de golpe al escuchar el grito de Alice tan cerca de mi oído-.
_ ¿Alice?... –dije un poco somnolienta-.
_ ¿Recuerdas mi nombre?... -cuando adapté los ojos a la claridad, divisé a una Alice súper enfadada cruzada de brazos-.
_ ¿De que mierdas me hablas?... -dije mientras me sacaba las sabanas y me ponía de pies, caminando hacia el baño, Alice me pisaba los talones-.
_ Ya ni me llamas… -dijo con voz triste-. Me tienes abandonada… mira, yo hoy, hasta me escapé del instituto para verte…
Sonreí.
_ Lo siento… he estado muy ocupada… -dije mientras una sonrisa picara se dibujaba en mis labios, puse el jacuzzi a coger agua, Alice me miró con picardía, mientras se sentaba sobre la tapa cerrada del retrete-.
_ Si me dices como, te perdono el que me tengas abandonada…
Yo sonreí mas inmensamente, mientras echaba esencias en el jacuzzi. Me sonreí mientras me sentaba en el borde del jacuzzi y la miraba.
_ Con Edward… -suspiré-. Mierda Alice, me tiene loca… estoy enamorada de él…
Casi me caigo de espalda en el jacuzzi, del susto, ya que el grito y salto que dio Alice me espantó, maldita duende.
_ ¡Eeeeeeeee!... -dijo aplaudiendo y dando saltitos, estaba feliz, y eso me hizo sonreír enormemente-. Que bueno que te has enamorado, amiga, la verdad te hacia falta… pero cuéntame… -dijo mientras se acuclillaba con interés frente a mí-. ¿Lo has besado?...
_ Más de lo que te imaginas… -Alice abriendo los ojos como platos se dejó caer sentada en el piso, yo reí a carcajadas-.
_ ¿También le gustas?... ¿Te lo ha dicho?...
Yo fruncí el seño y la miré con duda.
_ ¿Dice algo que en varias ocasiones le haya provocado tremenda erección?...
Alice abrió los ojos inmensamente mientras tapaba su boca con la mano, yo me eché a reír. Ella tragó en seco y con la boca aun tapada preguntó.
_ ¿Tercera base?...
_ Segunda…
Alice se puso de pies e hizo el intento de quitarse la camisa.
_ ¡¿Qué haces, Ali?!... -dije sin entender-.
_ La que necesita bañarse soy yo…
Yo me eché a reír.
_ No seas babosa y salte, que me quiero bañar… debo salir rápido de esta habitación…
Alice me miró ansiosamente.
_ No creas que no me contarás lujos y detalles… báñate, yo mientras, te elegiré la ropa, que debemos ir de compras… has de cambiar tu lencería… -yo sonreí-.
AGRADECIMIENTOS ESPECIALES PARA: SABI-CHAN, MUCHII, LUCY, ANTAREZ, VALE, Y ANONIMO. GRACIAS POR COMENTAR Y SEGUIR MI HISTORIA. LES TENGO UN PEQUEÑO REGALITO PARA EL MIERCOLES DE LA SEMANA QUE VIENE, ASI QUE DEN LA VUELTECITA POR EL BLOGS. ESPERO SUS COMENTARIOS. GRACIAS Y ME ALEGRA QUE LE VAYA GUSTANDO CADA VEZ MAS LA HISTORIA. BESOTES Y ABRAZOS PARA TODAS LAS QUE ME SIGUEN...
AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH POR DIOS CADA DÍA ESTA MAS INTERESANTE Y MUYYYYY BUENA LA HISTORIA AHH POR DIOS ESPERO CON ANSIAS EL MIÉRCOLES EHHHHH Y NO TIENES NADA K AGRADECER LA VERDAD ME GUSTA MUCHO COMO ESCRIBES COMO SABES LLEVAR LA HISTORIA SIGUE ASI POR FAVOR
ResponderEliminarJAJAJAA
AMIS............... Me ENCANTA como quedó, por Dios me fascinan las imágenes, como siempre muy ilustrativas....... no se como Edward se puede resistir después de tanto deseo reprimido..... y le va a contar a Alice todo.... o Dios.... me fascina amiga, eres genial escribiendo.... besos y abrazos..... :D
ResponderEliminarMuy bueno, la verdad que escribis de una forma que da verdadero gusto leerlo. Espero el miércoles ahora, lástima que hoy sea domingo. Una pregunta vos me mandas el adelanto al mail? porque no me llega nada, por las dudas te lo dejo de nuevo: valer2202@gmail.com gracias y segui asi :)
ResponderEliminarWOW¡¡¡ cada vez lo haces MEJOR=) ...me encanta me puse a bailar cuando vi que actualizastejajaj por dios cuanto deseo repimido ¡¡QUIERO QUE EXPLOTE¡¡ jaja..espero el miercoles BSS
ResponderEliminarmuchii=fiammailoveedwardcullen...como quieras llamarme;)
buuuuueeeennniiissssiiimmmoooo
ResponderEliminarme encanta la historia y el enamoramiento de tu custodio la amo
AAAAAAAAAAAH! me encanta en serioooo! me gusta qe Alice vuelva a aparecer! Antes leia en FF pero como tenia qe estar viendo la fotos pues me e pasado aquiii!
ResponderEliminar