LA HIJA DEL PRESIDENTE

domingo, 2 de octubre de 2011

Capitulo VII

CAPITULO VII.
¿BANDERA BLANCA?

Edward Pov.

Mi cara fue de pánico al ver en el lugar que me estaba estacionando. El lugar se veía al reventar, es que había una fila de más de 20 personas por entrar al lugar, y no cualquier persona, las pintas decían que el lugar no era indicado para Isabella. Las personas miraban sin pestañar el auto, mierda ya estábamos llamando la atención. Dios, no había apagado ni siquiera el motor del auto cuando escuché la puerta de atrás cerrarse.

_ ¡OH, mierda!... –grité cuando vi que Alice e Isabella iban rumbo a la entrada del local, apagué el motor, arranqué la llave y prácticamente me tiré del auto, corrí hacia ellas y de manera brusca tomé a Isabella del brazo, girándola hacia a mí. ¿Qué carajos… acaso le gustaban los problemas?, pues los iba a tener... ambos nos miramos con la misma ira.   
_ ¿Qué mierda hace? ¡Suéltame!... –me gritó mientras trataba de zafarse de mi agarre, yo se lo impedí-.
_ ¿Qué mierda hace usted?... –nunca en mi vida había aprendido a controlar mi ira y para este momento ya estaba furioso, ¿acaso no podía cooperar con su maldita seguridad?-. …¿acaso piensa que la voy a dejar entrar a ese lugar?...

Sabia que no era la forma de hablarle, ella se sorprendió a tal manera que sus ojos se abrieron de manera enorme. De manera brusca se soltó de mi agarre, yo noté que todos en la fila nos estaban mirando, los hombres la veían a ellas como carne fresca, por mas que Isabella quería pasar desapercibida, llenándose de todo ese maquillaje y poniéndose ese tipo de ropa, por encima se le notaba que era una niña fina y consentida, la delicadeza se ve por encima de la ropa, al ver en la manera que nos estaban mirando, yo me coloqué frente a ella y la miré fijamente, me encantaba verla enojada, igual debía ponerme fuerte, si creía que podía manejarme a su antojo, estaba equivocada, y se lo iba a demostrar. Su respiración era agitada, pude notarlo en su pecho, ya que subía y bajaba.

_ Recuerde su puesto, Oficial… -me dijo entre dientes y noté su oculta amenaza, odiaba que tomara esa actitud prepotente, alguien debía ponerla en su puesto, y ese iba a ser YO. Lo iba a ser aunque me jugara mi trabajo-.

_ ¡Por supuesto que lo recuerdo!... –dije mientras que de manera brusca terminé el espacio que había entre su cuerpo y el mío, la tomé por la cintura y sin duda la niña no pesaba nada, me la tiré al hombro, mierda tuve que sujetarla fuertemente, sus puños golpeaban mi espalda y fuerte que daba, movía sus piernas insistentemente, al llevar puesto, ese maldito vestido y tenerla en esa posición me imagino que les regalé una buena vista de su trasero a esos malditos, los cuales comenzaron a mirar con lujuria y silbar, a pasos grandes me dirigía al auto, escuchaba la risa de Alice a mi lado, pero yo no miraba a nada mas que no fuera el auto, Isabella gritaba uno y mil improperios.

_ ¡¡¡MALDITA SEA SUELTAME, MIERDA, QUE ME SUELTES, ERES UN IMBÉCIL, MAL MACIDO, ERES UN ATREVIDO E IRRESPETUOSO, PATAN, ¿Quién MIERDAS TE CREES PARA TOCARME? CUANDO ME BAJES ME VAS A CONOCER, PATAN, PATAN… ALICE, ALICE…!!!... –la risa de Alice desapareció cuando yo llegué al auto y la puse en el suelo, para abrir la puerta, fue cuando sentí aquella bofetada que reaccioné-.

Abrí los ojos sorprendido por el golpe. Y esto si que no se lo iba a tolerar, de manera brusca la tomé del brazo y la pegué del auto, haciendo que su espalda chocara con el auto, con mi cuerpo la acorralé de manera que nuestras caderas se pegaron, la miré a los ojos, y lo que mas me enfureció, fue no ver en los de ella arrepentimiento alguno, por lo que había hecho, allí estaba la chiquilla malcriada e imponente que se creía, sin darme cuenta traté de acercarme mas a ella, pero era imposible, fue cuando sentí el calor de su cuerpo golpear el mío, ella soltó un jadeo de sus hermosos labios y yo bajé mi mirada a ellos, para verlos detenidamente, estaban pintados de un rojo que los hacia ver apetecible, su pecho subía y bajaba haciendo que rozara el mío, de manera inconciente acerqué mas mi rostro al de ella, y al sentir su respiración golpear mi rostro, su aliento chocar con el mío, no lo pensé e hice lo que deseaba, probar sus labios. La besé y cuando sentí sus suaves labios, abrí los míos para probar los de ella, su saliva era exquisita, la sentí mover la cabeza de manera agitada y con una de mis manos tomé la suya, ya que me estaba pegando y entrelacé mis dedos a los de ella, inmovilizándola, mis labios seguían abriéndose sobre los de ella, quería que me besara, necesitaba que respondiera a mi beso, con fuerza subí una de mis rodillas y la introduje en sus muslos haciendo que ella abriera la pierna, al hacerlo me agaché solo un poco y pegué mas aún mi cadera a la de ella, provocando un rose exquisito entre nuestras entrepiernas. Aquello cambió todo, ya que automáticamente sentí que las piernas de ella se aflojaron a tal punto, que quien la siguió sosteniendo fue la pierna mía que estaba entre las de ella, sus dedos, los cuales segundos antes apretaban fuertemente los míos, perdieron su fuerza, me tragué el jadeó que salió de su boca, ella había dejado de resistirse, con la punta de mi lengua acaricié sus labios y ella abrió su boca, permitiéndome que profundizara el beso y yo no dudé en hacerlo,
nuestras lenguas se entrelazaron suavemente, la suya era suave y dulce. Nuestros labios se movían lentamente, mi corazón trabajaba a mil, mientras nuestros rostros se movían suavemente, dios… nunca antes, un beso me había transmitido tantos sentimientos, como el que me estaba transmitiendo Isabella en este momento.

Nos vimos obligados a concluir con el beso, cuando necesitábamos respirar.
Apenas separamos nuestros labios, ambos nos quedamos con nuestros rostros tan cerca, que nuestras narices seguían en contacto, nuestras respiraciones agitadas chocaban en el rostro del otro, necesitaba calmarme, necesitaba prepararme para lo que vendría ahora, lentamente fui abriendo los ojos y ví que Isabella seguía con los de ella cerrados, sus labios estaban levemente abiertos y se veía mas pálida de lo que normalmente se veía.
_ Isa…be…la… -dije en un susurro, mientras apartaba mi rostro del de ella, aunque nuestros cuerpos seguían en contacto, ella al escucharme, lentamente abrió los ojos y ambos nos miramos, mierda ahora si que estaba jodido, ver la forma en la que me miró me descolocó más aún, su mirada era demasiado expresiva, ella estaba sin palabras, estaba confundida y estaba… molesta-.

Su mano abierta se estampó en mi mejilla, más fuerte que de costumbre, ella se apartó de mí con cara de asco, yo la miré a los ojos, y sus ojos se engancharon con los míos, no dije nada, porque no tenia que decir, ni siquiera podía decirle que lo sentía, porque la verdad era que no me arrepentía de lo que había hecho, ella me miraba con asombro.
_ ¿Cómo se atrevió a besarme?... ¿Acaso se volvió loco?...

No encontré que contestar, por lo que no dije nada, solo cerré un segundo los ojos, esperando la sarta de maldiciones que ella me iba a decir y que por supuesto me merecía, solo por un impulso dejé que mi carrera se fuera costa abajo. De esta no salía bien parado.
_ ¿Dónde está, Alice?... –dijo ella sacándome de mi ensisnamiento, yo abrí los ojos y rápidamente busqué a la pequeña con la mirada, ni rastros de ella, miré a Isabella y ví en sus ojos la preocupación-. Voy a llamarla… -sacó de su bolsillo su Ipone y la ví marcar y llevarse el aparato a su celular, la escuché hablar-. ¿en donde estas ali?... –dijo y por su tono estaba bastante molesta-. Grandioso… -dijo ella con sarcasmo, notaba en su cuerpo que estaba tan tensa-. Bien… deberías salir… ya sabes que mi custodio no me dejará entrar a ese lugar… -dijo y habló con rabia-. El muy imbécil es capaz de hacer cualquier brutalidad, para no dejarme entrar… -yo cerré los ojos y tragué en seco, ella no me estaba mirando, pero su tono era el justo para que yo la escuchara, escupió aquello con ironía, rabia y disgusto, sabía que había jodido mi carrera y lo malo de todo aquello era que no sentía ni una pizca de arrepentimiento por haberla besado, la miré y ella miraba el suelo, mientras escuchaba algo por el auricular, levantó la cabeza y me miró-. Alice, sal de allí… sabes que no me van a dejar entrar…
_ Vamos, señorita Swan… -dije mientras le indicaba con la mano el local-. Dígale a su amiga que iremos por ella…
Ella no expresó emoción alguna. Sin duda le había arruinado la noche… ¿tan malo fue para ella?...
_ ¿en donde estas, Alice?... está bien…

Cerró e inició el paso hacia el pub.

Bella Pov.
Estaba sumamente molesta. Conmigo y con él. Conmigo por haberme dejado envolver de sus labios y con él, por haberme faltado el respeto. ¿es que acoso no sabía que ya podía verse en la calle?... es que no veía llegar a la casa y contarle a mi padre lo que me había hecho, a ver si aún seguiría colocándolo sobre mí. Pero para ser sincera conmigo… tampoco deseaba el que le despidieran, una parte de mi subconsciente decía que era la oportunidad perfecta para que mi padre lo pusiera de patitas en la calle, y otra parte me decía que él, no era mala persona, simplemente se dejó llevar por la rabia, necesitaba sacarme del transe en el que estaba y de seguro se imaginaba que besándome lograría lo que había logrado, descolocarme. Agregándole aquello a que tal vez pensó que ojo por ojo y diente por diente, yo le faltaba el respeto (golpeándole) y el me faltaba el respeto (besándome). Una vez me había advertido de mala manera el que no me atreviera a ponerle la mano encima. Caminaba hacia el pub, mientra mi mente estaba en otro lugar, Edward me adelantó al paso y lo ví acercarse al seguridad de la puerta, el cual era un hombre de piel morena, gordo y con cara de pocos amigos. Mi corazón estaba en el piso, algo me oprimía el pecho. Debo admitir que nunca nadie me había besado como lo acababa de hacer Edward y aunque en principio fue brusco, cuando dejé de resistirme sus labios se volvieron dulces, suaves y deliciosos, me gustó su sabor, y el sentir su cercanía, su pelo suave, me encantó demasiado, si Edward no fuera una persona tan prepotente, y supiera tomar su puesto, seguro que nos hubiéramos llevado muy bien. Sentí el contacto caliente en mi mano, y desperté de mis pensamientos, me di cuenta que no solo estaba enterrada en mis pensamientos, si no también en el piso, ya que Edward tomó mi mano entre una de las de él, y de un pequeño jaloncito me entró al local. Ese local, era mi preferido, adentro el ambiente era muy distinto a afuera.

 Habían muchas personas, pero no tantas como para asustarse, enseguida busqué la esquina en donde siempre Alice y yo solíamos sentarnos, era un lugar privado, cerca del bar. Alice estaba allí y en cuanto me vio sonrió con suficiencia. Al parecer Edward también la había visto, porque antes de que yo reaccionara él me guió allí. Llegamos y Alice sentada en su mueble acolchado, de lo mas cómoda, nos miró a ambos, Edward me soltó la mano, y yo miré mi mano, fruncí el seño al extrañar su agarre, Alice nos miraba a ambos.
_ Siento a verlos dejado solos, pero la verdad me estaba muriendo de la vergüenza, su show fue divertido… -dijo y sonrió-. Si no querían llamar la atención, dudo que lo hayan logrado…
_ Vámonos, Alice… -dije secamente, la verdad las ganas de divertirme se habían esfumado, la cara de Alice se distorsionó-.
_ ¿Qué?... 
_ Va-mo-nos… -dije como si le hablara a un estúpido, ella me fulminó con la mirada-.
_ Tranquila, señorita, Swan… -dijo Edward y yo le miré, él me miraba a los ojos-. Pueden quedarse un rato… yo estaré cerca, por si necesitan algo…

Dijo aquello y giró en sus talones, dirigiéndose a la barra. Lo ví sentarse a lo lejos, pero en vez de sentarse frente al bar, giró la silla para que estuviera frente a nosotras, yo lentamente me senté al lado de Alice y en unos segundos me arrepentí de eso, ya que Alice me abordó con miles de preguntas, las cuales no estaba preparada para contestar en ese momento.
_ ¿Qué pasó entre Edward y tú?...

Yo la miré, tratando de aparentar que no había pasado nada.
_ ¿Por qué preguntas?...
_ Pues… -dijo acercándose demasiado a mi cara, estaba examinándome-. A parte que llevas los labios algo rojos e hinchados… ambos traen una cara de que “metí la pata”.

Al escuchar eso me eché para atrás, impidiendo que me viera la cara tan cerca, Alice frunció el seño.
_ Cuéntamelo todo, Isabella… -dijo y yo odiaba que me llamara por el nombre completo-

Yo miré de reojo a Edward, quien nos miraba a nosotras, nuestras miradas aunque estábamos muy lejos se enganchaban.
_ No me digas ISABELLA… y pues… ¿Qué quieres que te cuente?... –dije molesta-. Que en estos momentos, estoy pensando que eres una pésima amiga, que me dejó sola con ese energúmeno…
_ Aquí la pésima eres tú, pero tratando de cambiar el tema… no me cambies el tema, y dime porque Edward tiene esa cara y tú la tuya…

Suspiré mientras me llevaba ambas manos a la cara y me la froté, como si olvidaría todo con solo esa actitud.

Edward Pov.

 Estaba sentado en una de las butacas de la barra, la verdad el sitio, por dentro no se veía tan peligroso, como me imaginaba, el barman me pasó un baso de whisky, la verdad no tomaría mas que su contenido, ya que necesitaba tener mi cinco sentidos despiertos, para cuidar de Isabella. Estaba seguro que esta sería mi última noche, no solo como escolta de la hija del presidente, si no como seguridad y tal vez como hermano de Emmet. De esta no salía ileso, Emmet me mataría. Bufé molesto, mientras me llevaba el vaso a la boca, porque la verdad fui tan estúpido que ni siquiera pensé en él, estaba loco cuando decidí salir de la seguridad de la realeza en inglaterra. Ví a Isabella y a Alice mirarme de reojo y enderecé mi espalda, ambas me miraban mientras conversaban, no importaba que estuvieran solas en la mesa, ellas parecían secretarse, Alice parecía molesta por algo, no conmigo, si no con ella, porque su mirada colérica se la daba a ella. Daba cualquier cosa por saber de que conversaban. No me cabía duda, de que era de mí, porque Alice en una me miró y me regaló una sonrisa con preocupación. La verdad no me cabía la menor duda de que estaban discutiendo.

Bella Pov.
_ Estás loca, Alice… ¿Cómo se te ocurre que debo dejar las cosas así?... –dije molesta y terminando de perder la paciencia con mi disque amiga, ¿Por qué mierdas se empeñaba a inclinarse de su lado?-. ¡Me faltó el respeto maldición, no puedo permitírselo!...
_ ¡Tú también le faltaste el respeto a él!... ¡Le pegaste… él solo te devolvió el golpe, pero de una manera mas suave!...

Gruñí fuertemente, mientras fulminaba con la mirada a Alice, quien miró a Edward y le sonrió con preocupación, luego volvió a mirarme, pero esta vez más molesta.

_ Escucha muy bien lo que te voy a decir, Isabella Swan… no vas a decir nada, porque a nosotras nos conviene que Edward sea tu custodio, ¿Quién crees que es la persona mas indicada para cuidarte si no es Edward?... Emmet no lo va a ser, porque su puesto es al lado de tu padre… ¿sabes quien es la persona de mas confianza para Em y para tu padre?... -yo abrí los ojos se golpe y Alice puso cara de horror, continuó diciendo aquel nombre como si fuera lo peor del mundo-. “Jasper Whitlock”… apuesto mil a uno, a que es a él a quien te van a asignar… ¿Qué mierdas quieres?... ¿Qué nos lleve el mismísimo diablo?... ese tipo es de lo peor… -yo miré la mesa pensativa, asimilando las palabras de Alice, las cuales tenían mucho peso, eso era seguro, sabía que Emmet me había asignado a su hermano, porque confiaba en él, igual mi padre confiaba en el criterio de Emmet, seguro que de no haber estado Edward me habían puesto a Jasper, y la verdad a ese tipo, no podía verlo ni en pintura-. Si le vas con el cuento, de seguro que quitaran a Edward y él no es tan malo, se que es algo prepotente, pero igual, a demostrado que tiene buen corazón, sabe cuidarte y gracias a él estamos las dos juntas en este momento… trata de hacer las paces con él, tú también eres necia… no eres tan pesada como te gusta aparentar ser… Edward sería muy buen aliado para nosotras…
_ ¿Buen aliado, dices?... –dije con sarcasmo-. ¿Acaso no viste cual fue la actitud que tomó cuando vio que íbamos a entrar a este lugar?...
_ ¿Y en donde estamos ahora, Bella?... –me dijo y me dejó sin palabras, Alice sonrió al sentirse triunfadora-. Estamos justo sentadas, en donde pensamos que nos íbamos a sentar esta noche… estamos en el lugar que deseábamos estar… y él está a unos metros de nosotras cuidándonos… evitando que no vuelva a pasar lo que pasó esta mañana… anda… piensa y cambia tu actitud con él, porque si juegas bien las cartas… podemos pasarla bien… -yo miré a Edward y este seguía mirándonos-. Edward debería estar sentado junto a  nosotras, compartiendo, como lo hacía Emmet hace un tiempo… iré a buscarlo… -dijo Alice poniéndose de pies, y yo reaccioné tomándola de la mano, impidiendo que terminara de pararse, ella me miró sin entender mi actitud, yo la miré de manera suplicante-,
_ No lo hagas… no lo traigas acá… la verdad me siento muy incómoda por lo que pasó entre nosotros ahorita…

Alice me miró como si tuviera  tres ojos en mi rostro. Su confusión era grande. Volvió a sentarse.
_ Ni que se hubiera tratado de tu primer beso…

Yo miré a la mesa confundida, cómo le decía a Alice que en realidad, lo que mas me preocupaba, era el hecho de haber cedido ante su beso, es que de solo recordar la suavidad de sus labios sobre los míos, los calidos y húmedos que eran, me hacia sentir algo extraño en la boca del estómago, si era cierto, que no se trataba de mi primer beso, solo había besado a Jacob, pero con aquel beso no había sentido absolutamente nada, mientras que con el de Edward sentí perder la fuerza de mi cuerpo, me sentí tan vulnerable que ya añoraba con volver a repetir aquellas sensaciones, escuché la carcajada de Alice y la miré, ella estaba muerta de la risa. Apenas entendí lo que me dijo.
_ Mierda… te gustó ese beso…

Yo odié que mi amiga me conociera tanto. Ambas nos miramos a los ojos, y ella tomó mi mano que estaba sobre la mesa y me la apretó suavemente mientras se ponía seria.
_ No debes de preocuparte, Bella… al fin de cuenta… comprendo si me dices que besa tan bueno, como se ve… eres joven… si quieres tirártelo, hazlo… al fin de cuenta… no me parece que le regales tu virginidad a Jake…

La miré de golpe, molesta.
_ ¿de que mierdas hablas, Alice?...
_ Que al paso que vas, solo conoces a Jake… y peor aún el hecho de que tu padre quiera casarte con él… no vas al instituto, no sales de esa jaula… ¿acaso crees que conocerás a otro chico?... noooooooooo… -dijo sin darse cuenta que sus palabras me estaban matando-. Edward es un buen partido… tal vez y te llene de nuevas experiencias…
_ Tú y tus malditos consejos…
Ella se alzó de hombros restándole importancia.
_ Bueno… si no quieres que te las enseñe a ti… yo si quiero que me las enseñe a mí… me parece que debe ser muy bueno en la cama…
_ ¡¡Alice!!... –grité horrorizada y la ví regalarme una sonrisa maléfica y pararse, la ví mover las caderas exageradamente mientras caminaba hacia Edward, yo me quedé petrificada en el asiento-.
.
.
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Edward Pov.

Alice se paró justo a mi lado, yo seguí con mi mirada fija hacia Isabella, la cual tenía una expresión extraña en su rostro, ella seguía mirándome, escuché a Alice hablarle al barman con demasiada confianza.
_ Ey, tyler… lo mismo de siempre, para Bella y para mí… -dijo eso y la sentí susurrarme en el oído-. Tranquilo, puedes apartar tu vista de ella por unos segundos… no irá a ningún lado, te lo aseguro… -yo giré mi rostro al lado derecho, en donde se encontraba ella y ella me sonrió divertida-.
_ No considero pertinente que nos quedemos mucho tiempo aquí… -le dije entre dientes-.
_ Tranquilo, Edward… Bella y yo acostumbramos a venir acá… es un lugar tranquilo… nunca hemos tenido problemas… Emmet conoce el lugar… ¿Por qué no te relajas y nos acompañas a la mesa?… sería agradable conocerte un poco…
_ Sabes perfectamente cual es mi trabajo…
_ Dios… eso no lo pensaste ahorita…

Ella no me dejó reaccionar ya que tomó mi mano y de un jalón me hizo tirarme de la silla y caminar con ella. mieeeerda, estaba jodido, ya hasta Alice sabía que había besado a Isabella, mis minutos en este trabajo estaban contados.

Llegamos a la mesa en donde se encontraba Isabella, Alice se sentó y a mí no me quedó de otra que también sentarme, quedando justo frente de Isabella, quien miraba fijamente a su amiga y no de muy buena manera. Alice movía su cuerpo en ritmo con la música, todo lejana al ambiente tenso que había en la mesa.

Bella Pov.
La pregunta que me hacía era la siguiente… ¿Por qué diablos pensaba que esa duende era mi amiga?... la muy sínica se movía bailando sobre su silla, dejando evidenciado que se moría porque la sacaran a bailar. Vino una chica, muy linda por cierto, a traernos unas bebidas a Alice y a mí, ella puso las copas en la mesa, y miró a Edward, yo la miraba a ella.
_ ¿Y el caballero no desea nada de tomar?...
_ No gracias… -dijo él de manera cortante y yo lo miré, él miró a la chica le regaló una sonrisa y luego miró para la pista de baile-.

Aproveché que no me estaba mirando, para mirarlo detenidamente, sin duda estaba demasiado pensativo, lo sabía por su seño levemente fruncido, su perfil era hermoso, su pelo seguía levemente desaliñado, haciéndolo cada vez mas sexy y su boca, me detuve allí mas de lo necesario, su boca se veía tan suave, y sin duda ahora estaba deseando poder probarla nuevamente, de impulso llevé la copa a mis labios y bebí su contenido de un trago, el alcohol quemó mi garganta y lo disfruté. Bajé mi mirada al escuchar la voz de un chico.
_ ¿Quieres bailar?... –le dijo a Alice y yo la miré a ella sin creer el que la viera parase, ella me sonrió cínicamente-.
_ Por supuesto… -le tomó la mano y al pasar por mi lado me habló en el tono de voz suficiente para que Edward lo escuchara-. Y tú más te vale que te comportes…

Y se fue. Yo solo dije entre dientes “maldita”. Tomé su copa y me bebí su contenido, pero mas al paso, disfrutando de ella, no me atreví a mirar a Edward hasta que me habló.
_ ¿Contiene alcohol?... -dijo y yo lo miré, mientras le miraba por debajo de las pestañas y me llevaba lentamente la copa a los labios, él miró aquello fijamente, probé un trago y luego saqué la lengua y me saboree los labios más de la cuenta, lo vi mirarme fijamente los labios yo me sonreí y le contesté-.
_ Si… ¿Qué… también vas a impedir que lo tome?... -le pregunté con un tono sarcástico y burlón-.
_ Isabella… -dijo y yo lo interrumpí-.
_ Señorita Isabella…

Movió la cabeza exasperado, pero me miró a los ojos.
_ Ok… señorita… quería pedirle disculpa por lo que hice allá afuera… en verdad estoy muy arrepentido de haberla besado… -oh, oh, fruncí los labios y el seño, aquello no me gustó-. Entiendo si quiere decirle a su padre… pero por favor… no me agradaría regresarla a la casa blanca en estado de embriaguez… me jugué mi puesto por usted… -ambos nos miramos fijamente a los ojos-. Y creí en su palabra, cuando dijo que no se metería en problemas… -siguió hablando-. También comprendo que fui un estúpido al garantizar algo que no estaba en mis manos…

Yo miré a la mesa, no pude sostenerle la mirada, ya que un sentimiento de culpa me embargó, Alice tenía razón, al fin de cuenta si estábamos juntas en este momento, se lo debía a él, quien sin conocerme se comprometió con mi padre, la verdad estaba siendo injusta con él, y si cuadraba las cartas bien, tal vez, Edward no sería un mal custodio, supongo, que podría manejarlo, mas que al imbécil de Jasper Whitlock. Al menos Edward en una ocasión se comportó débil conmigo y si lo sabía manejar, podía hacer lo que quiera con él. Lo miré, para toparme con esas esmeralda tan metidas en mis ojos, no se, su mirada era fuerte, pero a la vez, algo linda, yo fruncí el seño y me mordí la esquina de mi labio inferior, me debatía si tirar la toalla o no, pero recordé lo que me dijo Alice, si sacaban a Edward me meterían de cabeza al estúpido de whitlock, eso si que no lo resistiría.

_ Bien… -dije colocando la copa en la mesa-. Si te hace sentir tranquilo el que no me emborrache, no lo haré… -él frunció el seño, sin duda no espera esa respuesta de mi parte-. Edward… -dije tuteándolo, tomé aire por la boca y la voté por la nariz-. Bien te disculpo por lo que pasó horita, la verdad para mí no tuvo tanta importancia, puedo darlo por olvidado… -lo ví fruncir el seño, yo continué-. No le diré a mi padre lo sucedido… y prometo que desde ahora en adelante trataré de llevar las paces contigo…
_ ¿Eso por qué?... –dijo él de verdad confundido-.
_ Debo estarte agradecida por el hecho de que pueda continuar mi amistad con Alice… la verdad es algo que siempre te voy a agradecer, no importa lo que hagas y dejes de hacer…

Edward se me quedó viendo pensativo por unos segundos, yo volví a tomar la copa y me dí otro trago.

_ Lo siento… -dijo él y yo le miré-. Prometo no volver a extralimitarme con usted… solo quiero preguntarle si en verdad puedo asegurarle a su padre tener el control sobre usted…

Miré la mesa pensativa, entendía su punto. Edward no era el culpable de que yo fuera la hija del presidente de los Estados Unidos, y mucho menor que su trabajo fuera el custodiarme hasta el baño, la verdad es que sabia que no le facilitaría el trabajo, pero me prometía a mi misma no complicarle las cosas, al fin de cuenta, Emmet y yo en su tiempo logramos ser muy buenos amigos, si Edward aceptaba que estaba bajo mis ordenes, no tenia inconvenientes de que llegáramos a ser buenos amigos.

_ Bien… puede asegurárselo… prometo poner de mi parte, para que usted no se espante cuando vea los lugares que suelo frecuentar… no se alarme por cualquier cosa… desde que Emmet no está conmigo, Alice y yo hemos sobrevividos a estos lugares… no le veo el inconveniente ahora…

Lo ví acercar su silla a la mía y se inclinó para hablarme mas cerca, yo le miré aturdida al ver que su cercanía me alteraba los latidos del corazón, se que él no se percató de ello, porque habló en un susurro, mientras me miraba a los ojos.
_ ¿Pensó eso esta mañana?... –yo tragué en seco, los recuerdos de la mirada de ese hombre desquiciado hacia mí, me hicieron estremecer, Edward movió la cabeza positivamente mientras se daba cuenta que tanto me afectó eso-. Aunque le duela aceptarlo, no es una chica común y corriente que puede andar por allí de lo mas tranquila, tal vez usted no tenga enemigos, pero su padre los tiene y muchos… permítame protegerla… creo que es mucho pedir que me deje protegerla de si misma…

No se porque pero con su ultimo comentario tuve que morderme los labios para no sonreír, Edward no sabía que aquella era la frase preferida de su hermano cuando era mi custodio. Edward me observó detenidamente como analizando mi expresión.
_ Bien… no tengo inconveniente de hacer las paces con usted… -le dije alzándome de hombros-. Solo quiero que recuerde cual es su puesto… es mi empleado y aunque le duela aceptarlo… -usé sus propias palabras-. Yo soy quien doy las ordenes, no usted…

Lo ví sacar su sonrisa ladeada mientras miraba para un lado, algo debió pasarle por la mente que lo hizo sonreír, porque puedo asegurar que no fue mi comentario, yo no apartaba mi mirada de él, quien luego de unos segundos volvió a girar su rostro hacia mí y sonriéndose de una manera que me estaba matando se alzó de hombros.
_ Como guste… usted ordena señorita…    

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