LA HIJA DEL PRESIDENTE

sábado, 15 de octubre de 2011

CAPITULO IX.
RECONOCIENDO.


Edward Pov.

Sentirla entre mis brazos tan frágil, me hacia querer sostenerla, la abrasé de tal manera que nuestros cuerpos estaban unidos como si fueran unos, solo que al estar sentados no podía acercarla tanto como hubiese querido, sentí unos toquecitos en mi hombro que me hicieron apartarme un poco de ella y levantar el rostro, para ver a Jasper parado junto a nosotros, sentí a Bella levantar el rostro también, estábamos tan sumergidos en nuestra burbuja personal, que no nos dimos cuenta de que habían mas de 6 oficiales de seguridad en el baño. El chico ya no estaba en el suelo, y junto a Jasper había otro señor vestido de manera formal, quien nos veía fijamente a Isabella y a mí.

_ Oficial, Cullen… -dijo Jasper y yo frunciendo el seño miré a la señorita mientras me ponía de pies, ella me miraba fijamente, noté que su cuerpo temblaba todavía y vi que cuando vió que me estaba poniendo de pies, puso una alarma en sus ojos, ¿sería posible que no quería que me apartara de ella?... “no pienses babosadas, Edward”… Me dije yo mismo, mentalmente. Sin terminar de pararme del todo, me volví a acuclillar frente a ella y me incliné para acercarme a su oído, y susurrarle.
_ Shhh… tranquila, todo va a estar bien, en unos segundos yo mismo te saco de aquí…
_ No me dejes sola, Edward… -dijo ella, seguro que a ella si la habían escuchado los dos hombres que estaban cerca de nosotros, las lagrimas corrían por sus mejillas, la pobre estaba muy asustada-.
_ No lo voy a hacer… -ambos nos mirábamos a los ojos-.
_ Alice… ¿en donde está Alice?... –dijo muy preocupada por su amiga, la voz de Jasper, fue seria, rotunda-.
_ Ella está bien… -La señorita y yo lo miramos desde el suelo-. Ya la mandé a que la llevaran a uno de los autos… yo mismo la llevaré a su casa… -Isabella respiró mas tranquila-. Cullen… -Jasper volvió a llamarme, yo miré a Isabella-.
_ Déme un segundo, quédese aquí mismo…

Me puse de pies, y para mi sorpresa ella me obedeció, Jasper, el señor que lo acompañaba y yo nos apartamos un poco de ella.

_ El señor Cam, es el propietario del Pub… -me lo presentó Jasper y él me extendió la mano, ambos nos saludamos-. No tenía conocimiento de que la señorita, fuere la hija del presidente…
_ De ser así esto nunca lo hubiere permitido… -dijo él, mientras Jasper y yo le mirábamos fijamente-. Nunca me ha gustado que mi bar se vea involucrado en ningún tipo de escándalo…

Oh, oh.
_ Aguarde… -le dije yo seriamente-. ¿Ha dicho escándalo?... -por ningún motivo iba a permitir que la señorita volviera a tener problemas con su padre-.
_ Por supuesto… -dijo el señor y noté en su tono de voz que algo le molestaba-. Ahora mismo sus más de 20 oficiales, tienen paralizado todo el lugar y qué de mencionar que han cerrado las puertas impidiéndoles la salida a todos mis clientes… prácticamente tienen el lugar acordonado, como si se tratase de una escena del crimen…

Noté como miró de manera fulminante por encima de mi hombro, supuse que debía de ser a Isabella a quien mirada de esa manera, yo me moví solo un poco, impidiéndole que volviera a mirarla, él me miró a mí.

_ La verdad, lo sentimos… -dijo Jasper-. Pero todo lo que importa acá, es la seguridad de la señorita Swan… automáticamente la saquemos a ella de aquí, todo volverá a la normalidad…
_ ¿Normalidad?... –dijo él mirando a Jasper-. No creo que los paparazzi abandonen este lugar por días…

Yo me molesté sin mediar mis palabras.
_ Un momento, señor Cam… la prensa no debe enterarse de lo sucedido, sacaremos a la señorita Swan lo mas discretamente por la parte de atrás…

El señor sonrió con burla, mientras hablaba.
_ Dudo que esto no salga en primera plana mañana, los curiosos ya deben saber lo sucedido…
_ Pues mire a ver como usted evita que eso pase… -dije molesto, la verdad el tipo me estaba acabando con mi autocontrol-. Porque no imagino que a usted le agrade de que se le clausure el lugar por haber permitido la entrada de menores, y no obstante a eso, permitir en ellos el consumo de alcohol y estupefacientes, la verdad ya me gustaría ver la reacción del presidente cuando sepa lo ocurrido… -me sonreí con burla al ver que el hombre habría los ojos como platos ante lo que yo decía-. No creo que solo se trate de la clausura de este lugar, usted estará involucrado hasta el cuello…   

Al mirar a Jasper, noté en su mirada algo que no pude descifrar, él me miraba fijamente mientras estaba cruzado de brazos.

_ Bien… veré que invento, no se sabrá que la hija del presidente estuvo en este lugar, solo necesito que saquen lo mas rápido posible a su seguridad de mi local, eso llama mas la tensión de todos…

Yo no le dije nada al tipo, solo miré a Jasper.
_ ¿Te encargas?... yo llevaré a Isabella a la casa blanca…

Jasper solo movió una sola vez la cabeza positivamente, y lo hizo lentamente, no me importaba que estuviera pensando en ese momento, solo giré en mis talones, Bella estaba parada y con sus brazos se abrazaba a ella misma, ambos nos miramos a los ojos, mientras yo me acercaba a ella, al llegar a ella, noté que ya no lloraba, pero que por su cara estaba descompuesta. Escuché al señor decirle a alguien que nos indicara en donde quedaba la puerta trasera, yo sin mediar rechazo o cualquier reacción por Isabella, me agaché un poco, colocando mi brazo por detrás de sus rodillas, y suavemente la cargué entre mis brazos, como si se tratara de una bebé, ella inmediatamente rodeó mi cuello con sus brazos, y hundió su cabeza en mi cuello, yo miré al tipo que aparentemente era uno de los seguridad del lugar y este con la cara me indicó que le siguiera, tres de los oficiales nuestros me siguieron a mí. Caminaba con Bella entre mis brazos, quien no votaba su posición, sentía su respiración chocar con la piel de mi cuello y la verdad la sensación que me provocaba aquello era agradable. El tipo delante de nosotros, un oficial de los nuestros detrás de él, luego yo con Isabella, y dos oficiales, pisándome los talones  a mí, entramos a un pasillo largo y algo oscuro. Al salir por la puerta, inmediatamente divisé un auto de lo nuestros. Estacionado en la misma puerta trasera del local.
Yo, al vernos en la oscuridad, en donde no había personas, más que nosotros, rápidamente me acerqué al auto, la llamé mientras la bajaba suavemente.

_ Señorita… -le susurré, mientras la estabilizaba en el piso, ella buscó mis ojos y noté que estaba como ida, en ese momento temí de que también estuviera drogada, estábamos bajo la mirada fija de los oficiales, el auto estaba encendido, por lo que supuse que había un chofer, metería a Isabella en el asiento trasero y yo subiría al de copiloto, al lado del chofer-. Ande… suba al auto… -dije mientras le abría la puerta, ella se mojó los labios, con preocupación mientras que sus ojos volvían a cristalizarse, yo preocupado di un paso hacia ella acercándome-. ¿Qué sucede, acaso se siente mal?...

Ella movió la cabeza negativamente, mientras tragaba, yo me estaba preocupando por su manera de comportarse, era evidente que algo le preocupaba.
_ Alice estará bien… -le susurré mientras sin darme cuenta le tomaba la mano y se la apretaba-. El mismo oficial Whitlock la llevará a su casa, ande suba, que solo esperan por usted…

Al ella pestañar las lagrimas corrieron por sus mejillas, yo tragué en seco mientras miraba para el lado, delante de ella, metí mi mano derecha en mi bolsillo y saqué mi celular, sabía que ella me estaba mirando, pero yo seguí con mi mirada hacia la nada, mientras hablé por el aparato.

_ Dios!... –gritó Emmet de otro lado, se escuchaba bastante molesto-. ¡¿Cuándo mierdas entenderás que el maldito celular que cargas es para que lo tomes?... ¿Cómo está Bella?!!...
_ Emmet, la señorita Swan está bien y fuera de peligro, ya vamos para la casa, solo te llamaba para que arregles las cosas, el presidente no debe de enterarse de esto… por favor… -le supliqué-. Convoca a los oficiales, solo se trató de un susto, nada de esto estará en oídos de la prensa, solo explícale, que fue… no lo sé, invéntale lo que quieras…
_ Descuida… -dijo Emmet y yo agradecí que estuviera mas calmado-. Ya de eso me encargo yo…
_ Hablamos… -dije y luego cerré el teléfono. La miré y ella miraba sus zapatos, estaba demasiada pensativa y muy callada para mi gusto, seré masoquista-. Venga… -dije dándole un jaloncito con la mano que le tenía agarrada, sacándola de sus pensamientos, ella me miró y yo la guié hacia el auto, pero noté que ella al entrar al auto, no soltó mi mano, haciendo que yo me viera obligado a entrar detrás con ella, no puse objeción, y vimos que otro oficial ocupó el asiento del copiloto, el auto se puso en marcha de inmediato, Bella se rodó para acercarse mas a mi cuerpo, haciendo que los laterales de nuestras caderas se unieran, yo lo miré y ella se acomodó recostando su cabeza de mi hombro, aquello me descolocó y lo único que hice que de manera torpe abriera los brazos y rodeara su espalda, ella se acomodó entre mis brazos, su nariz estaba justo encima de mi corazón, yo le miraba fijamente, su pelo estaba mas alborotado de lo que lo llevaba cuando salimos de la casa, ella subió sus piernas al asiento, colocándolas inclinadas, una encima de la otra, provocando que la faldita que llevaba subiera un poco mas y las botas largas que llevaba bajaran, dejándome apreciar un poco sus hermosas piernas blanca. ( ver foto de la vestimenta de bella esa noche, si no se acuerdan lo que llevaba puesto).
_ Edward… -dijo ella en un susurro, y mi nombre en sus labios se escuchó hermoso, yo bajé mi mirada, ella seguía mirando hacia abajo, sin mirarme a la cara-.
_ Ordene, señorita… -yo también hablé en un susurro-.

El silencio en el auto era inmenso.
_ Nuevamente GRACIAS… -ella levantó su rostro, para mirarme a los ojos, ambos nos mirábamos fijamente, luego de unos diez segundos obligué a mi voz salir-.
_ Descuide… no debe agradecerme el que cumpla con mi trabajo…

Noté que por su rostro, en solo dos segundos, pasaron un sin número de expresiones: decepción, dolor, y… la que predominó fue la indiferencia. Ella lentamente se fue apartando de mí. Y yo la odié por eso.
_ Es cierto… -dijo entre dientes, no molesta si no pensativa-. No debería darle las gracias, si no solo haberle dicho que: ha hecho un buen trabajo   

Ella se apartó de mí de tal manera, que entre nosotros otra persona podía sentarse de lo más desahogado, ella recostó su cabeza de la puerta, mientras su mirada estaba perdida en el ventanal. Yo me acomodé de manera que no podía apartar la mirada de ella.
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Bella Pov.

Mi mente estaba tan contrariada. No sabía que era lo que me estaba sucediendo, pero la verdad es que el haber estado con mi nariz en el cuello de Edward, me había hecho sentir un sin números de sensaciones inigualables, me gustaba en demasía su olor, y qué decir de que me tuviera tan cercana a él. Entre sus brazos, me sentía tan segura. Su forma dulce en la que por ocasiones me trataba me hacían sentir especial. Cuando nuestras manos se unieron sentí un cosquilleo agradable que bailó en mi piel, me agradaba, Edward me agradaba. No quería sentirme vulnerable, no quería apreciarlo, no quería que me agradara, porque la verdad la forma en que me hizo entender que no le importaba ni un pito, que solo estaba haciendo su maldito trabajo, fue como si hubiera recibido un golpe en el centro del estómago. Sin duda debería tratarlo como un puto oficial más, ni siquiera podía darle la cabida de ser mi amigo, como lo había sido Emmet, porque la verdad es que la actitud arrogante que tenía Edward me desesperaba. Sentí algo tibio tomar mi mano, y lentamente giré a ver mi mano, que estaba sobre el asiento del auto, para toparme con su mano, las miré por unos segundos volviendo a disfrutar del calor que provocaba en mi el contacto con su piel, y luego levanté mi vista hacia él, quien ya tenía la puerta abierta, él me miraba con el seño fruncido.

_ ¿Entramos?... -dijo y yo solo atiné a ponerme en movimiento, me rodé para salir por la misma puerta por la que había salido Edward, nuestras manos no se separaron, Edward era quien me la tenía agarrada, y yo no hice nada por apartarla, estábamos en el garaje de la casa blanca, Edward caminó rumbo a las escaleras, y yo fruncí el seño al ver que no usaríamos el ascensor, no dije nada, a pesar que eran tres pisos. Él subía delante de mí y yo iba justo detrás de él, cuando nos faltaban dos escaleras él se detuvo haciendo que yo frenara al chocar con su espalda, él se giró y yo, de manera inconciente, subí al escalón en el que estaba él, provocando que ambos estuviéramos mas cerca. Lo ví tragar en seco, era evidente que mi cercanía le molestaba.
_ ¿Por qué se ha detenido?...
_ ¿Qué pasó dentro de ese baño?...

Su pregunta me dejó fuera de base. Le miré a los ojos. Él continuó.
_ Alice… era evidente que había tomado algún tipo de droga, ¿usted…
_ No tomé nada… -lo ví respirar con alivio-. Y no pasó nada en el baño, solo estaba desesperada, pero gracias a dios usted llegó en el momento indicado…
_ Bien… -dijo él sajando el tema, cuando iba a girarse para subir el otro escalón, yo de manera impulsiva lo tomé del brazo deteniendo su caminar, él me miró algo confundido-.
_ Espera, Edward…      
_ Diga…
_ Puedes llamarme Bella, no me sigas tratando de usted… -la mirada que me dio me hizo callar de golpe… ¿Cómo describirla?... su ceño estaba fruncido y me miraba de una manera como si lo que trataba era ver dentro de mí.

Bajé la mirada tratando de romper el contacto con sus ojos, su voz me hizo levantar la mirada y volver a mirarlo.
_ ¿Me está autorizando a tutearla?... –dijo él sin dejar de mirarme profundamente, la verdad tenía que sincerizarme conmigo misma, la mirada que Edward me estaba dando me estaba poniendo nerviosa, dios, si que Edward era hermoso, le mantuve la mirada pero solo para fijarme bien en sus rasgos, Edward debía de ser muy joven, sin duda estaba guapísimo, y su actitud desafiante hacía que me llamara mas la atención, no entendía porque mierda debía sentirme segura en sus brazos, no se porque mierda tenia que agradarme su olor, por que puta razón, cuando me tocaba sentía que todo mi cuerpo se estremecía, en ese momento sentí que su mano seguía unida a la mía, y aquello era agradable, las palabras de Alice golpearon mi mente en ese momento: “No debes de preocuparte, Bella… al fin de cuenta… comprendo si me dices que besa tan bueno, como se ve… eres joven… si quieres tirártelo, hazlo… al fin de cuenta… no me parece que le regales tu virginidad a Jake…” mis ojos de manera voluntaria bajaron a sus labios, sin duda alguna, Alice tenía razón al decir que besaba tan bueno como lo era él, y eso que ella no lo había besado, Edward me permitió nadar en mis pensamientos sin siquiera interrumpir, ¿Por qué cohibirme de algo que moría por volver a repetir?... sus labios… debía volver a probarlos…

_ ¿Señorita?... -dijo y yo lo miré a los ojos-.
_ Si. Le doy autorización para que me tutee, al fin de cuenta solo soy una adolescente… y sigue en pie el hecho de que hagamos las paces… vamos…

Dije subiendo las escaleras, solté su mano y lo dejé detrás, llegamos al piso en donde se encontraba mi habitación, sentía a Edward detrás de mí, al llegar a mi puerta, giré el pomo y me detuve. La verdad… sabía lo que pasaría cuando entrara a mi habitación. Mi vida era un maldito fiasco e iba a caer, como de costumbre me pasaba cuando me sentía sola, era algo de lo que extrañaba de Emmet, ya que fueron muchas las veces que siendo mi custodio nos encerrábamos en mi habitación y yo descargaba mis frustraciones con él, la verdad no entendía qué había hecho para ganarme esta vida a la que estaba destinada a sufrir. Me sentía tan sola, tan bacía… tan NADA…

Edward Pov.

Ella giró el pomo, y aunque la puerta cedió la ví frenar su caminar, como si temiera entrar, yo solo me detuve detrás de ella, esperando que entrara a su habitación y yo así poder marcharme a la mía, la verdad es que me sentía agotado mentalmente. Ella seguía de espalda a mí. Estaba tan pensativa que preferí no interrumpirla y giré sobre mis talones para ir rumbo al ascensor, solo di cuatro pasos, porque al escuchar que me llamaba me detuve y me giré hacia ella.
_ Edward, espera…

Al girarme ví que ella me miraba con los ojos como si tuviera miedo de algo. Una de sus manos estaba sobre sus labios, como si se fuera a morder las uñas, su mirada no me gustó, no solo se trataba de miedo, si no que algo la torturaba.

La verdad es que esa niña iba a ser mi maldita perdición, ya que en ese momento su actitud arrogante y presumida desaparecía, dejándome ver lo frágil y delicada que era ella, la ví tan mal que en ese momento, quise sostenerle y decirle que yo estaba con ella, lentamente me acerqué a ella, quien me miraba con esos posos de chocolates tan profundos que me hicieron perderme en ellos, tenía que ser cuidadoso, la verdad es que Isabella era tan impredecible, que no sabría como podía reaccionar a mi cercanía.

_ ¿Qué sucede, señorita?... -le dije en un susurro una vez frente a ella, ella seguía sin dejar de mirarme a los ojos-.
_ ¿Puedes quedarte un momento conmigo?...

Yo abrí mis ojos alarmados, debía de estaba soñando, ella reaccionó alarmada ante mi expresión.
_ Disculpa, olvídalo, olvídalo… puedes retirarte a descansar…

Ella iba a entrar a su habitación cuando yo reaccioné.
_ No hay problema señorita… puedo quedarme un momento con usted, si así lo quiere…

Ella me miró y sonrió, aunque la sonrisa no llegó a sus ojos. Abrió la puerta de su habitación y ambos entramos, segunda vez que entraba allí, pero al parecer esta vez era bien recibido, ambos nos sentamos en los sofá, ella se giró mientras se sentaba a mi lado, la ví quitarse las botas, yo no podía apartar mi mirada de ella. Subió una de sus piernas al mueble y se sentó sobre ella. Se sentó de lado para mirarme de frente.

_ Lo siento… -dijo mientras me miraba-. Es patético que lo admita, pero no tengo ganas de dormir y tampoco quiero quedarme sola en estas cuatros paredes… la verdad… -la ví detenerse, tragar en seco y bajar su mirada a sus piernas, mi mano derecha inconcientemente se levantó, la coloqué en su barbilla y levanté su rostro, para así poder mirar sus ojos, aquellos que tanto me gustaban-.
_ Tranquila… todos, en algún momento, sentimos que nuestra vida es miserable… -le sonreí un poco, mientras nos miramos a los ojos, los de ella estaban bastante aguados, estaba seguro que las lagrimas no tardarían de salir de ellos-.
_ No puedes entender, mi vida hace unos años era normal… -dijo y veía como de manera inconciente abrazaba su cuerpo-. Iba al instituto, compartía con mis padres, tenía amigos, tenía una vida normal, pero desde que mi padre ganó esa maldita elecciones, mi vida se fue por un abismo, estoy completamente sola, Edward… ¿crees justo que necesite pedirte a ti, a quien apenas conozco, que te quedes conmigo por temor a quedarme sola?... odio todo esto, no me quedará otra opción, que reconocer que solo estoy segura en esta maldita casa, solo hago salir para complicar mas las cosas… yo solo quiero tener una vida normal… ser una chica común y corriente…
_ Eso es imposible… -dije en un susurro y me quise morder la lengua por ser tan poco discreto, ella me miró a los ojos-. No importa que no seas la hija del presidente, igual… no podrías ser común y corriente…

Ambos nos quedamos mirando por unos segundos a los ojos, sin decir nada.
_ Edward… -dijo ella y ví que se mordió el labio inferior y yo quise separarlos con mis dedos, CLARO, que no lo hice, ella continuó-. Tengo miedo… -confesó-.

Yo fruncí el seño.
_ ¿Miedo a qué?...
_ Alec… -me miró con preocupación-. El chico al que casi mato en aquel baño, me dijo algo, que en verdad me preocupa…

Sentí que mi corazón se estaba acelerando. Ella continuó bajo mi alarmada mirada.
_ Me dijo que… le dijera a Charlie que… su padre, quien es ex embajador de no se que, le mandaba saludos… -yo cerré los ojos al darme cuenta en el peligro que se había encontrado ella, Isabella continuó-. Su apellido es… ¿Vulturis?... –dijo al parecer al no recordar mucho-.

Al escuchar el apellido, inmediatamente vino a mi mente la imagen de aquel chico demente en la plaza, mierda, mierda, mierda, volé del mueble, mientras tiraba de mis cabellos de manera inconciente, dios, ¿Qué rayos estaba pasando?... recordaba perfectamente el temor del presidente al Emmet mencionar aquel apellido, que tan en peligro estaba esta niña, debía hablar con Emmet lo mas antes posible. Por nada del mundo permitiría que Isabella volviera a verse expuesta a ningún tipo de peligro.

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GRACIAS POR SEGUIR MI HISTORIA...

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