LA HIJA DEL PRESIDENTE

sábado, 23 de julio de 2011

Capitulo V.

CAPITULO V.
AGRADECIENDOTE…

Edward Pov.

Al verla salir de su habitación me puse derecho, la verdad no había tenido buena noche y no estaba para aguantar berrinches. Ella y yo nos miramos a los ojos, sin duda comprobé que aunque ella fuera engreída, bocona, altanera e insoportable, su rostro era de ángel. Sabia que se esforzaba bastante para tener esa mirada de hostilidad, quise darle un vistazo de cuerpo completo, pero me aguanté las ganas, ella inició su paso, iba algo apurada hacia el ascensor, al pasar por mi lado me quedé mirándola y una vez que ella estuvo de espaldas a mí, la observé de cuerpo completo, era linda, su pelo le llegaba a la cintura con ondas naturales, y su vestimenta la hacía ver tan angelical. Al darme cuenta que estaba cerca del ascensor, reaccioné iniciando mi paso casi corriendo, el ascensor estaba cerrando sus puertas cuando yo metí la mano para que no se cerraran. Entré y ni siquiera le dirigí una mirada, ella se acercó a donde estaban los números indicando el piso en donde se encontraba el despacho presidencial, y yo me quedé detrás de ella, sin apartar mi mirada de su pelo el cual caía en suaves ondas sobre su espalda, su lindo trasero y sus hermosas piernas largas, ella al estar despalda a mí, ni siquiera se imaginaba la inspección que le estaba haciendo a su cuerpo. Las puertas se abrieron, y seguí sus pasos, como el perro guardián que era. Al llegar a la puerta, noté a una chica de las de servicios hablarle, no alcancé a escucharle, pero ví como la señorita caprichosa se giró a ella de manera brusca y la tomó del brazo de mala manera, la otra parecía asustada. Todo fue tan rápido, que al momento de percatarme que Isabella la rempujó, me acerque a la chica de servicio para sostenerla, los otros dos oficiales, también se sorprendieron. La chica me miró directamente a los ojos y yo la solté, ayudándola a que se estabilice en el piso.

_ ¿Estás bien?... -le dije ya que su cara reflejaba lo molesta que estaba-.
_ Solo porque me has sostenido… -dijo y de manera inmediata aparentemente olvidó todo lo que le incomodaba, porque me regaló una sonrisa, yo se la devolví y la ví a ella abrir los ojos como platos-.

Ambos iniciamos el paso hacia el ascensor. Ella me habló en un susurro.
_ Siento mucho que te hayan puesto a cuidar a la chica estúpida esa, debe ser un buen castigo para ti…

Como estaba a mi derecha la miré con duda, ella me sonrió.
_ Es de lo peor… es una amargada, sus padres no quieren saber de ella, y ella paga sus frustraciones con nosotros… es un asco…

Yo fruncí el seño, sin darme cuenta me molesté.
_ No deberías hablar de ella de esa manera…
_ Jessica… -me dijo su nombre y me sonrió coquetamente ¡por dios!-.
_ Como te decía Jessica, la señorita Isabella puede ser todo lo que quieras, pero debes respetarla… recuerda que es la hija del presidente…
_ Como sea… -dijo ella cambiando el tema y frenando su caminar para ponerse frente a mí, yo fruncí el seño y ella violó mi espacio personal, de la misma manera en que Isabella lo había hecho la noche anterior, ambos nos miramos a los ojos-. Edward… me gustaría conocerte mas… se que a los Oficiales de primer orden le dan los domingos libres… ¿Qué te parece si salimos a dar una vuelta?... me gustaría conocerte mejor…
_ A pesar de cachifa (termino despectivo del servicio domestico)… ¿también eres una regalada, Stanley?…

Ambos nos giramos de golpe, para ver a Isabella mirarnos de mala manera, Jessica automáticamente dio dos pasos hacia atrás para alejarse de mí, Isabella fulminaba con la mirada a Jessica, ella en ningún momento me miró a mí, Jessica bajó la mirada al suelo, al parecer era lo que Isabella esperaba que todos hicieran ante ella.
_ ¡Contesta!... –gritó Isabella y Jessica dio un brinquito del susto, aquello aunque me parecía fatal, se veía hasta cómico-.
_ Lo siento, señorita, pero… -Isabella la interrumpió-.
_ Aquí se te paga para que sirvas en la casa blanca, no para que te le andes ofreciendo a los oficiales… revisa tu puesto y… tu mal gusto…

Yo la miré y ella me miró por encima del hombro. Dios hasta yo quería ponerla en su puesto… pero como dije antes, no estaba de humor, para más enfrentamientos.
_ Vete… ocupa tu puesto… -le ordenó a Jessica-.
_ Si, señorita, con su permiso…
_ ¡Un momento!... –dijo Isabella al ver que Jessica iba rumbo al ascensor, Jessica se giró hacia ella lentamente-. ¿A dónde cree que va?... ¿acaso no se fija que yo voy a tomar el ascensor?... váyase por las escaleras…
_ Si, señorita… -dijo Jessica entre dientes y cambió su rumbo hacia las escaleras. Dios iba a bajar 7 pisos por las escaleras-.

Bella Pov.

Subí nuevamente en el ascensor, aunque estaba súper molesta. No mandé a Edward a que también bajara por las escaleras, para no darle la oportunidad a la regalada de Stanley que se diera a la cacería con él, si que no perdía tiempo. Llegué a mi habitación y entré.

Edward Pov.

Me paré en su puerta y justo en cinco minutos la vi salir nuevamente, solo que en esta ocasión llevaba un bultito en sus manos. Ella me miró y por primera vez en el día me dirigió la palabra, pero con actitud altanera.

_ ¿Usted oficial Cullen… tiene asignado un vehículo?...
La miré a los ojos para contestarle.
_ Si… -dije y fruncí el seño-.
_ Pues bien… en estos momentos también será mi chofer, ¿no?... –dijo y yo ya sentía la sangre acelerarse en mis venas, odiaba esa actitud-.
_ ¿Va a salir, señorita?...
_ Si… y mas le vale que haga su trabajo y cuide bien mi trasero… ya que al parecer el hecho de que seas el hermano menor de Emmet, el hombre de confianza de mi padre, te convierte en privilegiado…

Aquello si que me molestó. No estaba aquí por las influencias de Emmet, si no por mis recomendaciones y mi forma de trabajo. La fulminé con la mirada, ella pareció notar que aquello me molestó, porque la ví aguantarse una sonrisita e iniciar su paso hacia el ascensor, yo aspiré todo el aire que pude por la nariz y lo voté por la boca. Una vez dentro del ascensor, volvimos igual, ella delante y yo detrás, en el momento que le miraba el trasero la vi darse la vuelta y girarse hacia mí, yo inmediatamente subí su mirada a su rostro, ella frunció el seño y luego me fulminó con la mirada, mientras ví que me extendía unas llaves.
_ Son las llaves de mi auto, nos iremos en él… no quiero llamar la atención cuando llegue en una limusina…

Bien. Algo bueno en ella, aparentemente no era tan presumida en lo material. Tomé la llave que me estaba pasando y en ese momento sin calcularlo nuestras pieles se rozaron. Ella buscó mis ojos y apartó su mano de golpe, luego se giró dándome la espalda nuevamente, en mis labios se dibujó una sonrisa involuntaria, cuando lo vi como disimuladamente limpiaba su mano con su falda. Dios si que era insoportable. Salimos y al llegar al garaje en donde se encontraban los vehículos, me paré de golpe al ver que se paró en la puerta trasera de un ¡aston martin!, ¿a eso le decía no llamar la atención?... ella se giró y me miró enfadada.
_ ¿No piensas abrirme la puerta?...
Sin decir nada fui y la abrí ella entró y yo la cerré.
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Iba conduciendo por donde ella me iba indicando. Pude ver por el retrovisor como ella de su bulto sacaba un estuchito de maquillaje, y como empezaba a maquillarse, no volví a mirarla. Me estacioné en el parqueo subterráneo de la plaza que ella me había indicado, me desmonté del auto, y di la vuelta para abrirle la puerta, ella salió y me pasó el bulto que llevaba en la mano. Dios esto era inaudito… ¿no se supone que solo era su seguridad?... pude ver en su rostro que se había maquillado bastante, aunque el maquillaje era bastante fuerte le quedaba muy bien. La verdad ya no se veía tan angelical. Nos dirigimos al ascensor y noté como ella tecleaba su celular. Al salir del ascensor el lugar era increíble.

Ella comenzó a caminar algo rápido, y yo trataba de seguirle el paso, las personas nos miraban de reojo, era inevitable que llamáramos la atención, yo estaba completamente trajeado y con el aparatito en el oído. Nos paramos frente al área en donde estaban los baños, yo fruncí el seño molesto, ya me imaginaba por donde irían las cosas. Ella me miró.

_ Voy al baño, espérame aquí… -me ordenó, yo fruncí el seño-.
_ Por supuesto que no. –Dije de manera rotunda, ella frunció el seño-.
_ ¿Acaso me acompañarás al baño también?...
_ Señorita solo cumplo con mi trabajo… -la vi a ella molestarse demasiado y dio dos pasos hacia mí, me habló entre dientes-.
_ No vuelvas con la misma frase estúpida, si papá te ordena que me JODAS, ¿también lo harías?...

Apreté fuertemente los ojos, dios!, esto era peor que en la realeza.
_ Puedes estar tranquilo, si lo que crees es que me voy a escapar, no lo haré… -dijo mientras me arrebata el bulto de la mano-. Solo quiero retocarme…

Y entró al baño. Yo respiré hondo, mientras me comunicaba con Emmet al celular.
_ Dime, Edward… -contestó él, al primer timbrazo-.
_ Estamos en la plaza principal…
_ Ok. Trata de no pederla de vista, quedó de verse con el hijo del vicepresidente…
_ Pero tampoco es como que la voy a acompañar hasta el baño… -dije molesto y la carcajada de mi hermano me hizo sentir confundido-.
_ Tranquilo… por lo que veo a Bella no la va a cambiar nadie…
_ ¿Por qué lo dices?...
_ Solo te aconsejo que no te sorprendas cuando la veas…

Cerré el celular y me recosté del balconcillo que estaba frente a frente a la puerta del baño, pasaron unos 10 minutos hasta que la vi salir, mierda me enderecé de golpe al verla, dios es que llegó a pasar por mi mente que no era ella, es que no podía ser ella. Esta no era la Isabella de hace unos minutos.


sin poder evitarlo mis ojos recorrieron su cuerpo completamente, ya no se veía angelical, ahora se veía totalmente sexy. Ella había dejado el bulto y ahora caminaba hacia mí, con un ligero movimiento de caderas. No podía dejar de verla, al escucharla a ella hablar fue que le miré directamente a los ojos, y por primera vez ella me regaló una hermosa sonrisa irónica.
_ ¿Qué?... ¿sin habla oficial?... –dijo mientras se daba la vuelta, para que la mirara en todos los ángulos?...

No dije nada. Me quedé mudo. Ella se alzó de hombros y se giró de golpe al escuchar una chillona voz llamarla por su nombre.
_ ¡¡BELLA!!...

Ví a bella dirigirse corriendo a aquella muchachita, ambas corrieron hasta encontrarse y abrasarse, ellas estaban felices. Las miraba sin pestañar, en seguida reconocí a aquella chica como la que estaba con Bella en las imágenes, esa debía ser la tal Alice Brandon. Ellas se separaron, la amiga de Bella no venía vestida muy distinta que ella, al parecer era el estilo de ambas vestir fuera de la vista de sus padres.

_ ¿Cómo estas, Bella?... –dijo su amiga y Bella le sonrió, era la misma sonrisa sincera que le había regalado la noche anterior a su novio, era sincera y con amor-.
_ Ahora que estas aquí bien… es que si no fuera por ti estaría loca… -ambas se echaron a reír-.
_ Disculpe, señorita Swan… -intervine acercándome a ellas, ambas se giraron a mirarme, escuché el silbido que hizo la amiga al momento en que me vio-.
_ Wao!... –dijo Alice-. Mierda bella te quedaste chiquita al decir lo guapo que es tu custodio…

Bella la miró de golpe, como si le estuviera saliendo otro ojo, yo me paré frente a ambas, la tal Alice me miraba de abajo a arriba sin disimular.
_ Disculpe, señorita… -dije mirando a Isabella-. Pero tengo instrucciones de…
_ Por dios, guapo… -dijo la pequeña mientras se enganchaba en uno de mis brazos como si tuviéramos aquella confianza, yo lo miré mientras fruncía el seño, la tal Alice me miró con unos ojos que de seguro cualquiera le tomaría pena, me habló en un susurro-. No seas así… deja que nos veamos… Bella es mi mejor amiga, y yo soy la de ella… ¿no ves que soy su única amiga?... si nos impides vernos, estarás rompiendo dos corazones… -juro que me miró con los ojitos del gato de Shrek y continúo-. No haremos nada indebido, igual, estarás con nosotras… prometemos portarnos bien… si no hacemos nada indebido, Mister Charlie Swan, no se enterará…

Miré primero mi brazo del cual ella se enganchaba, y luego sus ojitos del gato de Shrek, y giré lentamente al escuchar aquella sonrisita divertida que salía de los labios de Isabella, ella miraba a su amiga, mientras se tapaba la boca con una mano, en sus ojos se reflejaba la carcajada que amenazaba por salir de los labios de ella, cuando se comportaba así se veía súper hermosa. Miré a Alice y le hablé bastante serio.
_ Ok… pero no las perderé de vistas…
_ ¡Ehhhhhh!... –dijo Alice dando brinquitos, y luego me dio un abrazo efusivo que me obligó a dar dos pasos hacia atrás-.
_ ¿Gracias…
_ Edward Cullen…
_ Gracias Edward… no solo eres Guapísimo… también veo que eres súper dulce… -miró a Isabella-. Dios estas bendecida, amiga…

Isabella borró la sonrisa de su rostro y bufó, mientras tomaba a su amiga de la mano y la jalaba para apartarla de mí.
_ NO hables sandeces, Alice… vamos a ver que compramos…

Ambas iniciaron el paso y yo les seguí detrás, ellas hablaban entre ellas, tan bajito que yo no las escuchaba. Al cabo de unos 5 minutos, aquello pasó tan rápido. Un chico dobló la esquina corriendo como loco, y con quien chocó de frente fue con Isabella. Venía a tal velocidad que al toparse con ella sacó sus manos de frente y la empujó por el pecho, haciendo que ella retrocediera tan fuerte que calló de espaldas en el piso. Todos miraron asombrados.
_ ¡Bella!... –gritó Alice-.
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Bella Pov.

Todo fue tan rápido, el chico empujó sus manos con tanta fuerza, que sentí que volé de espaldas hasta caer en el piso, sentí un fuerte dolor de cabeza. No se si perdí el conocimiento solo se que escuchaba la voz de mi amiga a lo lejos.
_ Bella, bella, por dios abre los ojos…
Unas tibias y suave manos acariciaron mi mejilla, mientras aquella voz aterciopelada hablaba demasiada cerca de mi rostro.
_ Isabella, Isabella… -era la voz de Edward, seguí con los ojos cerrados para seguir disfrutando de aquel contacto en mis mejillas, la verdad se sentía demasiado bien, nunca me había hablado en ese tono, al parecer estaba demasiado cerca de mí porque un aroma dulce, embriagador y exquisito llenaba mis fosas nasales, era él, era él, seguía siendo él-.

_Voy a llamar a la casa blanca, debe chequearla un médico… -dijo Edward preocupado en un susurro y aquello bastó para que yo lentamente abriera los ojos, y me obligara a salir de mi burbuja-.
_ ¡Dios, Bella!... –dijo Alice y sentí una manos posarse justo detrás de mí espalda para impulsarme y sentarme un poco, me giré para ver de quien se trataba y era él-.
_ Debo regresarte a la casa… -me dijo en un susurro, su rostro reflejaba preocupación-.

Yo moví de manera frenética, moví la cabeza negativamente.
_ No, no, no… -pero al hacerlo un pinchazo me hizo llevar mi mano a mi nuca debajo del cabello, Edward abrió los ojos como platos, yo saqué la mano y me la miré para ver si tenía sangre y gracias a dios no tenía-. Estoy bien…
_ Ven… -dijo él y de manera delicada me puso de pies, sosteniendo mi mano en una de las de él, ahí fue que me pude percatar de que nos rodeaban un grupo de personas, todos observadores, Alice y Edward eran los únicos que estaban cerca de mí, Alice también estaba sumamente preocupada-.
_ ¿Segura que estas bien, Bella?... –dijo Alice con duda-.
_ Si…

Me sorprendí cuando vi a Edward soltarme la mano, sentí un vacío, pero Edward se colocó frente a mí, y para mi sorpresa se acercó bastante, mientras llevó una de sus manos a una de mis mejillas, me miró a los ojos, yo estaba idiotizada y achocada.
_ Debo sacarte de aquí, ahora…

Lo miré con preocupación, ¿Qué estaba pasando?...

_ ¡Isabella… sabía que eras la hija de Charlie Swan!... –todos miramos y allí estaba el chico parado que me había golpeado, dos oficiales, que no sabia de donde habían salido lo tenían prácticamente inmovilizado, el chico trataba de safarse para mirarme, yo me asusté bastante, su mirada era como de odio, Edward rápidamente me tomó de la mano y me puso detrás de él, escudándome con su cuerpo, inmediatamente los flash comenzaron a sonar y brillar, la espalda de Edward estaba pegada a mi pecho, pocas veces llegué a asustarme como en ese momento, las personas comenzaron a hacer intento de acercarse y yo me pegaba mas al cuerpo de Edward-.
_ ¡Alice, Vamos…!... –dijo Edward y tomándome de la mano mas fuerte me jaló, los tres corrimos, mientras muchas personas nos seguían, yo mientras corría, Edward me haló poniéndome delante de él-. No miren hacia atrás, muevan los pies, iremos al ascensor… -la preocupación de Edward era notable, él abrió el ascensor y me entró primero, Alice y él entraron al mismo tiempo, él le dio repetidamente al botón de cerrarse, cuando las puertas se cerraban vi mas oficiales correr detrás de la gente, una vez la puerta se cerró yo me pegué de la pared, estaba súper agitada y me dejé arrastrar por la alfombrada pared, hasta sentarme en el piso, Edward quien también estaba agitado por la corrida no despegaba su mirada de mí, Alice que estaba callada era porque no le salía la voz, respiraba forzadamente-.

Nadie dijo nada, llegamos al sótano. Edward se acuclilló frente a mí y me tomó de las manos. Yo lo miré. Su contacto era caliente y reconfortable para mí…
_ Iremos directo al auto, no pierdas tiempo… -me ordenó Edward, luego me susurró con suavidad un “Tranquila… te voy a sacar de aquí…”-.

Yo miré a Alice de golpe, ni siquiera pudimos hablar. Ella me conocía.
_ Hazle caso a Edward… -me dijo seria-. Mas tarde te llamo para que nos pongamos de acuerdo, váyanse que mi auto esta en el aparcamiento…

Edward quien aún tenía mis manos entre las de él, se paró y me paró con él, luego lo vi mirar a mi amiga, mientras le preguntaba.
_ ¿Seguro estarás bien?... –le dijo, Alice movió la cabeza positivamente-.
_ Si, saca a Bella de aquí…

Alice me abrazó y en el momento que sonó el ascensor, Edward volvió a tomarme de la mano y me apartó de Alice bruscamente, volvimos a correr, el lugar estaba en calma y en silencio, él me montó en el asiento de atrás, y corriendo dio la vuelta para montarse, yo mientras el daba la vuelta me fije en como Alice se montaba en su auto y me decía adiós de lejos, yo también le dije adiós, pero con tristeza. La voz mandona de Edward me hizo mirarlo.
_ Póngase el cinturón, señorita… -se acabaron las miradas dulces, la voz aterciopelada y el llamarme “Isabella”-.

Las llantas rechinaron al salir de allí.

Edward Pov.

Salí del aparcamiento a todo motor. No podía tomar el riesgo de dejar a Isabella permanecer un minuto más en ese lugar. Inmediatamente la vi caer al suelo, miré al chico en el cual pude descifrar una mirada de rencor hacia ella, él sabia quien era ella y la cosa no me dio buena pinta, yo jalé mi arma de fuego, pero vi en seguida como tres oficiales que parecieron de la nada se le aventaron al chico, tumbándole al suelo, ellos tenían aparatitos en los oídos, iguales que los míos, yo giré al escuchar la voz desesperada de la amiga de Isabella, y sin pensarlo guardé mi arma y corrí hacia ellas y me agaché, Isabella tenía los ojos cerrados, yo no sabía que hacer. Con mi mano le acaricié la mejilla.

_ Isabella… Isabella… -le llamaba y ella no reaccionaba, me pasé la mano por el pelo de manera desesperada y miré a Alice, quien también me miraba preocupada-. Voy a llamar a la casa blanca, debe chequearla un médico…

Al decir aquello la ví como lentamente fue abriendo los ojos, Alice se emocionó al verla reaccionar y yo de manera inmediata la ayudé a sentarse, ella giró su rostro, supongo que para ver quien la estaba ayudando, sabía que la chica era capaz de golpearme por haberla tocado, pero para mi sorpresa al verme, sus ojos eran distintos, la verdad me fascinó la forma en que me miró, era la primera vez que me miraba sin una nota de ira, ironía e hipocresía, así tan cerca ambos nos quedamos mirando unos segundos, el olor de su pelo golpeaba mi rostro y era tan exquisito, dios estaba tan preocupado por lo que pudo haber pasado.

_ Debo regresarte a la casa… -le susurré y ella negó repetidamente con la cabeza, su rostro se crispó y llevó la mano a la base de su cabeza entrándola por su pelo, mierda ahora si que la cagué, pensé al imaginarla herida, ella revisó su mano, imagino que en busca de rastro de sangre y respiró con alivio-.

La ayudé a ponerse de pies. Y enseguida escuché la voz de Emmet através del aparatito que llevaba en el oído.
_ Estamos en la Plaza… saca a Bella de allí ahora mismo… no tardes…

El alma me bajó a los pies, miré a los guardias que agarraban al tipo y fue cuando ví que este intentaba safarse de su agarre y que su mirada no se apartaba de ella, me giré la solté de la mano y me coloqué frente a ella, la verdad no quería llamar mas la atención, ya que la plaza se había paralizado y todos nos miraban a nosotros. Me acerqué a ella, y al hacerlo vi en sus ojitos que estaba algo asustada, mi mano fue a su mejilla, un puro impulso, el cual no quise reprimir, quería volver a acariciar su suave piel, nuestros ojos se engancharon, para mi sorpresa ella se quedó sin respiración, yo le hablé en un susurro.

_ Debo sacarte de aquí, ahora…

La ví ponerse en alerta, sus ojos reflejaban su preocupación, a mi me angustiaba verla así, quería decirle que yo la cuidaría y la protegería con mi propia vida si era necesario. Al escuchar la voz histérica del chico recordé lo que debía de hacer.
_ ¡Isabella… sabía que eras la hija de Charlie Swan!...

Todos lo miramos y yo de manera automática cubrí a Bella con mi cuerpo. Ella se adhirió a mi y me tomó de la mano, la sentí temblar, los flash comenzaron a salir, no podía esperar mas.

_ Alice, vamos…
Tomé a Isabella de la mano, mas fuerte de lo necesario, ella estaba enterrada en el piso, por lo que me vi en la obligación de aplicar un poco mas de fuerza para obligarla a correr, corrimos hacia el ascensor, una vez adentro, los tres tratábamos de tomar aire, ya que estábamos sofocados por la carrera, ella se sentó en el suelo del ascensor, sus manos temblaban, y la ví abrazar sus piernas, parecía no darse cuenta de aquello. Miré a Alice y ella también miraba a su amiga fijamente, luego me miró a mí y pude ver en sus ojos la preocupación. Yo me acerqué a Isabella, me acuclillé y tomé sus manos, con la finalidad de obligarla a que se soltara las piernas, ella levantó su rostro y me miró a los ojos.

_ Iremos directo al auto, no pierdas tiempo… -le hablé con autoridad, no dijo nada, solo me miraba fijamente a los ojos-. Tranquila… te voy a sacar de aquí…

Ella miró a su amiga de golpe, imagino que por el hecho de que no llegaron siquiera a hablar. Ellas se conocían, ya que Alice me apoyó.

Al verlas abrazarse, me di cuenta de que había hecho bien, en dejarle en su celular el contacto de su amiga, Isabella se veía bacía. Volví a sentir pena por ella. En cuanto el ascensor se detuvo en el sótano de la plaza, la tomé de la mano y corrimos hasta su auto, allí yo mismo la introduje en el asiento trasero y di la vuelta corriendo, para salir de allí cuanto antes.

_ Póngase el cinturón, señorita… -ella me miró y yo también por el retrovisor, sus ojos eran tan fáciles de leer, ella estaba bastante triste-.

Conducía a rápida velocidad rumbo a la casa blanca. No aguanté las ganas de volverla a ver a través del retrovisor y al hacerlo, la ví mirar fijamente por la ventana del auto, su mirada estaba distraída y fue cuando vi unas lágrimas cristalinas sobre su mejilla. Y como siempre reaccioné por impulso. Bajé la velocidad de golpe, y giré bruscamente el guía del auto, tirándome a mi derecha, entrando al paseo y aunque aparqué no apagué el motor del vehículo, pude notar como sus ojos se abrieron de golpe y de manera rápida se quitó el cinturón y se giró hacia atrás, seguro para ver si alguien nos venía siguiendo, los autos corrían sin parar.

_ ¡¿Qué diablos hace… por qué se detiene?... –me gritó casi histérica, yo la miré fijamente a los ojos-.
_ Tranquila, señorita Swan, no pasa nada… solo quiero cerciorarme de que se encuentra bien…

Ella me miró a los ojos, los de ella estaban rojos y con lagrimas, las cuales corrían por sus mejillas, vi como sin decir nada me retiró la mirada bruscamente y volvió a mirar por el cristal, no pude retirar mi mirada de ella, no se que me pasaba, pero la verdad es que verla así me hacía sentir mal, pasamos unos minutos así, ella no me pidió que arrancara nuevamente, tal vez necesitaba calmarse antes de llegar a su casa y yo me quedé allí, en silencio, dándole su espacio, pero sin dejar de mirarla, me puse derecho en mi asiento, y acomodé el retrovisor para seguir sin perderla de vista, notaba como con rabia ella se quitaba cada lagrima que caía en su mejilla, pero eso no impedía que nuevas volvieran a salir. Pasaron 10, 20 ó 30 minutos, en realidad perdí la cuenta, ella seguía llorando en silencio y yo seguía observándola fijamente. Mi celular había vibrado como 20 veces y siempre el nombre en la pantalla era el mismo, “Emmet”.

_ Señorita… ¿Cómo se encuentra?... –le dije en un susurro y la ví mirarme de mala manera, sus ojos eran de rabia y en el tono que me habló, dejó reflejado la rabia que sentía, ya que habló entre dientes-.
_ ¿Y cómo cree usted que debo de encontrarme?... ¡¡¡MAALLLL!!!... –yo solo tragué en seco y la escuché-. ¡Mal, mal, mal!... –dijo llorando-. ¡Mal porque sencillamente mi vida es un infierno!... ¡No quiero vivir esto!... ¡Quiero tener la vida normal, que lleva cualquier joven de mi edad!... ¡Lo que acaba de ocurrir me da miedo, Mi vida, me da mucho miedo!... soy una estúpida… - se dijo de repente, a si misma, retirándome la mirada, yo fruncí el seño sin entender, volvió a mirar por la ventanilla mientras me susurraba-. Arranque el maldito auto y lléveme de regreso a mi jaula de cristal… solo ahí estaré segura…

Bella Pov.
Una vez en el auto, miraba a través de la ventanilla, el lindo paisaje que cruzábamos a toda velocidad, la verdad solo observaba el borrón cruzar ante mi vista. Lo que sentía en mi pecho era difícil de explicar, sentía una opresión y una tristeza increíble, eso por lo que acababa de pasar, nunca antes lo había vivido, en mi mente volvieron aparecer los ojos de odio de aquel chico, me despreciaba… sentí miedo, por primera vez, sentí mucho miedo de que alguien pudiera lastimarme, y por primera vez, reconocí que papá tenía razón, yo era un blanco fácil para dañarlo a él… dios, dios, dios, ¿Por qué tengo que pasar por esto?... yo no he elegido esta vida, yo quiero ser normal, tener amigas, ir al instituto, ir a fiestas e ir de compras…

Sentí cuando el carro dio un viraje y aquello me asustó en gran manera, rápidamente me quité el cinturón, por si debía correr y me giré hacia atrás para ver si algún auto nos venía siguiendo, al ver el transito aparentemente normal, miré a mi custodio y le reclamé, él solo trató de tranquilizarme. Nuestras miradas se toparon y como ya se estaba haciendo costumbre se engancharon, pude ver algo extraño en su mirada, era preocupación, angustia, impotencia y… Lastima. Fue cuando me percaté que estaba llorando, de mala manera le retiré la mirada, y volví a mirar hacia la ventanilla, la verdad mi mirada estaba perdida, porque en realidad no veía absolutamente nada. Sentí rabia conmigo, al sentir la tristeza embargarme completamente, mis ojos picaban, mi corazón dolía, estaba triste y lo peor era que me sentía sola, siempre solía llorar en mi habitación, creo que ni mis padres nunca me habían visto llorar, solo nana y en ocasiones Emmet, siempre me encerraba en mi misma y me desahogaba en las paredes de mi habitación, aparentando ser una chica ruda y sin sentimientos. Pero en este momento, no entiendo lo que me pasaba, me sentía tan triste que me abandoné y comencé a llorar, mi custodio aunque estaba ahí, no sé si observándome, no dijo nada, y dentro de mí, se lo agradecí mucho. El tiempo pasaba y mis lágrimas no dejaban de salir. Escuché su aterciopelada voz, hablarme en un susurro.

_ Señorita… ¿Cómo se encuentra?... –aquello me molestó, no con él, si no conmigo misma y de igual manera arremetí contra él-.
_ ¿Y cómo cree usted que debo de encontrarme?... ¡¡¡MAALLLL!!!... –lo ví fruncir el seño, pero no dijo nada, yo continúe subiendo la voz un poco más, sin dejar pasar por mi mente, las palabras que salían por mi boca-. ¡Mal, mal, mal!... ¡Mal porque sencillamente mi vida es un infierno!... ¡No quiero vivir esto!... ¡Quiero tener la vida normal, que lleva cualquier joven de mi edad!... ¡Lo que acaba de ocurrir me da miedo, Mi vida, me da mucho miedo!... soy una estúpida… -dije de momento al darme cuenta que me estaba desahogando con la persona equivocada, volví a retirarle la mirada, y le susurré el que me regresara a mi casa, sabía que allí iba estar sola, tranquila y protegida-.
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Nos estacionamos en el garaje de la casa blanca. Estaba tan encismada en mis pensamientos, que reaccioné al ver que Edward me abría la puerta. Yo me miré y fue cuando recordé la facha que llevaba, mamá moriría de un infarto si me veía vestida de esa manera, igual, lentamente salí del auto, noté como Edward no se movió, de donde estaba parado, haciendo que ambos quedáramos cerca, solo dividido por la puerta del auto, que todavía seguía abierta. Ambos nos miramos a los ojos, él tenía el ceño levemente fruncido, lo ví mirarme lentamente de abajo a arriba. Y luego se detuvo en mis ojos, ambos giramos el rostro al escuchar la voz de Jessica.

_ Disculpe, Señorita Swan… -ella al ver que yo la miraba bajó la mirada para hablar, la verdad en otras ocasiones me divertía provocar eso pero en esta ocasión, me sentía mal, por ser tan dura con la servidumbre, estaba conciente que al estar trancada allí, no tenía con quien divertirme-.
_ Dime, Jessica… -ella al escuchar el tono de mi voz, el cual fue NORMAL, sin nota de reproche, superioridad y prepotencia, levantó su rostro de golpe y me miró con los ojos como platos, ví que su boca hizo como la de un pez, la pobre no sabía que iba a decir-.
_ Disculpe… lo que sucede es que… el señor presidente… y la primera dama, quieren verla… la esperan en el despacho presidencial…

Yo bufé, mientras miraba al suelo, lo que me faltaba… sabía que ya debían estar al tanto, de lo que pasó en la plaza.
_ Ok. Gracias… -le dije a ella, mientras inicié mi paso hacia el ascensor, mis pasos eran cortos, me sentía tan débil que ni ganas de caminar tenía, cuando di como el cuarto paso escuché que cerraron la puerta del auto, y no pasaron dos segundos cuando una mano me tomó del brazo derecho, impidiéndome continuar con mi caminar, yo enderecé mi cuerpo, al sentir aquel tacto caliente en mi piel, una corriente eléctrica golpeó mi cuerpo de manera que hizo que mi corazón comenzara a latir de manera descontrolada, al aquella mano provocar todo aquello en mi cuerpo hizo que le mirara de golpe, seguro con cara de horror, luego de mirarla, mis ojos buscaron al dueño de aquella mano, Edward me miraba a los ojos, de una manera que no pude descifrar, de manera inmediata me soltó el brazo, y me habló, pero en vez de ser sumiso como Jessica, su tono de voz, fue altanero, o mejor decir seguro, me miró a los ojos y mientras fruncía el seño, lo vi mover la cabeza levemente de forma negativa-.
_ No pensará ir a ver a sus padres, vestida de esa manera… -no fue una pregunta, fue prácticamente una confirmación-.
_ No importa… -le dije en un susurro, ambos nos mirábamos a los ojos… (siempre que digo que se miran fijamente a los ojos, me los imagino mirándose de la forma en que kris y rob se miran a los ojos, ellos lo hacen tan lindo, que en los ojos se refleja lo que sienten el uno por el otro)-.

_ Claro que importa… -él también me susurró, su mirada fue de preocupación-. Le van a regañar, fácilmente le castiguen…

Le sonreí con ironía.
_ ¿Acaso cree que me importa?... –le dije e inicié el paso hacia el ascensor-.
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El ascensor abrió su puerta en el despacho de mi padre, Edward seguía a mi espalda, como de costumbre, solo hice pisar un pies en la alfombra del despacho cuando escuché el proveniente jadeo de mi madre, yo la miré, ella corrió hacia mí, papá se fue levantando de su silla lentamente, mamá al llegar a mí, me miró repetidamente de los pies a la cabeza, su rostro reflejaba horror, asco y molestia.
_ ¡¡¡Oh, dios mío!!!!... –dijo mamá y yo puse cara de fastidio, mientras la miraba fijamente-. ¡¿Qué facha es la que llevas puesta Isabella?... –se llevó la mano a la frente con preocupación-. Lo mas seguro que en esa plaza debieron haberte visto los paparazzi… ¡dios saldrás en la prensa vestida de esa manera-.

Yo me quedé estática en mi puesto, y me mordí los labios tan fuerte que de seguro me lastimaría, es que quería gritarle tantas cosas a mi madre, en otra ocasión lo hubiera hecho pero ahora no tenia ni ganas ni fuerzas para pelear con ella, ella me daba la vuelta, inspeccionándome detenidamente por todo los ángulos.

_ Gracias, por tomarse la molestia de preocuparse por mi, madre…

Inicié el paso hacia el escritorio de mi padre, quien me miraba fijamente, su mirada no era severa, su seño estaba fruncido, pero no por molestia. Yo quería terminar con todo esto, por lo que me crucé de brazos y levanté mi rostro, lo miré de manera retadora.
_ ¿Qué querías, papá?...

Su voz fue suave.
_ Estuviste llorando… ¿estás bien pequeña?...

Mi corazón se apretujó tanto, que mis ojos de manera involuntaria se aguaron, aguanté hasta mas las lagrimas, papá rápidamente se giró para salir de su escritorio y de manera rápida se acercó a mí y me abrazó fuerte, momentos que añoraba con tanta fuerza cruzaron en mi mente, todos cuando era pequeña y era la consentida de Charlie, mi padre se volvió distante conmigo cuando empezó la campaña para ser presidente, aquello hizo que yo me comportara de una manera rebelde, solo para llamar su atención y producto a mi rebeldía él se fue alejando mas de mí, trayendo con ello la distancia entre ambos. Las lagrimas volvieron a abandonar mis ojos, sentía la mano de mi padre acariciar mi espalda y mi pelo, estaba consolándome. Luego de unos segundos, se apartó de mí, para mirarme, al ver que estaba llorando, su rostro se crispó de preocupación, lo vi buscar a alguien con la mirada y la detuvo al encontrarlo, yo me giré para verlo, cuando Charlie convirtió su mirada de preocupación por enfado, su mirada iba dirigida a Edward, quien estaba parado cerca del ascensor.
_ Papá… -dije en un susurro lastimero-.
_ ¿Qué pasó en esa plaza?... ¿Acaso dejó que mi hija se lastimara?...

Papá me soltó y se iba a acercar de manera brusca a Edward, frenó de golpe al escuchar mi voz, mi tono fue de angustia y un poco más alto de lo necesario.
_ ¡Papá, espera!... –papá me miró, su mirada suave había desaparecido, ahora parecía molesto, yo bajé mi tono de voz, también me sentía preocupada, hablé mientras me arrancaba las lagrimas de mis mejillas-. Edward hizo su trabajo… -miré a Edward, dios su mirada fija en mí, me intimidó, era tan profunda, era como si tratara de leer algo en mis ojos, yo para seguir hablando me ví obligada a retirarle la mirada, miré a mi padre quien me veía con los ojos abiertos como platos, hablé muy bajito-. Me sacó de allí de inmediato… el chico salió de la nada… -no solo Edward y papá estaban sorprendidos, yo también lo estaba, no se, pero hablé por un impulso que no pude controlar-. Todo fue un accidente…
_ Pues… entonces… -dijo papá algo achocado, yo miré a Edward y este también seguía mirándome, nuestras miradas volvieron a quedar enganchada-. Es mi deber de felicitarlo, Oficial… -Edward apartó mi mirada para mirar a mi padre, quien me estaba mirando a mí, con el seño fruncido-.
_ Gracias… -le dijo Edward-.
_ Bueno, bueno, bueno… -dijo mamá zanjando el tema-. ¿Ahora explícanos qué hacías vestida de esa manera?... una chica decente o mejor dicho la hija del presidente no debe de vestir como una ramera, señorita…

Yo bufé, papá miró de manera reprobatoria a mi madre. Mamá estaba alarmada.
_ ¡Dios… ¿acaso no la ves, Charlie?!...
_ ¡Eso es lo de menos, Renée, en este momento lo importante es otra cosa!... –dijo papá y pensé que me iba a defender, estaba equivocada, ya que se giró a mirarme molesto-. ¡¿Qué hacía contigo Alice Brandon!... –cerré los ojos al sentirme perdida-. ¿Acaso no te dije que estaba prohibido que la vieras?... –miró a Edward de mala manera-. ¿Acaso a usted no se le indicó que mi hija no podía ver a esa muchacha?...
_ Lo siento, papá… -me apresuré a hablar-. Ni siquiera el Oficial sabía que me vería con ella… fue pura coincidencia…

Papá se molestó más aún.
_ ¡¿Me ves cara de estúpido o qué?!...
_ Papá… -le rogué-. No puedes prohibirme que la vea… ella es mi mejor amiga… es mi única amiga, me estarás matando si nos separas…
_ Te di la oportunidad y la desaprovechaste, Isabella… no puedo permitir que esa chiquilla y tú hagan escándalos que dañen mi carrera… lo siento… pero no pueden verse y espero que tú puedas entenderlo, porque si me vuelvo a enterar que se ven a escondidas, lamentablemente me harás tomar medidas drásticas al respecto…

Yo me pasé la mano por el pelo con desesperación.
_ Perdone que interrumpa, señor, pero si me permite hablar al respecto se lo voy a agradecer… -dijo Edward y yo lo miré. Él miraba a mi padre, quien cruzándose de brazos lo miró-.
_ Diga…
_ Si usted así lo determina, yo puedo encargarme de que las niñas no se inmiscuyan en problemas, yo estaré en todo momento con ellas… si permiten que se sigan viendo, yo les garantizo que no las perderé de vista ni un momento…

Luego de un minuto de silencio, mi madre habló.
_ Son tonterías… -dijo mamá molesta-. A Isabella y a esa niña no las controla nadie…

Al escuchar las palabras severas de mi padre, quise caerme de bruces al piso.
_ Bueno… se está jugando su puesto, Oficial… de usted está en manos que las niñas no se metan en escándalos… Isabella… -yo lo miré de golpe-. Espero que aproveches la última oportunidad que te estoy dando…

Estaba tan emocionada que quise correr hacia a mi padre y abrasarlo, la verdad no lo hice, solo miré a Edward y le sonreí enormemente, estaba feliz y quería que supiera lo agradecida que estaba con él… quien al verme sonreírle, me devolvió una sonrisa de lado, que me dejó estupefacta.


sábado, 16 de julio de 2011

Capitulo IV.


CAPITULO IV.
Un Mundo en Tristeza.

Edward Pov.

_ La cagaste, Edward… -dijo Jasper preocupado, en cuanto vio a la chiquilla marcharse corriendo, yo estaba que ventilaba de la rabia, Emmet me miraba, y lo conocía bastante bien, para saber que en ese momento quería golpearme-.
_ Pues no me importa… al fin de cuenta, esto no es lo mío…
_ ¡La enfrentaste, maldición!... –dijo Emmett rempujándome por el pecho, di dos pasos hacia atrás, y lo miré rabioso-.
_ ¡¿Y?... ¡¿Qué mierdas esperaba que hiciera?!... ¡Yo tampoco soporto su actitud para conmigo!...
_ ¡Veré que hago para que esto no se vaya de mal!...
_ ¡Por mi no hagas nada!... –le grité molesto-.

Vi a Emmet agarrarse el aparatito del oído, seguro le estaban diciendo algo, me miró.
_ Vamos… el presidente quiere vernos a ambos…
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Bella Pov.

Mi corazón se detuvo al ver a papá pararse de manera agresiva del sofá. En la sala estaban él, mamá y sus invitados, yo llorando le conté lo que me había pasado, gracias a dios, Jake corroboraba todo lo que yo le decía.

_ ¡Dios Isabella… siempre el mismo problema contigo!... –miró a uno de seguridad que estaba en la sala y le dio la orden-. Avísales a los oficiales Cullen que quiero verlos de inmediato…
_ Si señor…

Jake me agarró de la mano, dándome algún tipo de apoyo, no pasó 10 segundos cuando Emmet, Jasper y Edward irrumpieron en la sala uno atrás de otro, mi mirada se topó con la de Edward, y por primera vez, fue él quien me la retiró de manera brusca.

_ ¿Qué pasó Cullen?...
Le dijo papá a Emmet, a quien por primera vez le ví preocupación en su rostro.
_ Pues… -dijo Emmet y se calló al ser interrumpido-.
_ Con permiso, señor presidente, pero creo que soy yo el que debe explicar lo sucedido… -yo lo miré de mala manera, es que este tipo tenía influí de superioridad o qué. ¿No sabia que debía bajar la cabeza ante mi padre?. Pero no, su cabeza estaba derechita y su mirada fija y sin temores hacia mi padre, se notaba que aún estaba molesto-. 

Papá lo miró y le asintió con un movimiento de cabeza. Edward continuó.
_ No se que le habrá dicho la señorita… pero solo le aclaré las cosas, luego de que me golpeara por cumplir con mi trabajo…

Todos me miraron de golpe, yo lo miré a él, quien lentamente me miró fijamente, yo abrí la boca como un pez al no encontrar que decir ni como defenderme, miré a mamá y esta me fulminaba con la mirada, miré a papá y este por igual, a la vez que se cruzaba de brazos, esperando una respuesta, mis invitados tenían cara de preocupación. Bien gracias a dios la voz me salió.
_ ¡Pues claro que le dí una cachetada… porque es un atrevido!... solo le pedí que me diera un poco de privacidad con Jacob!…
_ ¡Y como no lo hizo… ¿le pegaste?...!... –dijo papá con cara de horror, todos seguían mirándome y yo seguía sin saber que decir-.
_ ¡Papá este tipo me amenazó… quiero que lo despidas ahora mismo!...

Lo miré y por la forma en que Edward me miraba me dejó entender que no le importaba la decisión de mi padre.

No es lo mismo llamar al diablo que verlo llegar. Pensé.
_ Pues te equivocas, Isabella… -dijo papá molesto conmigo-. El Oficial Cullen sigue en su puesto… y mas te vale que le pidas disculpas por lo que hiciste…
_ ¡¡¡¿Qué?!!!... –dije asombrada hasta no poder, miré a mi papá como si de su cara le estuviera saliendo otro ojo, papá me enfrentó con la mirada-.
_ Lo que escuchaste… el oficial, sigue en su puesto… tú te controlas… -me advirtió, y luego se giró a Edward-. Espero que disculpe a mi hija y que dios le de toda la paciencia que necesite para soportarla

Aquello hizo que mis ojos picaran, esto era sorprendente. Miré a Edward, quien en ese mismo momento apartó la mirada de mi padre para mirarme. Y noté algo distinto en la forma en que me miró. Sus ojos ya no tenían rabia. Volvió a mirarme de la misma manera en que me miró en el momento que nos vimos por primera vez. Cuando Emmet lo llevó hasta mi habitación para presentarnos. Y como siempre salí corriendo de allí rumbo al ascensor antes de que las lágrimas se me salieran frente a todos.
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Edward Pov.

Estaba sentado en una de las orillas de la cama de mi habitación. Los pies en el piso, los codos en la rodilla y las manos sosteniendo mi cabeza. La verdad me sentía tan confundido. Nunca imaginé que la reacción del presidente para con su hija, fuera aquella. Y la verdad que aunque en este momento debía sentirme bien, porque la chiquilla no se había salido con la suya, era todo lo contrario, el momento en que la miré y vi reflejados en sus grandes ojos marrones, la tristeza que la embargó al momento de escuchar esas palabras salir de los labios de su padre, sentí que mi corazón dejó de latir por unos segundos. Sentí pena por ella. No se si nadie mas se percató, pero estoy seguro de que su motivo por salir así corriendo, era simplemente porque las lagrimas no iban a tardar por salir de sus hermosos ojos. Levanté la cabeza cuando escuché un sonido extraño, saqué de mi bolsillo el Iphone que estaba sonando con una melodía algo movida, ya había olvidado que cargaba su aparato, cuando miré en la pantalla decía “Llamando Alice”… bien… lo que me faltaba, dejé que la llamara se tumbara, y comencé a teclear el tan carísimo aparato, la verdad se que me estaba pasando de la raya, pero no me importó. Al entrar en sus contactos, abrí los ojos de golpe cuando vi que solo tenía cuatros, y eran, Alice, papá, mamá y Jake. Era verdad, la chica no tenía amigos, no me imagino como soportaba estar tan sola, yo cuando estaba en Inglaterra por poco y me vuelvo, loco, aquello fue lo que me impulsó a regresar a Washington. Entré en donde estaban las imágenes y aquello si que me descolocó bastante, con el dedo índice moví las fotos una tras otras, imágenes increíbles de ella aparecían en la pantalla, ella sonriendo y La foto tomada solo a su rostro. La imagen era perfecta y su sonrisa era tan natural, habían muchas fotos de ella y una chica algo menudita en un pasto verde y hermoso, imagino que el jardín presidencial, ellas posando de manera cómica, haciendo muecas, jugando entre ellas, la verdad es que algunas de esas fotos me hicieron sonreir...
        
 eran tan cómicas. Pero al llegar a aquella foto, me quedé observándola por tanto tiempo que creo que perdí la cuenta de los minutos, y memoricé lo hermosa que era perfectamente..
Escuché un carraspeo de garganta y levanté mi mirada de golpe. Jasper recostado del marco de la puerta me miraba cruzado de brazos, vestía unos jeans y una franela. Yo rápidamente traté de ocultar el aparato. No se si Jasper no quiso fastidiar o si vio lo que tenia en la mano, igual guardé el celular en un cajoncito de la mesita de noche que me quedaba mas cerca.
_ ¿Qué, amigo?... –dijo Jasper terminando de entrar-. ¿Por qué no te has cambiado para dormir?... cuando el presidente se va a acostar es el mejor momento para descansar… -yo lo ví dejarse caer de trasero en uno de los sofá-. ¿Qué hacías?...
_ Nada importante… -me puse de pies y comencé a despojarme de los zapatos, la medias y luego la chaqueta-. ¿Tú que haces?...
_ Respirar… -dijo mientras me miraba fijamente-. ¿Qué te pasa?... te conozco… ¿Por qué tienes esa cara?... ¿algo te preocupa?...
_ Nada… -fue mi respuesta, iba a entrar al baño, cuando al escuchar lo que dijo me paré de golpe y me giré para mirarlo-.
_ Deberías estar feliz… ¿acaso no te emocionó cuando el presidente Swan puso en su puesto a esa chiquilla estúpida?... –yo lo miré bastante serio, debo confesar, por lo menos a mí mismo, que escuchar el comentario de Jasper me molestó-. Es que pagaría por volver a ver el rostro que puso… estaba muy segura de que te iban a echar, y no solo no lo hicieron, si no que también te dejaron en el mismo puesto… debería aprender a no creer que el mundo gira a su alrededor…
_ Y tú debes aprender a que debes respetar a tus superiores, no debes hablar así de ella…

Ví a Jasper mirarme asombrado, yo estaba bastante serio.
_ No me admitas que hablas en serio... –dijo él poniéndose de pies lentamente-. ¡Edward por dios esa chica se atrevió a golpearte!... ¿Acaso no te cae mal?... si aparentemente no la soportas…
_ Eso no me da derecho a que me refiera de la manera que tu lo estas haciendo ahora, Jasper…
_ Eres un estúpido… pero igual, felicidades por ponerla en su puesto…

Bufé, rodé los ojos y luego me encerré en mi baño, cerrando la puerta un poquito mas fuerte, necesitaba agua… terminé de despojarme de la ropa y sin mediar la temperatura del agua me entré en la regadera, el agua comenzó a caerme en el cabello, y yo comencé a relajarme, cerré los ojos y sin esperármelo imágenes de mi día pasaron por mi mente, pero todas eran imágenes de ella. Cuando me empujó para apartarme de su camino, cuando fui a su habitación con Emmet y ambos nos vimos de frente en la cara, cuando estaba rabiosa por lo que le decía Emmet, me sonreí al recordar como me miraba cuando le quité el aparato, la imagen que mas perduró en mi mente fue cuando la ví sonreírle a su novio, Isabella Swan era tan hermosa, me puse serio al recordar como besaba a su novio, como el tipo le acariciaba la cintura, mientras acariciaba sus labios con los de él, cerré fuertemente los ojos al recordar no solo su mirada fija en los míos, si no también su cercanía, su respiración golpear mi rostro y por último recordé su mirada y sus ojos tristes cuando escuchó a su padre decirme que me dotara de paciencia para poder soportarla. 
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Bella Pov.

Frente a mi buró, me aplicaba en el rostro un poco de maquillaje en los ojos, para tratar de disimular la mala noche que había pasado. Casi no pegué los ojos y para el colmo la tristeza y el odio me consumían. Tristeza al sentirme ser un estorbo para mis padres y odio… al estúpido y soberbio de mi custodio, que en esta ocasión se había salido con la suya. Escuché unos toquecitos en la puerta y miré.
_ Pase…
Entró mi nana, quien me sonrió tiernamente, ella significaba más para mí, que la misma Renée.
_ ¿Cómo amaneciste, mi reina?...

Me giré hacia el espejo, mientras me alisaba el pelo con un cepillo, la miré a través del espejo mientras me alzaba de hombros.
_ Supongo que bien…
_ No estés triste pequeña… mira… Edward te ha enviado esto…

Me enseñó a través del espejo mi celular. Yo me giré de golpe, mientras me salió una sonrisa… ella me lo entregó, pero inmediato recordé que él había dicho que me lo devolvería cuando borrara el contacto de Alice. Mi felicidad se fue al mismísimo coño, Era tan estúpida que nunca lo había memorizado.
_ ¿Qué pasa?... –dijo nana al ver mi cambio de humor-.
_ A ese infeliz no lo soporto… -dije para mi misma, mientras ingresé en mi contacto, mis ojos se abrieron como platos al ver el nombre de Alice, mi corazón palpitó rápidamente de felicidad, dios debía escribirlo en mil papelitos, por si acaso-.
_ ¿Y ahora?... –dijo nana al ver mis cambios repentinos de humor-.
_ Dios, dios, dios… no lo borró, no lo borró!... –dije dando brinquitos, nana puso cara de no entender, la miré y la abrasé de impulso-. No borró el contacto de Alice…
_ Edward aparenta ser un gran chico, mi niña…

Ni me detuve a escucharla, rápidamente marqué el numero de mi amiga y al primer timbrazo ella me contestó.
_ ¡Bella!... –gritó, escuché la preocupación en su tono de voz-. ¡No te imaginas lo asustada que estaba porque no me tomabas la llamada!... ¡Pensé tantas cosas!... ¡Estaba que ya pensaba ir a la casa blanca!...
_ ¡Shhhhh!... –le dije Alice, ya que ella no estaba respirando para hablar, cosa que no era raro en ella-. ¡Nada de venir para acá porque no te van a permitir la entrada!...
Silencio.
_ Mierda… -soltó Alice luego de un minuto-.
_ Las cosas están bastante mal… -le dije-.
_ Vamos a vernos… -dijo ella-.
_ Es imposible… papá me ha puesto un custodio…
_ Mierda, mierda, mierda… -dijo ella molesta-. ¿te ha prohibido que nos juntemos?...
_ Son exactamente sus instrucciones…
_ Manejaremos a ese custodio…

Yo bufé al escuchar eso.
_ Difícil… el tipo es de lo más engreído… con decirte que no dudo, que en poco tiempo sea él el presidente de los Estados Unidos…
_ Jajajaja… no puede ser tan malo… arréglatelas y nos encontramos en el lugar de siempre a la misma hora de siempre…
_ Alice… dudo que…
_ No dudes, amiga… nos vemos allí…

Y cortó la llamada. Miré a nana quien me miraba fijamente. Solo me lo pensé unos 2 minutos.
_ Vengo ahora… -dije y me dirigí a la puerta-.

Llevaba puesto, como siempre, un conjuntito de falda hasta la rodilla, y una franelita, y zapatillas bajitas, eran las ropas que Renée me compraba y me obligaba a poner. Parecía una chica buena. Salí de la habitación y frené mi caminar de golpe al ver a Edward, quien estaba recargado a la pared, pero al verme se puso derechito y me miró. Ambos nos miramos a los ojos. Yo le retiré la mirada y me dirigí al ascensor, cuando este iba a cerrar sus puertas, vi unas manos impedírsela, Edward entró al ascensor, y yo fruncí el seño molesta, él aunque cumplía con su trabajo me ignoraba 100%, gracias a dios. Él se colocó detrás de mí y yo le di al piso en donde sabia que iba a estar Charlie. Aunque los dos estábamos en el ascensor, era como si estuviéramos solos. A las puertas del ascensor abrirse, salí de allí, sentía sus pasos detrás de mí, como siempre afuera del despacho de mi padre estaban dos oficiales. Iba a abrir la puerta, cuando vi a Jessica Stanley salir con una bandeja y cerrar la puerta, ella vio mis intenciones de abrirla nuevamente y me habló con timidez.
_ Disculpe, señorita Swan… -yo me giré a mirarla de mala manera-. Pero su padre está en una reunión con algunos ministros y pidió que nadie le interrumpiera…

Yo puse cara de horror y solté el pomo de la puerta para acercarme a ella, quien se encogió con mi cercanía, la fulminé con la mirada, mientras la tomé fuertemente del brazo.
_ ¿Y a ti, Estúpida, quien mierda te ha dicho que yo soy NADIE?... –le dije con bastante rabia-.

Se que todos los allí presentes me miraron, pero como siempre no me importó, Jessica llevaba una bandeja en la mano, y vi como esta le temblaba por los nervios, su mirada era asustada.
_ Lo siento, señorita… -dijo ella en un susurro y yo la tomé del brazo y le di un jalón para apartarla de mi camino, y sin mirar hacia atrás, entre al despacho de mi padre.
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Todos en la mesa directiva me miraron. Charlie estaba sentado en uno de los extremos de la mesa y otros hombres vestidos también muy formales a sus laterales. Emmet y Jasper estaban en una esquina. Papá me fulminó con la mirada, ya que odiaba que lo interrumpieran.
_ ¿Qué quieres Isabella?... ¿acaso no te informaron que estaba ocupado?... –dijo bastante molesto, yo me alcé de hombros, sin darle importancia-.
_ Disculpa la interrupción, papá… pero como me has castigado, quería pedirte permiso para salir con Jacob…
_ Sabes que no hay problemas en que salgas con Jacob… pero ahora déjame trabajar…

Yo le sonreí de manera hipócrita, mas bien fue un intento de sonrisa y salí de allí, algo entusiasmada. Una vez afuera, mi sonrisa desapareció en cuanto vi aquello.

jueves, 14 de julio de 2011

Capitulo III.

CAPITULO III.
Enfrentamiento

Bella Pov.

_ Menos mal que la hinchazón cedió… -decía mi nana, mientras me ayudaba a cambiar-.
_ No quiero bajar a cenar, pensé que estaba castigada… -dije entre dientes, nana sonrió-.
_ No seas tonta… aprovecha que el vicepresidente nos viene a visitar y podrás ver a su hijo, al menos podrás hablar con él un rato-.
_ No quiero ver a nadie que no sea a mi amiga Alice…
_ Ve con calma, pequeña, vas a ver que las cosas se van a poner mejor… estás preciosa…
Llevaba un vestido color crema, era estrape arriba, y desde debajo del busto este caía en tela suave que acariciaba mi piel hasta un poco mas arriba de las rodillas, siempre me ponía en mi piel una crema, que hacia que mi cuerpo brillara tenuemente, mis zapatillas altas del mismo color que mi vestido, mi pelo estaba suelto al natural, mi maquillaje era bastante tenue como siempre. 

Edward Pov.

_ Sabes que te voy a odiar por el resto de mi vida, esta me la pagas Emmet Cullen…

Caminábamos al mismo paso por el pasillo, de la 5 planta de la casa Blanca, íbamos como dos seguridades, trajeados y con nuestros aparatitos en uno de los oídos, por allí nos comunicábamos los de seguridad. Emmet a mi lado iba serio.
_ Deje de refunfuñar, Agente Cullen, y concéntrese en su trabajo…

Yo bufe, era preferible que hiciera eso, a hacer lo que tenia ganas de hacerle en ese momento, sacar mi arma de fuego y dispararle en la cabeza. Él que tan bien me conocía, sonrió, al parecer sabía que estaba pensando. Llegamos a una habitación de puertas dobles, color caobas, allí a cada extremo del marco, habían dos oficiales de seguridad, Emmet se paró allí y yo a su lado. Él habló con tono de autoridad, nunca me iba a acostumbrar a ver en este plan a Emmet. Si, siempre era él, el más inmaduro, era él, el más estúpido, era él el más infantil. ¿Qué le hicieron en la academia en que lo prepararon?.

_ Ya pueden ir a tomar sus puestos, el Oficial Cullen ha sido designado para custodiar a la señorita Swan… -yo no pude evitar rodar los ojos, ellos se fueron con una gran sonrisa, Emmet llamó a la puerta solo dos veces y esta se abrió dejándonos ver a la señora Cope, quien al ver a Emmet sonrió y cuando me vio a mí, me guiñó un ojo-.
_ ¿Quién es nana?...

Dijo una voz dulce detrás de ella, mis ojos se posaron en ella de manera inmediata, ella me miró y ambos nos quedamos mirando, ella tenía los ojos mas lindo que hubiera visto jamás, eran unos ojos achocolatado bastantes claros, eran hermosos y expresivos, su pelo marrón cubría parte de su rostro, la niña tenía una cara súper angelical, ella dio dos pasos y salió de atrás de la señora Cope, dejándome apreciarla de cuerpo entero, mierda, la niña era hermosa.
_ Señorita Swan… -dijo Emmet y ella lo miró de golpe, pude notar que ambos se miraban fijamente, Emmet seguía en la función de militar-. Le presento al Oficial Cullen, será su custodio a partir de esta noche…

Ella abrió los ojos como platos, noté que en menos de un segundo su vista fue de mí a Emmet como tres veces.
_ Bromeas, Emmet… -soltó ella mientras cerraba sus puños a ambos lados de ella, aquello me pareció gracioso, se veía hermosa enfadada-. ¡Te dije que no quiero a nadie cuidándome el maldito trasero!...  –dijo y yo alcé mis cejas ante la sorpresa, la señora Cope la miró de golpe-.
_ Lo siento, son órdenes del presidente… -dijo mi hermano entre dientes-.
_ ¡Me importan un coño lo que diga el presidente!... no quiero a este imbécil detrás de mí todo el tiempo…

Me miró de mala manera. Y yo le devolví la misma mirada, ¿Qué se creía, qué a mí si me agradaba pasar de oficial general a niñera?... ya entendía a Jasper, la chiquilla resultó ser una engreída.
_ Bella, compórtate, preciosa, Edward se ve que es un buen muchacho… no seas mal educada…

Ella miró el rostro de la señora Cope como si de este estuviera saliendo un tercer ojo, ya aquello me estaba resultando gracioso, es cierto que la niña estaba súper enfadada.
_ No lo haga mas difícil, señorita Swan… le moleste o no, tiene un custodio y ese soy yo… -dije y ella me miró de golpe, noté que Emmet a mi lado se tensó, ella dio dos pasos y me miró de manera muy despectiva de abajo a arriba, sus ojos dulces, pasaron a ser unos ojos amargados y poco suaves, ella frunció el seño-.
_ Puede que tenga razón oficialcito, pero déjeme aclararle algo, si de igual forma, vas a cuidar mi trasero… te prohíbo de manera rotunda que te refieras a mí… solo estarás a mi lado, pero es como si no lo estuvieras… no necesito escuchar tu asquerosa voz… -ambos nos mirábamos a los ojos, mientras escuchaba atentamente las palabras que estaba vomitando-. Además buen trabajo, Oficial… -dijo mirando ahora de manera despectiva a Emmet-. Me ha elegido un custodio… -la ví buscar en su mente la palabra adecuada-. Algo… insignificante… dudo que este pueda protegerme si quiera de los paparazzi…
_ ¡Bella, basta!... –dijo la señora Cope molesta-. ¡Debes dejar de comportarte de esa manera!...
_ Bueno… yo me retiro a mi trabajo… -dijo Emmet mirándome-. Haga su trabajo, oficial Cullen…

Y sin más, el muy imbécil me dejó metido en aquello, la señorita Isabella me miró de mala manera, y la señora Cope también se iba, cuando dijo.
_ Niña recuerde que en menos de 10 minutos debe de estar en el comedor, la deben estar esperando…

Y se fue, al pasar por mi lado me susurró aquello “paciencia, solo es así al principio, cuando la conozcas bien sabrás, que no es tan detestable, suelte”… y se fue, bueno Edward… me dije, siempre te has caracterizado por tu buen trabajo, manos a la carga.
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Le extendí la mano con la palma hacia arriba y ella entrecerró los ojos mirándome fijamente.
_ ¿Qué?... –dijo mirando con asco mi mano-.
_ Disculpe, por desobedecerla señorita, se que no quiere escuchar mi asquerosa voz, pero necesito que me facilite su teléfono privado…
_ ¿Acaso a pesar de inepto, también es desquiciado?... –dijo molesta, yo rodee los ojos, sabía que mi paciencia iba a ser poca-. ¿Qué le hace pensar que le daré mi móvil privado?... ¡Y no se le ocurra volver a rodarme los ojos de esa manera!... –dijo señalándome con el dedo índice muy cerca de mi rostro-.

Paciencia, paciencia, paciencia… me pedía yo mismo, no me faltaron ganas de tumbarle ese dedo acosador el cual estaba cerca de mi rostro con un fuerte manotazo.
_ Tiene prohibido comunicarse con la señorita Brandon… -dije y ella abrió los ojos como platos-.
_ Por mí muérase… -y dijo esto dándome la espalda, justo cuando lo hizo, pude ver sobre la mesita del tocador el aparato plateado, ella pretendía cerrarme la puerta de su habitación en la cara cuando mi pie se lo impidió-.
_ Permiso… -dije mientras que con delicadeza la aparté de mi camino con un pequeño empujoncito y entré a la habitación y en cuatro zancadas me acerqué al tocador, ignoré todas las blasfemias que me decía a mi espalda, y justo cuando tomé el aparato la sentí agarrarme del brazo de manera brusca. La verdad es como si una hormiguita quisiera mover a un elefante, su cara estaba cargada de ira y sus ojos de rabia-. ¿Cómo se atreve a irrumpir en mi habitación de esa manera?... ¿es que acaso es nuevo en esto?...

Me safé de su agarre y con una mano me quité las arrugas que me habían dejado sus delicados dedos en la manga de mi camisa y luego la miré, la niña parecía en estado de shock frente a mí, yo la miré directamente a los ojos.
_ Voy a tomar su aparato celular hasta que elimine los contactos…
_ No. Se. Atreva a… -la dejé con la palabra en la boca y me dirigí hacia la puerta-. ¡Deténgase ahí mismo!... –me gritó cuando estaba a punto de salir de la habitación, yo me detuve y me giré lentamente para darle el frente, ambos nos miramos a los ojos-. ¡¿Qué mierdas se cree, primero para entrar a mi habitación de esa manera, segundo para tomar mis cosas sin mi autorización y tercero para dejarme con la palabra en la boca!... ¡¿es que acaso no se ubica igualado?!...
_ Solo hago mi trabajo, señorita Swan… y con el mayor respeto que usted se merece… no me importa mucho lo que usted piense al respecto…

¡Al diablo si querían sacarme de allí, la verdad es que no vine a los Estados Unidos para escuchar los berrinches de una niña caprichosa y sin costumbre! 
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Bella Pov.

Abrí la boca de golpe al ver que cerró la puerta con un poco de fuerza, ¿se había atrevido azotarla en frente de mí?... que mierda le había pasado a Emmet, ¿no me había dicho que me iba a asignar a alguien fácil de manejar?..., si es cierto que era el chico me había deslumbrado con su belleza, pero a mí ningún empleado de la casa blanca se atrevía a faltarme el respeto de esa manera. Era inimaginable. Si iba a tener un custodio iba a ser cualquiera, menos ese tipo arrogante e indolente. En ese momento abrieron la puerta de mi habitación y fue cuando me percaté que aún seguía con la boca abierta, por como mi nuevo custodio me había dejado con la palabra en la boca y me había cerrado la puerta en la cara. Cerré la boca y fruncí el seño al ver a papá entrar a mi habitación, como siempre venía todo estirado y muy elegante, estaba serio.

_ Wao… -dije entre dientes, para dejarle ver que estaba sorprendida de verlo en mi habitación-.
_ ¿Estas lista?... –dijo mirándome a los ojos-.
_ No… lo que estoy es sorprendida de que sepas en donde queda ubicada mi habitación…
_ No empieces Isabella, si me he trasladado hasta aquí, es para pedirte disculpas por haberte pegado… te juro que fue puro impulso… -yo rodeé los ojos, mi padre continuó, su tono de voz era cariñoso-. No quiero que pienses que no nos importas a tu madre y a mí…
_ Es que no les importo… ¿me has vuelto a poner custodio?... –cambié de tema de manera cortante, para mí esto era mas traumático que el hecho de que no le importara a mis padres-.
_ No me das otra alternativa, hija…
_ ¡Has ordenado que Alice y yo no nos volvamos a ver!...
_ ¡Esa niña no es buena para ti!...
_ ¡¿Y que es bueno para mí, según tú?... ¿estar completamente SOLA?...
_ No lo estás, tienes a Jacob, es un buen chico…
_ Porque es el hijo de tu amigo…
_ Pensé que se llevaban bien…
_ ¡Alice es mi mejor amiga!...
_ ¡E-R-A!...
_ Uyyyyy, esta es tu actitud que tanto me molesta…
_ ¡Y esta es la tuya!... ¡No sabes el significado de la palabra RESPETO!...
_ ¡Bien… ordénale a Emmet que me cambie el custodio!...

Papá frunció el seño al ver mi cambio de tema radical. Sabía que a cualquier otro custodio podía manejarlo a mi antojo, este tipo que me había asignado Emmet, era un estupido y atrevido e igualado.
_ ¿De que rayos hablas, Isabella?...
_ No. Quiero. Al. Custodio que me han asignado…
_ ¿Al Oficial Edward Cullen?... –dijo Papá con un poco de asombro-.
_ Ese mismo, no lo quiero cerca de mí…
_ ¿Por qué?...
_ Pues… porque… es… ¡el muy estúpido se atrevió a entrar a mi habitación y a tomar mi teléfono personal, para borrar todos mis contactos!... ¡En este momento anda con él!... ¡Es un irrespetuoso, si vieras como me trata, como si fuera una chica cualquiera, no obedece mis ordenes, es más hasta me rodó los ojos cuando le hablaba, me dejó con la palabra en la boca, ¿puedes creerlo?!... –cuando vine a darme cuenta lo solté todo de una buena vez, papá me miraba fijamente-. Si lo quieres para tu seguridad o la de mamá no me importa, pero lo quiero a km. Lejos de mi vista…
_ Lo siento… Emmet quien es el jefe de seguridad me indicó que su hermano era el indicado para estar contigo, y así lo he confirmado después de todo lo que me has dicho, necesito a tu lado a una persona a la que no puedas manejar a tu antojo, pequeña… lo que hiciste anoche ha dado bastante que hablar en los medios de comunicación en el día de hoy… y bueno… andando… vamos a bajar… 
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Eduard Pov.

Cerré la puerta detrás de mí, un poquito mas fuerte de lo que debía, y recosté mi espala de ella, para echar la cabeza hacia atrás y recostarla de ella, cerré fuertemente los ojos, mientras trataba de tranquilizar mi rabia. Dios me odiaba, ¿en que mierda estaba pensando cuando renuncié de manera definitiva a mi trabajo en Inglaterra?... dudo que mi temperamento y el de esa chiquilla pudieran compaginar, la verdad de aquí iba directo a la calle y con muy malas recomendaciones, ¡¡RAYOS!!... miré el Iphone 4, que cargaba en mi mano, su forro era plateado, aquí debía estar el celular de la tal Brandon, lo borraría y punto.

Tin.

Levanté mi rostro hacia el ascensor al escucharlo parar en el piso en el que me encontraba, el ascensor estaba en el pasillo al fondo derecho, al ver al mismísimo presidente salir de él y un grupo de guardaespaldas a su lado y detrás de él, eran como 5, (que mierda decirlo, pero el no hacerlo no cambiaba las cosas, Emmet y Jasper eran los que iban a su lado), ellos se dirigían hacia mi, de manera casi sincronizada, yo me puse en posición derechito, y luego de fulminar a mi querido, y por el momento, mi odiado hermano, miré al presidente, quien al llegar a mí frunció el seño, enseguida escuché la voz de Emmet.
_ He asignado al Oficial Edward, como custodio de la señorita Swan… creo que es el más indicado…
_ Si así lo crees, no lo dudo… -dijo el presidente mirando a Emmet, bastante seguro de sus palabras-.
_ ¿Qué está haciendo ella que no baja?... –dijo entre dientes, y luego nos miró-. Pueden bajar al comedor… voy a hablar con mi hija y luego nos encontramos allá…
_ Si, señor… -dijo Emmet y nos indicó con la mano que iniciaran el paso, el presidente entró a la habitación de su hija sin tocar, todos obedecieron a Emmet e iniciaron el paso hacia el ascensor, por supuesto, menos yo, no me iba a acostumbrar a esto, luego de que él dio tres pasos se giró a verme y me cuestionó con la mirada de porque no lo obedecía, yo solo le corté la mirada furioso e inicié el paso, dejándolo a él estático en el mismo lugar, era tanta mi rabia que creo que llegué al ascensor en cuatro pasos, y eso que estaba bastante alejado de la habitación de la princesita.
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Una vez llegamos a uno de los grandes comedores, nos colocamos en una esquina, parados como los oficiales que éramos.

Una vez en posiciones, pude fijarme en las personas que se encontraban en la mesa. Estaba la primera dama sentada a uno de los extremos de la gran mesa, el otro estaba vacío, lógico que era el lugar que ocuparía el presidente, y en uno de los laterales se encontraban un señor y una señora, en el otro lateral se encontraba un joven, el cual estaba trajeado y sentado muy derechito.

Tardaron como unos 5 minutos para ver al presidente entrar al salón, detrás de él venía una niña, totalmente enfuruñada, yo no aparté mi vista de ella en ningún momento, ella se dirigió a la silla que quedaba al lado derecho del chico y se sentó, ví que el chico tubo las intenciones de pararse y abrirle la silla, pero ella no le dio el tiempo hacerlo, todos en el salón la miraban fijamente, el muchacho con algo de apuro, no le quedó opción que volverse a sentar a su lado.
_ ¿En donde dejas la educación que te hemos dado, niña?... –dijo la primera dama, inclinándose un poco sobre la mesa, habló entre dientes, pero era obvio que todos la escuchamos-.

Isabella miraba para la mesa, pero al escuchar a su madre levantó su rostro y la miró con algo de indiferencia y asombro sobreactuado.
_ Ups… lo siento… -miró a los invitados que estaban frente a ella y regalándole la sonrisa mas hipócrita que había visto en mi vida, que conste que siempre he trabajado junto a personas que debían regalar sonrisa falsas en todo momento, les habló-. Buenas noches… es un placer súper inmenso tenerlos esta noche en la casa blanca…
_ I-sa-be-la… -dijo el presidente en un tono de regaño, el muchacho al lado de ella se rió por lo bajo y por primera vez vi lo hermoso que era su rostro cuando ella sonreía de manera sincera-.

Ella al escuchar la risa del chico, giró su rostro hacia él, y le regaló una hermosa sonrisa, especialmente por su sinceridad, ellos se sonrieron como si fueran cómplices de algo. Mi vista quedó fija en ella. Las chicas del servicio llegaron y comenzaron a servir la cena. Los minutos transcurrían mientras ellos cenaban y conversaban. Yo noté que Isabella no probaba bocado alguno, su mente estaba lejos de ese comedor, ella con su tenedor de plata jugaba con el poquito de comida que tenía en su plato, de vez en cuando el chico le susurraba algo y ella se giraba y le contestaba con una sonrisa. Al estar mirándola a ella no me percaté de que aparentemente el chico le había susurrado algo de mí, fue obvio, porque cuando él le dijo algo, ella por puro instinto, levantó su rostro y giró su rostro hacia la esquina en donde nos encontrábamos nosotros, su mirada se detuvo automáticamente cuando se topó con la mía. Era incomprensible como nuestras miradas empezaban a tener la rareza de engancharse, ahora ella y su amiguito me miraban fijamente, noté que luego de unos 10 segundos que me parecieron eternos, ella apartó su mirada de manera brusca.

_ Ya terminé… -dijo parándose de golpe, todos la miraron-.
_ Pero si no has probado bocado, Bella… -dijo la primera dama preocupada-.
_ Como si te importara… -dijo ella mirando a su madre-.
_ ¡Isabella!... –gritó la señora-.
_ ¿Charlie, puedo retirarme con Jake al jardín?... –dijo ella mirando a su padre e ignorando a su madre-.

Yo fruncí el seño. Esa niña estaba falta de unos buenos azotes…      
_ No. Me. Digas. “Charlie”… soy tu padre… y si, anda, retírate si con eso nos vas a dejar cenar en paz…

Noté que ella tragó en seco, el chico rápidamente se paró y ambos se fueron de allí. Yo me quedé petrificado ante aquello, lo que me sacó de mi consternación fue el codazo que recibí de Emmet que estaba a mi lado, yo lo miré molesto, él habló en un susurro.
_ NO la pierdas de vista… no sabes de lo que es capaz esa niña…
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Bella Pov.

Jake y yo salimos por una de las puertas que daban al jardín, yo sentía una opresión increíble en el pecho. Jake a mi lado, caminaba sin emitir ningún comentario, se lo agradecí, en este momento no quería hablar con nadie.
_ ¿Qué te pasa, Bella?... –dijo él a mi lado, yo lo miré-. Estas tan triste esta noche que ni te reconozco…
_ Mi vida es un fiasco, Jake…
_ La sonrisa que llevabas en tu rostro en los periódicos de hoy no reflejaban eso… -yo lo miré de golpe y Jake rompió a reír a carcajadas, yo me sonreí, al menos él me caía bien-.
_ Anoche estaba feliz… pero hoy…

Él fue apagando su risa.
_ ¿Te han castigado fuerte?...
_ Peor que eso… me han prohibido que vea a Alice…
_ Mierda… -dijo él entre dientes-. Ella es tu única amiga… Charlie no debió hacer eso…
_ Para el colmo… me ha asignado un custodio… bueno es el tipo que decías que no dejaba de mirarme…
_ Rayos… se te complican las cosas… pero igual… sabes que cuentas conmigo cada vez que quieras escaparte, solo me avisas y te doy el permiso de que digas que andas conmigo… yo te cubro…
_ No con un oficial a rastras…
_ Te conozco Bella, sabrás como arreglártelas…
_ Gracias, Jacob… -dije y de momento me tiré a sus brazos para que él me abrazara y me consolara en mis frustraciones, al abrazarlo fue que noté a mi custodio detrás de nosotros apartados, por encima de los hombros de Jake pude verlo, estaba oscuro pero igual él nos miraba fijamente-. 

Lo fulminé con la mirada. Y se que aunque estaba algo apartado él pudo notarlo.
_ Jake… -le susurre sin apartarme de su abrazo-. Aquí detrás, está el madito oficial que me está supervisando… ¿me sigues el juego?...
_ Por supuesto… -dijo Jake y yo me sonreí por dentro al saber que el pobre no se imaginaba lo que mi loca cabecita empezó a idear-. Subí mi mano derecha a los cabellos de la nuca de Jake y me separé de los brazos de Jake solo un poco, dejando nuestros rostros bastante cercas, mis dedos acariciaban la nuca de Jake, quien mirándome a los ojos me miró con demasiada duda, yo le sonreí y estampé mis labios con los suyos, Jake se tensó en principio pero al sentir mis labios acariciar suavemente los de él, poco a poco fue relajándose, Jake agarró con una de sus manos mi cintura y me pegó a su cuerpo, yo abrí los ojos y miré fijamente al oficial detrás de nosotros, mientras me besaba con Jake lo miraba fijamente a él, no entendía la facilidad en que nuestras miradas se enganchaban, sus ojos verdes eran hermosos, su mirada penetrante, su seño un poco fruncido, me hacia saber que algo le incomodaba, al sentir que Jake con su lengua tocó mi labio inferior pidiéndome permiso para entrar su lengua en mi boca, consideré que era oportuno parar esto, concluí el beso y me giré, apartando a Jake de mi frente y quedándome parada frente a frente al el custodio, la verdad ambos nos mirábamos fijamente, solo la distancia de unos metros nos separaban, yo fruncí el seño molesta, mientras que subí mi tono de voz para que me escuchara.
_ ¡¿Acaso no merezco un poco de privacidad?!...
_ ¡Solo cumplo con mi trabajo señorita!... –dijo él con un tono de arrogancia que me molestó sobre manera-.
_ ¡Váyase a dar una vuelta y déjenos solos un momento!... –le ordené con mucha autoridad-.
_ ¡Lo siento… pero solo cumplo ordenes del presidente!... –dijo él de manera tajante-.

La gota que derramó el vaso fue esa.

Mis pasos se apresuraron para llegar hasta él, sentí a Jake pisar mis talones.
_ Bella, Bella… para… -decía Jake, yo lo ignoré y me paré frente al oficial, sin guardar la distancia que debía, lo ví apretar los ojos fuertemente sin mirarme, ya que el chico era alto y al llevarme pulgadas, para verme debía bajar un poco la cabeza, él la dejó derecha, por lo que veía sobre mi cabeza, su respiración golpeaba mi frente, yo sin darme cuenta violé nuestro espacio personal, él no se inmutó, ya que se quedó derechito, como si no hubiera nadie cerca de él-.
_ ¿Quién mierdas se cree?... ¡Por supuesto que debe cumplir mis ordenes!... ¿Acaso quiere que lo ponga de patitas a la calle y sin mira a encontrar trabajo decente en mientras vida tenga!...
_ Bella… -dijo Jake entre dientes, intentó agarrarme de brazo pero yo me safé de mala manera-.


Mi respiración se paró de golpe, ya que el oficial bajó su rostro para mirarme a los ojos, estábamos tan cerca que nuestras respiraciones chocaban, si de lejos nuestra mirada se enganchaban, de cerca no tenía palabras para describir lo que nos pasó. Pasaron 3 segundos, en donde ninguno de los dos dijo nada, solo enfrentamiento de miradas.

_ Lo siento… -dijo él entre dientes, y no era tan estúpida para no darme cuenta de que él estaba tratando de mantener la cordura y la calma-. Si cree que puede hacerlo… solo hágalo, está en su libre derecho de hacerlo…

Aquello me recordó las palabras de mi padre, necesito a tu lado a una persona a la que no puedas manejar a tu antojo, pequeña”. No pensé, solo actué y por impulso le estampé con toda mi fuerza la mano derecha en su hermosa mejilla izquierda.
_ ¡Bella Noooo!... –gritó Jake a mi lado, a mi custodio con la bofetada se le giró el rostro, yo me aparté de él, dando dos pasos hacia atrás, ya que él seguía sin enderezar su rostro, miraba a su lado mientras se mordía con rabia el labio inferior, Jake nos miraba con la boca abierta por la sorpresa, solo quería que entendiera quien era él y quien era yo, no iba a permitir que ningún empleado me hablara de esa manera, no me importaba que fuere el hermano de Emmet, yo me sonreí con burla, mientras lo miraba aún sin reaccionar-.
_ Quiero que se te graba en la cabeza cual es tu puesto en esta casa…

Lo ví mirarme de golpe, sus ojos de verde esmeralda habían sido sustituido por unos casi negros de rabia, yo me sonreí burlonamente, pero la sonrisa desapareció de golpe cuando vi que de manera brusca me tomó del brazo, yo dejé salir un jadeo por la sorpresa.

_ ¡Más te vale que la sueltes ahora mismo!... –dijo Jake molesto, pero el custodio no se giró a mirarlo, su mirada estaba clavada en la mía, la cual ahora me imagino que debía ser de temor, su mano me abarcó el brazo completo, y aunque no me aplicaba fuerza me habló de manera lenta y precisa, como si fuera una estúpida-.
_ Y yo quiero que a ti se te grave en la tuya que no te voy a permitir que me vuelvas a poner un dedo encima…

Abrí los ojos como platos, y él me soltó. No entendí, pero en ese mismo momento Emmett y Jasper aparecieron como por arte de magia. Sus pasos eran apresurados.
_ ¿Qué rayos te pasa, Edward?... –dijo Emmet demasiado molesto mientras se acercaba a nosotros-.

Ví al tal Edward mirar de reojo a Emmet y luego a mí. Su rabia era obvia. Yo seguía en shock.
_ ¿Bella estás bien?... –me preguntó Emmet, al ver que su hermano no le contestó, supongo que habían escuchado algo a través del aparatito que Edward tenía en uno de sus oídos-.
_ ¿Qué mierda le importa a usted, Oficial Cullen?... –le dije de manera despectiva, quería que le quedara bien claro que ya no éramos amigos ni nada por el estilo-. Y le exijo que me llame como se debe “señorita Swan”… no permito que me tuteen… -dije eso último mirando a su hermanito-.
_ Lo siento… -dijo Emmet, me dolía tratarlo así, pero igual no se lo demostré-.
_ Y más vale que vaya buscando quien sustituirá a esté infeliz… porque hablaré con mi padre y lo pondrán de patitas a la calle… -le retiré la mirada con rabia a Edward, quien me miraba con la misma rabia y rápidamente me fui de allí, Jake me siguió-.