LA HIJA DEL PRESIDENTE

sábado, 17 de marzo de 2012

CAPITULO XXIX.

ENCIERRO...

Bella Pov.

 Aunque no me sentía bien del todo, Esme me había hecho comer un poco de caldo, bajo la insistente supervisión de esos orbes verdes, que últimamente eran el eje central de mi vida.
Su mirada penetrante, me hacia apartar la mía del plato, de vez en cuando, solo para toparme con sus hermosos ojos. Alice y Esme hablaban en un susurro entre ellas, algo apartadas. Jasper sentado en la butaca de la isla, nos miraba detenidamente a Edward y a mí, que estábamos sentados en el comedor. Uno frente al otro. Luego de tomarme unas 10 o algo más, de cucharas, eché el plato hacia delante. La verdad mi apetito estaba en el suelo.

_ No quiero más…
_ Pero si no has comido nada, linda… -dijo Esme y Edward miró a su madre-.
_ Déjala mamá, tampoco la obligues mucho… -me miró-. ¿Cómo te sientes?... -me dijo dulcemente-.
_ Satisfecha… -dije y le sonreí, ¿es que era difícil que entendiera, que solo el hecho de que él estuviera a mi lado, eso me bastaba y me sobraba para estar bien?-.
_ ¿Y tú mano… como sigue?...

Dijo Carlisle entrando a la cocina, todos le miramos. Él me sonrió.

_ Has recuperado el color preciosa… -dijo y Edward enseguida se puso de pies-.
_ Papá que bueno que llegaste… bella debe regresar a la casa blanca y quería que antes de irse, le revisaras la mano…
_ Claro… -dijo Carlisle regalándome una sonrisa hermosa, inmediatamente se sentó junto a mí en una silla-. A ver… -dijo pidiéndome permiso para tomar mi mano lastimada, yo enseguida se la tendí-. ¿Cómo te has sentido?... la fiebre por fin ha cedido… -afirmó para si mismo, cuando tuvo contacto con mi piel, lo vi chequearme la mano-. Tienes un esguince de muñeca, Isabella… ¿sabes lo que es?... -dijo mientras me miraba a los ojos, su mano seguía sosteniendo la mía-. Un esguince de muñeca es una lesión de la articulación que produce un estiramiento o desgarro en un ligamento y la muñeca a su vez está compuesta por ocho huesos que se conectan con los huesos de la mano y los huesos del antebrazo. Y dichos huesos están conectados entre sí por ligamentos… -yo trataba de asimilar lo que Carlisle estaba diciendo-. No es nada grave, pero debes cuidarte y seguir llevando el tratamiento que te he puesto al pie de la letra… debes cuidar tu mano, para que en un futuro no siga doliendo… si llevas al pie de la letra lo que te he puesto, en unas semanas estarás como si nada de esto hubiera pasado… -yo le sonreí, la verdad recordar que esto había ocurrido por una simple rabieta inmadura de mi parte, me hacia avergonzar demasiado-.
_ Bien… -dije entre dientes-.
_ ¿Has traído el tratamiento?... -le preguntó Edward a su padre, Carlisle le miró-.
_ Si. Déjame buscarlo…

Luego de una hora, en la que me vi obligada a abandonar la casa Cullen, ya que de ser por mí, me quedaría de por vida allí. Ese lugar era tan ligero y los padres de Edward tan lindas personas, que no quería irme. Noté algo que llamaba mi atención. Alice revoleteaba por la cocina junto a Esme, muy quitada de bulla, mientras Jasper tratando de se ser discreto, la seguía con la mirada a donde quiera que mi amiga se movía, Alice no parecía darse cuenta. En cambio Jasper, aunque estaba sentado en esa butaca, como si en realidad no lo estaba, la veía disimuladamente. Alice lo ignoró por completo. Me sonreí de su estrategia. Luego de dejar a Alice en su casa, Jasper, Edward y yo nos dirigimos a la Casa Blanca. Jasper conducía y Edward iba a su lado. En cada ciertos minutos, me miraba por encima de su hombro, como si necesitara saber que yo seguía allí. Al Jasper aparcar en la entrada de la casa, Edward rápidamente salió del auto y me abrió la puerta, luego extendió su mano para ayudarme a salir. Una vez afuera, ambos nos miramos a los ojos.

 _ ¿Estas bien?... -dijo en un susurro, mientras me miraba tan profundamente a los ojos, como si su respuesta la iba a obtener allí, yo traté de sonreírle-.
_ Estoy bien… solo necesito recostarme un rato…

 Él movió la cabeza positivamente. En señal de que estaba de acuerdo.

_ Mi niña… -escucharon el jadeo de la señora Cope, detrás de ellos, y Edward de manera inmediata se apartó, para permitir que la señora me abrazara fuertemente, él se quedó al lado-. ¿Cómo te sientes?... me sentí tan mal anoche, porque no me dejaron ir a verte…
_ Estoy bien nana, tranquila…
_ ¿Pero estas bien?... -dijo tratando de evaluarme físicamente, yo disimuladamente escondí detrás de mi espalda la mano lastimada, ella puso cara de preocupación-. Te veo tan pálida y deshidratada… vamos a recostarte en tu habitación, te voy a preparar algo de jugo… debes de tomar bastante líquidos…

Me mordí el labio. Moría por preguntar por mi mamá, pero la pregunta no salió de mis labios. Nana me tomó de la mano y me obligó a dar dos pasos hacia dentro de la casa, pero hice resistencia y me giré para mirar a Edward, quien se había quedado detrás.
_ ¿No vienes?...
_ Ve a descansar… yo debo ir primero con Emmet, me esta esperando…

Lo miré fijamente a los ojos, para decirle sin palabras que lo amaba y que no quería apartarme de él. Nana me obligó a caminar. Alejándome de mi razón de vivir.



Me vi dejándome caer en mi cama, con toda y ropa me deje descansar, me sentía sumamente agotada.  
Perdí la conciencia inmediatamente me caí en la cama. Sentí unos dedos retirar el pelo que estaba en mi frente. Lentamente fui abriendo los ojos, para toparme con aquellos ojos azules que me estaban mirando fijamente. Pero noté que no me estaba mirando a los ojos, si no a la frente, aunque estaba allí sentada a una orilla de la cama, igual su mente estaba bastante lejos de allí. Moví mi mano la cual me estaba molestando un poco y ella miró mis ojos, cuando se percató que estaba despierta y la estaba mirando, apartó lentamente sus dedos de mi frente. Yo estaba tensa. Ella en cambio me regaló una gran sonrisa.

_ ¿Cómo te sientes, mi amor?... -dijo dulcemente, mientras volvió a acariciar mi frente, yo respiré hondo-.
_ Cansada… -fue lo que dije evitando su mirada y mirando el techo de mi habitación-.
_ Siento haber perdido los estribos y haberte pegado, corazón… es que es increíble, como logras sacarme de mis casillas…
_ Mamá… la verdad… -me restregué la mano en el rostro, estaba tan agotada-. Estoy cansada y necesito dormir…
_ Pero si has dormido todo el día… me imagino que han de ser los medicamentos… -yo seguía sin mirarla-. Igual le dije a Charlie que mandara a buscar al doctor de la familia… dice que no es necesario… aparentemente piensa que el padre de Emmet es muy buen doctor… -noté la duda en su voz y le miré de mala manera-.
_ Es demasiado bueno, y si, papá tiene razón, no es necesario que otro doctor me vea…

Mamá sonrió.

_ Desde niña odiabas los doctores y los hospitales… es sorprendente como has mejorado tu mala suerte, antes no salías de uno… últimamente estas mas coordinada…

Cerré los ojos, esperando que notara que quería descansar.
_ Isabella…
_ Dime… -dije esperando escuchar lo que iba a decir-.
_ Necesito que te recuperes pronto… acaban de informarle a tu padre que se va a inaugurar el centro de rehabilitación para ancianos, al que tu padre ha insistido tanto… quiere que estemos todos y sabes que necesitamos prepararnos para el evento… -yo no abrí los ojos-.
_ Bien, mamá… pondré de mi parte, ahora solo quiero descansar…
_ Bien…. -dijo contenta, besó mi frente y la sentí pararse de la cama, supe que se había ido por la el sonido suave de la puerta. Debía estar acostumbrada al poco interés de mi madre hacia mí, pero igual seguía doliendo un poco-.

Unas manos suaves tocaron mi frente nuevamente y mis ojos se abrieron, pero al verlo a él allí, disipó cualquier malestar dentro de mí.

_ ¡Edward!... -dije mientras me sentaba y lo abrazaba fuertemente, escuché su risita divertida, y solo lo abracé más fuertemente-.
_ Waaoww, de saberlo, hubiese entrado antes… -dijo riendo y yo lo solté, pero solo para enredar mi mano en el pelo de su nuca y llevar sus labios hacia los míos, y lo besé-.

Lo sentí sonreírse, su mano rodó hasta mi espalda y sentí que me pegó un poco mas a su cuerpo, mientras al mismo tiempo introducía suavemente su lengua en mi boca, la sensación de sentirla, nunca iba dejar de provocarme aquel cosquilleo. Edward me besaba con la misma necesidad. Era un beso suave, pero a la vez tan caliente, tan provocador. Mi respiración se empezó a agitar y odié haber estado lesionada de una mano, porque me vi obligada a soltar su suave cabellera, para llevar mi mano hasta su pecho, ambas respiraciones estaban aceleradas, era como si uno se tragara los jadeos y respiraciones del otro. La verdad Edward con sus besos era capaz de relajar y aflojar todas las extremidades de mi cuerpo. Con una caricia suave fui bajando la mano de su pecho, hasta llevarla a la pretina de su pantalón, sabía que era arriesgado hacerlo allí en mi habitación, pero si lo hacíamos rápido, sin mucho preámbulo, Edward podía darme lo que yo quería. Quité su cinturón y al soltar el botón de su pantalón mis dedos tocaron su piel, y sentí que soltó mis labios, mientras siseaba entre dientes.

_ ¿Qué mierdas haces?... -dijo y al escuchar su voz ronca, sabía que no tenia la suficiente fuerza para detener esto, ambos lo queríamos, rápidamente volví a juntar nuestros labios mientras sacaba fuerzas, para ponerme de rodillas en la cama, mi mano volvió al cierre de su pantalón, y fue cuando sentí que con su mano sujeto algo fuerte mi muñeca, yo seguí entrando mi lengua en sus labios, mientras usaba mi antebrazo para tratar de abrazar su espalda, yo tenia mi rostro hacia abajo porque al estar arrodillada en la cama y él sentado, estaba mas alta que él-.

Sentía su respiración agitada, pero me estaba cabreando que cada vez que sentía que mi mano se movía, él la sujetaba más fuertemente.

_ Bella… -jadeó mi nombre-. Aguanta, aguanta… -dijo como pudo, porque mis labios no lo soltaban, me hacia sentir bien sentirlo sin fuerza para apartarme, tenía el campo ganado-.

¡Aleluya! Me dije interiormente cuando pude bajar en uno de su afloje de mi muñeca, el cierre y sin dudarlo un segundo, introduje mi mano dentro de su boxer, pudiendo tocar su piel solo unos segundos, porque Edward se recuperó y se puso de pies de inmediato, poniendo distancia entre ambos. Ambos nos mirábamos a los ojos, estábamos tan agitados, él parado y yo arrodillada en la cama, me deje caer sentada en la parte de atrás de mis piernas. Lo ví pasarse la mano de manera nerviosa por el pelo.

_ ¿Qué haces?... -dijo en un hilo de voz, con sus ojos bien fijos en los míos-.
_ Por favor… te necesito… quiero sentirte dentro de mí, Edward… -dije en una suplica-. 
_ Ra-yos… -dijo en un gruñido, mientras me daba la espalda de golpe, el dividir la palabra en dos silabas, solo me hizo corroborar que estaba desesperado, que él lo deseaba igual que yo-.

Yo rápidamente, con mi mano sana, me deshice de las sabanas y me puse de pies, y lo abrasé por la espalda con mi mano buena, adhiriendo por completo mi cuerpo al de él, descansando mi mano en su cintura, justo sobre su ombligo. Odié no ser tan alta como él. Así se me hubiese sido más cómodo hablarle al oído desde atrás. Tuve que susurrarle.

_ Por favor… por favor… lo haremos sin preámbulos, mi amor… -metí mi mano por debajo de su camisa, ya que al tener los pantalones desabrochados se me daba fácil, con mis dedos acaricié suavemente la piel de su pecho, tan suave, recosté mi cabeza en su espalda-. Será rapidito… inclusive ya estoy preparada para recibirte, mi amor… -noté que siseó, mis palabras lo estaban excitando era evidente por su respiración-. Solo entra en mí…
_Bella por dios… -yo sentí que mi cuerpo reaccionó humedeciéndose mas aún, solo por el tono de su voz, era él el que me estaba suplicando en este momento, su voz ronca y su cuerpo tan tenso-. Maldición, no sigas, no me hagas faltarte el respeto de esta manera… -hacia pausas, yo seguía moviendo mi mano en suaves caricias por su pecho-. Estamos en la Casa Blanca, princesa… estamos en tu habitación… cualquiera podría entrar en este momento… tu madre acaba de abandonar la habitación…
_ Ya te dije… vayamos a mi baño… y tómame allí… quiero ser tuya en este momento… ¡Maldición, Edward, solo lo estas retrasando más!... -dije sacando mi mano bruscamente de su pecho y separando mi pecho de su espalda, los nervios me iban a matar-.

Lo ví respirar y luego girarse lentamente hacia a mí. 
Me miró a los ojos, y no se que pudo ver en los míos ya que lo ví tan contrariado, tampoco quería obligarlo a hacer nada que no quisiera, por lo que desistí de seguir presionándolo, e intenté decírselo.

_ Olvídalo… tal vez, tengas razón… en otro mome…

Y dejé salir un jadeo cuando lo ví tomarme rápidamente de la mano, y jalarme hacia el baño. Entramos allí, y sin preámbulos, lo ví cerrar la puerta y asegurarla, yo me sonreí al pensar que se me iba a dar lo que quería. Edward se acercó a mí, y sin mirarme a los ojos, lo ví llevar sus manos al botón de mi pantalón, y con fuerza quitarlo, en el proceso pensé que iba a volar, por la fuerza que estaba aplicando, luego bajó el cierre de mi pantalón y él mismo de un estirón hacia abajo, me los bajó con todo y pantys hasta abajo, mi pecho empezó a subir y a bajar rápidamente al sentirme expuesta ante él de la cintura para abajo. Con la ayuda de mis piernas me desdice por completo de mi prenda, terminándola de sacarla con los pies. Una vez sin ellas, Edward me tomó de la cintura y me hizo caminar de espaldas, hasta que sentí mi espalda chocar con la meseta del lavamanos. Con poco esfuerzo, me tomó de la cintura y me subió haciendo que me sentara en esa superficie dura y fría como la nieve, dejé salir un jadeo al contacto de mi piel con la superficie, pero él no se inmutó y tampoco le importó.

_ Ven aca…

Dijo aferrando fuertemente su mano en mi cintura. Y jalándole hacia adelante, hasta que tuviera sentada justo en la orilla de la meseta. Colocó una de las palmas de sus manos en mi pecho, encima de mi polera e hizo presión para que recostara mi espalda hacia atrás, mi mano me dolía un poco, por lo que traté de sacarla lo mas lejos posible, y me apoyé de en los codos, justo detrás de mí, estaba el espejo del lavamanos. Ví a Edward llevar su mano derecha a su pantalón, porque aunque estaba abierto, aún lo llevaba puesto, he hizo un movimiento en lo que me hizo deducir que lo que estaba haciendo era sacando su pene del pantalón, todo esto lo hizo, sin mirarme una vez a los ojos.

_ Edward… Edward… -quise llamarlo, pero él miraba lo que estaba haciendo con sus manos, y allí fue que sentí su intromisión de golpe-. Haaaa…. -jadee fuerte ante su penetración fuerte, y aunque lo hizo duro y sin que yo lo esperara, me gustó, porque se sentía muy bien… no dolió porque en realidad yo estaba húmeda, cerré fuertemente los ojos y mi cabeza se fue hacia atrás, porque sentía que no iba a poder aguantar mucho, ya que los movimientos de cadera de Edward eran fuertes, sus gruñidos se escuchaban tan bajitos, y su rostro, eso no tenía precio, solo veía su pelo en la frente moverse con cada intromisión, ya que su cabeza estaba inclinada hacia abajo, mirando fijamente como nuestros cuerpos se unían-.

Sentí mi cuerpo tensarse. Avisándome del fuerte orgasmo que se avecinaba. Los ojos de Edward me miraron de golpe.
_ No te corras aún… -me ordenó demasiado serio-.

_ Edward… -dije entre jadeos involuntarios, es que no aguantaba, mi cuerpo estaba recibiendo los primeros espasmos-. No puedo soportar…

Todo fue tan rápido, cuando sentí la primera contracción, perdí la noción del tiempo, en realidad debió ser eso, porque en un abrir y cerrar de mis ojos, no solo mi trasero estaba sobre la superficie dura y fría, si no todo mi cuerpo, ahora estaba acostada de espaldas en el piso de mi baño, y Edward entre mis piernas, arremetiendo duro sus caderas con las mías, las subí solo un poco y sentí su miembro mas dentro de mi que nunca y allí no pude esperar mas, me fui por completo, los espasmos me hicieron soltar gemidos fuertes y ahogados, abrí los ojos, para ver a Edward con los ojos fuertemente cerrados, como si estuviera conteniéndose en dejarse ir, yo estaba echa gelatina bajo su cuerpo, mientras que él seguía arremetiendo fuertemente sobre el mío y me miró.

 _ Rayos, rayos, rayos… -dijo a punto de llorar, sus movimientos fueron bajando de velocidad y sabía que aún no se había corrido, me asusté, ¿Qué mierdas estaba pasando?-.
_ Maldita sea, condón… -jadeó-.

Yo saqué fuerzas y levante mis piernas para rodear sus caderas e impedir que se saliera de mí sin que se corriera, él me miró, aunque se movía menos rápido, seguía sin dejar de penetrarme.

_ Por favor…

Solo bastó mi súplica para que sus movimientos se aceleren más rápidamente, me tomó de las caderas fuertemente y manteniéndolas fijas arremetió duro y profundo. Mis ojos se abrieron de golpe al sentir que me estaba contrayendo nuevamente alrededor de su miembro, y él me miró con dolor.

_ Me… vas a… matar…

Nunca antes me había corrido tan rápido como en esta ocasión, mieerrdaaa, si que se sentía bien, los espasmos volvieron a atacar mi cuerpo y sin que ellos terminaran, ví a Edward soltar un jadeo y sacar su miembro rápidamente de mí y allí vi como con sus pantalones hasta los muslos, tomó su mano y envolvió su pene, como si se fuera a masturbar, con solo un solo movimiento de su mano alrededor de su pene, de acariciarlo de arriba a abajo, con los ojos cerrados y la cabeza hacia atrás, vi el semen salir por la punta de su glande, cayendo su esencia sobre mi pelvis, Edward contenía la respiración y los músculos de sus brazos estaban tan tensos, él seguía con el movimiento lento en su miembro, pero era como si solo estaba extrayendo todo el semen que cargaba allí, el cual caía sobre mi, en chorros abundantes. La imagen fue gratificante, cuando terminó me miró a los ojos. Esperando por mí. Yo solo le sonreí con timidez.

_ Gracias… -le susurré-. Te amo…
_ También te amo… -fue su respuesta-. Espera…

Él mismo con un papel me ayudó a limpiar.
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.
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Dos semanas después.

Seguía acostada a boca arriba en mi cama, como decía mi nana, en vuelta en sabanas y con el cuerpo mas pesado que una roca. No se que tiempo en realidad llevaba allí despierta, observando fijamente el techo de mi habitación. Waaow, era increíble, nunca me había fijado que el tono de pintura de mi habitación tiraba a un rosa pálido. Bufé al darme cuenta, que eso solo indicaba que era la “niña” de casa. La verdad, Reneé no me había levantado el castigo, al parecer iba a cumplir su amenaza de no dejarme salir de allí mientras vida tenga, igual ya ni siquiera me hacia falta salir. Las dos semanas habían pasado volando, sin darme cuenta. El hecho de mi mano lastimada y el que Edward me hubiera sugerido que era mejor así, ya que necesitaba reposo, me hizo mantenerme incrustada allí sin protestar. Alice, Jacob y demás iban a verme con frecuencia a mi habitación. Nunca pensé que me iba a sentir relajada y tranquila al pasar tanto tiempo en mi habitación, aprovecha para ver la televisión, usar mi ordenador y hasta escuchando mi Ipol. Pero estaba tranquila, no era que no salía de allí del todo. La señora Carmen iba a darme las clases a mi habitación. Yo en realidad había aprovechado el castigo de mi madre para ponerme al día con mis clases. En cambio a pesar de mi castigo, Reneé me tenía nerviosa con la maldita inauguración que se iba a celebrar esta misma tarde y a la que se empeñaba en que debía asistir, toda estirada y muy descansada. Nunca la había visto tan feliz como en estos días, imagino que se debía al hecho de que había ido al spa del día anterior sin poner peros y que me había dejado que me crearan el vestido según ella, “perfecto” para la ocasión, sin refutar. Todo aquello me hacia sentir tranquila, porque en realidad el hecho de saber que Edward estaba allí y que entraba a verme con frecuencia me hacia sentir tranquila. Si es cierto que lo ocurrido en mi baño aquella tarde no se había repetido, pero igual su presencia me reconfortaba y no permitía que me sintiera a punto de ahogarme.

_ ¿Qué piensas mi reina?...

Yo miré de golpe al pie de la cama, para ver a Charlie bastante serio mirándome. Tenía que no lo veía como tres días.

_ Papá… hola… no te escuché entrar…
_ Eso imaginé… ¿Qué pasa contigo Isabella?...

Yo le miré con duda, mientras lo veía sentarse junto a mí a la cama.

_ Llevas días encerrada aquí y… la verdad eso me preocupa…
_ ¿Olvidas que solo acojo el castigo de Reneé sin quejarme?...

Yo me levanté un poco, sentándome y recostando mi espalda del gran espaldar de la cama, le miré seria. Charlie estaba tan serio.

_ Hablaré con tu madre… dos semanas es demasiado tiempo… te levantará el castigo…

Me alcé de hombros. En realidad no tenía deseos de salir.

_ Isabella… si pasa algo, solo házmelo saber, por dios… -yo me sonreí al ver a Charlie algo preocupado-.
_ Por dios, no vengas a decirme que prefieres verme fuera, haciéndote la vida insoportable y dándote problemas… se que debes estar dándole las gracias a mamá por su grandiosa idea de mantenerme encerrada… debes lamentarte el hecho de que no se te hubiese ocurrido antes…

Charlie frunció el ceño molesto.

_ Sabes que de haberlo hecho antes, no lo hubieras aceptado tan conforme… sabes que te hubieras escapado de estas 4 paredes en menos de 24 horas… -yo me sonreí al ver que mi padre me conocía bastante bien, la verdad en otros tiempos eso hubiera sido así, pero la verdad es que no me sentía con fuerzas de tirar al pulso con mamá y mucho menos ahora que sabía que eso involucraría en serios problemas a Edward, quien se supone que era mi custodio y debía informar a mis padres de todos mis pasos-.
_ No se, papá… tal ves se trata de que he madurado…

Noté que Charlie subió su mano al pelo que caía en mi cara y con cuidado apartó los mechones que cubrían mi frente y los colocó detrás de mi oreja, su mirada era tan profunda. Tanto que me inquietaba. ¿Qué le pasaba a Charlie, algún mosquito raro le picó?. Me removí incómoda ante su escrutinio en mi cara.

_ Estás tan pálida… -soltó mirándome a los ojos-. Necesitas salir a tomar un poco de sol…
_ ¿A que se debe esto, papá?... -las palabras abandonaron mi boca antes de procesarlas-. Ahora practicas los consejos de los más sabios… “No es tiempo si no calidad”… -bufé-.
_ Y ahí está de nuevo la niña malcriada… -dijo sonriéndose y poniéndose de pies, yo me crucé de brazos, era cierto lo que pensaba, en tres días ni siquiera se había animado en verme y ahora venia a presentarse como un padre preocupado por mi apariencia “pálida”, patrañas-.
_ Bueno… considérate en “libertad” a partir de este momento… voy a hablar con tu madre…


Se dirigió a la puerta y yo lo ví salir sin dar vuelta atrás, cuando vi que cerró la puerta tras él me acomodé y me dejé caer en la cama. Cerré los ojos y una paz invadió mi cuerpo por unos segundos, haciéndome caer en una nube de sueño gratificante. Sentir la cama suave debajo mi cuerpo, las sabanas de seda acariciar mi piel… y como nada es tan gratificante, una nueva interrupción.

_ Dios… te traigo el desayuno, mi niña… -dijo mi nana, haciendo que abriera los ojos de manera perezosa, nana se acercaba con una gran bandeja en las manos, llena de frutas y jugo natural, yo lentamente me senté en la cama, no entendía pero mi cuerpo estaba adormecido, seguro por las horas que llevaba tirada en la cama, nana llevó la bandeja y la colocó sobre la mesita de mi escritorio, en donde tenia mi laptop, y yo al sentir un poco de hambre me puse de pies, llevaba puesto una pijama de pantaloncitos y franelita de seda, color negra y descalza me arrastré hasta mi escritorio, me senté frente a la bandeja y empecé a echarme las frutas en la boca, no me fijé que comía, solo sabia que la fruta en mi paladar se sentía muy dulce-.
_ De no ser porque no estuvieras comiendo bien, diría que estas enferma, mi niña… -yo masticando lo que tenía en la boca, miré por encima de mi hombro, al ver a nana mirándome de brazos cruzados y muy seria, le sonreí aun con la boca llena-.
_ ¿Por qué?...-dije mientras me giraba hacia el plato y me fijaba lo que estaba comiendo-.

“Mango, sandía, fresas, y otras cosas mas” se veían tan jugosas y frescas, igual solté el cubierto y tomé el vaso de jugo y me lo empecé a tomar, también estaba delicioso-.
Me giré para ver a nana, terminando de arreglar mi cama, ponía sabanas limpias.

_ Nana… ¿Qué haces?... pienso volver a recostarme…
_ Isabella, por dios… -dijo nana molesta-. Debes levantarte de la cama… -me regañó molesta-. ¿No has escuchado que las sabanas enferman?...
_ ¿Qué prefieres?... igual no puedo salir de la habitación… al menos duermo… y me olvido de la maldita inauguración de esta tarde…
_ Ni lo creas, preciosa… ya tu madre ha llamado a las maquillistas… no tardan en llegar para ayudarte a cambiar…

Fue un alivio, cuando Carlisle había ido a visitarme hacia unos tres días, mis ruegos lo alentaron a quitarme la maldita muñequera. Y lo mejor de todo, era que Esme había ido con él a visitarme… me sentí tan bien con ellos en mi habitación. Lo único que me inquietó era la preocupación de Carlisle de que me veía algo desmejorada… había dicho lo mismo que mi padre, que lucía algo pálida y mas flaca. No entendía porque, si la verdad estaba comiendo mejor que en toda mi vida, el estar encerrada allí me hacia acceder a todos los aperitivos que me llevaba nana en todo el día. Recordé el alivio cuando luego de regresar a mi casa, y del episodio con Edward en el baño, sentí un alivio fantástico, cuando al otro día, al levantarme y dirigirme al baño, noté que en mis protectores había una mancha oscura, avecinándome que llegaría mi periodo. Dios!... nunca antes, había estado tan feliz, de ver mi menstruación como ese día. Y eso que se me había adelantado por muchos días.

Me miré al espejo, como lo hacía cada vez que quería ver como me veía ante lo que habían hecho de mi, las grandiosas (con mucho sarcasmo) estilistas de mi madre. Estaba como mamá quería que siempre me viera frente a las cámaras.

Las estilistas insistían en que mi rostro lucia sin vida, pero igual no les presté atención y les dejé hacer lo que querían. Mamá sentada en mi cama, hojeando una revista, se tiró casi todo el proceso de mi transformación. Cuando me vio terminada sonrió. Ella también estaba lista.

_ Simplemente me encantas, mi reina… -se acercó a mí y besó mi coronilla, yo hice una mueca de disgusto, que gracias a dios ella no notó, nana apartada me sonreía con tristeza-. Estas preciosa… y te has portado tan bien, que desde este momento te levanto el castigo…

Yo fruncí el ceño. Al imaginar que Charlie debía haber hablado con ella.

_ ¿Qué no te alegras?...
_ Claro, mama…
_ Sabes que tenía que castigarte… no puedes faltarme el respeto y pensar que lo voy a dejar pasar así no más, ¿verdad?...
_ Bien, mamá… lo entendí…
_ Además te has portado tan bien… que te premiaré… cuando termine la inauguración… podrás salir a dar una vueltecita, con esa amiguita tuya… -puso cara de duda-. ¿Cómo es que se llama?...
_ ¿Alice?... -dije con una enorme sonrisa en mis labios-.
_ Si, esa… -dijo mamá restándole importancia con las manos-.
_ ¿En serio?... -Dije porque sin duda, estaba en todo el derecho de dudar lo que me estaba diciendo-.
_ Claro… si quieres puedes quedarte la noche con ella…

Y allí fue todo un evento, el vestido no me lo permitió, porque pensaba dar saltitos al estilo Alice… solo pensé en una noche con Edward Cullen.

UN AGRADECIMIENTO ESPECIAL A TODOS LOS QUE LEEN MI HISTORIA,
BESOS Y ABRAZOS.
GRACIAS: ANTAREZ, MUCHII Y JOSEFINA. GRACIAS POR COMENTAR. BESOTES.

3 comentarios:

  1. HOLAAAAAAAAAA ME GUSTO MUCHO LA VERDAD PENSE K ESTABA EMBARAZADA PERO TODO PUEDE PASAR JAJJAJA POR FAVOR SIGUES ESCRIBIENDO ME ENCANTA TU HISTORIA LA VERDAD TIENES MUCHO TALENTO

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  2. Paaa, hasta leer el final ya daba por hecho que estaba embarazada, cosa que a la edad que tiene Bella no me gustaria que pase. O sea me pongo en su situación y preferiria esperar. Muy bien, espero con ansias la continuación.

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  3. Creo que bella esta embarazada y siento que eso traera muchos problemas espero que pase un tiempo si de verdad no esta embarazada para que quede en estado! muero por el prox capitulo....quiero ver como siguen las cosas con renne y amo este Edward

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