LA HIJA DEL PRESIDENTE

viernes, 4 de noviembre de 2011

CAPITULO XII.
EN FAMILIA.

Domingo.

Edward Pov.

Estábamos en la oficina de juntas de seguridad, si habíamos 10 oficiales estaba mintiendo, éramos muchos mas. Todos estábamos sentados alrededor de una mesa rectangular, escuchando detenidamente las indicaciones que estaba dando Emmet para la inauguración que se iba a dar acabo en menos de una hora. Miraba a Emmet dar las indicaciones de puestos, las asignaciones de estrategias, mientras mi mente estaba bastante lejos del lugar. Cada vez que recordaba a la pequeña golfa de la hija del presidente, la sangre de rabia subía a mi cuerpo, lo cierto es que moría por el hecho de no haberme dado el lujo, de en la noche anterior, no haberme quitado la correa y darle unos buenos azotes, por mala educada. La forma en que trató a Rosalie me dolió más que a la misma Rosalie. Aunque la verdad es que una vez acostado en mi cama, Rosalie me hizo reír bastante, con sus mensajes a través del celular, concluyendo que Rose Odiaba a Isabella, gracias a dios que esas dos no volverían a verse otra vez. Porque cual de las dos es más gruñona.

_ ¿Comprendiste lo que he explicado, Edward?...

Salí de mis pensamientos de golpe y noté que todos en la mesa me miraban. Puse cara de preocupación al no tener ni idea de lo que estaba hablando Emmet.

_ Grandioso… esa es la idea… -dijo con sarcasmo-. Que no sepas ni papa de lo que vas a hacer en la inauguración…

Jasper sonrió entre dientes.

Bella Pov.

Ya estaba haaaaaaaarta. Tenía a nana, y a las empleadas Jessica y Tanya ayudándome a cambiar. ¿Es que me consideraban una estúpida incapaz de ni siquiera cambiarme?... por suerte y gracias a Dios, mi madre no se había aparecido en lo que llevaba cambiándome, eso si hubiese sido el colmo. Al terminar, que me miré al espejo, vi reflejado en él, la viva imagen de lo que mis padres se sentirían orgullosos de ver en mí.

Rápidamente me senté en el tocador y bajo las miradas curiosas de las presentes allí, saqué un esmalte de uñas color negro y con toda mi calma comencé a pintarme las uñas de las manos. No me inmuté cuando escuché la voz de mi madre, entrando a mi habitación, en cambio las chicas bajaron la cabeza, nana puso cara de mortificación.

_ ¡Isabella, tienes a todos parados esperando por ti… ¿Qué rayos haces?!... –dijo mirando con asombro y horror mis uñas, yo ya terminaba, seguí haciéndolo con toda mi calma, no iba a dejar que por culpa de mi querida madre fuera a dañármelas.
_ ¡¿Te estas pintando las uñas de negro?!...
_ Obvio, mamá… -dije con fastidio, mientras llevaba las uñas de la mano derecha cerca de la boca para soplármelas-.
_ ¡Maldición, Isabella… una niña buena no se pinta las uñas de negros!...

Yo sonreí por el absurdo cometario de mi madre, solo a ella se le podía ocurrir que el color de las uñas podía determinar la maldad o bondad de una persona. Mamá habló con una viva amenaza en su tono de voz.

_ Párate de una vez por todas de allí, estamos atrasados, tu padre ya está en la limusina, y llevamos mas de 15 minutos atrasados… ¡Y todo por tu maldita culpa, muchachita!...

Respiré hondo y me puse de pies. A pasos lentos me dirigí a la puerta, noté la tristeza en la cara de mi nana. Ella siempre me miraba de esa manera cuando mi madre me trataba de esa manera, a mi ya no me importaba. Iba a salir de la habitación, cuando me pare de golpe, sentí que mamá chocó con mi espalda, ya que venia muy cerca de mí.

_ ¿Y ahora por que rayos te detienes?...
_ Lo siento, madre, pero es que… necesito ir al baño, me dieron ganas…

Y sonriéndome por dentro, vi a Reneé soltar el aire de golpe. Yo duré 15 minutos mas sentada en la tapa cerrada del toiler de mi baño, cuidando de que mi vestido no se fuera a arrugar. Mi fin era divertirme, haciendo a todos esperar, yo jugaba con mi celular, mientras imaginaba a mamá echando chispas de la rabia.
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Bajé las escaleras principales de afuera de la casa blanca y me paré de golpe. Mamá iba tan enfadada que se montó en la limusina sin esperarme. Yo miré desde el primer escalón de arriba, a la fila de autos negros que escoltaban la limusina presidencial, adelante iban dos motociclistas. En la limosina en donde iba mi padre, iban Emmet y Jasper. Fruncí el seño al no ver a Edward. Emmet sonriéndose me alcanzó para tomarme de la mano y ayudarme a bajar las escaleras, Jasper esperaba afuera del vehiculo, también. Le hablé a Emmet entre dientes, mientras nos acercábamos a la limusina.

_ ¿Y Edward?...

Noté que Emmet me miró de lado.

_ El Oficial Cullen está en ese vehiculo…

Yo miré el vehiculo que iba justo detrás del de nosotros y ví a Edward frente al guía, iba con mas oficiales dentro del auto. Noté que él me miraba fijamente desde lejos. Yo miré a Emmet.
_ ¿No se supone que es mi escolta?... ¿Por qué va en otro vehiculo?...    
_ Pues… así lo pidió él…

Sentí algo extraño en el pecho. Dios, acoso será que ya ni siquiera quiera compartir espacio conmigo. Tan mal le habrá caído, el hecho de que tratara a la tipa esa de la manera que lo hice. Debo admitirme que me dolió.

_ Bella… -me dijo Emmet y fue cuando noté que estaba tan adentrada en mis pensamientos, que no me di cuenta de que ya habíamos llegado a la limusina y él me sostenía la puerta abierta. Yo entré al vehiculo, pero no sin antes darle una nueva mirada al conductor del vehiculo que estaba estacionado detrás de la limusina.

El vehiculo arranco, conjuntamente con los reproches de Charlie por hacerles la vida imposible.


Llegamos al parque, el cual era inmenso y hermoso. Cuando me abrieron la puerta me desmonté, tenían el área acordonada, y los flashes me cegaron momentáneamente. Miré fijamente a la persona que me había abierto la puerta y sin duda, esta mañana lucía más hermoso que nunca.





A pesar que estaba más serio que nunca. Me sostenía la puerta, no me miró ni por un solo segundo, y no entendía que rayos me estaba pasando, ya que eso me estaba afectando más de lo necesario. Yo terminé de bajar del auto y sentí que él me puso la mano en mi baja espalda, y con un leve empujoncito me obligó a caminar. Mierda, este tipo se estaba pasando.

_ Camine, por favor… -me dijo entre dientes-. Debe seguir a su padre…

Yo respiré hondo y le obedecí, no por él, si no porque me estaba sintiendo abrumada por los fotógrafos, eso lo odiaba a gran manera. Mamá y papá, caminaban delante de mí, con Emmet, Jasper y mucho más oficiales rodeándolos, yo iba unos pasos más atrás rezagada con Edward y más oficiales. Entendía que esa seguridad era exagerada, aunque suponía que eso se debía a la inauguración en un sitio abierto. Supongo que era un escenario un poco vulnerable. Caminamos hacia el centro del parque, en donde estaba la famosa cinta amarilla que papá rompería, habían hecho una tarima, en donde estaban el taburete y el micrófono y unas cuantas sillas detrás. Subimos las escaleras, y al momento que iba a subir el segundo escalón, que tropiezo y gracias al cielo, que Edward me tomó del brazo, ambos nos miramos a los ojos, y noté que tenía cara de preocupación.
_ ¿Está bien?... –dijo entre dientes y yo por la profundidad de su mirada solo atiné a afirmarlo con la cabeza, igual él me sostuvo del brazo y me ayudó a terminar de subir, arriba vi a Jake quien al verme sonrió inmensamente, yo me zafé del brazo de Edward y rápidamente me acerqué a él y ambos nos abrazamos, noté que a pesar de que Mamá saludaba al vicepresidente y a su esposa, me miraba de reojo con una sonrisa. Jake me habló en el oído.

_ Hola, preciosa… cuanto tiempo… -yo le miré y me sonreí-.
_ Bastante…
_ Al parecer, no te estás metiendo en problemas…
Yo solo le sonreí.

Nos indicaron donde sentarnos, y Jake y yo, nos sentamos juntos en el extremo derecho, luego estaba mamá, en medio papá y del otro lado los padres de Jake.
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Inició el maldito aburrimiento. La maldita jefa de ceremonia duró ¡30 minutos!, halagando a Charlie, Jake y yo teníamos una cara de aburrimiento, ambos odiábamos todo esto. Mamá tenía la sonrisa más estúpida que en mi vida entera había visto. Papá estaba serio, y los cientos de personas frente a nosotros, miraban atentos cada gesto de mi padre. Papá se paró a hablar y eso se fue en aplausos. Por supuesto que la única (a parte de la seguridad) que no aplaudió fui yo. Jake me miró y sonriéndose me guiñó un ojo. Charlie empezó con su discurso, yo me acerqué al oído de Jake y le susurré lo mas disimuladamente posible.

_ ¿Qué piensas hacer luego que esta mierda se acabe?...

Jake también me habló en el oído.

_ Papá piensa hacerle un almuerzo a tu padre, ¿no irás?...

Yo puse cara de asco, y Jake me sonrió.

_ Unos amigos del instituto tienen una fiesta… ¿quieres ir conmigo?...

Yo me sonreí e imagino que mis ojitos se iluminaron. Jake y yo estábamos concentrados en nuestra conversación.
_ Claro… pero primero iría por Alice…
Jake se sonrió… entonces recordé los últimos sucesos que había vivido en los últimos días, y no pude evitar sentir un poco de temor al recordar que Edward no estaría conmigo.
_ ¿Qué?... –me susurró Jake, mirándome con duda-.
_ ¿Cómo le haríamos?...
_ Dile a tu escolta que te lleve a casa de Alice a buscarla y luego que te lleve a casa de mi amigo…
_ ¿No me puedes llevar tú?...
Jake puso cara de preocupación.
_ Lo siento, es que ya quedé en llevar a unos amigos…

Yo le saqué la lengua molesta y Jake se aguantó para no echarse a reír.
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Luego todos bajamos y estuvimos detrás de Charlie mientras este cortaba con una tijera la cinta. Yo aproveché que los diversos funcionarios lambones se acercaban a mi padre, para acercarme a Emmet, quien a pesar que me escuchaba, no apartaba la mirada de mi padre.

_ Em… necesito que me designes un Oficial para ir a casa de Alice, juro que serán solo unos minutos…

Emmet me miró con duda.
_ Tengo entendido que de aquí irán a casa del señor Black…
_ No. Voy con Jacob a casa de unos amigos…
_ Bella… -me dijo Emmet-. Dudo que la primera dama lo permita…
_ Si es con Jacob no pondrán peros… -dije sin duda-.
_ Dios… Edward no irá… es su día libre, y vino en un auto independiente porque de aquí irá a casa de mi madre…
_ Por supuesto que puedo ir… -dijo Edward, quien yo no sabía que estaba tan cerca, y Emmet y yo le miramos, él estaba bastante serio, Emmet frunció el seño-.
_ ¿Seguro?... mamá te está esperando…
_ Llevo a la señorita y voy a la casa…
_ Bien… -dije moviéndome rápidamente hacia donde estaba Jacob hablando con unas personas, me enganché de su brazo y le susurré en el oído-.
_ Me voy… te encargo que le digas a mis padres…

Él me miró aterrorizado.
_ ¿Te vas a si no mas?... ¿Sin decirles nada?...
_ Tú le dirás… -le dije mientras le daba un beso en la mejilla y me retiré rápidamente para acercarme a Edward y a Emmet quienes me miraban fijamente, yo tomé a Edward de la mano-. Vámonos…
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Edward y yo nos escurrimos de la prensa, de los invitados de honor y de los mirones, una vez fuera de la multitud, corriendo nos acercamos al auto, yo sin darle tiempo a que Edward me abriera la puerta, ocupé el asiento de copiloto, sentí que eso aturdió a Edward por unos segundos, ya que luego de yo cerrar la puerta, él duró unos segundos estáticos, hasta que salió de sus pensamientos y dio la vuelta sentándose frente al guía. Encendió el auto y salimos de allí, yo respirando hondo, recosté la cabeza del espaldar y traté de relajarme.

_ ¿Estresada?... –dijo él muy bajito y yo giré mi rostro para mirarlo, él estaba con el seño levemente fruncido-.
_ ¿Tratas de ponerme conversación?...
_ Puede ser… -dijo entre dientes-.
_ Pues que rareza que me estés hablando, hoy ni siquiera te habías animado ni a mirarme…
_ ¿A dónde le llevo?...

Dijo de manera cortante.
_ A casa de Alice…

10 minutos de puro silencio. Yo no me aguanté y lo rompí.
_ ¿Va a pasar el día libre con su madre?...

Aunque no lo miré, vi por el rabillo del ojo que me miró por unos segundos.
_ Está de cumpleaños… Emmet y yo decidimos pasar un rato en familia…

Yo me sonreí, mientras miraba por la ventanilla.
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Llegamos a la casa de Alice y Edward me abrió la puerta. Le pedí que esperara cerca del auto y yo fui y toqué la puerta de Alice, su madre me abrió y me saludó como siempre, le dijo adiós a Edward de lejos y luego me explicó que Alice había salido con unas amigas del instituto a hacer unas practicas. Y aquello me dolió. Sentí celos de mi amiga. Sentí celos de Jake que también podía compartir con sus amigos, y sentí celos de Edward que podía compartir de un rato en familia. Yo me despedí de la madre de Alice y me dirigí al auto. Me monté y Edward volvió a subirse, yo miraba por la ventanilla, tratando de controlar las lagrimas que amenazaban por salir de mis ojos, ¿Por qué, dios, por que me habías dado una vida que no deseaba?. El deseo de salir con Jake se esfumó, seguro que me iba a sentir fuera de lugar allí sola.

_ ¿A dónde le llevo?... –dijo Edward, yo tragué el nudo que sentía en la garganta para contestarle-.
_ A la Casa Blanca…

Luego de unos 10 minutos escuché la voz de Edward.
_ Bella… -dijo y yo al escuchar que me llamaba así lentamente le miré, sin duda se escuchaba hermoso mi nombre en sus labios-. Puede acompañarme a mi casa… mi familia es humilde, pero le garantizo que pasará un momento agradable…  ¿Qué dijo?...

Yo estaba sin habla. Y contesté sin pensarlo más.
_ Claro… pero prométame que no se va a apartar de mi, ni un solo momento…

Edward sonrió y yo casi morí ante ello.
_ Prometido…

Mi tristeza se fue al coño. Edward condujo por un sitio, que nunca antes había ido, era apartado del centro y cuando se aparcó frente a aquella casa, yo abrí los ojos de par en par.
 
Lo vi dar la vuelta rápidamente y con una sonrisita burlona abrirme la puerta del auto, yo me desmonté aturdida.
_ ¿Es esa tu casa?...
_ La de mis padres, venga…
_ Edward… -le supliqué con la mirada-. Por favor, delante de tus padres no me trates de usted…

Él volvió a sonreír, noté que algo le entusiasmaba. 
_ Ven… -dijo y vi que me tomó de la mano de una manera tierna-.






Ambos subimos las escaleras del porche, y entramos a la casa. La temperatura allí estaba algo fría, por lo que yo instintivamente me abracé a mí misma, mientras observaba la casa por dentro. Estaba sin habla, con todo lo que veía a mi alrededor, no era solo lo grande que era la casa, si no lo hermosa que estaba decorada y la fina decoración.




_ ¡Edward mi amor!... –una voz de una mujer se escuchó y Edward y yo miramos hacia las escaleras, en donde bajaba una señora muy hermosa y elegante, ella llegó a donde estaba Edward con una grande y hermosa sonrisa y lo abrazó-.
_ Felicidades, mamá… -le susurró él y yo me sentí conmovida ante tal escena, la señora se apartó de su hijo, solo para besarle la cara con tanto amor que hasta empalagaba, Edward solo se sonreía-.
_ Por dios, mamá, lograrás que me vaya por donde vine…
Ella le tomó las manos.
_ Mi vida… no te imaginas lo feliz que me hace verte aquí con nosotros…

Yo seguía tras de Edward y fue cuando la señora se percató de mi presencia. La ví abrir los ojos como platos, Edward se giró mientras tomaba mi mano para acercarme mas a ellos, sin duda su toque y su forma me tenían emocionada.

_ Mira, mamá… traje a una invitada… -dijo Edward y yo le miré, para darme cuenta que él también me miraba fijamente con una sonrisa divertida en sus labios-. Ella es Bella… -dijo y ya tenía unas ganas insoportables de besarlo-.

El carraspeo de la garganta de la señora hizo que Edward y yo dejáramos de mirarnos.
_ Ven acá pequeña… -dijo la señora tomándome de la mano y dándome un cariñoso beso en la mejilla-. Mi nombre es Esme…
_ Encantada… -le dije sonriéndole y agradeciéndole a dios que no me haya reconocido, quería pasar desapercibida-.
_ ¿Y papá?... –dijo Edward-.
_ Aquí estoy… -dijo un señor y al verlo comprendí por que lo hermoso de Edward y Emmet, el señor se acercó a su hijo y le dio un abrazo-.
_ Hola, papá…
_ Hijo… que bueno que estés acá, es el mejor regalo que le has podido dar a tu madre…
_ Papá, ella es Bella…

Noté que el señor se sonrió mientras me tomaba de la mano.
_ Encantado en conocerte Bella… -me dijo y yo le correspondí el saludo con una sonrisa y un saludo de mano-.
_ Igual…
Esme y Carlisle se pararon uno al lado del otro y Carlisle abrazó a su esposa, mientras con una sonrisa nos miraban.
_ Bueno… -dijo Esme besando primero a su esposo y luego a su hijo-. Yo iré a la cocina a checar como va la comida… imagino que Emmet no debe de tardar… -para mi sorpresa me tomó de la mano-. ¿Me acompañas Bella?... –dijo de lo mas natural y todos miramos sorprendidos a Edward cuando gritó-.
_ ¡NO, mamá!... –su rostro era de enfado, miró a su madre, quien se intimidó bastante, Carlisle estaba serio-.
_ Edward… -dije en un susurro, él me miró-. Descuida… yo voy con tu madre…
_ Por supuesto que no. –dijo de manera rotunda, mientras me miraba a los ojos, yo también me intimidé-. Dudo que le… que te guste la cocina… no pienses que te traje a mi casa para ponerte a cocinar…

¿Qué rayos se creía Edward?... ¿es que no entendía que odiaba su actitud mandona e imponente?.
_ Edward, por dios… -dijo su madre-. Ya casi todo está listo, serán cosas sencillas… solo es para que me ayude…

Los ojos se Edward se abrieron como platos, pero yo me apresuré antes que fuera a decirle una de sus brutalidades a su madre y rápidamente me coloqué frente a él, él tubo que bajar la cabeza para mirarme a los ojos.

_ No voy a ser nada en la cocina… déjame acompañar a tu madre…
Edward me susurró sus palabras.
_ ¿No fue usted la que me pidió que no la dejara sola ni un solo momento?...
Yo también le susurré.
_ Tu madre me ha caído bien… voy a estar en la cocina, por favor… deja de comportarte como un… -me puse de puntillas para acercar mis labios a su oído de tal manera que hasta los toqué-. “Maldito terco y energúmeno”… -y sin pensarlo dos veces culminé la oración dándole un beso mojado en la mejilla, rápidamente me aparté de él y Esme sonriéndose con picardía me tomó de la mano y me llevó a la cocina, vi por el rabillo del ojo que Edward había quedado en estado de shock. Al llegar a la cocina no me aguanté y lo solté-.
_ Señora… su casa es hermosa…
_ Nada de señora… llámame por solo Esme… y gracias… tal vez Edward no te ha dicho que soy diseñadora de interiores…
Yo me sonreí.
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Edward Pov.

Sin duda no me esperaba que Isabella aceptara venir a mi casa, pero la verdad me sentía tan bien. Noté que en un principio estaba algo tímida, pero lo que más me agradó era en la forma que estaba tratando a mis padres. A ellos le agradecí el hecho de que no la abrumaran por ser la hija del presidente. Cuando besó mi mejilla, juro que en un momento pensé que iba a morir, la calidez de sus labios húmedos en mi mejilla, provocó que la sensación me agobiara, ella se retiró como si ese contacto fuera normal entre nosotros, si es cierto que una vez la besé, pero había sido en contra de su voluntad, ella me había advertido no volver a tocarla, estaba sumamente perdido. Y parece que Carlisle se había dado cuenta, porque cuando salí de mi aturdimiento, no se cuanto minutos después, él seguía en silencio, con los brazos cruzados en su pecho y mirándome con la misma cara con la que solía regañarme, cuando hacia travesuras de niño. No dije nada, y evadí su actitud, dándole la espalda y sentándome en un sofá individual, la voz de mi padre fue seca.

_ ¿Cómo es que traes a la casa, a la hija del presidente de los Estados Unidos, Edward?...
_ No se… -dije mirando los dedos de mis manos, los cuales se retorcían unos con otros, sobre mis piernas-. Sus padres estaban en una inauguración, ella se iba a quedar sola en la Casa Blanca, y pues… -mi padre me interrumpió para terminar la oración por mí-.
_ Preferiste traerla acá…

Levanté mi rostro y le miré molesto.
_ ¿Te molesta que la haya traído?... solo dilo y me la llevo ahora mismo de esta casa…

Vi a Carlisle bufar, mientras se acercaba y se sentaba en el sofá de tres piezas frente a mí-
_ Por supuesto que no me molesta, hijo… -dijo borrando la incomodad de su rostro-. Solo que me imagino que luego de tanto sacrificio, para llegar a donde estas hoy, espero que por un malentendido… no pongas en juego tu trabajo…
_ NO creo que sea problema el que Isabella esté aquí… -dije muy poco convencido-.
_ ¡Llegué!... –escuché la voz de Emmet entrando a la casa y Carlisle y yo le miramos, él entraba seguido de Jasper, ambos se quitaban las chaquetas, yo aproveché para ponerme de pies y quitarme la mía, sin mas me dirigí a la cocina, Emmet me iba a matar, en cuanto viera a Isabella en nuestra casa-.
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Llegué a la cocina, y mis pasos se frenaron en el umbral de la puerta, al ver tal escena. Bella tenia sobre su delicado, fino y caro vestido un delantal blanco que le quedaba como anillo al dedo, su pelo estaba recogido en un improvisado moño hacia arriba, que lo sostenía un palito, que me imagino habían sacado de la cocina. Ella estaba parada al lado de la isla, mientras con una mano dentro de un bol de cristal, ella amasaba una maza blanca que la tenía embarrada de una harina blanca hasta la muñeca y parte del antebrazo, ella trataba de aplicar fuerza bruta, mientras mamá a su lado le explicaba como hacerlo. Ambas estaban tan concentradas en lo que hacían, que ni se percataron de mi llegada, yo me sonreí, mientras me recostaba del marco de la puerta, y miraba fijamente a Bella jugar a la cocina.

_ ¿A si?... –le preguntó ella tímidamente a mi madre, quien se sonrió-.
_ Debes rociarle mas maza seca, para que no se pegue… -dijo mi madre y caminó hacia la estufa, noté con Bella al sentirse sola, bufó algo exasperada, sacando la mano del bol, tomando harina seca y rociándole, como dijo mi madre y manchándose aun mas la mano de harina, trató de pasarse la mano por la cara y noté que se manchó una de las mejillas de harina, y siguió amasando-.
_ Edward… -dijo mi madre, haciéndome apartar de manera brusca mi mirada de Bella, no me di cuenta que Esme me había cachado observando a Bella y esta también me miró de golpe, me vi obligado a entrar a la cocina, noté el rubor hermoso que se había colado en el rostro de Bella, quien rápidamente intentó sacar la mano del bol, yo me acerqué-.
_ Descuida… sigue en lo tuyo… -le dije en un susurro y ella luego de unos segundos mirándome me sonrió y volvió a aplicar su fuerza bruta, miré a Esme y ella me miraba con una sonrisita en sus labios, me guiñó un ojo y yo levemente fruncí el seño al no entender la picardía de mi madre-.
_ ¿Tienes hambre corazón?... –dijo mi madre cariñosa-.
_ Estoy bien… -dije mientras me dirigía a un gabinete, tomaba un baso y habría el frigorífico y me servia un poco de jugo, vi a Esme acercarse a Bella con cariño-.
_ ¿Ves Bella?… ahora te está quedando bien...
_ Gracias… -dijo Bella emocionada-.
_ ¿Crees que si te dejo sola unos segundos con esa masa no habrá problema?... –le dijo mi madre, mientras yo me recosté del otro extremo de la isla para verlas conversar-. Debo ir por algo al comedor…
_ Claro, Esme… -dijo Bella  y yo alcé mis cejas incrédulo ¿“Bella y Esme”?...

Mamá sin mas salió de la cocina y yo me acerqué lentamente a Bella, quien estaba concentrada en su masa, mientras seguía tomándome el jugo me paré justo al lado de ella, y me recosté de espalda de la isla, para quedar frente a Bella, yo miraba de lado el bol y su mano hacer el trabajo, al cabo de unos segundos le hablé-.
_ Sabes que no debes estar haciendo esto… -le dije en un susurro-.

Ella me miró. Y noté que su lindo rostro estaba un poco sucio de harina blanca.
_ Quiero hacerlo… Esme dijo que era la maza para un pastel… dijo también que la textura de la maza depende de cómo se prepare… -yo me sonreí divertido-.
_ ¿Estas haciendo pastel?... –dije incrédulo-.
_ Si… será de chocolate…
_ Mi preferido… -dije en un susurro y ambos sonriéndonos nos miramos a los ojos-.
_ Pues espero que te guste… -dijo ella-.
Si. Espero que me guste tanto como me gustas tú
  Ese fue mi pensamiento.

_ Deja ver Bella… -dije y sabía que estaba loco, pero mi impulso le ganó a la cordura, ella me miró y mi mano derecha de manera lenta subió hasta su mejilla y de toda la harina que había por su cara, mi dedo fue justo al poquito que había cerca de la comisura de su labio y con mi dedo pulgar lo limpié, aprovechando para acariciar su labio inferior con mi dedo, era suave, mi vista estaba fija en sus labios, estábamos cerca el uno del otro, e hice presión en el dedo, provocando que su labio se separara un poco, para aprovechar y acariciar justo en medio de su labio inferior, justo en donde la humedad de su saliva se filtraba, acaricié su labio desde un extremo hasta el otro, sin apartar la mirada de ellos, mierda, ¿Qué no hubiera dado en ese momento porque en vez de mi dedo pulgar fueran mis labios lo que estuvieran haciendo esa caricia?... aparté la mirada de sus labios, para mirarla a los ojos, pero con lo que me encontré fue con un Bella tensa y con los ojos cerrados, haciéndome saber que a ella también le había gustado mi contacto-.
_ ¿Bella?...

Bella y yo reaccionamos apartándonos de golpe, ante la voz de asombro de Emmet. Ambos lo miramos, y noté como la mirada de mi hermano iba de bella a mí, en solo segundos. De asombro pasó a ser de enojo.

_ ¿Qué estas haciendo aquí?... –le dijo a Bella y luego me miró de manera asesina a mí-.
_ Emmet… -dijo Bella y noté nerviosismo en su voz-. Lo siento… -odié que se estuviera disculpando, pero ella continuó rápidamente-. Le pedí a Edward que no me dejara sola… ¿te molesta que haya venido a tu casa?...
_ ¡No!... –dijo mi hermano acercándose a ella rápidamente-. ¿Cómo crees eso?... es solo que no salgo de asombro, mamá dijo que habías venido con Edward y no podía creerlo…
-Emmet le regaló una sonrisa mientras se terminaba de acercar a ella y le deba un beso en la coronilla, Bella sonrió-. Eres bienvenida a mi casa… lo sabes…
_ Gracias… tu familia es muy amable…
_ Gracias… ¿Y se puede saber que es lo que haces?... –dijo Emmet mirando horrorizado el bol-.
_ Un pastel de chocolate… -dijo ella orgullosa y Emmet sonrió, mientras me miraba de reojo, yo seguía estático, algo apartado y bebiendo mi jugo, mientras también miraba de reojo a mi hermano, lo conocía, y ya veía en sus ojos, las miles de preguntas que tenía para mí: ¿Qué era eso de traer a bella a nuestra casa? ¿Había perdido la cordura? ¿A que se debía la maldita cercanía que había entre Bella y yo cuando el entró a la cocina?... y muchas mas, que seguro me iba a preguntar en cuanto estuviéramos solos. Grandioso ahora estaba jodido.

_ Miren quien llegó… -decía Jasper, mientras entraba con Rosalie de la mano a la cocina-

Yo al verla sonreí y esta quien sonrió se dirigió rápidamente a mí y me abrazó, sabía que solo trataba de enfadar a mi hermano, lo último que supe de esos dos, eran que habían terminado, por incompatibilidad de caracteres, yo me eché a reír, al ver la cara de enfado de Emmet, odiaba sobre manera cuando Rosalie lo ignoraba, cosa que Rosalie sabia a perfección, y lo hacia adrede para fastidiarlo.

_ Hola, Emmet… -dijo Rosalie indiferente, sin soltar mi mano y al ver a Bella noté que la sonrisa de sus labios se borró de inmediato, yo miré a Bella y noté que esta miraba seriamente a Rosalie-.
Jasper ignoró por completo a Bella.
_ Rose… ¿recuerdas a Bella?... –dije tratando de romper el incómodo silencio de todos?-.

Para mi sorpresa Rose bufó, mientras miraba con desden a Bella.
_ Por supuesto… ¿Cómo olvidar a… semejante niña?...

Rayos!... había olvidado lo indiscreta y directa que era Rose. Ví como Bella se puso roja, pero no de vergüenza, si no más bien de rabia contenida. Yo miré a Bella tratando de pedirle disculpas con la mirada, pero ella me la retiró de mala manera y se giró dándonos la espalda a todos y amasando como una fiera la maza de harina… dios pobre maza.

_ Mucha gente en la cocina… -dijo Esme mientras entraba a la cocina aplaudiendo-. Fuera de aquí si quieren que Bella y yo terminemos de esto temprano…

Vi a Rosalie fulminar con la mirada a Bella, gracias a dios que Bella no se dio cuanta, ya que nos daba la espalda y luego salir, fue la primera que se fue, Emmet no de lo pensó dos veces y salió también, seguido de Jasper, mamá me miró de reojo, como si esperaba que yo también me iría, por supuesto que estaba equivocada. Yo me acerqué a Bella, mamá nos ignoró y comenzó a sacar cosas del frigorífico, supongo que era el restante del biscocho. Gracias al cielo que la cocina era tan grande que mamá no me iba a escuchar. Yo me acerqué a la espalda de Bella, la sentí tensarse ante mi cercanía, yo le susurré en el oído.

_ Siento lo de Rose… ella no es mala persona… hablaré con ella, para que se disculpe contigo…

Ella solo se alzó de hombros. Y se giró para contestarme.
_ Descuida, Edward… es evidente que le caigo mal, porque está celosa…
_ ¿Celosa?... –dije confundido-.
_ Si… déjele claro a tu noviecita, que pierde cuidado conmigo, que tú eres solo… -susurró supongo que para que mamá no escuchara-. Mi custodio

Aquellas conjeturas de Bella lo que provocaron que una sonrisa se dibujara en mis labios… ¿pensaba que Rose estaba celosa de ella y de mí?... ¿Acaso piensa que entre Rose y yo pasaba algo?...
_ Rosalie no es mi novia, es mi cu…

Me interrumpió.
_ No me interesa, vaya y déjenos a su madre y a mí trabajar…

Solté una carcajada involuntaria. Mientras hablaba con incredulidad.
_ ¿Trabajar?...

La vi tomar todo el aire que le permitían sus pulmones y antes de que soltara todo su veneno, ella me tomó del brazo, precisamente con la mano que tenía llena de harina seca, manchando así mi camisa blanca y ella misma me obligó a caminar hasta la puerta, propinándome un empujón que me ví obligado a salir, solo que mi risa no se hizo esperar.
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Bella Pov.
Ya era suficiente con aguantar la mirada asesina de whitlock, sino que la noviecita de Edward era lo más arrogante, y estúpida que me pude imaginar. Idiota, ahora se atrevía a negar a su novia en sus propias narices. Al sacar a Edward de la cocina y girarme, me di cuenta de que Esme me miraba con los ojos abiertos como platos, yo me ruboricé, ella luego se sonrió. Cambiando el tema.

_ Vamos Bella, a trabajar con este biscocho, porque ahora debemos hacer dos en vez de uno, cuando Emmet y Rosalie se juntan, mi hijo requiere bastante azúcar para tranquilizarse…
_ ¿Qué?... –dije sin entender, Esme se sonrió y no entiendo porque me estaba aclarando aquello-.
_ Emmet y Rosalie llevan mas de 5 años juntos… -yo me quedé en shock, ante la información que estaba recibiendo-. Ahora están peleados, porque Em no estaba de acuerdo con que Rosalie abriera un pub hermoso que por cierto le ayudé a decorar… -dijo divertida-. Ahora mismo su relación está en un transe de ¿Quién gana el pulso?... esos dos se aman sin censuras… son tan lindos y tercos…
_ ¿Emmet y ella son…
_ Novios, parejas, como gustes llamarlos… Rosalie y Edward se llevan bastante bien… son como hermanos… -dios, concluí que Esme había escuchado la conversación de Edward y mía, y como no lo había dejado explicarme, ella lo estaba haciendo… ¡que maldita vergüenza tenia ahora!-. Rosalie es hermana de Jasper… prácticamente la única chica en el grupo… -¡Muereeeee Bella Swan, por estúpida!... me grité mentalmente. Aunque ahora entendía porque la tipa esa, era tan agria, claro debía ser de sangre-. ¿Qué te parece si terminamos con esto Bella?...

Que maldita vergüenza cargaba con Edward ahora, debió burlarse de mis conjeturas. Es por eso que dicen que los celos son ciegos ¿celos” he dicho?...


GRACIAS POR SEGUIR LA HISTORIA.

2 comentarios:

  1. Jajaja, ya me imagino la cara de Bella al enterarse que Rosalie esta con Emmet y que sin querer le dio a entender a Edward que existian celos jajaja

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  2. ME ENCANTA TU FIC!!.. ES DEMASIADO!!. porfa continualo!!... lo empece a leer en fanfic pero como dijiste lo de las imagenes me pase aqui!!.. la idea es buenisima!!!!!!!... me encantan las fotos! bye !!! continualo! soy ALEYU en fanfic!

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