ENAMORADO DE TI.
Probar sus labios, saborearlos, acariciarlos, era como tocar el cielo. Estaba muerto, si antes no lograba sacar a Isabella de mi cabeza, después de tenerla en mis brazos, y besar sus labios como lo estaba haciendo en este momento, iba a ser imposible apartarla de mi cabeza. De momento vino a mi mente, que ella estaba tomada y quizás drogada. Pero no me importó. Juro que si era un degenerado y aprovechador, lo iba a ser con gusto. Cuando la noté algo sin fuerzas, fue que decidí apartarme para dejarla tomar aire. Y por mi parte, debía de frenar aquello, porque una parte de mi anatomía estaba despertándose, debido al beso. Dejamos de besarnos, pero yo la aferré a mi cuerpo con un abrazo. Sentía como su pecho rozaba al mío, debido a su respiración agitada. Dios tenerla así había sido lo mejor que me había pasado en mis 25 años.
_ ¿Cómo te sientes?... –le dije y la sentí estremecerse entre mis brazos, me imagino que ante mi tono ronco al hablar-.
_ Debo regresarte a casa de Alice… -dije mientras la soltaba y la miraba a los ojos, me callé de golpe al ver un brillo en sus ojos, sin duda Isabella era otra niña, me sonreí al verla tan bien, tan entera. Y hubiese dado mi vida si fuere necesario, para que esos ojos brillaran de esa manera todo el tiempo, para que esa sonrisa no se fuera de sus labios jamás.
_ umju… -dijo ella acomodándose en el asiento y poniéndose el cinturón, yo la miré por unos segundos mas y luego me giré para arrancar el vehiculo-.
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Todo el trayecto a la casa de Alice, mi mente iba cargada de muchas emociones, pensaba que a Isabella le debía estar pasando igual, porque ella tampoco dijo nada. Ambos estábamos metidos en nuestros pensamientos. Cuando me estaba aparcando justo frente a casa de Alice, divisé a Alice parada en la puerta, seguro que nos estaba esperando.
_ Aguarda en el auto… -le dije a Bella, para desmontarme del auto, era bastante tarde y no quería que caminara ese trayecto sola a la casa-.
Le dí la vuelta al auto, y le abrí la puerta, ella se había quitado el cinturón de seguridad, pero no hizo esfuerzo por desmontarse, yo fruncí el seño y ella desde su asiento me miró.
_ No quiero que te vayas, Edward… -dijo mirándome a los ojos, y juro que mi corazón dio un brinco de satisfacción al escuchar eso de sus labios, igual me quedé serio y también la miré a los ojos-.
_ Yo tampoco quiero dejarte… -dije mientras que giré mi rostro por encima de mi hombro para ver a Alice, que todavía estaba esperándonos en la puerta de la casa, volví a mirar a Bella y apoyé mi brazo de la puerta para bajar un poco mi rostro y susurrarle lo que sentía en ese momento, no me importaba que estuviera metiendo la patota, la verdad toda mi vida, no le temí a los problemas y sobre todo anteponía mi sinceridad, me imagino que todos deben saberlo ya-. Pero debo hacerlo… prometo buscarte en unas horas, para llevarte a la casa Blanca…
_ ¿Qué significó ese beso, Edward?... –dijo mirándome con temor en sus ojos-.
_ ¿Qué significó para ti, Bella?... –le devolví la pregunta-.
_ “Todo”… -dijo mirándome a los ojos-. Me gustó muchísimo… -yo me quedé observándola-. Me gustas mucho Edward… te necesito… me haces sentir diferente… me haces sentir bien… ¿Qué significó ese beso para ti?...
_ “Todo”… -le dije mientras una sonrisa se dibujó en mis labios, ella también me sonrió-. Pero las cosas no son tan fáciles como crees, Bella… ¿que tal si entras a la casa, descansas aunque sea un poco y como a las nueve de la mañana paso por ti?... –su sonrisa se borró de sus labios-. Te prometo que lo hablaremos, ¿si?...
Ella luego de pensárselo por unos segundos, salió del auto. La llevé hasta donde Alice, quien me sonrió con algo de apuro.
_ Gracias, Edward… -me dijo, yo le sonreí, miré a Bella por unos segundos y luego me giré y me fui de allí-.
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Me ví estacionando mi auto en la entrada de mi casa. El ambiente estaba helado. Corrí rumbo a las escaleras y con mis llaves abrí la puerta de mi casa y entré. Parándome en la estancia, al ver a Emmet sentado en el mueble, el cual llevaba puesto una pijama de pantalones largos. Al verme se puso de pies inmediatamente y me fulminó con la mirada.
_ ¿A dónde mierdas saliste a estas horas, Edward?... ¿Qué pasó para que salieras como un desquiciado a las tres de la madrugada?...
Respiré profundamente y me acerqué al sofá y me dejé caer sentado en él, votando de camino todo el aire en mis pulmones, me llevé una mano a la cabeza enredando mi mano con el pelo.
_ ¿Bella?...
Dijo y yo lo miré de golpe. Emmet había votado su actitud molesta, y se sentó en el sofá que me quedaba en frente, ambos nos miramos a los ojos.
_ Alice me llamó, para que fuera por ellas a la casa de un amigo… -dije en un susurro-. Bella estaba tomada y drogada… -ví que Emmet votó el aire de golpe y recostó su espalda del mueble llevándose igual que yo, la mano a la cabeza-. Lo hizo porque según ella, necesitaba sacarme de su cabeza, y fue la manera en que logró hacerlo…
_ Dios, esto está peor de lo que me imaginaba… -dijo Emmet para si mismo-. ¿Y tú Edward?... ¿Qué hiciste?...
_ La besé… -le dije mientras ahora me tapaba la cara con ambas manos, estaba sumergido en una agonía que me iba a matar, ¿Cuándo se me ocurrió hacer eso?... ¿Cómo se me ocurrió involucrarme con ella de esa manera?... ella es una niña, yo soy el adulto, soy su maldito custodio, se supone que debía ser el maduro y apartarla, al notar que Emmet no había dicho nada, le miré, él me miraba fijamente y gracias a dios, no de una manera reprobatoria-.
_ ¿Qué te pasa con ella?... ¿acaso perdiste la cabeza?... –dijo en un susurro, demostrándome que no estaba peleando, ni reclamándome nada, solo quería saber que pasaba conmigo, le agradecí a dios, la forma en que nos llevamos él y yo-.
_ Por ella… -le dije-. Siento que perdí la cabeza, pero por ella… -me paré del mueble furioso conmigo, Emmet desde su asiento me miraba, mientras yo le hablé con rabia contenida-. No se que mierda me pasa con esa niña, Emmet. No solo siento una necesidad de protegerla… si no de estar con ella… me gusta… y se que puedo llegar a quererla, mas de lo que he querido a ninguna chica, antes…
_ Bien… -dijo Emmet mirándome con entendimiento-. En otras palabras, lo que tratas de decirme es que te estás enamorando de ella… de la hija del Presidente de los Estados Unidos… de la niña a la que tienes como trabajo proteger… de la única hija consentida que tiene Charlie Swan, el Presidente de los Estados Unidos, de esa niña a la que has visto necesitar del cariño de quien sea, de esa niña rota y en pedazos, que sus padres destruyen a diario sin darse cuenta… a esa niña que van a terminar de acabar cuando se enteren que se a enamorado de un Oficial de Seguridad el cual le han designado para que le proteja… ¿no te das cuenta, Edward?... –yo lo miré fijamente-. Con todo esto, no solo te estarás complicando la existencia tú, si no que se la complicarás a ella… ¿Qué crees que va a pasar cuando sus padres se enteren que su hija y tú están enamorados?... ¿crees que los van a felicitar y lo van a apoyar?... esto la matará mas a ella, le harás mas daño a ella, cuando comprendan que no van a poder estar juntos…
_ ¿Qué mierdas di… -él me interrumpió con una seriedad que me intimidaba-.
_ La verdad, Edward… escucha bien lo que te voy a decir… no te apoyo en esto… no por Bella, ella es muy linda persona, considero que el que ella se enamore de ti es lo mejor que te puede pasar en la vida, la quiero tanto, que seria capaz de olvidar que eres mi hermano si llegas a lastimarla. Lo que quiero, es que lo pienses mejor, recuerda que con esa mierda de enamorarte de ella, no solo te arrastrarás a ti, si no a ella, no conoces a Bella y si ella en verdad llega a enamorarse de ti, no te imaginas lo caprichosa que es y los problemas familiares que le traerás con eso… además, recuerda que también me arrastrarás a mí… -yo al escuchar aquellas palabras vi mi mundo irse de picada al suelo, cerré los ojos y me senté en el mueble, me llevé la mano en la cabeza, y me quedé pensando en las palabras tan ciertas que me estaba diciendo Emmet, no sentí que se había parado, pero al escuchar que me llamó, giré mi cabeza a las escaleras, él estaba parado en el segundo escalón, mirándome-.
_ ¿Edward?...
_ Soy tu hermano… y puedes contar conmigo para lo que sea… solo te pido que pienses las cosas bien… ya no eres ese niño, movido a actuar por capricho, sin ningún tipo de responsabilidad… confío en ti y se que vas a hacer lo correcto…
Como vio que yo solo lo miraba y no dije absolutamente nada, se giró en su talón y terminó de subir las escaleras.
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Bella Pov.
Apenas y tomé el sueño, cuando sentí que alguien a lo lejos me llamaba.
_ Bella, bella…
Cuando desperté y abrí los ojos, el sol que entraba por la ventana me golpeó fuertemente.
Estaba en la habitación de Alice, quien al verme bufar y tirarme la almohada en la cabeza, sonrió.
_ Debes levantarte, Edward me ha llamado, ya viene a recogerte…
Al escuchar eso, me senté en la cama de golpe, mirándola asombrada.
_ ¿Qué hora es?...
Alice me sonrió.
_ Las 8:45… levántate…
Rápidamente me puse de pies, no haría a Edward esperar… pero antes de entrar al baño, me paré de golpe y me giré para mirar a Alice quien me estaba mirando con una sonrisa tonta.
_ ¿Dices que Edward te llamó?...
Ella movió la cabeza positivamente, de manera repetitiva.
_ ¿Y como tiene él, tu número de móvil?...
_ ¿Celosa?... –dijo con burla-.
_ Noo… solo curiosa… -pensé nunca seria capaz de celar a Edward con mi mejor amiga-.
_ Pues, por la curiosidad murió el gato querida… -sonrió-. Anoche cuando le llamé, lo hice de mi celular, aparentemente lo grabó… y ahora anda a bañarte…
Me sonreí al recordar esa madrugada, y la manera en que Edward me había besado en el auto, es cierto que prácticamente yo me le aventé, pero igual él me correspondió y de una manera, que solo con recordarlo estaba muerta, sonreí, me adentré al baño, la verdad moría por volver a verlo.
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Salí del baño y Alice no se encontraba, vi una ropa sobre la cama y atiné a ponérmela.
Estaba sencilla, pero bonita. Cuando terminé de maquillarme un poco, bajé las escaleras, para encontrarme una escena que me hizo detenerme en el último escalón. Alice estaba parada frente a Jasper, de una manera extraña, ella estaba de espalda a mí, pero por su cuerpo y ya que llevaba las manos cruzadas sobre sus senos, supuse que debía de estarlo enfrentando con la mirada, pero a Jasper al cual si podía verle la cara, ya que estaba de frente a mí, pero al parecer estaba tan concentrado en fulminar a Alice con la mirada, que ni siquiera se había percatado que yo los estaba viendo.
_ Si, Jasper… -dijo Alice entre dientes, y supe de enseguida que estaba muy molesta-. Eso es lo que eres, un patético imbécil… eres tan flojo que no pasas de una corrida, es que a milagros y completas la primera… -la cara de Jasper fue un poema, pero por solo un segundo, porque enseguida se recuperó y volvió a poner la mascara de tipo imbecil y malhumorado-.
_ ¿No te has pensando que para que un hombre llegue, la chica debe de gustarle?...
Yo abrí los ojos como platos. Se que era mala educación escuchar aquella conversación, ¿pero que debía hacer, volverme a subir a la habitación?...
_ Lo siento Brandon, pero no eres mi tipo, eres tan chillona e irritante, que me exasperas… ni siquiera me caes bien…
Noté que de la impresión Alice bajó sus brazos a sus costados, yo la conocía, esas palabras la desarmaron por completa, es que si ella no golpeaba a ese estúpido, lo iba a hacer yo. Ella dio dos pasos alejándose de él. Y creí que era el momento de romper con aquellas miradas de odio. Carraspeé mi garganta y Jasper me miró de golpe através del hombro de Alice, ella en cambio, esperó unos segundos para darse la vuelta y mirarme, al toparse con mi mirada preocupada, noté que hizo el esfuerzo por sonreírme, pero no lo logró. Yo terminé de bajar y me acerqué a ella.
_ ¿Estas bien?... –le susurré, mientras la miraba fijamente a los ojos-.
_ Si… -dijo ampliando mas la sonrisa en sus labios-. Es mejor que te vayas…
Me dijo, y supuse que a quien no quería ver, ni un solo segundo mas, era a ese estúpido.
_ Si… adiós… -nos despedimos con un suave abrazo-. Hablamos horita…
Escuché que Jasper abrió la puerta de la casa y me dio espacio para que yo cruzara primero, crucé mientras mi interior gritaba ¡¿en donde estaba Edward, que no había venido por mí?!...
Jasper me abrió la puerta del mercedes negro y yo sin mirarlo me monté. Él dio la vuelta y puso en marcha el vehiculo. A los 5 minutos, no aguanté, mi voz salió sin poder evitarlo.
_ ¿Y Edward… por que no ha venido a buscarme él?...
Aunque Jasper estaba delante y yo miraba prácticamente su perfil y espalda, noté que una sonrisa ladeada se dibujó en sus labios.
_ No lo se, señorita Swan… -dijo a secas, con hostilidad-. Yo solo cumplo ordenes… me indicaron que viniera por usted y es precisamente lo que hago…
Al igual que a ustedes, queridas lectoras, a mí también me caía mal el tipo.
_ ¿Qué mierda le he hecho para caerle mal?... –le dije entre dientes con ganas de, desde el asiento de atrás, poner mis delicadas manos en su cuello y estrangularlo, era lo que se merecía por ser tan imbécil.
_ No me haga contestarle esa pregunta, señorita, porque la verdad, no le va agradar la respuesta…
_ Para su información, usted también me cae mal… -le dije zanjando la conversación-.
La verdad no me iba a preocupar por ese imbécil ahora, “EDWARD”, ¿Por qué no había venido por mí, como me lo había prometido?.
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Jasper estacionó el auto, frente a la puerta principal de la Casa Blanca. Yo ni esperé que me abriera la puerta, ya que en cuanto el vehiculo detuvo la marcha, yo me desmonté de él y subí las escaleras. Antes de llegar a la puerta, ésta se abrió para dejarme ver a Jessica.
_ Buenos días, Jessica…
La saludé mientras entraba a la casa y por el rabillo del ojo, noté que ella, se había quedado en shock, supongo que debido a mí saludo, yo sonreí divertida. Y no me detuve, parándome más adelante, en el salón, al ver a mi nana, quien mirándome con asombro, se acercó rápidamente a mí. Se veía sumamente preocupada.
_ Dios, mi niña… ¿A dónde fue que te metiste anoche?... nos mantuviste a todos, muy preocupados…
_ me imagino que te refieres a ti… -dije sonriéndome con ironía, sabia de sobra que mis padres no se preocuparían por mi, jamás-.
_ Me refiero a mí, a Charlie y a Reneé…
Bufé, mientras le di un beso a nana en la coronilla.
_ Tranquila viejita, solo estaba en casa de Alice, pasé la noche con ella…
_ Tus padres están en el despacho y están muy enojados, principalmente Reneé… quieren verte, ellos dijeron que en cuanto llegaras, te dijeran que te mandaron a buscar…
Respiré hondo, mientras pensaba “lo mismo de siempre”.
_ Iré a ver que quieren…
Inicié el paso hacia el ascensor que me llevaría directamente al despacho de mi padre, escuché la voz preocupada de nana, detrás de mí.
_ Mi niña, por favor, quédate callada, no te vayas a poner de malcriada con ellos, solo recuerda que estuvieron muy preocupados por ti…
Volví a bufar mientras me adentraba al ascensor. Entré y marqué el piso. Todavía llevaba en mi mente a Edward, moría por verlo ya. El ascensor sonó haciéndome saber que ya estaba dentro del despacho de mi padre. La puerta se abrió y salí a pasos lentos. Mi mente fue a ver, a todos los allí presentes. En una esquina, estaban Emmet, Edward y otros oficiales. Al ver a Edward, nuestras miradas se engancharon. Yo me detuve, para mirarlo, esperando ver en sus ojos, en su actitud algún signo de que, lo que había pasado anoche entre nosotros, fuera realidad. No creo haber tenido una sueño tan real, nuestro beso en su auto negro fue real, fue real… me repetí muchas veces, mientras lo veía en esa actitud tan de él, postura derechita, vestido en su traje y camisa blanca, sin corbata, su pelo no tan peinado como de costumbre, cuando solía trabajar y su mirada, aunque estaba fija en mis ojos, estaba tan distante, estaba tan diferente a aquella con la que me miraba la noche anterior…
Aquellas palabras de la noche anterior, volvieron a escucharse en mi mente: “No soporté que te tocara de esa manera, Isabella…” “No quiero que te vayas, Edward…” “Yo tampoco quiero dejarte…” “¿Qué significó ese beso, Edward?...” “¿Qué significó para ti, Bella?... “Todo”… “¿Qué significó ese beso para ti?...” “Todo”. No podía creer que todo eso estuviere solo en mi mente. Mi corazón y mi alma, sintieron una baja increíble. El grito de mi madre me sacó de mi ensismamiento, y agradecí que lo hiciera, porque en este momento sentía que mi pecho dolía y mucho.
_ ¡Isabella!... –gritó mi madre haciendo que yo rompiera la mirada con Edward y la mirara a ella, quien corría hacia mí a gran velocidad, sus ojos estaban abiertos como platos y creí ver en ellos una preocupación increíble-. ¡Dios, no te imaginas lo preocupados que nos tenias a tu padre y a mí!... -dijo eso furiosa, entre dientes y cuando por fin llegó a mí, sin yo esperarlo, sin dejarme siquiera explicarle, me dio tal cachetada en mi mejilla derecha, que me volteó la cara. Yo mientras me llevaba la mano a la cara, sentía dolor, pero no mas dolor que el sentía mi corazón, con mis dedos me acaricié la mejilla suavemente, mientras no apartaba la mirada del suelo.
_ ¡Eres una desconsiderada!... ¡¿Desde cuando te dedicas a desaparecerte, a amanecer fuera de tu casa?!...
_ ¡Renee!... -dijo mi padre furioso, y su voz sonaba cerca de nosotras-.
_ ¡Será la ultima vez que lo haces!... –sentenció y yo seguía mirando para el suelo, con mi mano en la mejilla, mis ojos se aguaron y juro que no escuché mas a mi mamá, lo que me estaba matando es que me había hecho a la idea, que las cosas iban a volver a la normalidad entre Edward y yo, y por lo visto estaba sumamente equivocada, sin poder evitarlo un sollozo lastimero salió de mis labios, al saber que quería algo y no podía tenerlo… el amor de Edward Cullen. Una mano se aferró a mi pecho, ya que sentía que mi respiración se me estaba dificultando, sabía que significaba aquello, eran de esos ataques de ansiedad que hacia tiempo solían darme, los había controlado, cuando sin creerlo comenzaba a adaptarme a mi fatídica vida. Pero aquí, involuntariamente, se estaba presentando uno.
Inicié a caminar hacia la puerta, si me quedaba allí, todos me iban a ver derrumbándome y eso yo no se lo iba a permitir, escuché a mamá decirme.
_ Tu padre y yo iremos a Londres y tú te quedarás acá completamente SOLA… estás castigada jovencita…
Inicié a correr hacia la puerta, llorando salí del despacho y corrí hacia las escaleras, bajaría corriendo a mi habitación, no era capaz ni de esperar el ascensor… corrí rápidamente sin importarme que me cayera de esos tacones, tal vez y lo que necesitaba era un buen golpe. Llegué a mi habitación y entre al baño rápidamente, si antes se me estaba dificultando el respirar, ahora sentía que me estaba ahogando, mi respiración estaba tan agitada que me acerqué al lavamanos y abrí el grifo y de manera frenética, comencé a echarme agua en la cara, sin importar mojarme el pelo, me miré en el espejo que estaba frente a mí, la mejilla en donde mi madre me había pegado, estaba tan roja, si me dolía, no me daba cuenta, recordé la mirada fría de Edward y las lagrimas comenzaron a salir de mis ojos, debía dejarme caer, necesitaba dejar salir lo que sentía, porque de no hacerlo iba a morir, los sollozos lastimeros salieron de mis labios, aferré fuertemente ambas manos al lavamanos, tratando de sostenerme, pero lloraba incontrolablemente a tal manera que sentí mis piernas perder las fuerzas, mi cuerpo se sacudía por los llorosos, mi pecho estaba comprimido a tal manera que no podía respirar, por lo que tomaba el aire suficiente por la boca, cuando decidí que no podía sostenerme mas, flexioné mis rodillas para dejarlas chocar con el mármol del piso, pero en vez de sentir dolor, lo que sentí fueron unos calidos brazos que rodearon mi cintura, sentí su cuerpo abrazar el mío desde atrás, dejando que cayera al suelo, pero dejándose ir conmigo, haciendo que los dos termináramos sentados en el suelo, yo no paraba de llorar, no podía detener el llanto, ni siquiera me detuve a pensar quien me sujetaba por la espalda, sentí que me levantaron un poco, haciendo que en el suelo del baño yo me sentara sobre sus piernas, me tenía abrazada desde atrás, sentía que me abrazaba como si su vida dependiera de ello, me sujetó mas a su cuerpo, sus brazos seguían rodeando mi cintura, no decía nada, solo me abrazaba, y su calor, su olor, su aliento en mi cuello, me hicieron reaccionar, tenia junto a mi, a la persona que mas necesitaba en ese momento.
_ Edward… -dije entre un llanto agotador-.
_ Shhhh… -dijo en mi cuello, mientras ambos nos mecíamos suavemente para adelante y para atrás-.
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Edward Pov.
Estaba en la Oficina de Emmet cuando vi entrar a Jasper y Emmet.
_ Dime… para que me mandaste a buscar… -le dije a mi hermano mirándolo fijamente-.
_ Quería informarte algo… resulta que el Presidente y su esposa se irán de viaje esta misma tarde a Londres, tienen una cuantas reuniones allí…
Fruncí el seño.
_ ¿Isabella…
Él me interrumpió mirándome fijamente.
_ Ella no va… aparentemente la primera Dama esta muy molesta con ella, por su desaparición de anoche, y pretende castigarla dejándola en casa…
Jasper sonrío, mientras se sentaba en un sofá.
_ No se imagina el favor que le hace a esa mocosa… si ella odia acompañarlos a sus viajes…
Fulminé a Jasper con la mirada.
_ NO le digas mocosa… -dije entre dientes-. Recuerda que es la hija del Presidente…
Jasper se alzó de hombros, restándole importancia.
_ El que debería recordar eso, eres tú, querido amigo…
Emmet y yo le miramos de golpe. Jasper me miro con una sonrisa burlona.
_ Te conozco desde que éramos niños, Edward… la miras extraño y ya hasta empezaste a tratarla y tolerarla, y que mas decir, que el hecho de que ayer la metieras en tu casa a compartir con tu familia, recuerda que esa niña, aunque quiera dársela de una damisela, no lo es… es una fiera caprichosa y mimada, que no sabe mas que pisotear a todos los que se cruzan en su camino…
Di dos pasos hacia él, y Jasper voló del mueble poniéndose de pies, tal vez si me conocía como decía y sabia que mis intenciones era golpearlo, Emmet se puso entre nosotros.
_ Mierda, será mejor que ambos se tranquilicen… -dijo molesto fulminándonos con la mirada a ambos, Jas y yo nos enfrentamos con la mirada-. Jasper ve por Bella a casa de Alice Brandon… necesito hablar con Edward…
_ ¿Por qué yo?... Alice Brandon es la persona a la que menos quiero ver en este momento… -dijo él como si fuera un niño haciendo un berrinche, noté miedo y preocupación en su mirada, fruncí el seño, al notar que Jasper cambio su postura, ahora no estaba derecho, si no mas bien como si estuviera resignado-.
_ Porque así lo he decidido yo… -dijo Emmet con autoridad, yo no dije nada, moría por ver a Bella, pero no le iba a dar el gusto a Jasper de corroborar que Bella no me era indiferente, por lo que me quedé callado disfrutando el ver, a un Jasper con cara de dolor-
_ Edward puede ir, Emmet… al fin de cuentas, le agradan esas dos chiquillas…
_ ¡No hagas berrinches y termina de salir de aquí, es una maldita ORDEN lo que te estoy dando!... –gritó Emmet exasperado, mientras hacia ademanes con las manos-.
_ Maldito, mil veces maldito… por tu culpa tendré que ver a la duendecillo esa otra vez… -masculló Jasper entre dientes, mientras furioso salió del despacho de Emmet, sin antes dar un buen portazo, Emmet se quedó algo pensativo, mirando la puerta cerrada, por la que había salido Jasper, me fijé en Emmet y este pensativo frunció el seño-.
_ ¿Qué es lo que quieres decirme, Emmet?...
Me miró reaccionando.
_ Oh… es solo que yo tendré que viajar a Londres con los Oficiales de más confianza y experiencia… estaba pensando en que…
_ Me voy a quedar, Emmet… -dije de manera rotunda, él me miró fijamente a los ojos-. Yo soy el custodio de Bella, y me voy a quedar con ella…
Emmet soltó un suspiro de resignación…
_ Tan solo si imaginara que no la cuidarías bien… pero se que lo harás mejor que yo… necesito dejarla segura… y se que harás tu trabajo bien…
Sonreí aliviado. Temí que me diría que era una ORDEN, como la que le acaba de dar a Jasper.
_ Serán 5 días… -dijo mirándome-. Nos mantendremos en contacto… y ahora vamos a subir, que la primera dama quiere verte…
Abrí los ojos como platos.
_ ¿A mí?... ¿Y como para qué?...
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Ambos entramos al despacho presidencial. En una esquina habían dos oficiales de confianza de Emmet, Charlie estaba sentado detrás del escritorio mirando unos papeles, y su esposa sentada en un sofá con las piernas cruzadas mientras hojeaba una revista de modas. Cuando nos vio entrar, me fulminó con la mirada. Yo me quedé de una pieza.
_ Edward… -dijo mientras se ponía de pies-.
_ Ordene, señora…
_ Quería hablarle, para darle unas instrucciones… supongo que usted se va a quedar con Isabella y quiero advertirle que por ningún motivo mi hija debe pisar fuera de esta casa… -escuché un bufido y miré al presidente, él me miraba directamente a los ojos, mientras le habló a su esposa-.
_ Estas exagerando, Reneé… es cierto que no has dormido asustada por la niña, pero Jacob dijo que estaba con Alice…
_ ¡No importa!... –dijo ella fulminando a su esposo-. ¡¿Qué esté con esa chiquilla es lo que mas me preocupaba, sabes como son cuando están juntas?!... ¡No pude pegar un solo ojo en todo la noche al imaginar que mi hija estuviera en peligro!... –yo escuché aquello asombrado, si le importaba Bella, lo noté por sus ojos preocupados, por su tono de desesperación, y en ese momento no comprendí porque era tan fría con ella, por qué si la quería, como estaba demostrando ahora, no se lo expresaba, ¿acaso no entendía que su hija necesitaba de su cariño?-.
_ Reneé… llevemos a Bella… sabes que sus abuelos viven allí, ella los adora… -dijo Charlie mirando a su esposa, esperando que ella reaccionara-. Es al único lugar al que le gusta acompañarnos…
_ Por esa razón no la dejaré ir… ese será su castigo… seguro que la próxima vez que se le ocurra desaparecer, lo pensará un poco mejor…
El sonido del ascensor sonó y yo y Emmet miramos. Al verla salir a pasos lentos, mi corazón se detuvo por unos segundos, la vi recorrer a las personas que nos encontrábamos allí. La miré de abajo arriba y estaba tan linda como de costumbre, noté que al mirarme a mí, nuestras miradas se engancharon. Sus ojos, tan expresivos me miraron con una ternura que me derritió por completo, pero en ese momento la voz de Emmet vino a mi mente, repitiendo aquellas palabras, que me habían hecho pensar tanto: “Lo que quiero, es que lo pienses mejor, recuerda que con esa mierda de enamorarte de ella, no solo te arrastrarás a ti, si no a ella, no conoces a Bella y si ella en verdad llega a enamorarse de ti, no te imaginas lo caprichosa que es y los problemas familiares que le traerás con eso…” “Soy tu hermano… y puedes contar conmigo para lo que sea… solo te pido que pienses las cosas bien… ya no eres ese niño, movido a actuar por capricho, sin ningún tipo de responsabilidad… confío en ti y se que vas a hacer lo correcto…”. Mientras la miraba a los ojos, me odiaba a mi mismo, por el solo hecho de que sabía que si la quería, solo iba lograr, lastimarla, complicarle más la vida, y yo no quería eso… SOLO QUERIA QUE TODO FUERA MÁS SENCILLO ENTRE NOSOTROS. Noté que la expresión de su rostro iba cambiando lentamente, la vi hacer una mueca de dolor y fruncí el seño. ¿Qué mierdas estaba pensando para que su hermoso rostro se fuera transformando como si le doliera algo?... el llamado de su madre hizo que ella aparatara la mirada de la mía, y miró a su madre. Lo vi todo a cámara lenta, su madre se paró del sofá y caminó demasiado deprisa hacia ella, y sin dejarla ni siquiera reaccionar, su mano se estampó con una fuerza increíble en la mejilla de Isabella, ella giró su cara y yo no me di cuenta, cuando mis puños se cerraron y di dos pasos hacia ellas, unos fuertes brazos me tomaron uno de los míos, obligándome a detener, Emmet me habló al oído.
_ NO LO HAGAS, POR FAVOR…
Suplicó y yo solo atiné a mirar con los ojos como platos, como Bella, quien miraba para el suelo, mientras se acariciaba su mejilla golpeada, parecía descompuesta del dolor, Emmet no soltó mi brazo, y en el fondo lo agradecí, no sabia de que sería capaz en ese momento, como se había atrevido a tocarla. Mi rabia era increíble.
_ ¡Eres una desconsiderada!... ¡¿Desde cuando te dedicas a desaparecerte, a amanecer fuera de tu casa?!...
_ ¡Renee!... -dijo el presidente, mientras rápidamente se acercaba a ellas, estaba furioso-.
_ ¡Será la ultima vez que lo haces!... –sentenció su madre y yo no podía apartar mi mirada de Isabella, yo quise correr hacia ella, quise decirle que me importaba mas de lo que se imaginaba, abrazarla, decirle que estaba empezando a enamorarme de ella, que quería sacarla de esta maldita casa, y esta estúpida vida que estaba llevando, que la quería conmigo, para siempre-. Sentí mis puños dolerme de tan fuerte que los apretaba, ella miraba para el suelo, pero igual la vi tan mal, que dí otro paso hacia ella, y solo conseguí que Emmet me apretara mas fuerte el brazo, tanto que me dolía, un sollozo salió de sus labios, y comprendí que su dolor era el mío. La vi llevar su mano al pecho, como si este le doliera demasiado y mi respiración se agitó al igual que ella.
_ Edward… -susurró mi hermano, pero yo no podía apartar mi mirada de ella-.
La ví iniciar su caminar hacia la puerta, mientras noté que estaba aguantándose para no caer allí mismo, la señora no le bastaba que su hija estuviera sufriendo, ya que volvió a hablar.
_ Tu padre y yo iremos a Londres y tú te quedarás acá completamente SOLA… estás castigada jovencita…
_ ¡Basta mujer!... –gritó el presidente-. ¿No ves que está mal?...
_ ¡Ya esos ataquecitos de ansiedad no le funcionaran conmigo!...
Bella corrió saliendo de aquel lugar. Y noté como Charlie le gritó a su esposa.
_ ¡Estas siendo muy dura con ella!...
_ ¡Por eso se comporta así, porque eres un débil apoyador con ella!...
No aguanté mas eso y con una rabia increíble, me zafé del agarre de mi hermano, y bajo la mirada de todos los allí presentes salí corriendo del despacho. Bajé corriendo las escaleras, y al llegar al piso de su habitación, corrí, vi la puerta abierta de par en par y entré, la busque con la mirada de hito a hito y al escuchar unos fuertes sollozos en el baño, corrí hacia allí, frené de golpe en el marco de la puerta, al verla tan descompuesta, ella con sus manos aferraba fuertemente la isla del lavamanos, el grifo estaba abierto, y ella lloraba de manera descontrolable. En ese momento odie tanto a su madre, que no sabia como describirlo, estaba tan mal, sus llantos eran bastantes fuertes, y al ver sus piernas trastillar y sus manos ir soltando levente la isla, rápidamente me acerque a ella por detrás, evitando que sus rodillas chocaran el piso, la abracé por la espalda, rodeé su cintura con mis brazos, aunque sus rodillas tocaron el suelo, dejé que ambos, abrazados nos sentáramos en el piso, ella siguió llorando y juro que sentí mi corazón dejar de latir por el dolor de ambos. Una vez sentado en el suelo, la moví hasta que la senté en mis piernas, abrazándola mas a mí desde su espalda, hundí mi nariz en su pelo, en su cuello, mientras me aferraba mas a ella, dios… sin duda alguna estaba “enamorado de Isabella Swan” la apreté fuertemente, embriagándome de su olor a fresas, embriagándome de su sufrimiento, el cual también era el mío. Sus sollozos eran cada vez, más fuertes. Yo cerré los ojos, mientras desde atrás, aparté su cabello, echándoselo por el hombro, hacia delante, y enterrando mi nariz en su cuello desnudo para embriagarme de su olor. Ambos nos movíamos de adelante hacia atrás. Ella soltó un jadeo envolviendo mi nombre.
_ Edward…
_ Shhhh… -dije sin apartar mi nariz y mi cara de su cuello-. Tranquila, princesa… trata de tranquilizarte, por favor…
_ Te necesito… -dijo ella sin dejar de sollozar-.
_ Estoy aquí… -le dije-. “Siempre” estaré aquí, solo para tí… -mis palabras salieron desde adentro-. Ven aquí…
Dije, mientras le daba la vuelta sobre mí y una vez su cara estaba frente a mí, me fije detenidamente en su rostro, su pelo de adelante estaba mojado y pecado a su frente, sus ojos demasiado irritados, su mejillas llenas de lagrimas, una de ella roja por el golpe de su madre, sus ojos miraban fijamente los míos, nuestros rostros estaban tan cercas que nuestros alientos se mezclaban, subí de manera lenta mi mano derecha, para con mis dedos despegar delicadamente el pelo húmedo que se le pegaba en la frente, yo me sonreí un poco al sentirla tan tensa, aquella sensación de agonía estaba invadiendo mi cuerpo, llevé mi nariz a su coronilla y aspiré su olor.
No solo ella me necesita, yo también la necesitaba a mi lado. Y ya no pude resistirme mas, tomé con ambas manos sus mejillas y la miré fijamente a los ojos, mientras me acerqué a ella y de una manera poco delicada la besé. La besé sin delicadeza, la besé con necesidad. Ella correspondió el beso y bebí sus lagrimas de igual manera que bebía su saliva, introduje mi lengua en su boca, haciendo que ella la abriera mas y ella correspondió el beso de tal manera que trastillé hacia atrás, Bella rodeó con fuerza mi cuello y sentí su calida y tibia lengua acariciar la mía, era tan deliciosa, que sabia que no iba a dejar de desear probar sus labios jamás. Nos besamos fuertemente, rápido, sin delicadeza, mis manos fueron de manera inmediata a su cadera y bella lentamente fue inclinándose hacia mi, obligándome a echar para atrás y provocando que recostara mi espalda del suelo, ella se colocó arriba de mí a horcajadas y mis manos fueron a sus caderas, las apreté fuertemente.
Mientras la besaba con ansiedad, con deseo y amor, debía reconocer que, a partir de este momento, mi vida dependía de Isabella Swan.
GRACIAS POR LEER. GRACIAS PRISGPE, CAMI Y AL ANONIMO.
GRACIAS A TODOS LOS QUE SIGUEN MI HISTORIA.