LA HIJA DEL PRESIDENTE

jueves, 24 de noviembre de 2011

CAPITULO XV.

ENAMORADO DE TI.

Edward Pov.

Probar sus labios, saborearlos, acariciarlos, era como tocar el cielo. Estaba muerto, si antes no lograba sacar a Isabella de mi cabeza, después de tenerla en mis brazos, y besar sus labios como lo estaba haciendo en este momento, iba a ser imposible apartarla de mi cabeza. De momento vino a mi mente, que ella estaba tomada y quizás drogada. Pero no me importó. Juro que si era un degenerado y aprovechador, lo iba a ser con gusto. Cuando la noté algo sin fuerzas, fue que decidí apartarme para dejarla tomar aire. Y por mi parte, debía de frenar aquello, porque una parte de mi anatomía estaba despertándose, debido al beso. Dejamos de besarnos, pero yo la aferré a mi cuerpo con un abrazo. Sentía como su pecho rozaba al mío, debido a su respiración agitada. Dios tenerla así había sido lo mejor que me había pasado en mis 25 años.

_ ¿Cómo te sientes?... –le dije y la sentí estremecerse entre mis brazos, me imagino que ante mi tono ronco al hablar-.
_ Muy bien… -dijo en un suspiro y aquello me sacó una sonrisa-.

_ Debo regresarte a casa de Alice… -dije mientras la soltaba y la miraba a los ojos, me callé de golpe al ver un brillo en sus ojos, sin duda Isabella era otra niña, me sonreí al verla tan bien, tan entera. Y hubiese dado mi vida si fuere necesario, para que esos ojos brillaran de esa manera todo el tiempo, para que esa sonrisa no se fuera de sus labios jamás.


_ umju… -dijo ella acomodándose en el asiento y poniéndose el cinturón, yo la miré por unos segundos mas y luego me giré para arrancar el vehiculo-.
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Todo el trayecto a la casa de Alice, mi mente iba cargada de muchas emociones, pensaba que a Isabella le debía estar pasando igual, porque ella tampoco dijo nada. Ambos estábamos metidos en nuestros pensamientos. Cuando me estaba aparcando justo frente a casa de Alice, divisé a Alice parada en la puerta, seguro que nos estaba esperando.

_ Aguarda en el auto… -le dije a Bella, para desmontarme del auto, era bastante tarde y no quería que caminara ese trayecto sola a la casa-.

Le dí la vuelta al auto, y le abrí la puerta, ella se había quitado el cinturón de seguridad, pero no hizo esfuerzo por desmontarse, yo fruncí el seño y ella desde su asiento me miró.
_ No quiero que te vayas, Edward… -dijo mirándome a los ojos, y juro que mi corazón dio un brinco de satisfacción al escuchar eso de sus labios, igual me quedé serio y también la miré a los ojos-.
_ Yo tampoco quiero dejarte… -dije mientras que giré mi rostro por encima de mi hombro para ver a Alice, que todavía estaba esperándonos en la puerta de la casa, volví a mirar a Bella y apoyé mi brazo de la puerta para bajar un poco mi rostro y susurrarle lo que sentía en ese momento, no me importaba que estuviera metiendo la patota, la verdad toda mi vida, no le temí a los problemas y sobre todo anteponía mi sinceridad, me imagino que todos deben saberlo ya-. Pero debo hacerlo… prometo buscarte en unas horas, para llevarte a la casa Blanca…
_ ¿Qué significó ese beso, Edward?... –dijo mirándome con temor en sus ojos-.
_ ¿Qué significó para ti, Bella?... –le devolví la pregunta-.
_ “Todo”… -dijo mirándome a los ojos-. Me gustó muchísimo… -yo me quedé observándola-. Me gustas mucho Edward… te necesito… me haces sentir diferente… me haces sentir bien… ¿Qué significó ese beso para ti?...
_ “Todo”… -le dije mientras una sonrisa se dibujó en mis labios, ella también me sonrió-. Pero las cosas no son tan fáciles como crees, Bella… ¿que tal si entras a la casa, descansas aunque sea un poco y como a las nueve de la mañana paso por ti?... –su sonrisa se borró de sus labios-. Te prometo que lo hablaremos, ¿si?...

Ella luego de pensárselo por unos segundos, salió del auto. La llevé hasta donde Alice, quien me sonrió con algo de apuro.
_ Gracias, Edward… -me dijo, yo le sonreí, miré a Bella por unos segundos y luego me giré y me fui de allí-.
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Me ví estacionando mi auto en la entrada de mi casa. El ambiente estaba helado. Corrí rumbo a las escaleras y con mis llaves abrí la puerta de mi casa y entré. Parándome en la estancia, al ver a Emmet sentado en el mueble, el cual llevaba puesto una pijama de pantalones largos. Al verme se puso de pies inmediatamente y me fulminó con la mirada.

_ ¿A dónde mierdas saliste a estas horas, Edward?... ¿Qué pasó para que salieras como un desquiciado a las tres de la madrugada?...

Respiré profundamente y me acerqué al sofá y me dejé caer sentado en él, votando de camino todo el aire en mis pulmones, me llevé una mano a la cabeza enredando mi mano con el pelo.
_ ¿Bella?...

Dijo y yo lo miré de golpe. Emmet había votado su actitud molesta, y se sentó en el sofá que me quedaba en frente, ambos nos miramos a los ojos.
_ Alice me llamó, para que fuera por ellas a la casa de un amigo… -dije en un susurro-. Bella estaba tomada y drogada… -ví que Emmet votó el aire de golpe y recostó su espalda del mueble llevándose igual que yo, la mano a la cabeza-. Lo hizo porque según ella, necesitaba sacarme de su cabeza, y fue la manera en que logró hacerlo…
_ Dios, esto está peor de lo que me imaginaba… -dijo Emmet para si mismo-. ¿Y tú Edward?... ¿Qué hiciste?...
_ La besé… -le dije mientras ahora me tapaba la cara con ambas manos, estaba sumergido en una agonía que me iba a matar, ¿Cuándo se me ocurrió hacer eso?... ¿Cómo se me ocurrió involucrarme con ella de esa manera?... ella es una niña, yo soy el adulto, soy su maldito custodio, se supone que debía ser el maduro y apartarla, al notar que Emmet no había dicho nada, le miré, él me miraba fijamente y gracias a dios, no de una manera reprobatoria-.
_ ¿Qué te pasa con ella?... ¿acaso perdiste la cabeza?... –dijo en un susurro, demostrándome que no estaba peleando, ni reclamándome nada, solo quería saber que pasaba conmigo, le agradecí a dios, la forma en que nos llevamos él y yo-.
_ Por ella… -le dije-. Siento que perdí la cabeza, pero por ella… -me paré del mueble furioso conmigo, Emmet desde su asiento me miraba, mientras yo le hablé con rabia contenida-. No se que mierda me pasa con esa niña, Emmet. No solo siento una necesidad de protegerla… si no de estar con ella… me gusta… y se que puedo llegar a quererla, mas de lo que he querido a ninguna chica, antes…
_ Bien… -dijo Emmet mirándome con entendimiento-. En otras palabras, lo que tratas de decirme es que te estás enamorando de ella… de la hija del Presidente de los Estados Unidos… de la niña a la que tienes como trabajo proteger… de la única hija consentida que tiene Charlie Swan, el Presidente de los Estados Unidos, de esa niña a la que has visto necesitar del cariño de quien sea, de esa niña rota y en pedazos, que sus padres destruyen a diario sin darse cuenta… a esa niña que van a terminar de acabar cuando se enteren que se a enamorado de un Oficial de Seguridad el cual le han designado para que le proteja… ¿no te das cuenta, Edward?... –yo lo miré fijamente-. Con todo esto, no solo te estarás complicando la existencia tú, si no que se la complicarás a ella… ¿Qué crees que va a pasar cuando sus padres se enteren que su hija y tú están enamorados?... ¿crees que los van a felicitar y lo van a apoyar?... esto la matará mas a ella, le harás mas daño a ella, cuando comprendan que no van a poder estar juntos…
_ ¿Qué mierdas di… -él me interrumpió con una seriedad que me intimidaba-.
_ La verdad, Edward… escucha bien lo que te voy a decir… no te apoyo en esto… no por Bella, ella es muy linda persona, considero que el que ella se enamore de ti es lo mejor que te puede pasar en la vida, la quiero tanto, que seria capaz de olvidar que eres mi hermano si llegas a lastimarla. Lo que quiero, es que lo pienses mejor, recuerda que con esa mierda de enamorarte de ella, no solo te arrastrarás a ti, si no a ella, no conoces a Bella y si ella en verdad llega a enamorarse de ti, no te imaginas lo caprichosa que es y los problemas familiares que le traerás con eso… además, recuerda que también me arrastrarás a mí… -yo al escuchar aquellas palabras vi mi mundo irse de picada al suelo, cerré los ojos y me senté en el mueble, me llevé la mano en la cabeza, y me quedé pensando en las palabras tan ciertas que me estaba diciendo Emmet, no sentí que se había parado, pero al escuchar que me llamó, giré mi cabeza a las escaleras, él estaba parado en el segundo escalón, mirándome-.
_ ¿Edward?...
Lo miré.
_ Soy tu hermano… y puedes contar conmigo para lo que sea… solo te pido que pienses las cosas bien… ya no eres ese niño, movido a actuar por capricho, sin ningún tipo de responsabilidad… confío en ti y se que vas a hacer lo correcto…

Como vio que yo solo lo miraba y no dije absolutamente nada, se giró en su talón y terminó de subir las escaleras.
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Bella Pov.
Apenas y tomé el sueño, cuando sentí que alguien a lo lejos me llamaba.
_ Bella, bella…

Cuando desperté y abrí los ojos, el sol que entraba por la ventana me golpeó fuertemente.

Estaba en la habitación de Alice, quien al verme bufar y tirarme la almohada en la cabeza, sonrió.

_ Debes levantarte, Edward me ha llamado, ya viene a recogerte…

Al escuchar eso, me senté en la cama de golpe, mirándola asombrada.
_ ¿Qué hora es?...
Alice me sonrió.
_ Las 8:45… levántate…
Rápidamente me puse de pies, no haría a Edward esperar… pero antes de entrar al baño, me paré de golpe y me giré para mirar a Alice quien me estaba mirando con una sonrisa tonta.
_ ¿Dices que Edward te llamó?...

Ella movió la cabeza positivamente, de manera repetitiva.
_ ¿Y como tiene él, tu número de móvil?...
_ ¿Celosa?... –dijo con burla-.
_ Noo… solo curiosa… -pensé nunca seria capaz de celar a Edward con mi mejor amiga-.
_ Pues, por la curiosidad murió el gato querida… -sonrió-. Anoche cuando le llamé, lo hice de mi celular, aparentemente lo grabó… y ahora anda a bañarte…

Me sonreí al recordar esa madrugada, y la manera en que Edward me había besado en el auto, es cierto que prácticamente yo me le aventé, pero igual él me correspondió y de una manera, que solo con recordarlo estaba muerta, sonreí, me adentré al baño, la verdad moría por volver a verlo.
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Salí del baño y Alice no se encontraba, vi una ropa sobre la cama y atiné a ponérmela.
Estaba sencilla, pero bonita. Cuando terminé de maquillarme un poco, bajé las escaleras, para encontrarme una escena que me hizo detenerme en el último escalón. Alice estaba parada frente a Jasper, de una manera extraña, ella estaba de espalda a mí, pero por su cuerpo y ya que llevaba las manos cruzadas sobre sus senos, supuse que debía de estarlo enfrentando con la mirada, pero a Jasper al cual si podía verle la cara, ya que estaba de frente a mí, pero al parecer estaba tan concentrado en fulminar a Alice con la mirada, que ni siquiera se había percatado que yo los estaba viendo.
_ Si, Jasper… -dijo Alice entre dientes, y supe de enseguida que estaba muy molesta-. Eso es lo que eres, un patético imbécil… eres tan flojo que no pasas de una corrida, es que a milagros y completas la primera…  -la cara de Jasper fue un poema, pero por solo un segundo, porque enseguida se recuperó y volvió a poner la mascara de tipo imbecil y malhumorado-.
_ ¿No te has pensando que para que un hombre llegue, la chica debe de gustarle?...

Yo abrí los ojos como platos. Se que era mala educación escuchar aquella conversación, ¿pero que debía hacer, volverme a subir a la habitación?...   

_ Lo siento Brandon, pero no eres mi tipo, eres tan chillona e irritante, que me exasperas… ni siquiera me caes bien…

Noté que de la impresión Alice bajó sus brazos a sus costados, yo la conocía, esas palabras la desarmaron por completa, es que si ella no golpeaba a ese estúpido, lo iba a hacer yo. Ella dio dos pasos alejándose de él. Y creí que era el momento de romper con aquellas miradas de odio. Carraspeé mi garganta y Jasper me miró de golpe através del hombro de Alice, ella en cambio, esperó unos segundos para darse la vuelta y mirarme, al toparse con mi mirada preocupada, noté que hizo el esfuerzo por sonreírme, pero no lo logró. Yo terminé de bajar y me acerqué a ella.

_ ¿Estas bien?... –le susurré, mientras la miraba fijamente a los ojos-.
_ Si… -dijo ampliando mas la sonrisa en sus labios-. Es mejor que te vayas…

Me dijo, y supuse que a quien no quería ver, ni un solo segundo mas, era a ese estúpido.
_ Si… adiós… -nos despedimos con un suave abrazo-. Hablamos horita…

Escuché que Jasper abrió la puerta de la casa y me dio espacio para que yo cruzara primero, crucé mientras mi interior gritaba ¡¿en donde estaba Edward, que no había venido por mí?!...

Jasper me abrió la puerta del mercedes negro y yo sin mirarlo me monté. Él dio la vuelta y puso en marcha el vehiculo. A los 5 minutos, no aguanté, mi voz salió sin poder evitarlo.
_ ¿Y Edward… por que no ha venido a buscarme él?...

Aunque Jasper estaba delante y yo miraba prácticamente su perfil y espalda, noté que una sonrisa ladeada se dibujó en sus labios.
_ No lo se, señorita Swan… -dijo a secas, con hostilidad-. Yo solo cumplo ordenes… me indicaron que viniera por usted y es precisamente lo que hago…

Al igual que a ustedes, queridas lectoras, a mí también me caía mal el tipo.
_ ¿Qué mierda le he hecho para caerle mal?... –le dije entre dientes con ganas de, desde el asiento de atrás, poner mis delicadas manos en su cuello y estrangularlo, era lo que se merecía por ser tan imbécil.
_ No me haga contestarle esa pregunta, señorita, porque la verdad, no le va agradar la respuesta…
_ Para su información, usted también me cae mal… -le dije zanjando la conversación-.

La verdad no me iba a preocupar por ese imbécil ahora, “EDWARD”, ¿Por qué no había venido por mí, como me lo había prometido?.
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Jasper estacionó el auto, frente a la puerta principal de la Casa Blanca. Yo ni esperé que me abriera la puerta, ya que en cuanto el vehiculo detuvo la marcha, yo me desmonté de él y subí las escaleras. Antes de llegar a la puerta, ésta se abrió para dejarme ver a Jessica.

_ Buenos días, Jessica…

La saludé mientras entraba a la casa y por el rabillo del ojo, noté que ella, se había quedado en shock, supongo que debido a mí saludo, yo sonreí divertida. Y no me detuve, parándome más adelante, en el salón, al ver a mi nana, quien mirándome con asombro, se acercó rápidamente a mí. Se veía sumamente preocupada.

_ Dios, mi niña… ¿A dónde fue que te metiste anoche?... nos mantuviste a todos, muy preocupados…
_ me imagino que te refieres a ti… -dije sonriéndome con ironía, sabia de sobra que mis padres no se preocuparían por mi, jamás-.
_ Me refiero a mí, a Charlie y a Reneé…

Bufé, mientras le di un beso a nana en la coronilla.
_ Tranquila viejita, solo estaba en casa de Alice, pasé la noche con ella…
_ Tus padres están en el despacho y están muy enojados, principalmente Reneé… quieren verte, ellos dijeron que en cuanto llegaras, te dijeran que te mandaron a buscar…

Respiré hondo, mientras pensaba “lo mismo de siempre”.
_ Iré a ver que quieren…

Inicié el paso hacia el ascensor que me llevaría directamente al despacho de mi padre, escuché la voz preocupada de nana, detrás de mí.

_ Mi niña, por favor, quédate callada, no te vayas a poner de malcriada con ellos, solo recuerda que estuvieron muy preocupados por ti…

Volví a bufar mientras me adentraba al ascensor. Entré y marqué el piso. Todavía llevaba en mi mente a Edward, moría por verlo ya. El ascensor sonó haciéndome saber que ya estaba dentro del despacho de mi padre. La puerta se abrió y salí a pasos lentos. Mi mente fue a ver, a todos los allí presentes. En una esquina, estaban Emmet, Edward y otros oficiales. Al ver a Edward, nuestras miradas se engancharon. Yo me detuve, para mirarlo, esperando ver en sus ojos, en su actitud algún signo de que, lo que había pasado anoche entre nosotros, fuera realidad. No creo haber tenido una sueño tan real, nuestro beso en su auto negro fue real, fue real… me repetí muchas veces, mientras lo veía en esa actitud tan de él, postura derechita, vestido en su traje y camisa blanca, sin corbata, su pelo no tan peinado como de costumbre, cuando solía trabajar y su mirada, aunque estaba fija en mis ojos, estaba tan distante, estaba tan diferente a aquella con la que me miraba la noche anterior…

Aquellas palabras de la noche anterior, volvieron a escucharse en mi mente: “No soporté que te tocara de esa manera, Isabella…” “No quiero que te vayas, Edward…” “Yo tampoco quiero dejarte…” “¿Qué significó ese beso, Edward?...” “¿Qué significó para ti, Bella?... “Todo”… “¿Qué significó ese beso para ti?...” “Todo”. No podía creer que todo eso estuviere solo en mi mente. Mi corazón y mi alma, sintieron una baja increíble. El grito de mi madre me sacó de mi ensismamiento, y agradecí que lo hiciera, porque en este momento sentía que mi pecho dolía y mucho.

_ ¡Isabella!... –gritó mi madre haciendo que yo rompiera la mirada con Edward y la mirara a ella, quien corría hacia mí a gran velocidad, sus ojos estaban abiertos como platos y creí ver en ellos una preocupación increíble-. ¡Dios, no te imaginas lo preocupados que nos tenias a tu padre y a mí!... -dijo eso furiosa, entre dientes y cuando por fin llegó a mí, sin yo esperarlo, sin dejarme siquiera explicarle, me dio tal cachetada en mi mejilla derecha, que me volteó la cara. Yo mientras me llevaba la mano a la cara, sentía dolor, pero no mas dolor que el sentía mi corazón, con mis dedos me acaricié la mejilla suavemente, mientras no apartaba la mirada del suelo.
_ ¡Eres una desconsiderada!... ¡¿Desde cuando te dedicas a desaparecerte, a amanecer fuera de tu casa?!...
_ ¡Renee!... -dijo mi padre furioso, y su voz sonaba cerca de nosotras-.
_ ¡Será la ultima vez que lo haces!... –sentenció y yo seguía mirando para el suelo, con mi mano en la mejilla, mis ojos se aguaron y juro que no escuché mas a mi mamá, lo que me estaba matando es que me había hecho a la idea, que las cosas iban a volver a la normalidad entre Edward y yo, y por lo visto estaba sumamente equivocada, sin poder evitarlo un sollozo lastimero salió de mis labios, al saber que quería algo y no podía tenerlo… el amor de Edward Cullen. Una mano se aferró a mi pecho, ya que sentía que mi respiración se me estaba dificultando, sabía que significaba aquello, eran de esos ataques de ansiedad que hacia tiempo solían darme, los había controlado, cuando sin creerlo comenzaba a adaptarme a mi fatídica vida. Pero aquí, involuntariamente, se estaba presentando uno.

Inicié a caminar hacia la puerta, si me quedaba allí, todos me iban a ver derrumbándome y eso yo no se lo iba a permitir, escuché a mamá decirme.

_ Tu padre y yo iremos a Londres y tú te quedarás acá completamente SOLA… estás castigada jovencita…

Inicié a correr hacia la puerta, llorando salí del despacho y corrí hacia las escaleras, bajaría corriendo a mi habitación, no era capaz ni de esperar el ascensor… corrí rápidamente sin importarme que me cayera de esos tacones, tal vez y lo que necesitaba era un buen golpe. Llegué a mi habitación y entre al baño rápidamente, si antes se me estaba dificultando el respirar, ahora sentía que me estaba ahogando, mi respiración estaba tan agitada que me acerqué al lavamanos y abrí el grifo y de manera frenética, comencé a echarme agua en la cara, sin importar mojarme el pelo, me miré en el espejo que estaba frente a mí, la mejilla en donde mi madre me había pegado, estaba tan roja, si me dolía, no me daba cuenta, recordé la mirada fría de Edward y las lagrimas comenzaron a salir de mis ojos, debía dejarme caer, necesitaba dejar salir lo que sentía, porque de no hacerlo iba a morir, los sollozos lastimeros salieron de mis labios, aferré fuertemente ambas manos al lavamanos, tratando de sostenerme, pero lloraba incontrolablemente a tal manera que sentí mis piernas perder las fuerzas, mi cuerpo se sacudía por los llorosos, mi pecho estaba comprimido a tal manera que no podía respirar, por lo que tomaba el aire suficiente por la boca, cuando decidí que no podía sostenerme mas, flexioné mis rodillas para dejarlas chocar con el mármol del piso, pero en vez de sentir dolor, lo que sentí fueron unos calidos brazos que rodearon mi cintura, sentí su cuerpo abrazar el mío desde atrás, dejando que cayera al suelo, pero dejándose ir conmigo, haciendo que los dos termináramos sentados en el suelo, yo no paraba de llorar, no podía detener el llanto, ni siquiera me detuve a pensar quien me sujetaba por la espalda, sentí que me levantaron un poco, haciendo que en el suelo del baño yo me sentara sobre sus piernas, me tenía abrazada desde atrás, sentía que me abrazaba como si su vida dependiera de ello, me sujetó mas a su cuerpo, sus brazos seguían rodeando mi cintura, no decía nada, solo me abrazaba, y su calor, su olor, su aliento en mi cuello, me hicieron reaccionar, tenia junto a mi, a la persona que mas necesitaba en ese momento.

_ Edward… -dije entre un llanto agotador-.
_ Shhhh… -dijo en mi cuello, mientras ambos nos mecíamos suavemente para adelante y para atrás-.
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Edward Pov.

Estaba en la Oficina de Emmet cuando vi entrar a Jasper y Emmet.

_ Dime… para que me mandaste a buscar… -le dije a mi hermano mirándolo fijamente-.
_ Quería informarte algo… resulta que el Presidente y su esposa se irán de viaje esta misma tarde a Londres, tienen una cuantas reuniones allí…
Fruncí el seño.
_ ¿Isabella…
Él me interrumpió mirándome fijamente.
_ Ella no va… aparentemente la primera Dama esta muy molesta con ella, por su desaparición de anoche, y pretende castigarla dejándola en casa…

Jasper sonrío, mientras se sentaba en un sofá.
_ No se imagina el favor que le hace a esa mocosa… si ella odia acompañarlos a sus viajes…

Fulminé a Jasper con la mirada.
_ NO le digas mocosa… -dije entre dientes-. Recuerda que es la hija del Presidente…

Jasper se alzó de hombros, restándole importancia.
_ El que debería recordar eso, eres , querido amigo…

Emmet y yo le miramos de golpe. Jasper me miro con una sonrisa burlona.
_ Te conozco desde que éramos niños, Edward… la miras extraño y ya hasta empezaste a tratarla y tolerarla, y que mas decir, que el hecho de que ayer la metieras en tu casa a compartir con tu familia, recuerda que esa niña, aunque quiera dársela de una damisela, no lo es… es una fiera caprichosa y mimada, que no sabe mas que pisotear a todos los que se cruzan en su camino…

Di dos pasos hacia él, y Jasper voló del mueble poniéndose de pies, tal vez si me conocía como decía y sabia que mis intenciones era golpearlo, Emmet se puso entre nosotros.

_ Mierda, será mejor que ambos se tranquilicen… -dijo molesto fulminándonos con la mirada a ambos, Jas y yo nos enfrentamos con la mirada-. Jasper ve por Bella a casa de Alice Brandon… necesito hablar con Edward…
_ ¿Por qué yo?... Alice Brandon es la persona a la que menos quiero ver en este momento… -dijo él como si fuera un niño haciendo un berrinche, noté miedo y preocupación en su mirada, fruncí el seño, al notar que Jasper cambio su postura, ahora no estaba derecho, si no mas bien como si estuviera resignado-.
_ Porque así lo he decidido yo… -dijo Emmet con autoridad, yo no dije nada, moría por ver a Bella, pero no le iba a dar el gusto a Jasper de corroborar que Bella no me era indiferente, por lo que me quedé callado disfrutando el ver, a un Jasper con cara de dolor-
_ Edward puede ir, Emmet… al fin de cuentas, le agradan esas dos chiquillas…
_ ¡No hagas berrinches y termina de salir de aquí, es una maldita ORDEN lo que te estoy dando!... –gritó Emmet exasperado, mientras hacia ademanes con las manos-.
_ Maldito, mil veces maldito… por tu culpa tendré que ver a la duendecillo esa otra vez… -masculló Jasper entre dientes, mientras furioso salió del despacho de Emmet, sin antes dar un buen portazo, Emmet se quedó algo pensativo, mirando la puerta cerrada, por la que había salido Jasper, me fijé en Emmet y este pensativo frunció el seño-.
_ ¿Qué es lo que quieres decirme, Emmet?...

Me miró reaccionando.
_ Oh… es solo que yo tendré que viajar a Londres con los Oficiales de más confianza y experiencia… estaba pensando en que…
_ Me voy a quedar, Emmet… -dije de manera rotunda, él me miró fijamente a los ojos-. Yo soy el custodio de Bella, y me voy a quedar con ella…

Emmet soltó un suspiro de resignación…
_ Tan solo si imaginara que no la cuidarías bien… pero se que lo harás mejor que yo… necesito dejarla segura… y se que harás tu trabajo bien…

Sonreí aliviado. Temí que me diría que era una ORDEN, como la que le acaba de dar a Jasper.
_ Serán 5 días… -dijo mirándome-. Nos mantendremos en contacto… y ahora vamos a subir, que la primera dama quiere verte…

Abrí los ojos como platos.
_ ¿A mí?... ¿Y como para qué?...
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Ambos entramos al despacho presidencial. En una esquina habían dos oficiales de confianza de Emmet, Charlie estaba sentado detrás del escritorio mirando unos papeles, y su esposa sentada en un sofá con las piernas cruzadas mientras hojeaba una revista de modas. Cuando nos vio entrar, me fulminó con la mirada. Yo me quedé de una pieza.

_ Edward… -dijo mientras se ponía de pies-.
_ Ordene, señora…
_ Quería hablarle, para darle unas instrucciones… supongo que usted se va a quedar con Isabella y quiero advertirle que por ningún motivo mi hija debe pisar fuera de esta casa… -escuché un bufido y miré al presidente, él me miraba directamente a los ojos, mientras le habló a su esposa-.
_ Estas exagerando, Reneé… es cierto que no has dormido asustada por la niña, pero Jacob dijo que estaba con Alice…
_ ¡No importa!... –dijo ella fulminando a su esposo-. ¡¿Qué esté con esa chiquilla es lo que mas me preocupaba, sabes como son cuando están juntas?!... ¡No pude pegar un solo ojo en todo la noche al imaginar que mi hija estuviera en peligro!... –yo escuché aquello asombrado, si le importaba Bella, lo noté por sus ojos preocupados, por su tono de desesperación, y en ese momento no comprendí porque era tan fría con ella, por qué si la quería, como estaba demostrando ahora, no se lo expresaba, ¿acaso no entendía que su hija necesitaba de su cariño?-.
_ Reneé… llevemos a Bella… sabes que sus abuelos viven allí, ella los adora… -dijo Charlie mirando a su esposa, esperando que ella reaccionara-. Es al único lugar al que le gusta acompañarnos…
_ Por esa razón no la dejaré ir… ese será su castigo… seguro que la próxima vez que se le ocurra desaparecer, lo pensará un poco mejor…

El sonido del ascensor sonó y yo y Emmet miramos. Al verla salir a pasos lentos, mi corazón se detuvo por unos segundos, la vi recorrer a las personas que nos encontrábamos allí. La miré de abajo arriba y estaba tan linda como de costumbre, noté que al mirarme a mí, nuestras miradas se engancharon. Sus ojos, tan expresivos me miraron con una ternura que me derritió por completo, pero en ese momento la voz de Emmet vino a mi mente, repitiendo aquellas palabras, que me habían hecho pensar tanto: “Lo que quiero, es que lo pienses mejor, recuerda que con esa mierda de enamorarte de ella, no solo te arrastrarás a ti, si no a ella, no conoces a Bella y si ella en verdad llega a enamorarse de ti, no te imaginas lo caprichosa que es y los problemas familiares que le traerás con eso…” “Soy tu hermano… y puedes contar conmigo para lo que sea… solo te pido que pienses las cosas bien… ya no eres ese niño, movido a actuar por capricho, sin ningún tipo de responsabilidad… confío en ti y se que vas a hacer lo correcto…”. Mientras la miraba a los ojos, me odiaba a mi mismo, por el solo hecho de que sabía que si la quería, solo iba lograr, lastimarla, complicarle más la vida, y yo no quería eso… SOLO QUERIA QUE TODO FUERA MÁS SENCILLO ENTRE NOSOTROS. Noté que la expresión de su rostro iba cambiando lentamente, la vi hacer una mueca de dolor y fruncí el seño. ¿Qué mierdas estaba pensando para que su hermoso rostro se fuera transformando como si le doliera algo?... el llamado de su madre hizo que ella aparatara la mirada de la mía, y miró a su madre. Lo vi todo a cámara lenta, su madre se paró del sofá y caminó demasiado deprisa hacia ella, y sin dejarla ni siquiera reaccionar, su mano se estampó con una fuerza increíble en la mejilla de Isabella, ella giró su cara y yo no me di cuenta, cuando mis puños se cerraron y di dos pasos hacia ellas, unos fuertes brazos me tomaron uno de los míos, obligándome a detener, Emmet me habló al oído.
_ NO LO HAGAS, POR FAVOR…

Suplicó y yo solo atiné a mirar con los ojos como platos, como Bella, quien miraba para el suelo, mientras se acariciaba su mejilla golpeada, parecía descompuesta del dolor, Emmet no soltó mi brazo, y en el fondo lo agradecí, no sabia de que sería capaz en ese momento, como se había atrevido a tocarla. Mi rabia era increíble.
_ ¡Eres una desconsiderada!... ¡¿Desde cuando te dedicas a desaparecerte, a amanecer fuera de tu casa?!...
_ ¡Renee!... -dijo el presidente, mientras rápidamente se acercaba a ellas, estaba furioso-.
_ ¡Será la ultima vez que lo haces!... –sentenció su madre y yo no podía apartar mi mirada de Isabella, yo quise correr hacia ella, quise decirle que me importaba mas de lo que se imaginaba, abrazarla, decirle que estaba empezando a enamorarme de ella, que quería sacarla de esta maldita casa, y esta estúpida vida que estaba llevando, que la quería conmigo, para siempre-. Sentí mis puños dolerme de tan fuerte que los apretaba, ella miraba para el suelo, pero igual la vi tan mal, que dí otro paso hacia ella, y solo conseguí que Emmet me apretara mas fuerte el brazo, tanto que me dolía, un sollozo salió de sus labios, y comprendí que su dolor era el mío. La vi llevar su mano al pecho, como si este le doliera demasiado y mi respiración se agitó al igual que ella.
_ Edward… -susurró mi hermano, pero yo no podía apartar mi mirada de ella-.

La ví iniciar su caminar hacia la puerta, mientras noté que estaba aguantándose para no caer allí mismo, la señora no le bastaba que su hija estuviera sufriendo, ya que volvió a hablar.
_ Tu padre y yo iremos a Londres y tú te quedarás acá completamente SOLA… estás castigada jovencita…
_ ¡Basta mujer!... –gritó el presidente-. ¿No ves que está mal?...
_ ¡Ya esos ataquecitos de ansiedad no le funcionaran conmigo!...

Bella corrió saliendo de aquel lugar. Y noté como Charlie le gritó a su esposa.
_ ¡Estas siendo muy dura con ella!...
_ ¡Por eso se comporta así, porque eres un débil apoyador con ella!...

No aguanté mas eso y con una rabia increíble, me zafé del agarre de mi hermano, y bajo la mirada de todos los allí presentes salí corriendo del despacho. Bajé corriendo las escaleras, y al llegar al piso de su habitación, corrí, vi la puerta abierta de par en par y entré, la busque con la mirada de hito a hito y al escuchar unos fuertes sollozos en el baño, corrí hacia allí, frené de golpe en el marco de la puerta, al verla tan descompuesta, ella con sus manos aferraba fuertemente la isla del lavamanos, el grifo estaba abierto, y ella lloraba de manera descontrolable. En ese momento odie tanto a su madre, que no sabia como describirlo, estaba tan mal, sus llantos eran bastantes fuertes, y al ver sus piernas trastillar y sus manos ir soltando levente la isla, rápidamente me acerque a ella por detrás, evitando que sus rodillas chocaran el piso, la abracé por la espalda, rodeé su cintura con mis brazos, aunque sus rodillas tocaron el suelo, dejé que ambos, abrazados nos sentáramos en el piso, ella siguió llorando y juro que sentí mi corazón dejar de latir por el dolor de ambos. Una vez sentado en el suelo, la moví hasta que la senté en mis piernas, abrazándola mas a mí desde su espalda, hundí mi nariz en su pelo, en su cuello, mientras me aferraba mas a ella, dios… sin duda alguna estaba “enamorado de Isabella Swan” la apreté fuertemente, embriagándome de su olor a fresas, embriagándome de su sufrimiento, el cual también era el mío. Sus sollozos eran cada vez, más fuertes. Yo cerré los ojos, mientras desde atrás, aparté su cabello, echándoselo por el hombro, hacia delante, y enterrando mi nariz en su cuello desnudo para embriagarme de su olor. Ambos nos movíamos de adelante hacia atrás. Ella soltó un jadeo envolviendo mi nombre.
_ Edward…
_ Shhhh… -dije sin apartar mi nariz y mi cara de su cuello-. Tranquila, princesa… trata de tranquilizarte, por favor…
_ Te necesito… -dijo ella sin dejar de sollozar-.
_ Estoy aquí… -le dije-. “Siempre” estaré aquí, solo para tí… -mis palabras salieron desde adentro-. Ven aquí…

Dije, mientras le daba la vuelta sobre mí y una vez su cara estaba frente a mí, me fije detenidamente en su rostro, su pelo de adelante estaba mojado y pecado a su frente, sus ojos demasiado irritados, su mejillas llenas de lagrimas, una de ella roja por el golpe de su madre, sus ojos miraban fijamente los míos, nuestros rostros estaban tan cercas que nuestros alientos se mezclaban, subí de manera lenta mi mano derecha, para con mis dedos despegar delicadamente el pelo húmedo que se le pegaba en la frente, yo me sonreí un poco al sentirla tan tensa, aquella sensación de agonía estaba invadiendo mi cuerpo, llevé mi nariz a su coronilla y aspiré su olor.
No solo ella me necesita, yo también la necesitaba a mi lado. Y ya no pude resistirme mas, tomé con ambas manos sus mejillas y la miré fijamente a los ojos, mientras me acerqué a ella y de una manera poco delicada la besé.  La besé sin delicadeza, la besé con necesidad. Ella correspondió el beso y bebí sus lagrimas de igual manera que bebía su saliva, introduje mi lengua en su boca, haciendo que ella la abriera mas y ella correspondió el beso de tal manera que trastillé hacia atrás, Bella rodeó con fuerza mi cuello y sentí su calida y tibia lengua acariciar la mía, era tan deliciosa, que sabia que no iba a dejar de desear probar sus labios jamás. Nos besamos fuertemente, rápido, sin delicadeza, mis manos fueron de manera inmediata a su cadera y bella lentamente fue inclinándose hacia mi, obligándome a echar para atrás y provocando que recostara mi espalda del suelo, ella se colocó arriba de mí a horcajadas y mis manos fueron a sus caderas, las apreté fuertemente.
Mientras la besaba con ansiedad, con deseo y amor, debía reconocer que, a partir de este momento, mi vida dependía de Isabella Swan.


GRACIAS POR LEER. GRACIAS PRISGPE, CAMI Y AL ANONIMO.
GRACIAS A TODOS LOS QUE SIGUEN MI HISTORIA.

jueves, 17 de noviembre de 2011

CAPITULO XIV.

NUEVOS SENTIMIENTOS II.

Emmet Pov.

_ Por supuesto que puedo llegar a quererte, Bella… más de lo que puedes llegar a imaginarte… -lo escuché susurrarle, mientras la miraba fijamente, terminé de entrar y lo vi acuclillado frente a ella, ambos mirándose a los ojos como si se tratase de una declaración amorosa, sentí que me puse morado, de la rabia que tenía-.
_ Edward!!... –dije y lo ví mirarme mientras se ponía de pies, Bella también me miró, pero no me detuve ni un segundo en ella, si no en el estúpido de mi hermano, el cual seguía como siempre, me desafió con la mirada, pero iba a ser capaz de matarlo si era posible. Edward era mi único hermano, y no era un hermano cualquiera, desde que él nació sentí el deber de proteger a mi hermano menor, siempre fuimos muy unidos, y aunque siempre era él, el de la actitud y pensamientos maduros, mi cuerpazo lo ayudaba de salir de los líos, en que se metía, porque juro que nunca salía de uno. Edward siempre fue un chico problemático, que no conocía la palabra “limites” y que nunca le temió, ni a las aventuras, ni a los problemas. Pero los tiempos han cambiado y con ello, mis responsabilidades, por lo tanto… nunca permitiría que Edward se involucrara sentimentalmente con la Hija del Presidente.

Miré a Bella.

_ ¿Estas bien, Bella?... -ella me respondió con un asentimiento de cabeza y noté que no estaba para nada bien, hablaría con ella mas tarde, en estos momentos con quien necesitaba hablar de manera urgente era con el estúpido de mi hermano-. Edward… ¿vienes un momento?... Necesito hablar contigo…
_ Claro… -dijo él y yo me giré saliendo de la habitación, bajé las escaleras y lo sentí a él caminar detrás de mí, en el segundo piso estaba mi habitación, por lo que me dirigí a ella, entré seguido por Edward y este cerró la puerta, yo me giré y sin perder un segundo mas, vomité toda la rabia que tenía con él.
_ ¡¿Qué mierdas es lo que pretendes, Edward Cullen?!... –le grité y él me miró sin ninguna expresión en su rostro, eso no era nuevo en él, desde que era un niño, las veces que mi padre le regañaba el creaba una barrera, lo cual enfurecía mas a Carlisle, porque le hacia entender que solo cumplía con escucharlo, dejándole saber que volvería a ser lo mismo-. ¡Y espero que no solo me escuches, si no que también hagas lo que te voy a decir!...
_ Aguarda, Emmet… -dijo con la duda reflejada en su rostro-.

_ ¿No estarás pensando que tengo la obligación de hacer lo que tú me ordenes, verdad?...
_ ¡Mierda, Edward, solo necesito que me escuches!...
_ ¡Pues di de una maldita vez que es lo que tienes que decir y punto!.

Me gritó de vuelta y noté que también estaba molesto.
_ ¡NO quiero que te acerques a Isabella!...
_ Ja!... –soltó una carcajada irónica y eso me molestó más-. Lamento decirte que eso es imposible, Emmet, pues si no lo sabias, El Jefe de seguridad de la Casa Blanca, me asignó como custodio personal de ella… no tengo mas opción… -dijo todo relajado-.
_ Pues si eso es el problema, a partir de hoy su custodio será Jasper…

Y aquello fue suficiente, para ver a Edward perder el control, dio dos pasos hacia mí de manera amenazadora, mientras que yo me crucé de brazos y esperé verlo desahogar su rabia y decirme que era lo que en realidad pensaba.

_ ¡Ni te atrevas a hacerme eso, Emmet!... –gritó y yo lo dejé hablar, necesitaba saber que estaba pasando por su cabeza-. ¡Me tienes podrido con tu actitud, yo no estaba de acuerdo a que me asignaras de niñera de la hija del presidente, no te lo pedí y aún así lo hiciste, y ahora que estoy tolerando mi trabajo, piensas sacarme… ¿Qué mierdas crees si te digo que te metas tu maldita jefatura por el culo?... porque no voy a tolerar que hagas conmigo lo que te de la gana, al igual que tú, soy un maldito profesional, no voy a dejar que me manejes a tu antojo!... –fruncí el seño, Edward estaba bastante molesto, su cuerpo tenso, sus puños a ambos costados bien apretados, ¿sería capaz de golpearme?-.
_ Edward… -dije ya con el tono bajo, él me miró furioso-. Cuando te puse de seguridad personal para Bella, era porque entendía que eras la persona indicada para estar a su lado…
_ ¿Pues que mierda es lo que ha cambiado ahora?... –dijo entre dientes-.
_ Que te mezcles con ella, de una manera que no sea profesional… -mis palabras lo golpearon, lo noté porque vi que su mirada se dislocó por unos segundos, y alzó las cejas sorprendido, yo continué más tranquilo, sabía que en este preciso momento me iba a escuchar-. Edward… Isabella, es la niña mas dulce y buena que he conocido, pero igual está rota… si te puse a su lado, es porque te conozco, y sabía que ella iba a despertar en ti, lo mismo que despertó en mí… necesidad de protección, como yo no podía estar a su lado, quise que lo estuvieras tú… Edward… no compliques las cosas, Bella no sabe lo que quiere, solo busca alguien en quien aferrarse, alguien que sea un soporte para ella… no te vayas a permitir mezclarte con ella de otra manera que para lo que estas a su lado… eso te hundirá… acabarás echando a la borda los años en lo que te has esforzado por llegar a donde estas en este momento. Bella es buena, Charlie Swan es bueno, pero se deja influenciar por el agobio de su trabajo y las manipulaciones de su mujer, y Reneé no tardará en acabar contigo si sabe que…
_ No sigas… -me cortó-. Estás demente Emmet… yo solo cumplo con mi trabajo.

Dijo, sin recordar lo bien que lo conocía.

_ Edward… eres mi hermano, y solo quiero lo mejor para ti… igual Bella… también le estaría complicando mas la vida a ella… a Bella también la quiero mucho, es la hermanita que Esme y Carlisle no nos dio… y entiendo que quieras ayudarla, es mas, lo apruebo… pero tengan cuidado… traten de no complicarse la vida, mas de lo que la tienen…
_ Gracias por tu consejo… -me cortó de mala manera, fulminándome con la mirada, y dando media vuelta, salió de mi habitación y pegó tremendo portazo luego de salir, yo solo me puse la mano en la cara, hablarle a Edward, era lo mismo que hablarle a un sordo-.

Bella Pov.

Al salir Edward y Emmet de la habitación, me sentí desfallecer. Dios, mi corazón amenazaba por salir de mi boca, y eso fue desde que escuché aquellas palabras salir de la boca de Edward… “Por supuesto que puedo llegar a quererte, Bella… más de lo que puedes llegar a imaginarte…”. Dios, dios, dios… es que las sensaciones provocadas por aquellas palabras, habían borrado todo el mal que había sufrido en mi vida entera, que Edward me dijera eso era tan sano y curativo para mi… ni siquiera entendía el por qué, sentía aquellas cosas. Solo que al escuchar a Emmet y al ver su enfado, me asusté demasiado. Sin duda Emmet había escuchado lo que Edward me había dicho y seguro que no le iba a gustar. Escuché la puerta cerrarse, y desperté de mi ensismamiento y miré rápidamente esperando encontrarme con Edward. Pero me puse de pies de golpe al ver quien era.

_ ¿A dónde fueron los chicos?... –dijo Rosalie entre dientes, yo me puse tensa, ante su presencia-.
_ No lo se, están conversando…

Ella me examinó detenidamente, con una mirada evaluativa, y eso me estaba incomodando.
_ ¿Se puede saber que miras?... –dije con acidez y ella miró mis ojos, relajando su postura-.
_ Que a pesar de ser una niña arrogante, presumida, mal hablada y prepotente… también eres una bocona malcriada y contestona… ¿acaso tus padres no han tenido tiempo para Educarte?...
_ Eso no es de tu maldita incumbencia… -dije molesta y entre dientes, la vi sonreírse divertida y aquello me confundió-.
_ Ya veo porque le gustas a Edward… -abrí los ojos de golpe ante sus palabras-. Por supuesto que le gustas, conozco a Edward como la palma de mi mano y se que no toleraría tu comportamiento, a menos que considere que valga la pena… -mi corazón reaccionó a aquellas palabras, Rosalie continuó hablando con una sonrisa divertida en sus labios-. Solo quiero advertirte algo, chiquilla, se me importa que Edward te defienda con garras, que se moleste conmigo al punto de retirarme la palabra, si te digo tus verdades, pero quiero que te quede claro que no te voy a permitir que lo utilices o que lo maltrates, Edward es mi familia, y por ella yo soy capaz de cualquier cosa…
_ No entiendo de que me estas hablando… -dije en un susurro-.
_ Lo que quiero decirte es que no tengo nada en tu contra… me caíste mal por tu actitud con Edward anoche… pero si estas dispuesta a moderarte, a comportarte, yo no tengo problemas contigo… podríamos llegar hasta a ser buenas amigas, si quieres… -yo abrí la boca sorprendía-. Emmet siempre me habló de ti… siempre decía cosas bonitas de ti… claro, que ahora comprendo que se guardó tu parte mala para si, pero… igual… si esos dos chicos te defienden como lo hacen, es porque mereces la pena… -se acercó a mí y me extendió la mano, yo dudosa se la dí-. Ya que no te interesó anoche, ahora espero que sí… Soy Rosalie Hale… la novia o… -corrigió de manera inmediata-. La exnovia de Emmet… encantada…
_ Bella… -fue lo único que dije y ambas nos sonreímos, separando nuestras manos, en ese momento escuchamos la puerta abrirse, ambas miramos para ver entrar a Edward, quien al vernos tan cerca puso de inmediato cara de preocupación-.
_ Descuida, Edward… no la estoy golpeando… -dijo Rosalie divertida-.
_ Tampoco creo, que Bella sean de las que lo permite… -dijo entre dientes mirándome a mí y en ese momento entendí que estaba cargado, se veía estresado-.

Yo le sonreí, aunque supongo que debió ser una mueca, tampoco quería provocarle problemas con su familia.

_ Será mejor que me vaya… -dije y Edward me miraba fijamente-.
_ Dame un segundo… -dijo él, mirándome-. Iré a hablar con mamá…
_ ¡No!... –le dije-. Igual Emmet está aquí, yo me puedo llevar el auto… quiero ir a pasar la noche en casa de Alice…
_ NO, Isabella… -dijo con cansancio-. Yo te llevo…
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.
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Bajamos, me despedí de Esme, quien me hizo prometerle que regresaría a visitarla pronto. Y Edward me guió hacia el auto, al montarme en el asiento del copiloto, descubrí que mi celular se había quedado en el auto, y al revisarlo, tenía 20 llamadas perdidas del teléfono de mi madre, 10 del de mi padre, 6 del celular de Alice y 4 del de Jacob. En total hacían 40 llamadas perdidas. Hice una mueca con los labios y recosté mi espalda del cómodo asiento, mientras me acomodaba, Edward a mi lado solo me miró de lado, ya que había puesto en marcha el motor.

Luego de uno 5 minutos en silencio, le hablé.
_ ¿Me llevarás a casa de Alice?... –ya estaba oscureciendo-.
_ Claro… si eso deseas…
_ Por favor… Edward… -le miré, mientras subía las piernas al asiento, cuidando de no dejar ver más de lo necesario-.  ¿Qué pasó con Emmet?... ¿discutieron por mi culpa?...
_ NO, Bella… bueno si discutimos, -se corrigió a si mismo-. Pero tú no tienes la culpa, no le des mente a nada…
_ No quiero causarte problemas ni con él ni con nadie…
_ NO lo harás… ¿Qué hablaron Rosalie y tú?... –dijo entre dientes, y yo le miré sonriendo-. 
_ Al final de cuenta, no es mala persona… me agrada…

Edward sonrió divertido.
_ Rosalie es algo… brusca… pero es muy buena persona… a mi también me agrada que lo hayas notado… -ambos nos sonreímos-.

Ambos volvimos a sumergirnos en un silencio. El cual, ninguno de los dos interrumpió. Lo vi estacionarse frente a la casa de Alice. Yo me solté el cinturón de seguridad, y bajé mis piernas, girándome para mirarlo, él solo movió su rostro.
_ ¿Te quedarás a dormir acá?... –él me preguntó con algo de duda, dios Edward era tan hermoso-.
_ Si… ¿Por qué?... -quería que me dijera que le preocupaba-.
_ Pues… -lo ví evitar mi mirada, y mirar frente al volante, habló sin mirarme-.
_ En realidad, no me gustaría que a última hora decidieras irte a la casa blanca y anduvieras sola por allí…
Yo me sonreí al darme cuenta que le preocupaba. Al menos eso presumí.
_ Edward… si decido eso… ¿podría llamarte para que vinieras por mí?...

Lo vi mirarme de golpe y sacarme una sonrisa ladeada, aquella que me hizo perder el horizonte mientras duró.

_ Por supuesto… no importa la hora que sea, Bella… solo llámame… prométeme que lo harás… que no saldrás de aquí si no es conmigo… -dijo suplicándome con los ojos, y yo quería morir pero de la felicidad… ¿sería posible que si le gustaba como me hubiere dicho Rosalie?... ella conocía a Edward mas que yo-.
_ Te lo prometo, Edward… -dije en un susurro y ambos nos quedamos mirando, sintiendo como de momento se ponía cargado el ambiente del auto, él cortó el momento, extendiendo su mano hacia mí-.
_ Dame tu celular…

Yo sin dudarlo se lo pasé, lo vi teclear un número y enseguida el repique de un celular, que no era el mío, sonaba en el auto. A los segundos, vi que él cerró la llamada. Y me miró, mientras extendía el celular así mí.

_ Es mi número celular… no dudes nunca en marcarme, si me necesitas…
_ Gracias… -dije sonriéndole, ambos nos mirábamos a los ojos, lo ví mover la cabeza negativamente, pero de manera tan perceptiva, que si no estuviera mirándolo tan fijamente, como lo hacia en ese momento, no había forma de que lo notara-.
_ Baja, Bella… necesito irme…

Dijo y allí estaba su voz de mandón, su voz cortante y fría, aquella que odiaba, sin decir nada abrí el manubrio y me lancé del auto, caminé rumbo a la puerta de la casa de Alice y antes de tocar el timbre, miré hacia atrás, por encima de mi hombro, y allí estaba el auto negro de mi padre, no se veía nada por dentro, pero imaginaba que Edward debía estar mirándome, me giré, trague en seco y toqué el timbre, la verdad, no entendía que me estaba pasando con Edward, ya que no quería separarme de él. La puerta se abrió dejándome ver a una Alice súper sonriente frente a mí. Enseguida ambas escuchamos unas llantas y nos giramos. Edward ya se había ido. Yo me quedé mirando el auto hasta que se perdió al doblar la esquina.

_ No te deprimas, amiga… me apuesto que no lo verás, solo hasta mañana…

Yo la miré de golpe, para toparme con la sonrisa pícara de Alice.
_ ¿De que rayos estas hablando?...
_ De que ves a Edward marcharse y te deprimes como si se estuvieran, despidiéndose para siempre…

Era increíble como mi amiga Alice me conocía tanto. Aunque sabía que iba a ver a Edward al otro día. Ya lo estaba extrañando.
_ Ven… vayamos a mi habitación… por lo que veo, tenemos mucho de que hablar…
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Alice y yo, ya nos habíamos bañado, ambas estábamos tiradas en su cama en pijamas y con el celular escuchando música suave y tomándonos a pico de botella un whiskys el cual me quemaba la garganta detrás de cada trago. Alice y yo llevábamos horas hablando.

_ Dios!... Isabella Swan, por fin está colgada de un tipo… -dijo Alice emocionada, mientras me extendía la botella, yo sonriéndome me di un trago, estábamos súper mareadas y eso que no habíamos vaciado aun, la mitad de la botella, Alice continuó hablando con su voz estropajosa-. Y no de cualquier tipo, si no de ese “bombón”… muero porque me digas como es en la cama…

Yo de la impresión escupí, el trago que tenia en la boca, encima de Alice, quien molesta me fulminó con la mirada.
_ Mierda, Alice, hablas tonterías… -dije horrorizada-. ¿Crees que me voy a acostar con Edward Cullen?...
_ NO le veo nada malo… -dijo Alice alzándose de hombros-. Si su cuñada dice que le gustas, no hay porque dudarlo, ella lo conoce más que nosotras dos…
_ No conoces a Edward… si es cierto que últimamente se comporta dulce conmigo, pero igual de momento sale el tipo estúpido y cortante que es… dudo que se fije en mí…
_ Dios, bella… ¿me estas subestimando?... –fruncí el seño sin entender su comentario, Alice me fulminaba con la mirada-. Oye, solo contéstame una pregunta y lo demás me lo dejas a mí… ¿Te gusta Edward?...

Yo me mordí el labio inferior, mientras suspiraba…
_ Me encanta… me encanta todo de él, Alice… -sonreí como hace mucho tiempo no lo hacia, es que era increíble, que con el solo hecho de hablar de él, me entusiasmaba-. Su pelo, sus ojos, su mirada, sus labios, su sonrisa, su cuerpo, su forma cuando se comporta como mi custodio, su forma cuando se comporta dulce conmigo… te juro que lo que mas me gustaría es que Rosalie no se haya equivocado y que en realidad si le gustara… es que fuera inmensamente feliz si supiera que le gusto tanto, como me gusta él a mí… es como si lo necesitase a mi lado, para salir de la vida de mierda que llevo…

Al mirar Alice, noté que esta me miraba con una sonrisa pícara. Yo también conocía a perfección a mi amiga. Solo reflejaba en su rostro que estaba feliz al verme a mí feliz.
_ Dios, Bella… -dijo ella acercándose mas a mi y tomando mi mano, habló en un susurro gracioso, por que su voz se escuchaba estropajoso-. Si te vieras como te brillan esos ojitos… cuenta conmigo para lo que sea… si Edward va a ser la causa de que esos ojos brillen de esa manera y que esa sonrisa permanezca en tus labios, yo también lo adoro, Bella…

Ambas sonrieron cómplices. Y yo, escuché, que mi celular sonó nuevamente, cuando me fijé en la pantalla, decía el nombre de Jacob. Ya había hablado con él mas de dos veces, en donde Jacob, me decía que mis padres lo tenían exasperado de tantas llamadas, él quería ir por mí para regresarme a mi casa. Y la verdad es que La Casa Blanca, era el último lugar en donde quería estar. Por lo que en esta ocasión no le tomé llamada. Miré la hora y ya pasaban de las once de la noche.

_ ¿Qué vamos a hacer?... –me dijo Alice-.
_ No quiero ir a casa… solo quiero ver a Edward, Alice… -dije-.
_ Pues llámalo y dile que quieres verlo… mamá a estas horas debe estar dormida, si lo entramos para acá, te aseguro que no se dará cuenta…

Yo me sonreí ante la estupidez de idea que estaba dando mi amiga, pero igual no me lo pensé dos segundos y busqué su número, el cual ya había marcado con su nombre y le marqué. Cuando el teléfono comenzó a sonar, mi corazón comenzó a latir mas aceleradamente, como si me pusiera de los nervios el hecho que iba a escuchar su voz. A los dos timbrazos escuché su aterciopelada voz desde el otro lado.

_ Bella… -dijo dejándome saber que él también reconocía mi número, era evidente que lo había grabado-.
_ Edward… -susurré tratando de que mi voz no se escuchara rara, maldije todo el alcohol que estaba en mis venas-. Es que…
_ ¿Decidiste regresar a tu casa?... –dijo adivinando mi razón de que lo llamara, que equivocado que estaba-.
_ NO, Edward… solo quería pedirte…
_ ¿Qué?... –dijo él al ver que tardaba en hablar-.
_ Quiero verte… conversar un momentito contigo… -Alice me miraba sonriendo-.

Hubo silencio del otro lado. Tanto tiempo que hasta hizo que mi sonrisa se borrara de los labios.
_ ¿Aló?... -temí que me hubiere cerrado-.
_ Isabella… -dijo y conocía perfectamente ese tono de voz-. ¿Vas o no vas a regresar a tu casa?...
_ No voy para la Casa Blanca, Edward… -dije en un hilo de voz, sintiendo como si me estuvieran exprimiendo el corazón-. Ven a casa de Alice… necesito verte, hablar contigo…
_ No, señorita… Lo siento, pero hoy es domingo, mi único día libre de la semana… mañana cuando esté en horas laborables, podrá decirme lo que tenga que decirme… ahora estoy ocupado…

Yo lentamente cerré los ojos, sintiendo que las lagrimas, con el parpadeo cayeron a mis mejillas, era una maldita estúpida por bajar las murallas con él. ¿Cómo mierda se me había ocurrido que podía importarle a Edward?... él solo cumplía con su trabajo y yo… volvía a sentir como mi vida se iba de picada. Escuché que tartamudeó del otro lado.

_ Be… Bella… -dijo y yo abrí los ojos para mirar la cara de espanto con la que miraba Alice-.     
_ Entiendo, Edward… -dije tragando el nudo en la garganta-. Entonces hablemos mañana… -dije mientras cerré la llamada y lancé con toda fuerza mi celular, el cual chocó no se con que mierda y calló al suelo, seguro que como era un Iphone iba a resistir el golpe-.
_ ¡Bella… ¿Qué haces?...!
_ Es un maldito patán, Alice… ¿sabes qué?... por mi que se vaya a la mismísima mierda de donde salió… ¿Qué se cree?... ¿el ser mas importante del universo?... ¡¡¡Que lo jodan, maldita sea!!!... -dije mientras con una rabia que escapaba de mi ser, me ponía de pies y me empezaba a desnudar, Alice estaba asustada, supongo que hasta el alcohol de sus venas se había evaporado-.
_ ¿Y ahora que es lo que haces?... –dijo mirándome como si tuviera tres ojos en la cara-.
_ Le prometí a ese imbécil que no me movería de aquí sin él… ¿y que crees que voy a ser?... –Alice achocada se alzó de hombros-. Busca el peor sitio que conozcas, si no lo conoces, búscalo en Google, no importa que sea un antro, un bar, un cabaret, lo que sea, esta noche voy a hacer lo que se me pegue la maldita gana…
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Alice y yo nos desmontamos en una casa, veníamos vestida al estilo nosotras, hermosas. 

 Según me había dicho Alice, esa casa era de un amigo de ella del instituto, que se llama Mike Newton, y el mismo estaba aprovechando que sus padres habían viajado ese fin de semana para hacer una fiesta en su casa. La casa era grande y el jardín delantero estaba lleno de chicos los cuales tomaban y hablaban, Alice y yo entramos a la casa, y yo pude ver que en el patio trasero, habían muchos chicos y chicas mas tomando, bañándose en la piscina, bailando y disfrutando el momento, una sonrisa involuntaria salió de mis labios, aquello iba a ser divertido. Muchos chicos y chicas saludaban a Alice, mientras nos adentrábamos mas, entre las personas, Alice era muy popular, por lo que notaba.

_ ¡Alice!... –escuché el grito de un chico y Alice sonriéndose se paró y lo saludó con un abrazo-. ¡No imaginaba que ibas a venir!...
_ Pues ya vez que si, y no he venido sola, he traído a una amiga… es Bella… -dijo señalándome y vi que el chico sin disimulo alguno, me comió con la mirada, yo me sonreía al igual que Alice, el chico no se compararía jamás con Edward, pero igual estaba buenísimo-.



_ James… -dijo extendiéndome la mano y yo se la dí, mientras le sonreía coqueta, él beso mi mano sin apartar su mirada de mis ojos, ¡Yo seguía mareada!.
_ ¿De donde la sacaste, Ali?...
_ De mi casa… -dijo Alice y ella y yo nos reímos, Noté que James se sonrió, pero sin apartar la mirada de mi-.
_ ¡Bueno, a disfrutar lo que queda de la noche!... –gritó a Alice-.
_ Ven, preciosa… vamos a dar una vuelta… -me puse seria al ver que el tal James me tomó de la mano y me apartó rápidamente de Alice, yo giré mi rostro por encima de mi hombro, para mirarla dejándole ver que estaba asustada, y ella me dijo adiós, ese chico debía de ser de su entera confianza-.

Y así era. James me presentó a muchas personas y no se apartó de mí, en ningún momento. Era tan agradable. Hablamos mucho, nos reímos mucho y tomamos mucho. Lo último que hicimos, es que nos tiramos en un cheslón, de esos que habían al lado de la piscina, él en uno y yo en otro, pero muy cercas, ambos con botellas de cerveza. Aunque estaba mareada no me sentía borracha, debido a que duraba bastante, con una botella de cerveza. Si ese era el ambiente de Alice, era afortunada. En silencio veía como a mi alrededor, todos los chicos de mi edad disfrutaban el momento y la compañía de otros, y me sonreí añorando un poco de eso. Eran las 3 de la madrugada y me sentía tranquila. Edward vino a mi mente, como lo había hecho a cada minuto y aquello me golpeó, haciendo que volviera a sucumbir… la tristeza me embargó de tal manera que sentí que aquello que estaba viendo a mi alrededor, no me llenaba, lo quería a él, lo necesitaba a él.

_ ¿Qué pasa?... –me dijo James a mi lado y al notar mis ojos aguados se sentó de golpe mirándome preocupado-.
_ Nada… -le dije mientras me daba un trago de cerveza-. No me hagas caso, mejor será que regrese a casa de Alice… ¿me ayudas a buscarla?...
_ Por supuesto, pero antes, quiero enseñarte algo, preciosa…

Lo ví meterse la mano en el bolsillo y sentarse en el cheslón, mientras me daba un trago de cerveza, ví como sacó una especie de tabaco el cual encendió, chupó y luego me extendió. Yo le miré con duda…

_ ¿Qué es?... –dije mientras lo tomaba en mis manos-.
_ Algo que te va a ser cambiar esa carita triste que tienes, princesa…

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Edward Pov.

Estaba acostado en mi cama. Pensando y pensando… tenía puesto un pantalón de pijama y sin camisa, estaba tirado a boca arriba, con las manos cruzadas detrás de mi cabeza, mientras miraba sin pestañar el techo de mi habitación, la cual estaba bastante oscura, alumbrada solo por una de las lamparitas de noche. Me debatía si ir o no a la casa de Alice Brandon. Sabía que había sido muy fuerte y estúpido con Isabella, pero la verdad es que esa niña me estaba colando más de lo que me gustaba y no podía permitirme aquello. Era un imbécil, bufé, porque no quería involucrarme, pero igual no podía sacármela de la maldita cabeza. Giré mi cabeza, mirando la mesita de noche, en donde estaba colocado mi celular. Fruncí el seño mientras me indagaba si sería correcto o no, llamarla. Me creía conocerla y sabia que ella no se iba a quedar tranquila después de haberla tratado así. “Mierda, Edward, sácate de una vez por todas a esa niña de la cabeza”. Me dije interiormente. Y cerré los ojos tratando de dormir. Pasaron justo 10 minutos, cuando me ví buscando en mi aparato el número de ella, el cual ya lo había grabado en los contactos, marqué y mi llamada fue directo al buzón de voz. “Grandioso, debe estar durmiendo y tú como un maldito estúpido pensando en ella”. Tiré el aparato a mi lado en la cama, y me acomodé a ver si de una vez agarraba el sueño. Estaba en un trance, en el que sueño me estaba embargando, cuando escuché a lo lejos sonar mi teléfono. Me desperté con pesadez y ví que estaba sonando, lo tomé, fijándome que la llamada era de un número desconocido, fruncí el seño al ver que eran las tres de la madrugada. Tomé la llamada.

_ ¿Si?...
_ ¡Edward!... –dijo una voz cantarina desde el otro lado y enseguida la reconocí-.
_ ¿Alice?...
_ Si… soy yo… te estaba llamando por…

Me senté de golpe en la cama al escuchar detrás de la voz de Alice la bulla, música, muchas personas gritando, como si estuvieran aplaudiendo y celebrando.
_ ¿Alice donde esta Isabella?...
_ Jijiji… -dijo con preocupación-. No sabia a quien llamar, por suerte, antes de salir de la casa, gravé tu número, y por eso te estoy llamando…

Me paré de golpe de la cama, ya que mi corazón latía rápidamente.
_ ¿En donde estas… está Bella contigo?... –dije en un hilo de voz, por temor a que me dijera que estaba con ella-.
_ Si… Bella está extraña… no me hace caso y no se parece a ella… con decirte que ahora mismo está encima de la mesa del comedor de mi amigo, bailando y temo que…

Antes de ella terminar ya yo estaba corriendo en mi habitación, cambiándome de ropa y poniéndome zapatos.
_ Dame la dirección… -dije mientras tomaba las llaves de mi volvo y salía de la habitación-
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Me estaba estacionando frente a una casa de dos plantas arrebatado de chicos. Estacioné donde pude y me tiré del auto, corrí hacia adentro de la casa, llevándome a quien fuere que se cruzara en el camino, estaba molesto, fastidiado, asustado y preocupado. Entré a la casa y agradecí a dios ser alto, ya que trataba de buscar con la mirada a Bella o a Alice. Vi que había un comedor y que alrededor de él, estaban muchos chicos, aplaudiendo de  manera muy eufóricos. Caminé más de prisa hacia él, acercándome al tumulto, frené de golpe ante la imagen que veía de cerca. Alice abajo le gritaba a Bella que bajara, Bella estaba sobre la mesa, con un vestido corto y hermoso, descalza, moviéndose mejor que cualquiera de esas chicas que bailan en los burdeles, y eso que yo había ido a muchos. Su pelo estaba suelto y se le pegaba a la cara, por el sudor, mientras un chico rubio, se le pegaba por detrás, quemándola descaradamente, tocándola con sus asquerosas manos, por la cintura, por las caderas y por las piernas. Estaba que iba a morir de la rabia, en ese momento, ese imbécil se podía considerar hombre muerto.  

Bella Pov.
Estaba bailando de lo más concentrada en mis movimientos, estaba extasiada, eufórica y acalorada. James tenía razón, solo así había logrado sacarme a Edward Cullen de la cabeza, solo que era tan estúpida que no me dí cuenta que en este preciso momento, estaba pensando en él. Me sonreí mientras sentía las manos calientes de James acariciar mi cuerpo através de mi vestido. Sentía una paz, un silencio, y me sentía como si mis pies descalzos estaban sobre las nubes. Aquello era genial. De momento las manos de james se apartaron de mi cuerpo de manera brusca y escuché el alboroto. Me giré para ver como Edward, si, mi Edward, subió a una de las sillas y de allí tomó a James de la camisa y lo lanzó tan lejos, que James voló por los aires, chocando con el marco de la puerta del comedor, yo abrí los ojos sorprendida… ¿James estaba volando por los aires?... eso era imposible, me quedé en shock y una sonrisa se dibujó en mis labios, Edward ni me miró y se acercó a James tan rápido, que yo abrí los ojos lo mas que pude, ví a Edward levantar a James del suelo, golpearlo una y otra vez en su hermoso rostro, y no pude mas, porque sentí que alguien me tomaba de la mano, miré para ver a Alice mirarme asustada.

_ Ven, salgamos de aquí, Bella…

Con la ayuda de las manos de mi amiga, me bajé de la mesa, todavía estaba descalza y ¿Quién mierdas sabía en donde había dejado mis zapatos?... porque yo no lo sabía, el alboroto se hacia mas grande y yo miré preocupada a Alice.

_ Salgamos de aquí, antes que vengan los amigos de James… -dijo Alice y yo la miré sin creerle-.
_ ¿No pensarás dejar a Edward aquí?...
_ Por supuesto que no… -dijo ella ante lo obvio-.

Yo corrí hacia donde Edward, quien golpeaba con una rabia incontrolable a James y me acerqué gritándole.

_ ¡Edward, vámonos, déjalo, por favor… vámonos!...

Mi corazón bajó al piso de golpe, cuando vi que Edward se giró hacia mí, con rabia, yo me asusté, me iba a matar, lo vi mirar mis pies descalzos sin aprobación y se acercó a mí, y con agilidad, me tomó y me subió a su hombro, como lo había hecho aquella vez.

_ Mierda… ¿Qué haces?... se caminar… -le grité pero él no me hizo caso-.
_ Sal, Alice… -él le ordenó a Alice, mientras me sacaba de allí, bajo la fija mirada de todos los que se encontraban allí-.
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Frenó su caminar frente a un volvo negro. 
Y me bajó. Estaba tan tenso, que por primera vez en mi vida entera, temí el hecho de abrir la boca. Alice y yo nos miramos mientras él abría la puerta de copiloto del dichoso auto.


_ Entra… -me ordenó entre dientes, con la puerta abierta para mí-.

Preferí no decir nada y subirme. Al subir mis piernas, aún estaba descalza, cerró la puerta tan fuerte que yo me asusté, lo escuché hablar con Alice desde dentro.

_ Sube, Alice… te llevaré a tu casa…
_ ¿Y mi auto?... –dijo ella en un susurro-.
_ ¿Puedes conducir?... –dijo él y yo le veía desde adentro, estaba sumamente molesto, mas de lo que lo pude haber visto cuando nos conocimos y yo lo ponía en su puesto, Alice sentía la misma inseguridad que yo, de hablarle, porque solo movió la cabeza positivamente-.
_ Pues, vete adelante… yo te seguiré…
_ Ok…

Dijo Alice, y caminó rumbo a su auto, Edward le dio la vuelta por delante al auto y se montó en el asiento del conductor. Yo me pegué lo más que pude a la puerta. Aunque me alegraba verlo tan rápido, estaba furioso y se veía capaz de hasta golpearme…

_ No te voy a pegar… -dijo entre dientes, y yo con los ojos abiertos como platos, lo miré sorprendida de que me haya leído el pensamiento-.

Él estaba sentado en el asiento, bastante rígido, mirando hacia donde Alice se montaba en su auto, cuando Alice arrancó, él la imitó y encendió el de él y le siguió.

_ ¿Qué haces aquí?... –dije entre dientes después de que lleváramos 5 minutos en silencio.-  ¿Cómo Supiste en donde encontrarme?...
_ ¿Sabes qué Isabella?... –dijo y apartó la mirada de la carretera, estábamos en un semáforo-. Lo que mas rabia me da de todo esto, es que no hayas aprendido nada de tus experiencias con los Vulturis…

Fruncí el seño al no saber de que rayos me hablaba. Él habló con rabia contenida.
_ El chico de la plaza, se llamaba Demetri Vulturis… el chico del pub se llamaba Alec Vulturis… y esos dos chicos, no solo tenían el apellido en común… ambos querían hacerte daño… ¿no lo entiendes?... –dijo con rabia, yo estaba descolocada por una información que no sabía del todo-. No se que royo con ellos… pero hay alguien que quiere dañar a tu padre a través de ti… y debes entender que tu actitud es inmadura…
_ Aguarda, Edward… -le dije interrumpiéndolo-. A James a penas lo conocí… solo me estaba divirtiendo con él… ¿Por qué mierdas debes presumir que quería hacerme daño?...
_ Mírate… -dijo mientras miraba a la carretera y volvía a conducir-. Estas borracha y por la forma en que te vi bailar, una persona con experiencia notaría que te habías fumado algo…

Me quedé callada. ¿Qué le iba a decir… qué estaba en lo cierto?...
_ Es cierto Edward… pero es mi vida, y hago con ella, lo que quiera… ni si quiera tolero que mis padres se metan en ella, para que pienses que voy a dejar que mi custodio lo haga… olvídalo…

Él no dijo nada. Lo ví fruncir el seño. Yo continué.
_ Además… no entiendo que haces aquí… ya se que es Lunes, pero igual, me imagino que tu horario para iniciar a trabajar los lunes, debe ser a las ocho de la mañana.

Lo ví respirar hondo. No dijo nada. Y el silencio me agobiaba bastante.
_ ¿Qué pasó Edward?... –dije en un susurro, mientras sentía mi corazón latir rápidamente-. ¿Por qué has venido?... ¿Por qué has golpeado de esa manera a ese chico… cuando solo hemos estado bailando?...

Lo ví apretar fuertemente el guía del auto, sus nudillos se pusieron blanco de lo fuerte que lo hacía.

_ No soporté que te tocara de esa manera, Isabella… -dijo de golpe y yo me quedé frisada en mi asiento-. Esa es la verdad… reaccioné por impulso…

Una sonrisa salió de mis labios. Dios, no podía creer lo que escuchaba de sus labios.  
_ Edward… si tomé de esa manera… si fumé un poquito de esa mierda… fue porque necesitaba sacarte de mi mente… -dije y ví que el me miró de golpe, solo por unos segundos, porque estaba manejando-. No lograba hacerlo… si me quedaba encerrada en esas cuatro paredes, me iba a volver loca…

Edward se estacionó y ví que lo hizo a una orilla, juro que sentía mi corazón latir en mi boca, él se quitó el cinturón y se giró para mirarme.

_ Solo prométeme, que no volverás a probar esa mierda… no importa como te sientas… prométemelo, Isabella, júrame que no lo probarás nuevamente…

Yo le sonreí.
_ Te lo prometo…

Dije sabiendo que sí le importaba, él me sonrió de lado y yo, sin pensarlo dos veces, lo imité y actué por impulso. Quité mi cinturón y me moví rápidamente y rodeé su cuello con mis brazos abrazándolo, noté que un principio el se quedó estático y no correspondió mi abrazo, yo llevé una de mis manos a su nuca y enredé mis dedos en su pelo, y lo acaricié suavemente, su olor era exquisito, su cercanía era inigualable, cerré los ojos, cuando sentí sus manos rodear mi cintura, acercándome mas a él, sentía su respiración agitada y una de sus manos acariciar mi espalda por enzima de mi vestido. ¡Juro que nunca antes había sentido la corriente que estaba sintiendo en ese momento, recorrer mi cuerpo. Me estremecí de cuerpo completo, cuando sentí que él adentraba un poco su nariz en mi cuello, rozándolo con la punta de la nariz, haciendo que mi piel se erizara, y mi respiración se agitara, me estaba oliendo, y al parecer le agradaba, porque sentí que una de sus manos enterró sus dedos en mi cintura, no quería que se alejara de mí. Sentí como tomó mi cintura con ambas manos y lentamente fue separándome de su cuerpo, yo a regañadientes se lo permití, pero mi respiración estaba agitada, mi mente bloqueada, lo quería cerca de mí.

Cuando nos separamos, igual quedamos cerca y ambos nos miramos a los ojos, él estaba serio, pero ya no estaba molesto, ahora me miraba de una manera que no pude descifrar, lo ví bajar su mirada de mis ojos a los labios, y si él tenía fuerzas suficientes para resistirse, yo no. Peligrosamente lento, empecé a acercarme a él. Bajando también mi mirada a sus labios, eran hermosos, se veían suaves y deliciosos. Edward se quedó estático, viendo como yo me aproximaba a él, de manera muy lenta. Cuando toqué sus labios, en un dulce roce, me sentí mareada. Cerré mis ojos segundos después, cuando sentí sus labios acariciar levemente los míos. Mis nervios para ese momento eran atroz, era sólo un roce, pero igual me sentía desvanecer. Nunca imaginé que con un simple beso, un simple roce de labios, una persona podía sentir todo lo que yo estaba sintiendo en ese momento. De manera tan suave, tan delicada, sus labios empezaron a moverse contra los míos, mi mente, mi cuerpo y mi vida, aún no se creía, que existiera tal hombre que me removiera tanto interiormente. Sin darme cuenta, solté un suspiro, el cual Edward aprovechó para profundizar el beso, adentró su lengua en mi boca y suavemente la exploró completa, yo correspondí de igual manera el beso, mientras que con una de mis manos acaricié su nuca y su pelo, mientras me acercaba a él un poco más, Edward al sentir mi mano acariciarlo se tensó un poco, y me besó de manera mas profunda, votando la fragilidad con la que me besaba, besándome mas fuerte, pero igual mas delicioso, atrapó mi labio inferior y lo succionó. Esa acción hizo que un jadeo saliera de mis labios, y el ambiente se estaba poniendo un poco tenso, nuestras respiraciones se estaban acelerando, Edward  tenía su mano derecha, aferrada a mi cintura, como si se estuviera obligando a mantenerla allí, yo en cambio, dejé que mi mano dibujara pequeñas caricias en su nuca, que tocara y explorara sus suaves cabellos, él me lamió el labio, la lengua, y yo me estaba derritiendo en sus brazos, en sus labios. Solté otro jadeo, mientras le daba rienda suelta a mi lengua y eso hizo que Edward se estremeciera. Mi lengua se reunió con la suya, creando una caricia deliciosa. Examinamos con recelo, cada ángulo de nuestras bocas. Su sabor era delicioso. Sentía que iba a sucumbir, mi respiración se estaba haciendo algo insoportable, pero igual no quería terminar con ese beso. Todo lo contrario, me moví para besarlo más, si era posible me iba a subir a horcajadas sobre él. Sus manos bajaron a mis caderas.

Y mi piel quemaba en donde él las tocaba, nuestros labios no se separaban, no me importaba quedar sin respiración. Solo quería seguir probándolo, acariciándolo. Si era posible, quería más de él. Quería todo de él.

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GRACIAS POR SUS COMENTARIOS Y POR SEGUIR MI HISTORIA.

GRACIAS PRISGPE, ESPERO QUE TE HAYA GUSTADO EL ADELANTO  Y AQUELLAS PERSONITAS QUE ME COMENTAN MEDIANTE ANONIMOS, SON MUY LINDAS, BESOS Y ABRAZOS.