LA HIJA DEL PRESIDENTE

jueves, 1 de diciembre de 2011

Capitulo XVI.

DIFERENTE.

Bella Pov.

Sentía que mi cuerpo se estaba descontrolando, sentía un calentón en mi cuerpo que no podía con él. Era una sensación tan nueva en mi, la forma en que Edward me besaba y movía suavemente sus manos en mis caderas, estaba provocando un cosquilleo bastante agradable en mi entre pierna. No lo pude resistir, me acomodé a horcajadas sobre él haciendo que él quedara con la espalda en el piso, y se levantara un poco. Coloqué ambas piernas a ambos lados de sus caderas, haciendo que mi centro, cubierto por mi ropa, (cosa que odié tanto en ese momento) quedara justo sobre su miembro, quería sentirlo, estaba sumamente caliente, y la verdad Edward, era la única persona que me hacia olvidar mi maldita desgracia, las manos de Edward se aferraron a mis caderas, las aferraba bastante fuerte, pero igual no me dolía, era como si él, no quisiera que yo me moviera sobre su miembro, nuestros labios seguían en una danza acelerada, nuestras lenguas se saboreaban como si con ello podíamos saciar nuestra necesidad, porque si, sentía que Edward también estaba algo necesitado, acaricie sus fuertes hombros con mis manos, y las subí lentamente por el cuello, mientras a pesar de la fuerza que aplicaban sus manos en mi cadera, me removí sobre él, provocando una fricción en nuestros sexos, dios estaba tan duro, a pesar de sus pantalones lo sentí y Edward soltó una de sus manos de mis caderas para aferrarla en mi espalda, con una mano apretaba con algo de desesperación mi cintura, 
y la otra la subía por mi espalda, causándome miles de sensaciones, era bastante increíble el cosquilleo que empezaba en mi estomago y se albergaba en mi parte intima. Con la palma de su mano abierta me presionaba mas hacia él, con una caricia suave en mi espalda, la fue subiendo hasta que llevó su mano por mi nuca, empujando mas aun sus labios sobre los míos, abriendo mas la boca sobre la mía, su respiración estaba tan agitada como la mía, dios quería mas de él. El contacto de su lengua con la mía era extremadamente sensorial, estaba albergando una sensación difícil de explicar, quería sentir su piel, quería sentir que me acariciara con sus manos, con sus labios, con todo su cuerpo, nuestras respiraciones estaban entrecortadas, nuestras manos, se movían y se apretaban cada vez más en nuestros cuerpos, como si solo estuviéramos tratando de saciarnos con besos y caricias por encima de nuestras ropas. Dejó de besarme la boca, para seguir con sus besos húmedos en mi cuello, yo incliné la cabeza, dándole mas espacio que besar, y así aprovechando la oportunidad de llenar mis pulmones de aire, en unos segundos, sus labios fueron nuevamente a los míos, introduciendo nuevamente su deliciosa y húmeda lengua en mi boca, una de mis manos se fue hacia su pecho y la otra a su cara, acariciando suavemente aquello que quedaba al alcance de mis dedos, sentía nuestro beso, en cada terminación nerviosa de mi cuerpo, tenía burbujas de felicidad en mi estomago, las cuales oprimían mi pecho buscando una  salida, un hormigueo en mi espina dorsal que recorría hasta mi nuca, su lengua jugaba con la mía y se unían como una sola, sus manos recorrían mi espalda por encima de la polera, despertando miles de sensaciones en mi cuerpo entero. Nos despegábamos un poco, solo para tomar aire, lo cual era necesario. Yo estaba sintiendo que perdería la cabeza, ya que solo quería tenerlo más cerca de mí. Me empuje a él un poco mas, para provocar una fricción en nuestros centros, que tal vez podía calmar un poco mi necesidad, pero al hacerlo, lo que conseguí fue volver a sentir, lo duro que estaba. Noté que él se estremeció al sentir que me froté sobre su miembro, yo por el contacto solté un pequeño gemido involuntario. El desasosiego que sentía en mi entrepierna se intensificó de manera sobrenatural, a tal punto que sentí la humedad abandonar mi centro. Aquello me iba a matar. Edward soltó mis labios y llevó los suyos hasta mi cuello-.

_ Edward… -jadee su nombre con un suspiro y de inmediato me arrepentí-.

Ya que sentí como Edward se tensó a tal punto, que de manera lenta, muy lenta fue apartando sus labios de mi cuerpo. Yo seguía con mis manos enredadas en su nuca, en sus cabellos tan sedosos. Edward unió su frente a la mía y nos quedamos unos segundos tratando de tranquilizar nuestras respiraciones. 

Luego de un minuto, él volvió a colocar sus manos en mi cadera, ambas a cada lado, pero esta vez, solo para, con delicadeza, quitarme de encima de él. Me colocó en el suelo, en donde yo algo descolocada, lo vi ponerse de pies. Desde el suelo lo miraba. Mi respiración aun no tomaba su ritmo normal.

_ Edward… -susurré, pero él sin mirarme salió a pasos muy grandes del baño-. ¡Edward no!...

No quería que se fuera de mi lado, por lo que rápidamente me puse de pies y corrí hacia mi habitación. Llegué al marcos de la puerta del baño, salí justo en el momento, para ver que la puerta de mi habitación estaba abierta de para en par y Edward tomaba el pomo de la puerta y la cerraba, quedándose dentro de la habitación y de espalda a mí. Mi respiración seguía agitada, mi alma había abandonado mi cuerpo, estaba frisada mirándolo fijamente. Él lentamente se giró y desde allí, tan lejos de mí, lo vi mirarme fijamente a los ojos.

_ Edward… -susurré con la voz quebrada-.

Sabia por su rostro que se estaba atormentando, sabia que estaba tratando de buscarle respuesta a lo que estaba pasando entre nosotros. Y yo temí a la actitud que fuera a tomar. Porque sin duda alguna yo me estaba enamorando de él y era capaz de luchar contra la corriente, con tal de permanecer a su lado. No me importaba nada, solo él. Y si él no me quería estaba dispuesta, a luchar hasta con él mismo, si era necesario.

_ No te vayas… -le dije en un susurro sin apartar mi mirad de sus esmeraldas, estaba tranquila porque al menos no me estaba mirando de manera fría-.  

Lo vi caminar hacia a mí y pararse justo a mi frente, guardando distancia entre nuestros cuerpos, ambos nos mirábamos a los ojos.

_ Esto no va a parar bien, ¿lo sabes?... –dijo entre dientes-.
_ Y no me importa… -le contesté-.

Lo vi cerrar los ojos como si estuviera molesto. Y volver a mirarme después de unos segundos. Y haciendo que desapareciera el espacio que había entre ambos, lo vi acercarse a mí y mirar mi mejilla, en donde mi madre me había golpeado. Lentamente llevó su mano derecha a mi mejilla y la acarició con sus dedos tan delicadamente que cerré los ojos ante su contacto, sentía su respiración golpear mi cara, su aliento colarse por mi nariz, y solo logré llenar mis pulmones de aire.



_ Lo siento… -él susurró y yo abrí los ojos de golpe para levantar mi mirada y verlo a los ojos-.
_ ¿Por qué?...
_ NO debió tocarte… -dijo algo tenso-. No debí permitir que te tocara… -bufe dejando salir una sonrisa-.
_ No me dolió, Edward… no le dí la minima importancia, mamá simplemente es así…

Él frunció el seño.
_ Entonces… ¿Por qué saliste de esa manera?...
Tragué en seco. Él continuó al ver mi silencio.
_ Estabas llorando… estabas mal… -dijo mirándome fijamente-.
_ Pensé que… después… del beso de anoche… las cosas iban a cambiar entre nosotros… prometiste buscarme a casa de Alice…  y no fuiste… y para el colmo, me recibes con esa mirada tan fría… odio que me mires de esa manera… es como solías hacerlo cuando nos conocíamos… -dije en un susurro-.
_ Dios… -dijo Edward exasperado-. Bella… debo irme… Emmet quiere arreglar unas cuantas cosas antes de irse a Londres…

Abrí los ojos como platos. ¿Edward también se iría?...
_ ¿Tú también te vas?... –dije con un nudo en la garganta-.
_ No… me quedaré contigo…

Sonreí aliviada y él me miró con una nota de picardía en los ojos.
_ Prométeme que te quedaras tranquila…
_ Te prometo todo lo que quieras… -dije ante mi evidente felicidad-.

Y ambos nos sonreímos. Edward se acercó a mí y besó mi coronilla lentamente, mientras olfateó mi pelo, antes de girarse y marcharse de mi habitación. Y yo me quedé viendo la puerta cerrada, por la que se había ido segundos antes Edward, con una cara seguro, que de idiota y felicidad. Dios sentía un entusiasmo nuevo, sentía que mi vida iba a tomar un rumbo diferente, veía mi vida de manera diferente… me dejé caer en mi gran cama de espalda y mirando el techo me eché a reír, mientras con mi mano acariciaba mis labios, cerré los ojos para recordar sus besos, sus caricias, dios… si no fuera la hija del presidente, jamás hubiera conocido a Edward, suspiré entusiasmada, mientras le daba gracias a dios, por haberlo cruzado en mi camino. Estaba feliz!...
_ Juré que te encontraría llorando… -me espanté, sentándome de golpe en la cama, pero al ver a mi nana, parada justo en la esquina de la cama, mirándome de brazos cruzados, yo le sonreí, mientras como una niña me ponía de pies, y corrí hacia ella y la abracé sorprendiéndola con el acto-.
_ ¡Nana, estoy tan contenta!...

Nana sonrío mientras también me abrazaba.
_ Dime algo que no sepa, pequeña… -dijo con cariño-.

Yo me aparté de ella, y la tomé de la mano, para sentarla junto a mi en la cama, ella con una sonrisa me miraba con duda.
_ A ver… pensé que estarías triste por no viajar a Londres con tus padres…
_ Lamento no ir a ver a los abuelos, pero…
_ ¿Qué están haciendo?... –soltó mirándome con preocupación, yo la miré con duda-.
_ ¿Qué…
_ Bella… hace unos minutos, entré a esta habitación en cuanto supe del altercado que tuviste con tu madre, y al no verte acá me preocupe, iba a salir, cuando… escuché un jadeo… -mi corazón se detuvo y la sonrisa se borró de mi rostro-. Fui al baño y los ví…
_ Nana…
_ Dios, mi niña… ¿Qué rayos vas a provocar ahora?... se que quieras provocar a tu madre, pero no me parece justo que…
_ ¡NO!... –le grité horrorizada, mientras me paraba de la cama y me alejaba de ella furiosa-. ¡Ni lo digas, nana, porque no es así!... sería incapaz de utilizar a Edward para enfurecer a mis padres… -nana me miraba fijamente como si tratara de leerme-.
_ Bella por dios… ¿no te imaginas en el problemón que se van a meter si continúan con esto?... ¿Imaginas que en vez de yo, los hubiera visto otra persona?... pero es que de no llegar yo, hubieran hecho el amor en ese mismo piso…

Yo la miré como si le hubiera salido otro ojo en el rostro. Recordé de inmediato la reacción de Edward ante mi jadeo, al menos eso fue lo que pensé en ese momento. Me puse colorada como un tomate.

_ ¿Él te vio?...
_ Por supuesto que me vio, cuando me paré en el umbral de la puerta él me vio. Yo solo me gire y me fui…

Entonces comprendí porque Edward había venido a cerrar la puerta, una sonrisa se dibujó en mis labios.
_ Nana… -le dije acercándome a ella y acuclillándome frente a ella, ya que ella estaba sentada, la miré a los ojos-. Edward me gusta, me gusta mucho… creo que me estoy enamorando de él…

Nana se llevó ambas manos a la cara.
_ Padre santo, esto está completamente jodido…

Yo me eché a reír, no aguantaba mi felicidad y me daba gracia escuchar a nana con semejantes palabrotas, no era normal en ella expresarse así.
_ Mi corazón… -dijo ella mientras me acariciaba mi mejilla con ternura-. Daría cualquier cosa porque no borraras esa carita de alegría que llevas, que esos ojitos mantuvieran ese brillo tan hermoso que llevas ahora… pero… -me miró con preocupación-. Tal vez sea por tu juventud que no miras más allá del momento… Edward también es muy joven y no sabe en el problema que se esta metiendo…

Yo me molesté y me puse de pies, fulminándola con la mirada.
_ ¡Yo no tengo la culpa de esto!... ¡¿es que acaso también será un fracaso el enamorarme?!... no me importa, nana, no me importa nada… por mi, mis padres pueden irse al infierno… si Edward llegara a sentir por mi, lo que yo estoy sintiendo por él, no me importaría nada más…

Vi a nana suspirar y mirarme con tristeza, mientras se ponía de pies.
_ Bueno, mi niña… será mejor que te des una ducha, yo voy a mandar a Jessica con algo de comida, seguro que no has comido nada… y supongo que tus padres querrán verte antes de irse.
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La obedecí, esperé que Jessica llegara con una bandeja de comida, de la cual comí un poco, luego, me entré a bañar y salí de allí, dispuesta a agradar a mi madre, porque la verdad debía admitirme a mi misma que, era la primera vez que me separaba de mis padres, ellos siempre me llevaban consigo a todos sus viajes, sin importar a donde, yo los acompañaba a regañadientes, pero igual, siempre permanecíamos juntos.
 Me subí al ascensor, con las sinceras intenciones de despedirme de mis padres. Cuando la puerta del ascensor se abrió en la estancia de la primera planta, pude ver la puerta de la casa abierta y unos oficiales terminando de salir, con las maletas, para fuera de la casa. Apresuré el paso, mientras no creía lo que veía… ¿se iban sin siquiera despedirse de mí?... vi a Jessica y a Tanya, en la estancia limpiando, cerraron la puerta y yo me acerqué a uno de los grandes ventanales, corrí un poco la cortina, para ver el gran aparataje de siempre, frente a la casa, estaban las dos motocicletas con oficiales vestidos de negros, atrás un auto negro, de segundo el de mis padres, y detrás de este, como tres autos mas, noté que Emmet le tenía la puerta de atrás abierta a mi padre, quien se montó sin siquiera mirar para atrás, y Emmet después que él entró, cerró la puerta. Se giró para el ventanal en donde yo estaba, levantó la mano y me sonrió con cariño diciéndome adiós, yo levanté mi mano, mientras también le dije adiós, Emmet se montó en el asiento del copiloto y cerró, de manera inmediata la caravana de autos arrancó rápidamente rumbo al aeropuerto privado. Y yo allí parada, tras el cristal de aquella casa, los ví marchar rumbo al portón principal.  

No se que tiempo duré allí en la misma posición, me espanté al escuchar aquél susurro cerca de mi espalda.
_ ¿Se encuentra bien, señorita Swan?...

Giré de golpe, para ver a un Edward vestido bastante formal. Allí mirándome con suma preocupación en los ojos, yo le sonreí, era bastante extraño que el solo echo de verlo frente a mí me hacia sentir mejor.
_ Si…
Él me regaló una hermosa sonrisa. 
lo vi mirar de reojo a Jessica y a Tanya, las cuales disimulaban muy mal, estar despolvando, por que sus miradas indiscretas nos miraban a nosotros dos, Edward sin dejar de sonreír, volvió a mirarme y me habló bajito.
_ ¿Qué le parece si se pone algo mas cómodo?... yo haré lo mismo y salimos a dar una vuelta… -me sonreí, mientras fruncía el seño con duda-. Solo nosotros dos…
_ No me tardo… -le susurré regalándole una sonrisa amplia, e inicié mi paso hacia el ascensor, y al pasar al lado de él de manera intencional rocé su mano con la mía, me sonreí pícaramente y me fui-.
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Me ví poniéndome las ropas que tanto me gustaba usar. Con la que iba con mi gusto y personalidad. 

Estaba poniéndome un poco de brillo labial, cuando escuché mi celular darme un aviso de un mensaje. Lo tomé del buró y lo leí.

espero por ti en el sótano”

Sonreí y tomé mi celular y lo metí en el bolsillo del suéter y salí casi corriendo fuera de mi habitación.
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Al salir del ascensor, caminé para ver el volvo negro estacionado al lado de mi auto y con un tremendo ángel, pensativo, recostado de él. Frené mi caminar de golpe, para observar aquel hombre tan hermoso, y cuando levantó su mirada del suelo y me miró. Quise morirme. Dios, ere hermoso, él se sonrió e inició su caminar hacia mí. 



El estaba tan casual como yo, unos pantalones negros, polera azul clara y una camisa verde abierta, con las mangas remangadas hasta los codos, su pelo alborotado como siempre. Al llegar a mí, me sonrió mientras me miraba a los ojos.

_ ¿A dónde quiere que la lleve?...
Sonreí al notar, que me hablaba de “usted”. Y sonriéndole me alcé de hombros.
_ Usted es mi Oficial de seguridad, supongo que sabe a cuales sitios puede llevarme… -dije con ironía-.
_ Pues… -lo meditó, tratando de ponerse serio-. Venga, por favor…

Y tomó mi mano derecha, entrelazando nuestros dedos, y provocando que su agarre me diera un revolcón en todo mi interior, me llevó hasta su auto, abriéndome la puerta del copiloto, yo sin replicar y conteniendo la sonrisa que amenazaba por salir de mis labios, me monté, el interior de ese auto me traía tan buenos recuerdos, estaba que moría del suspiro, cuando lo ví entrara frente al guía. Me puse el cinturón y el se puso el suyo, noté que una sonrisa se dibuja en sus labios cuando arrancó y a todo velocidad me sacó del territorio de la casa blanca.
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OMG. No imaginaba que a Edward le gustara tanto la velocidad, tal vez su forma de vestir le hacia recordar lo joven que era. Él había puesto una música instrumental, suave y aquello ayudó a que mi cuerpo y mi mente se relajaran. Me sentía tan bien a su lado, tan tranquila, que me asustaba. Él sentirlo a mi lado, el verlo a mi lado tan casual, me hizo olvidar quien era yo, y quien era él, parecíamos dos personas, común y corriente, y no se trata de que no lo fuéramos, si no, que era un espejismo de cómo fuera mi vida, si fuera una chica normal, sin los problemas que siempre me venían encima. No me di cuenta de que Edward se había estacionado, hasta que lo escuché hablar.

_ ¿No te gusta el lugar?... –dijo sacándome de mi ensismamiento-.

Miré a través del cristal y lo que vi me hizo abrir la boca en una “o” por el asombro.

_ ¿Estas bromeando?… -me giré para mirarlo a él y al ver que él miraba el lugar con una nota de entusiasmo en los ojos, me puse seria y lo miré con incredulidad-. Estas bromeando… -ahora no lo dije como pregunta si no como afirmación, él, quien miraba através del cristal delantero del auto, me miró y al ver mi cara de horror sonrió divertido-.
_ ¿Qué?...    
_ Edward… no se como se te ha ocurrido, pero “odio” estos lugares…

Dije bastante seria y noté que la sonrisa desapareció de sus labios.
_ ¿Qué tiene de malo?...

Yo lo miré casi histérica. ¿Es que era tonto?.
_ ¡Rayos Edward… esto es peligrosísimo!... ¡no entiendo como la gente le gusta este tipo de diversión, es mas tortura que otra cosa… ni muerta me subiría en una cosa de esas!...
Edward tiró una carcajada, 
mientras abría la puerta y salía del auto, yo seria y desde adentro, le vi dar la vuelta por delante al auto y abrirme la puerta para que saliera. Yo lo fulminé con la mirada.
_ Anda, preciosa… prometo que no te obligaré a subirte en nada… solo desmóntate y pasa un momento agradable… -dios, ¿Cómo podía suplicarme de esa manera…? Era un pecado negarme después de que me lo pidiera de esa forma, y naaaa. Solo me desmontaría y daría una vuelta-.

Entramos a la feria. Eran las seis de la tarde, por lo que estaba cayendo la noche. En el lugar habían muchas personas, que caminaban, Edward nos compró unos brazaletes “V. I. P.” (Privilegiados), con la finalidad de no hacer turno para los juegos. Le dije que estaba votando su dinero, porque no pensaba subirme en nada. Dimos vueltas, conociendo el lugar, nos divertimos viendo a las personas hacer malabares por sacarse jueguitos de aquellos, logró convencerme en subirme en los carritos chocones, no paraba de reír al ver que Edward golpeaba fuertemente mi auto sin dejarme mover. Accedí a subirme allí, porque sabía que nada catastrófico podía pasarme allí. Salimos de allí y Edward muerto de la risa me tomó de la mano, entrelazando nuestros dedos. Me sentía tan bien allí, compartiendo con él, que no me percataba de la hora. Fue cuando ví que se paró justo en la puertecilla de aquel monstruo, que lo miré con duda, mi mirada iba de aquella cosa a su cara, quien miraba maravillado aquel juego.

 _ ¿Por qué nos detenemos?... –le dije haciendo que él apartara su mirada del juego y me mirara con un brillo en los ojos que me hizo fruncir el seño-.
_ ¿Te subirías conmigo?...

Abrí los ojos como platos.
_ Por supuesto que no… -sentencié-.
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Estaba sentada en una sombrillita de aquellas, con las manos aferradas al tubo, de tal manera que mis nudillos estaban súper blancos. No solo estábamos subiendo y subiendo, si no que ni siquiera nos amarraban a algo, Edward a mi lado iba todo relajado y yo no le miraba, de hacerlo lo golpearía bastante fuerte. No movía ni un solo músculo, es que sentía, que si pestañaba, el maldito aparato se iba a caer. Estaba tan tensa, que me dolía el cuerpo. Escuché la carcajada de Edward a mi lado, y solo cerré fuertemente los ojos, el aire golpeaba mi rostro, mi pelo era removido por la suave brisa que llegaba, estaba tan frío, sabia que estaba demasiado alto y por eso preferí no abrir los ojos, sentí que Edward se acercó un poco a mí, ya que su pierna tocó la mía.
_ Bella… relájate, por favor… vas a salir de aquí, peor que como sale una persona cuando va por primera vez a un gimnasio…
_ No me pidas que me relaje… -dije entre dientes, susurrando, con temor de que si fuera a hablar alto la maquina se quebraría, escuché las carcajadas de Edward y quise matarlo-. ¿es que eres estúpido?... –dije molesta, pero entre dientes, susurrándolo, con cuidado, y apretando fuertemente mis ojos, ni muerta los abriría, no le dije a Edward que le tenía “pavorrrr” a las alturas-. ¿No sabes que esto está hecho por “hombres”?... hombres que pueden cometer errores… -dije con ganas de llorar, mi voz se quebró, dios no me dejes entrar en pánico, mucho menos a la altura en la que me encontraba-.

Sentí el susurro de Edward en mi oído.
_ Shhh, tranquila, mi amor… no debes de temer… -aunque mantuve mis ojos cerrados, ya no los apretaba, me había llamado “mi amor”, el continuó hablándome al oído-. Estoy contigo… no permitiría que nada malo te pasara… confía en mí… ¿lo harás?... –dijo y yo solo moví suavemente mi cabeza de abajo a arriba-. Pues demuéstramelo… demuéstrame que confías en mí… y abre suavemente tus ojos, anda, Isabella… -su voz aterciopelada estaba colando dentro de mis sentidos y sin darme cuenta me vi soltando el agarre de mis manos en el tubo-. Quiero que abras tus ojos y veas lo lindo que se ve la ciudad desde acá arriba… -tomó mi mano y la apartó del tubo entrelazando sus dedos con los míos, mientras que con la otra mano acariciaba mi palma-. Ábrelos… -me suplicó y yo lentamente fui abriendo los ojos, dejando salir un jadeo al ver la ciudad. La vista era maravillosa, estábamos tan altos, que podía ver (ya que estaba oscuro), las luces de la ciudad como si fueran estrellitas, dios, sonreí fascinada, mirando desde la altura lo hermoso que era todo.
_ Es hermoso… -dije en un susurro, y Edward contestó también en un susurro-.
_ No lo es, comparándolo contigo… -yo sonreí y giré mi rostro para mirarlo, la brisa batía nuestros cabellos, la poca iluminación lo hacia ver mas increíble que nunca, Edward sonrió mirándome a los ojos divertido-.

Soltó mis manos, para apartar el pelo que jugaba en mi cara.
_ Eres hermosa, Isabella… ven acá, por favor… -dijo mientras ponía su mano en mi nuca, y fue inclinando mi cabeza, mientras que con la otra mano trataba de controlar mi pelo, nuestros labios se unieron en un beso suave, corto, pero gratificante, sus labios, al tener contacto con los míos, se abrieron abarcando los míos, y mojándolos y dejándome sentir un dulce toque con la punta de su lengua, solo fue un beso. Un beso que me dejó con deseo de más. Pero no, él apartó sus labios, suavemente y me acercó a él, yo a ese punto, había superado mi pavor a las alturas, Edward levantó uno de sus brazos, colocándolos sobre mi hombro y haciendo que yo recostara mi cabeza de su pecho. Abrazados así nos quedamos sumidos en nuestros pensamientos, viendo la hermosa vista, que provocaban las grandiosas ideas y manos humanas… jijiji

Bajé tan relajada, que si Edward me hubiera propuesto que diéramos otra ronda lo hubiera complacido. Pero no, fuimos a parar frente a un carrito de perros calientes (hot dog). En el cual se encontraba un hombre preparándolos, hicimos una fila de tres personas, mientras yo asustada de enfermar, me retorcía las manos. Edward a mi lado solo sonreía. Al parecer, de niño, debió haber visitado mucho este lugar. Cuando llegamos a nuestro turno, pidió uno para cada uno. El señor preparó el primero y se lo pasó a Edward para preparar el otro. Edward me lo extendió a mí y yo lo miré con preocupación. Edward se acercó, colocándose frente a mí y colocando el hot-dog, cerca de mis labios.

_ Muerde… -ordenó-.
_ Edward… no es por mal, pero te juro, que mi estómago es súper delicado, voy a enfermar…
_ Muerde… -volvió a ordenar y no me quedó de otra que morder y… hummm, que rico estaba esa cosa, Edward comía sonriente al verme comer el segundo hot-dog-.

Salimos de allí y yo estaba tan llena que no quería ni caminar. Vimos una carpa de juegos. Y Edward sonriéndose me tomó de la mano llevándome hasta el mostrador. 

Reí enormemente, cuando vi a Edward pagar su jugada. El juego consistía en tirar una pelota y golpear un punto exacto, para ganar un enorme peluche.

_ Jajaja!... –reía a carcajadas, me sostenía la panza, de ver como Edward votaba su dinero en el octavo intento, aquello era gracioso, Edward al principio lo tomaba divertido, luego lo veía hacer una mueca en vez de una sonrisa, cuando fallaba y a la décima vez, ya yo no aguantaba la risa, noté que me fulminó con la mirada antes de tomar la pelota y lanzar con tanta fuerza, que la pelota chocó en el punto exacto y rebotó golpeando al encargado en un brazo y salir rumbo a Edward quien con una agilidad sorprendente se agachó, cruzándole esta por encima y perdiéndose entre las personas, yo estaba con la boca abierta en shock. La sonrisa se había borrado de mi rostro, El encargado decía un sin números de improperios, mientras tomaba el inmenso peluche y prácticamente se lo lanzaba a Edward, quien sonriéndose, lo tomó satisfecho y me lo pasó con una hermosa sonrisa en el rostro. Yo me morí el labio al ver lo enorme que era el peluche, era blanco y casi más grande que yo.

_ ¡Dios, es enorme!... -dije muerta de la risa, mientras trataba de abrazarlo, Edward río a carcajadas, mientras me indicaba con la cara que camináramos-.
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Llegamos a la casa blanca a las 9:00 pm. Llevé mi peluche entre brazos, y junto a Edward entramos al ascensor. Al llegar a la puerta de mi habitación. Nos miramos.

_ Gracias… -le dije mientras le sonreía-. Ha sido una tarde fantástica… me alegra que te hayas quedado…

Edward me sonrió.
_ Con tal de que no dejes de reír de esa manera…
Yo coloqué el peluche en el suelo y con impulso me tiré sobre, abrazándolo. 

Rodee su cuello y me pegué lo mas que pude a su cuerpo, Edward dejando salir un suspiro lentamente rodeo mi cintura con sus manos, entrelazando sus dedos justo en donde se terminaba mi columna vertebral. Dios, sentir su cuerpo adherido al mío, era increíble, era sensorial, si eso era con ropa, no quería imaginar que sería si… no lo pensé dos veces, y ya que tenia mi mano en la nuca, lo obligué a que uniera sus labios con los míos, y nos besamos, allí, en medio de mi pasillo, sin importarnos nada, ni nadie. Los labios de Edward, se amoldaban a los míos tan fácilmente, su dulce lengua danzaba con la mía, de manera tan delicada y a la vez tan profunda, dios, ese cosquilleo que despertaban los besos de Edward justo en mi entre pierna, iban a ser mi perdición, yo busqué la forma y así parados, tan pegados uno del otro, presioné con un poco de fuerza mi cadera a la suya, haciendo que Edward soltara un jadeo, dios, no era la única que sentía humedad en la entrepierna, el miembro de Edward estaba tan duro que yo quería mas de él. Pero al parecer él entendía que teníamos que parar, me dio suaves besos, hasta que lentamente se fue separando de mí.

_ Debes ir a descansar… -susurró él con la respiración agitada-.

Mi respiración también estaba muy agitada. Ambos lentamente fuimos abriendo los ojos, para mirarnos fijamente.  
_ ¿Te veo mañana?... –dije sin apartar mi mirada de sus hermosos ojos-.
_ Seguro… a primera hora…

Moví la cabeza positivamente, mientras me terminaba de apartar de él, me saboreé los labios, recolectando el sabor de los de él y me incliné a tomar mi peluche, Vi a Edward darme la espalda y caminar con sus manos, en sus bolsillos, rumbo al ascensor.

_ Edward… -dije y él frenó su caminar, girándose para mirarme con duda-.
_ No tienes que permanecer acá afuera todo el tiempo… no tomo peligro en la casa blanca… y te prometo que no saldré de ella si no es contigo…

Él me sonrió.
_ Que descanses… -dijo con una leve sonrisa-.
_ Igualmente…

***

EY! AGRADECIMIENTO ESPECIAL PARA: SABI, CAMI, PRISGPE, VALE, ANTAREZ, y ALEJANDRA. GRACIAS POR SUS TAN LINDOS COMENTARIOS, SON IMPORTANTES PARA MI. BESOS Y ABRAZOS... A VER... ¿y este capi que les pareció, les gustó?... dejen sus comentarios y sus opiniones...  
   

5 comentarios:

  1. Haaayy.!! Sos una tierna,,!! :) Grax x el agradecimiento.!!
    Me encanto el capi. ;) estuvo impresionante!!!
    No veo la hora de leer el siguiente.. ;)
    besitoos.!!
    CAMI

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  2. Hermoso! Las fotos tambien son bellisimas y estaban perfectas con la historia n.n

    Espero el proximo con ansias n.n

    Sabichan

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  3. estos dos son tan hermosos juntos.
    que onda con sus padres, siempre que la gente se va sin despedirse y estando enojado pasa algunatrajedia!!!!!!!!! es de ver si aqui pasará alguna que haga recapacitar a renee y a charlie

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  4. muy bueno, la verdad me encanto, siempre dejas con ganas de leer mas y de estar a la espectativa. Ojala Rene la apoye en su amor ya que es su madre por lo menos tiene que intentar comprenderla pero a ver que pasa, continuala pronto porfa :)

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  5. LA VERDAD ME ENCANTO COMO DICE VALE SIEMPRE KIERO LEER MAS JAJAJAJA SI ASI POR FAVOR SIGUE ESCRIBIENDO LO HACES MUY BIEN AHH LAS FOTOS LE KE DAN PERFECTO CUÍDATE MUCHO

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