Sus manos fueron a mi espalda.
_ ¿Egoísta dices?... –él también habló en un susurro, nos escuchábamos, solo por la cercanía-. No sabes lo que has provocado en mí… no te imaginas lo bien y satisfecho que me siento en este momento… anda… descansa, por favor… necesito que lo hagas… mañana será un día complicado.
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CAPITULO XIX.
ERES MI DEBILIDAD.
Mi conciencia estaba despertando lentamente. Me moví en la cama y me di cuenta que mi cuerpo estaba tan relajado. Mis brazos se extendieron para desemperezarme, aun no abría mis ojos, mientras trataba de estirarme. Al recordar que había tenido la mejor noche de mi existencia, provocó que una sonrisa involuntaria saliera de mis labios, estaba feliz… lentamente fui abriendo los ojos. Sin borrar la sonrisa de mis labios. Traté de buscar a Edward a mi lado.
Pero al no verlo, me senté de golpe en la cama, agarrándome la sabana en el pecho, para cubrir mi desnudez y observé detenidamente la habitación, para darme cuenta que estaba completamente sola, dentro de esas cuatros paredes. Fruncí el seño.
_ ¿Edward?... ¿Edward?...
Al ver que nadie salió del baño, rápidamente me quité la sabana y busqué con la mirada la famosa bata blanca. La ví tirada en el sofá y sin perder tiempo me la puse, amarrándome el lazo en la cintura. Entré al baño y no había nadie. Rápidamente salí al balcón, y nadie. No podía creer que Edward me hubiese dejado sola allí. Salí al balcón y el sol estaba afuera, centelleante. El piso se veía húmedo. Salí a la habitación, y me dirigí directo a la puerta. Algo llamó mi atención, y me paré de golpe, al ver al pie de la cama una bolsa de viaje bastante fina.
La reconocí inmediatamente como mía. Mi corazón comenzó a latir fuertemente. Y casi corriendo me acerqué a ella. Sin perder tiempo corrí con fuerza y nerviosismo el cierre y la abrí, sorprendida comencé a sacar su contenido. Ropa interior blanca, (eran mías) un vestido que llegaba a la rodilla, color crema, desmangado y con una cinta negra alrededor de la cintura, zapatos negros y algunos de mis maquillajes. Todo aquello era muy fino y de marca muy reconocida. Deje las cosas esparcidas en la cama y corrí hacia la puerta. Sin saber que hacer, son saber que estaba pasando y porque cosas que había dejado en la casa blanca, se encontraban en la cama de este hotelucho, ¿Cómo mierda habían llegado hasta allí?. Abrí la puerta, y me quedé en shock al ver la puerta custodiada por dos oficiales, vestidos de negros y con los intercomunicadores en sus respectivas orejas. Ellos me miraron, y no dijeron nada. Los oficiales de la casa blanca eran marca “No hablamos con los superiores a no ser que estos nos pregunten algo y con puras respuestas cortas y precisas”
_ ¿Dónde esta edw… el oficial Cullen?... –dije en un susurro-.
Ambos me miraron indiferente. ¿Es que eran robots?-.
_ El Oficial Cullen… -me contestó uno de ellos, con voz monótona-. Se retiró con el Ing. Cowlyes…
Puse cara de no entender lo que me estaba diciendo.
_ ¿Y quien es ese?... –le dije molesta, ¿Cómo Edward me hacia algo así?. ¿Me abandonó?-.
_ Es el ingeniero electromecánico de la Casa Blanca…
Me quedé en shock. No entendía ni lo que decía. Y exasperada me retiré de nuevo a la habitación y le pegue tremendo portazo a la puerta, para dirigirme a buscar mi celular… ¿Y mi maldito celular?... uyyyyy, me agarré los cabellos con rabia. Ni si quiera sabia cuando fue la ultima vez que lo ví.
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Luego de estar mas de quince minutos, tratando de controlar mi ira. Decidí darme un baño. Gracias al cielo el agua no estaba tan malditamente fría como la noche anterior. Odiaba el día, odiaba a Edward. ¿Eso fue lo que significó la noche pasada para él?. ¿Tan poco le importó aquello?. Mientras me vestía desanimada, mi cabeza iba a mil. Noooo, seguro que estaba bastante arrepentido por lo que había pasado… no imaginaba lo furioso que debía estar conmigo. Me puse el vestido que me habían traído de la casa blanca y sentada en la cama, solo atiné a ponerme un poquito de maquillaje, mi pelo era un desastre, todo húmedo, por lo que lo deje suelto.
¿Qué me quedaba ahora?... ¿regresar a la casa blanca con esos dos idiotas que estaban fuera?... gracias a dios que en vez de estar deprimida por el abandono de Edward, solo estaba enfadada. La ira me estaba consumiendo fuertemente. Tomé mi bolsa viajera, mientras me paraba de la cama y cuando me giré a la puerta, voté el aire de golpe al ver a Edward entrando en ese preciso momento a la habitación. Estaba tan lindo. Su pelo estaba sumamente fuera de lugar.
Unos jeans algo gastados, una polera y encima una camisa de cuadros, abiertas y con las mangas remangadas hasta los codos. Lo que si me gustó es que llevaba unas gafas oscuras, algo jovial y un chocolate Express en su mano. El frenó de golpe su caminar, pero aunque llevaba gafas oscuras puestas, supuse que miró el bulto en mi mano. Yo estaba algo idiotizada, sin poder reaccionar. Pero algo me despertó y fue la ira que me carcomió.
_ Pensé que te habías marchado… -dije entre dientes, aguantándome la rabia-.
_ ¿Sin ti?... imposible… -lentamente comenzó a caminar hacia mí, yo no podía apartar mi mirada de la de él, o de las gafas, noté que una sonrisa se empezaba a dibujar en sus labios-.
_ Te traje un chocolate… está caliente… noté que al menos en este hotel contaban con una maquina de bebidas calientes… ¿Por qué me miras así?... –dijo dejando salir su sonrisa y dioooooss, tuve que afincar los pies sobre el piso para no caerme-.
Él caminó a la mesita y colocó el vaso y tomó la volsa de mis manos y lo puso sobre la cama. Se quitó la gafa y no pude evitar perderme en sus esmeraldas. Sus ojos tenían un brillo especial, sin mirar a ninguna parte mas de su rostro, solo mirando a sus ojos, me daba cuenta que estaba sonriendo.
_ Te juro que lo mas duro que he tenido que hacer en toda mi vida, fue el tener que apartarme de ti esta mañana… -se colocó justo frente a mí, dejando un espacio bastante diminuto entre ambos, sorprendiéndome con su soltura, rodeo mi cintura acercándome mas a su cuerpo, dejándome claro, que mi cuerpo se volvía nada, cuando estaba junto a él-. Verte allí, sabiéndote desnuda debajo de esas sabanas y tener que pararme a arreglar el maldito auto… -sentí como mi cara se calentaba, él me miró fijamente, y supongo que al verme roja como un tomate, le dio gracia, porque dejó salir una sonrisa hermosa, cosa que hizo que yo me sonrojara mas y también le sonriera, olvidando que en algún momento estaba molesta con él-.
_Eres tan hermosa, Isabella… me gustas tanto… que… te juro que me he diagnosticado como un enfermo… -susurró acercando sus labios a los míos, pero sin tocarlos, yo me sentí tan feliz en ese momento, que solo atiné a tomar mis manos y con una de ella, agarrarlo por la camisa. Nuestras respiraciones se chocaban y aquello se sentía tan embriagador-. Me gustas, te deseo tanto que duele… -mi respiración se estaba volviendo algo pesada y noté que la de él también-. No logro sacarte de mi mente, preciosa… -dijo y su voz se estaba poniendo algo ronca-.
Inclinó su cabeza para con su labio, suavemente rozar los míos con un besito de tocada, yo cerré los ojos y me estremecí con su toque, es que era tan difícil explicar con palabras lo que me provocaban sus labios, cuando iba a separar sus labios, yo llevé una de mis manos a su nuca. Y agarré sus cabellos y lo obligué a inclinar su cabeza y choque suavemente nuestros labios, profundizando el beso como se debe. Nuestras lenguas se mezclaron, nuestros labios se movían tan sincronizados
que comenzamos a besarnos mas profundamente, nuestras respiraciones estaban aceleradas y cuando sentí que Edward con sus manos, que tenia entrelazadas en donde se terminaba mi espalda, forjó un poco de presión, provocando que mi cadera se adhiriera mas a la suya y haciéndome sentir la protuberancia que tenia entre sus piernas, jadee, sin poder evitarlo y Edward se tragó mi jadeo, y penetró mas profundamente su lengua en mi boca. Sentí que estaba desesperado, porque sus manos comenzaron a acariciar mi espalda, sobre el vestido y yo estaba feliz… hasta que un maldito celular comenzó a sonar.
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Luego de la llamada de nana, se me fue imposible convencer a Edward de que nos quedáramos un rato más en esa habitación. La verdad, el hecho de saber que afuera de la habitación, estaban dos de los oficiales de la casa blanca, ayudaba muy poco. En todo el trayecto camino a la casa blanca, no solté la mano de Edward, el cual iba concentrado manejando su volvo. Fuimos seguidos por los oficiales y el famoso ingeniero que gracias a dios reparó el auto de Edward. El viaje a Maryland, siempre estaría presente como uno de los mejores recuerdos de mi vida.
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Por primera vez, cuando vi el auto de Edward entrar a la casa blanca, no sentí como si entrara a mi infierno personal. Al contrario, una sonrisa se dibujó en mis labios. Entramos directo al garaje. Y Edward se estacionó en uno de los aparcamientos. No había aparcado bien aun, cuando le abordé lo que venia trabajando en mi mente desde que nos montamos en el auto.
_ ¿Qué pasará con nosotros Edward?...
Lo ví apagar el auto, sin mirarme. Se soltó el cinturón de seguridad. Mis ojos estaban clavados en él. Tomó aire suficiente por la nariz y la votó por la boca. Y Luego lentamente se giró para mirarme a los ojos.
_ Isabella… yo… en verdad siento miedo de que esto se nos vaya de la mano… la verdad… se que esto que estoy sintiendo por ti, es muy peligroso… se nos puede salir del control… y no temo por mí o por mi trabajo… temo por ti… no quisiera lastimarte…
_ Edward… -le dije mientras tomaba sus manos entre las mías-. Solo me lastimaría el hecho de que me apartaras de tu lado… ¿no has notado lo mucho que he cambiado a tu lado?... me siento bien, me siento diferente… es como si tu vinieras a llenar ese espacio vacío que siempre ha estado en mi vida…
_ Eres una niña Isabella… el adulto aquí soy yo… debería controlar todo esto… -y me miró con preocupación-. Pero no puedo, Princesa… no se que me has hecho… ni si quiera me importaría ir encarcelado… -yo me sonreí-.
_ Descuida… -le dije dejando salir una sonrisa picaría-. Si lo dices porque soy menor de edad, en 5 días seré una adulta… cumpliré mis dieciocho años…
Edward sacó una mirada de incredulidad, pero con una sonrisa en sus labios.
_ ¿Estarás de cumpleaños el domingo?...
_ Sip… -dije y ambos nos sonreímos-. Y espero poder pasarlo contigo… la verdad odio la fiesta que todos los años me preparan mis padres… al único que conozco es a Jake… -noté que Edward lentamente fue borrando la sonrisa, pero no lo tomé en cuenta y seguí-. Edward… lo que empiezo a sentir por ti, es tan fuerte y especial… me siento tan feliz… -dije y ambos nos sonreímos mientras nos mirábamos a los ojos fijamente -.
Ambos dimos un brinco en el asiento, cuando unos nudillos golpearon fuertemente el cristal que quedaba a mi lado. Yo miré para ver la cara de “horror” de nana pegada en el cristal.
_ Dios santo… -dije entre dientes mientras me quitaba el cinturón, Edward quitó el seguro automático, y nana no me dejó abrir la puerta, ya que ella misma lo hizo, y tomó mi brazo para sacarme del auto, casi me voy de bruces, ya que uno de mis pies se enredó al desmontarme, nunca antes había visto esa cara en mi nana. Ella para mi, siempre tenia, “un abrazo, un beso, un cariño, una palabra dulce, amor”. Ahora solo me estaba fulminando con la mirada.
_ ¡Nana, por dios. Tranquilízate!... -le dije molesta, luego de estabilizar ambos pies en el suelo-.
_ ¡¿Qué me tranquilice?... pero si tenia pronosticado vivir veinte año, después de lo que me hicieron anoche, solo me queda, lo que queda de este año!... -yo me llevé la mano a la boca, traté de ocultar la sonrisa que amenazaba por salir de mis labios, pero la cara de nana era tan graciosa, Edward se paró al lado mío, y lo supe porque los ojos de odio de nana se movieron de mi, hacia él-. No te rías Isabella… no es para nada gracioso… no te imaginas lo preocupada que estaba anoche…
_ Si, lo imagino… -dijo Edward en un susurro-. Isabella olvidó su celular en el auto, esta mañana encontré las 102 llamadas perdidas que le hiciste…
Yo abrí los ojos como platos, mientras me giraba a mirar a Edward, una carcajada brotó de mis labios, y Edward también se contuvo para no reír, ambos nos mirábamos a los ojos de manera cómplices-.
_ ¿102 llamadas perdidas?... –dije sin creer lo que escuchaba-.
_ Siii. 102 ó 103… más o menos… -dijo Edward aguantándose la risa-.
_ Me alegra que disfruten el hecho de que casi me matan de un infarto… es increíble lo irresponsables que son los dos… pero no saben lo que les espera a continuación…
_ Dios, nana, no exageres… -dije entre dientes con diversión-.
_ Isabella, no te imaginas todo lo que tuve que inventarle a tu madre para justificarle el hecho de no poder ponerte al teléfono…
La sonrisa se fue de mis labios.
_ ¿Llamaron?... –dije sin creerle-.
_ Miles de veces…
_ ¿Y eso como para que?... -no crearía jamás, que llamarían para saber de mí-.
_ La señora Reneé dijo, el sentir un “mal presentimiento”… estaba muy preocupada por ti… quería cerciorarse de que estuvieras bien…
Me sonreí con incredulidad. Y hablé con sarcasmo.
_ Seguro presintió que casi moría de una hipotermia…
_ ¿Qué?... -dijo nana llevándose la mano al pecho-.
_ Tranquila, nana… Edward me cuidó perfectamente bien… -dije mientras miraba a Edward y este bastante serio me miraba-. Ha sido el mejor custodia que papá ha designado para cuidarme… -dije sin aparatar la mirada de Edward-.
_ Isabella… tenemos que hablar… -dijo nana, y su tono serio y osco me llamó la atención, la miré con duda, ella seguía molesta-.
_ Vayamos al despacho de papá… -dije de repente-.
_ Vayamos entonces…
Nana inició el camino hacia el ascensor y Edward y yo, luego de mirarnos con duda le seguimos los pasos. Estaba tan feliz, que hasta ese momento no me había percatado de la forma graciosa en la que caminaba nana, parecía un pingüinito. Cuando entramos al ascensor, nana se pegó de la pared, y se cruzó de brazos, se veía tan cómica, por lo que yo la miraba de reojo, mientras pensaba que jamás la había visto tan molesta y por más que quería no molestarla mas no podía, el hecho de que Edward me viera y casi soltara la carcajada no me ayudaba mucho. Salimos de ascensor y ella Empezó a conducirnos al despacho que tenia mi padre en el primer piso, la cara de nana no presagiaba nada bueno, ya me estaba imaginando el regañón que me esperaba en ese despacho, pero por Edward enfrentaría a quien fuera, así fuera al mismísimo demonio y nana en estos momento no estaba muy lejos de serlo, con la mirada que me había estado dando en el ascensor, ya estuviera mas que frita... Llegamos a la puerta de uno de los despachos de mi padre, cuando nana abría la puerta, Edward se acercó a mi oído para susúrrame.
_ En un momento te busco y hablamos…
Edward iba a empezar a caminar al sentido contrario cuando nana volteo a verlo con cara de horror.
_ ¿Y a dónde cree usted que va jovencito?...
Edward frenó de golpe, y solo movió su vista hacia mi, mientras tragaba en seco, definitivamente nana estaba muy molesta y esa actitud ya no me estaba gustando ni un poco...
_ No nana, esta charla es entre tu y yo, Edward no tiene nada que ver acá, déjalo que se retire…
_ Por supuesto que si tiene que ver Isabella, es con él con quien te fuiste, con quien estuviste toooda la noche y yo soy la responsable de que tu estés bien, responsable de no haberte dejado salir de esta casa, así que no me digas, que él no tiene nada que ver, porque estas muy equivocada…
_ Por supuesto que si tiene que ver Isabella, es con él con quien te fuiste, con quien estuviste toooda la noche y yo soy la responsable de que tu estés bien, responsable de no haberte dejado salir de esta casa, así que no me digas, que él no tiene nada que ver, porque estas muy equivocada…
La actitud de nana se parecía mas a la de mi madre y no a la de la persona que yo tanto quería. Mis ojos se aguaron, no podía perderla a ella también. No toleraría que ella se volviera en mi contra.
_ Por favor nana, ya no soy una niña, se cuidarme sola, no hagas la cosas mas grandes de lo que son…
Al parecer, ella se dio cuenta de lo que estaba haciendo en mi y dulcificó su voz.
_ Vamos a dentro Bella, no quiero que vayan a escuchar lo que tenemos que hablar, por favor…
Abrió la puesta para que pasáramos.
_ Bella, es una locura lo que están haciendo, solo imagina que tu padre se llegue a enterarse que te fuiste de viaje hasta Maryland y que encima de todo no llegaste a dormir a la casa... A Edward y a mi nos desaparecerá y a ti, a ti te castigará de por vida, sin hablar de Reneé.... Esto no es un juego hija, no quie.....
_ Nana… tal vez te estas tomando atribuciones que no te corresponden… -dije bastante seria-. Las cosas no son como la piensas, no quiero que te metas en esto…
Las cosas que ocurrieron a continuación, me frisaron en el mismo lugar en el que estaba. Los ojos de nana se cristalizaron y cuando pestañó, dos lágrimas inmensas corrieron por sus mejillas, aquello me dolió en el corazón.
_ Señora Cope… -dijo Edward y aunque no lo miré por su tono de voz, lo sentí preocupado-. No se ponga así… lo que Bella trata de decirle, es que no regresamos a la casa, no porque no quisimos hacerlo, fueron por los imprevisto, el auto se nos averío en medio de la carretera y bajo una grañidísima tormenta, para completar los celulares se quedaron en el auto, cuando nos vimos obligados a abandonarlo, para hospedarnos en un hotel de paso…
Nana miró fijamente a Edward, su mirada ahora fue extraña, era una mirada de suspicacia, y a la vez interrogante, en cambio noté que Edward evadió su mirada, para mirar al lado, mirando nada en realidad.
_ Nana… -dije yo-. ¿No consideras que estas exagerando?... –dije con una sonrisa, mientras me acercaba a ella y la abrazaba-. Perdóname, no quería hablarte de esa manera…
_ Me tienen muerta de la mortificación… -dijo mientras correspondía mi abrazo-. Odio todo esto… por la juventud que llevan ambos no se dan cuenta que se están metiendo en la boca del lobo… -yo me tensé, ya sabia por donde venia la cosa, y temía que Edward la escuchara, ya bastaba con sus dudas, para que ahora escuchara las de nana-. Y ¿Cómo no alegrarme de verte a sí, ni niña?... –me tomó de los hombros para separarme de ella y mirarme a los ojos, yo la miraba con duda-. Si estas tan diferente… tus ojitos han vuelto a brillar de la misma manera que lo hacían cuando eras una bebe, cuando eras feliz… se que la llegada de este chico a tu vida te ha hecho tanto bien, que me satisface increíblemente… pero temo lo que pueda pasar cuando tus padres se den cuenta…
_ No tienen por que saber nada, nana… -dije entre dientes, olvidando que Edward estaba justo detrás de nosotras-.
_ Es tan fácil de verlo en tus ojos, pequeña… -yo me sonreí-.
_ Nana… solo te pido contar con tu apoyo… lo demás no me importa…
_ Bella… -dijo Edward entre dientes y yo lo ignoré, mi mirada estaba fija en los ojos de nana, solo quería saber si podía contra con su apoyo-.
_ No diré nada… -dijo él-. Ni nadie de la servidumbre, si no se las verán conmigo, solo quiero que entiendan que no puedo apoyarles en esto… como he dicho, esto no esta bien…
Yo me sonríe. Sabia que terminaría contando con ella para lo que sea.
_ Además, deben de saber que no pueden desaparecer y dejarme con el Jesús en la boca y suponer que no voy a darles al menos un par de azotes cuando regresen...
Con Edward solo volteamos a vernos, no se atrevería a azotarnos ¿o si?
_ Gracias nana, sabes que te adoro verdad?.
_ Gracias nana, sabes que te adoro verdad?.
_ Por supuesto que me adoras, no quiero ni pensar lo que me dirá tu padre cuando se entere de lo que se traen entre manos ustedes dos y encima que yo lo se todo, va a terminar por echarme de esta casa, si no es que antes me da un infarto por todos los enojos que me ocasionas, Isabella.
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Luego que salimos del despacho, fuimos a la cocina, y nana hizo que nos cocinaran algo rápido a Edward y a mí. Mientras le contamos todo lo que habíamos pasado la noche anterior, claro, que obviamos la parte del calentamiento corporal. Noté que la única que hablaba era yo. Edward estaba callado y algo pensativo. Y comió muy poco. Luego con una excusa algo estúpida abandonó la cocina. Yo lo dejé pasar y me fui a mi habitación, me bañé, me puse ropa cómoda y me acosté un rato. Todavía era hora de la mañana. Pero quería descansar, me sentía agotada.
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Edward Pov.
Luego de terminar de dar una vuelta en las instalaciones de seguridad de la casa blanca, lo cual me llevó mucho tiempo, me retiré a mi habitación. Me di un buen baño y bajé a cenar. Estuve bastante tiempo en la cocina, aguantando las sonrisas y miradas de las chicas allí. La mirada que más me inquietaba era la de la señora Cope, la cual en ocasiones me miraba de reojo y cuando se percataba que la descubría, me regalaba una mirada de incredulidad y escrutinio, era como si quisiera ver en mis ojos, la verdad de lo que había pasado entre Bella y yo la noche anterior, tal vez eran paranoias mías y la vieja solo quería matarme. Miré mi plato, mientras me pasó por la cabeza de que luego de que Bella me prometiera que no saldría de la casa blanca sin antes buscarme estaba mas tranquilo, ya no era necesario custodiarla en su habitación. Era un alivio, para mí y un gran avance, me llevé un cubierto con alimento a la boca, mientras me sonreía solo, me hacia tan bien saber lo mucho que había cambiado, Bella. Mi dedo movía el cubierto sobre el plato, revoleando la comida, mientras recordaba a la Bella triste, desesperada y arrogante y la comparaba con la bella que me regalaba esa sonrisa, esa mirada… su cuerpo… cerré los ojos y volví a ver y a apreciar lo hermosa que se veía toda desnuda, lo afortunado que fui al tenerla entre mis brazos, y el poder tocarla con mis manos. Isabella era la chica más hermosa que había visto en mi vida. Tomé aire suficiente por la boca, mientras debajo de la mesa apretaba un poco fuerte mis piernas, diosss, estaba jodido… esto era frustrante, es que aun no me creía el hecho de haber sido capaz de dejar anoche las cosas como quedaron, cuando no aguantaba las ganas de entrarme fuertemente en ella. Con frustración dejé caer el cubierto sobre el plato y llevé mi mano debajo de la mesa, para acomodarme mi ya abultado miembro. Mi estomago se había cerrado, el hambre se había esfumado y ahora solo tenia grabada en mi mente el cuerpo, hermoso y desnudo de Isabella Swan, diablos la deseaba tanto, la necesitaba tanto, que seguro que no podía seguir soportar este estado en el que estaba por ella.
_ ¿Te sientes bien, Edward?... -dijo Jessica y yo la miré de golpe, ella me miraba con duda-.
_ Estoy bien gracias…
Dije sin más y me puse de pies abandonando de golpe la cocina y mi cena a medio empezar. Caminé por las escaleras. Más bien las subí corriendo. Necesitaba verla, tocarla… llegué hasta su habitación y noté que su pasillo estaba solito. En ese momento fue que me percaté lo sola que estaba esta niña, hasta su habitación se encontraba en un piso solo. Llegué a su puerta y me encontré que me sentía algo ansioso. Dios, qué rayos me pasaba con esta niña. Sin llamar a la puerta giré levemente el pomo y entré a su habitación. Me quedé parado allí mismo, al verla durmiendo profundamente en vuelta en sus sabanas de cedas, lentamente caminé hacia ella y la observé fijamente. Ella era tan hermosa… El pelo cubría un poco su rostro. Y me quedé allí por un largo rato disfrutando por el solo hecho de verla dormir. Isabella Swan, ha llegado a donde ninguna chica a llegado antes. Era súper increíble.
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El solo hecho de verla dormir, me tranquilizó un poco. Sabia que estaba enfermo y que la cura era esa princesa que estaba envuelta durmiendo profundamente entre aquellas sabanas. Me había hasta sentado a un lado de su cama para verla dormir, cuando supe que era momento de marcharme lo hice. Salí de su habitación, eran las ocho de la noche por lo que me retiré a mi habitación. De camino sentí que mi celular sonó, vi la pantalla y tomé la llamada.
_ Ey, Em… ¿Cómo te va en Londres?...
_ Hola, Ed… todo aquí ha salido muy bien… y por allá, como están las cosas…
_ Tranquilas… -dije sonriendo-.
_ Permíteme dudarlo… ¿Bella no te ha dado dolor de cabezas?...
_ Pues no… ahora mismo duerme tranquilamente en su habitación…
Emmet hizo silencio por unos largos segundos.
_ Bueno… es gratificante saber que la tienes controlada… pero ¿Qué hacían ayer en Maryland?…
Yo abrí los ojos como platos, ¿Ya lo sabía?...
_ Espero tu respuesta Edward…
_ Bella llevó a Alice a casa de su abuela que estaba muy enferma… allí perdimos mucho tiempo y cuando regresábamos, nos agarró de camino una tormenta…
_ Mierda, Edward… ¿Sabias que Bella esta castigada?... cuando la primera dama se de cuenta de que salió de la casa blanca la va a castigar de por vida…
Yo entré a mi habitación.
_ Son demasiado fuertes con ella…
_ No es tu problema…
_ Puede llegar a hacerlo… -solté antes de fijarme en las palabras-.
_ ¿Edward?... ¿Qué mierda estas diciendo?... ¿acaso te volviste loco?...
_ Emmet la verdad estoy algo cansado…
_ Mierda!!, mas te vale que no me cuelgues la llamada… ¡te conozco maldita sea!... -gritó Emmet desde el otro lado, yo me apreté fuertemente el puente de la nariz, mientras lo escuchaba enojado-. ¡Se que no sabes lo que es tener un limite!... ¡pensé que habías entendido lo que hablamos, Edward!... -yo seguía callado, de momento escuché que Emmet dejó de hablar, ahora se escuchó su voz un poco mas calmada-. Edward deja la estupidez, y deja de actuar como un maldito estúpido, no sabes en lo que te estas metiendo…
_ Emmet, cálmate ¿quieres?, si me meto es porque Isabella me importa mas de lo que puedes imaginarte…
_ ¿Qué te importa?…
_ Siento que estoy empezando a quererla… -dije porque sabia que podía confiar en mi hermano, la voz de Emmet se escuchó distorsionada del terror-.
_ ¿Me estas hablando de amor?, Edward… es una niñaaaa… ¿sabias que podrías ir a prisión por quererla mas de la cuenta?... puedes ir a prisión por lo que estas diciendo…
_ Emmet, cuando te calmes hablamos, ok?... así no puedo hablar contigo…
_ Por un demonio, Edward, no te atrevas a colgarme el teléfono… -dijo de manera amenazadora-.
Y mi rabia explotó.
_ ¡¿Sabes que, Emmet?!... ¡se me importa muy poco, lo que pienses tú, lo que piense nadie!... ¡estoy demasiado crecidito, para saber que me conviene y que no!... así que déjame en paz, ya llevo suficiente con el problema que me cargo… -dije al recordar mi constante erección, es que estaba tan mal ¡que salió a relucir en medio de la cocina!-.
Sin pensarlo dos veces, cerré mi celular y me dirigí al baño para darme una ducha.
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Bella Pov.
Me senté en la cama de golpe. Sintiendo un maldito calentón en mi entrepierna… ¿era esto posible?... dios me llevé ambas manos a los cabellos y cerré los ojos para apartar aquellas imágenes que rondaban en mi maldita cabeza. Dios, estaba soñando con ellas y ahora, estaba despierta y lo seguía sintiendo, sus labios sobre los míos, sus manos recorriendo mi cuerpo, su boca desplazándose a mi entrepierna, apreté fuertemente mis piernas y al hacerlo un jadeo salió de mis labios. Me dejé caer de espaldas en la cama y con mi frazada me cubrí el cuerpo entero. ¿Estos sueños húmedos… me iban a estar sucediendo tan a menudo?... de ser así, iba a estar súper muerta… me dije y gruñí al sentirme condenadamente frustrada, era increíble el cosquilleo que estaba sintiendo en este momento en mi sexo. Era como si necesitara su toque, como si mi cuerpo ansiara tener un orgasmo de manera urgente. ¿Es que acaso esto le ocurría a las personas?... ¿o era una simple enfermedad que me pasaba a mí?... dios lo quería conmigo, pero de manera urgente. Rápidamente me quité la sabana del cuerpo y salí de la cama. Miré a la mesita de noche y tomé mi celular, buscando su número y este sonó varias veces y él no me contestó. Pueden decir que estoy loca, pero sin pensarlo, tomé la parte de encima de mi batita,
y me la tiré encima, amarrándome el lazo en la cintura y sin pensármelo dos veces, salí de mi habitación. Ni siquiera me subí al ascensor, ya que de manera escurridiza, bajé las escaleras, conocía perfectamente el área en donde se encontraban las habitaciones, de los oficiales de la casa blanca. Es que ¡por dios! Parecía una ladrona en mi propia casa, escondiéndome detrás de la pared, caminando en puntillas de los pies. Llegué a la primera habitación que ví y sin pensarlo dos veces, corriendo entré, que dios me ilumine y que sea la de Edward… ¿mierda tan desesperada estaba? La respuesta mentalmente fue un “siiiii”. Entré y cerré y cuando me voltee para la cama y vi a Edward quien aparentemente había estado acostado en su cama, viendo la tv, y que ahora se encontraba sentado en la cama, sin camisa, con solo unos boxers de pantaloncitos cortos, mirándome con una cara de sorpresa inigualable, yo dejé salir una sonrisa, algo estupida, pero de alivio, al verlo a él.
_ Hola… -dije en un susurro mirándolo directamente a los ojos, ahora me sentía algo mensa, por la grandiosa, véase el sarcasmo, idea de meterme en su habitación, prácticamente desnuda-.
La verdad es que noté que la mirada de Edward dejó de ser de sorpresa, luego pasó a ser de duda, pero solo por unos segundos, para terminar en enfado.
_ ¿Qué rayos estas haciendo, Isabella?...
Me alcé de hombros, mientras pensaba que no debía ser sincera con él, porque sonaría como un “lo siento, Edward, es que acabo de tener un sueño húmedo contigo, y la verdad al despertarme tenia la necesidad irreparable de que se hiciera realidad, y por eso estoy acá… ¿podrías hacerme el favor?” trágame tierra y no me dejes salir ¡jamás!...
Edward se paró de la cama, dejando a un lado de ella, el control del plasma y al verlo, sin camisa, descalzo, el pelo húmedo y en solo esos pantaloncitos, sentía que me estaba calentando mas de la cuenta, ¿Por qué era tan malditamente irresistible?.
_ Isabella… -dijo Edward entre dientes y yo lo miré a los ojos-. ¿Por qué te estas poniendo colorada?…
Respiré hondo y traté de sonreírle relajada, “imposible” vi que al Edward estar mirándome fijamente a los ojos, frunció el seño con preocupación, mientras se acercaba a mí.
_ ¿Pasa algo?... -mi cara debía ser un poema, él apresuró los pasos y se acercó a mí-. ¿Te pasa algo?...
Dios siiiiii!!!... quería gritarle. Es que… tenia que estar enferma, porque en ese momento, sentía la humedad salir de mí, apreté fuertemente los ojos.
_ Bella… -dijo Edward y escuché su tono preocupado, yo tenia los ojos cerrados fuertemente por lo que sentí sus manos tocar mis mejillas, su voz la sentía tan cerca de mi rostro, su tono dulce, delicado y la forma en que me susurró, me estaban matando-. ¿Acaso te esta pasando lo mismo que a mí?...
Yo al escuchar eso, lentamente fui abriendo los ojos, para toparme con sus esmeraldas, bastante oscuras tan cercas de mí. Su respiración chocaba en mi cara, su cuerpo estaba tan cerca de mí, pero sin tocarme. Nuestras miradas se engancharon y yo quería confesarle lo que estaba sintiendo en este momento.
_ Nunca me había pasado… -le susurré, sin aparatar mis ojos de los de él-. Ni siquiera se que es lo que me pasa, si es normal, o no… pero necesito sentirte… -dicho esas palabras, vi que Edward se tensó y cerró sus ojos fuertemente, yo continué-. Quiero que me enseñes, Edward. Quiero que me hagas sentir eso que me hiciste sentir anoche… no logro sacarlo de mi cabeza…
_ Shhhhh…. -dijo Edward abriendo los ojos y mirándome fijamente-. Calla, por favor… no continúes, o vas a lograr que cometa de una vez por toda, una maldita estupidez…
Yo me mordí el labio fuertemente y vi como sus ojos se perdieron en aquello. Edward llevó su dedo pulgar y haciendo presión en el labio inferior, liberó de mis dientes el labio superior-.
_ No logro sacarte de mi mente, nena… pero esto no puede ser, eres una niña…
_ Sabes que no lo soy, Edward… -le rogué-. En menos de cinco días, dejaré de serlo ante la ley… no me niegues esto que deseo tanto…
_ No, no, no… ¡No!... -dijo apartándose de mi furioso, yo me quedé el shock ante su repentino cambio de humor, él estaba de espalda a mí, y lo vi halarse el pelo frustrado-. ¡Isabella, no entiendo que me has hecho, no tengo idea de porque no puedo negarme ante lo que sea que me pidas, mucho menos cuando me miras de esa manera!... -se giró y me fulminó con la mirada-. ¡No es que no lo desee tampoco, pero se que esto no es correcto!... -me miró con dolor-.
_ ¿No es correcto que te desee tanto como lo estoy haciendo en este momento?... -dije dejándolo sin palabras, mirándolo con preocupación, él lentamente volvió a acercarse a mí-.
_ ¿Qué es lo que sientes Isabella?... –dijo colocándose frente a frente a mí-.
Yo le miré a los ojos, mientras le hablaba en un susurro.
_ Pues… acabo de soñar contigo… -tragué en seco, ante la mirada tan penetrante con la que me miraba-.
Soñaba que me besabas, que me acariciabas… que tus labios recorrían mi cuerpo… desperté con la humedad brotando de mi entrepierna… -noté que su respiración se estaba acelerando-. Siento un cosquilleo increíble, justo ahí y no se porque siento que solo tú puedes calmar dicha sensación… ¿Qué es Edward?... ¿Qué es lo que estoy sintiendo?... ¿Por qué tanta necesidad en esa parte de mi cuerpo?... ¿es normal?... -saqué todas las preguntas sin respirar y noté como él se mojó los labios y tomó una de mis manos, yo lo miré con duda-.
_ Es normal que te pase, cuando deseas a alguien… mira, toca aquí…
Y solté un jadeo, cuando llevó mi mano a su entrepierna. Estaba tan duro que lo miré a los ojos algo sorprendida. Él me miraba tan serio.
_ Me tienes en constante problema, pequeña… -su voz se escuchaba ronca y para mi sorpresa aunque nos mirábamos a los ojos, seguía con mi mano allí, al tener solo los boxers, su miembro se sentía tan duro, tan grande. Yo di un paso acercándome más a él, mientras que con la mano moví un poco mis dedos sobre su miembro. Sus labios se separaron un poco, y noté que cerró los ojos por unos segundos.
_ Edward… -le susurré con súplica-. Se que anoche debiste quedar mal… déjame ayudarte… ¿si?... quiero hacerlo, necesito hacerlo… por favor… -era humillante mi necesidad de él-.
_ Bella… -jadeo, se escuchaba tan bien, que yo me sentía mas húmeda-.
Yo moví un poco la mano y le apreté su miembro y el volvió a jadear. Esperaba estar haciéndolo bien. Me puse de puntillas, mientras lleve mis labios a la comisura de los de él, su olor era tan exquisito. Los rocé mientras le susurraba dulcemente.
_ Siento como en este preciso momento, me estoy humedeciendo más, ¿quieres ver como me tienes tu a mi?...
Fui yo quien mientras besaba su mejilla, su barbilla, tomé de manera desesperada una de sus manos y me la metí debajo de la bata, directamente a mi entrepierna, y lo puse a que me tocara sobre los pantys, Edward al sentir mi humedad jadeo de una manera tan varonil, tan fuerte que casi provoca que me corra en ese instante, su respiración se aceleró tan repentinamente y sus labios de manera desesperada buscaron los míos, y lo abarcaron de una manera tan necesitada que me costaba llevarle el ritmo. De momento sentí que mi espalda chocaba con la pared fría y como Edward aprisionaba su cuerpo sobre el mío, mis manos fueron a sus cabellos, y la de él no se conformó con quedarse sobre mis pantys, ya que sin esperarlo, sentí como por una de las orillas del pantys lo corrió y tocó con sus dedos súper largos y calientes mi clítoris de manera directa, menos mal que me estaba besando, porque su boca tragó el jadeo que expulsé, cuando sus dedos me tocaron de esa manera, mi cuerpo se convulsionó a los segundos, estaba tan mojada que sus dedos resbalaban con facilidad. Dios estaba tan caliente que dudaba en aguantar mucho tiempo. Edward aunque me seguía tocando, seguía presionando su cuerpo con el mío. La sensación era indescifrable. Mi cadera comenzó a moverse sobre sus manos, Edward abandonó mis labios, para llevar los de él a mi oído, mis jadeos eran involuntarios, al igual que el movimiento de mi cadera.
_ Estas tan mojada que muero, preciosa… ¿te gusta lo que estas sintiendo?... ¿te gusta lo que te provoco?...
_ Siii… Ed… Ward… dios… me voy a correr…
_ Hazlo… me encanta verte… te ves tan hermosa… hazlo… suéltalo, Isabella… suéltalo para mí…
Y mi cuerpo convulsionó fuertemente, mis labios se abrieron, y mis ojos buscaron los de él, mientras que con mis manos me sostenían en sus hombros, porque mis piernas en ese momento eran gelatinas… los espasmos fueron desapareciendo lentamente y Edward no apartaba su mirada de mis ojos, sacó sus manos de mis pantys, y con sus labios buscó los míos, para darme el mejor beso que me hubiera dado. Su lengua suavemente pidió permiso para entrar en mi boca, yo se lo concedí y de manera sincronizadas nos besamos, aproveché para irme recuperando del orgasmo que me había provocado Edward. Porque la verdad que no iba a comportarme como la noche anterior. Fuerzas tenia que sacar para devolverle aunque sea un poquito de lo que él me daba a mí.
Edward Pov.
Dios, sentía que el beso la estaba calentando nuevamente. Ya que de ser suave, explorador y tranquilo. Al transcurrir los minutos se estaba convirtiendo en un poco mas acelerado, exótico y sexual. Ya que sentí como su lengua de manera necesitada buscaba la mía, Isabella se estaba convirtiendo en mi debilidad, y eso no me agradaba del todo, porque la verdad, estaba conciente de que estaba pisando terreno peligroso. Nuestras lenguas danzaban juntas, separé mis labios de los de ella, para permitirnos tomar aire, mientras, llevé mis manos a su cadera, y la acerque un poco más a la mía.
Volví a buscar sus suaves y adictivos labios, para juntarlos con los míos. Aquella batita de seda que llevaba puesta, que me había sacado el aliento al verla, me permitía sentir el calor que desprendía su piel debajo de ella, era tan suave y delicada, sabia que estaba tentando al demonio, pero por más que traté de que mis manos quedaran fijas en sus caderas, las malditas tomaron vida propia. Recorría sus caderas, su cintura y su espalda, por encima de la suave tela de seda. Podía tocar sus piernas directamente y eso me estaba volviendo loco. Sus labios seguían besando los míos demandantemente. Su saliva era tan exquisita, al igual que su aroma y su sabor. De momento sentí, que sus manos, las cuales estaban sobre mi pecho, lentamente fueron haciendo una presión, lo cual me obligaba a caminar de espalda, cuando sentí que mis pantorrillas chocaron con la cama, entendí cual era su propósito. A este punto, no estaba pensando con la cabeza de arriba. Ella separó sus labios de los míos, solo para propinarme un leve empujoncito, que provocó que cayera sentado en la cama, nuestros ojos se engancharon, y madre santa. Estaba muerto. Bella estaba tan condenadamente sexy, que seguro que mi miembro creció un poco mas por solo verla. Su pelo despeinado, sus mejillas levemente coloradas, sus labios, rojos y demasiados apetitosos, ella sin dejar de mirarme se quitó el lazo de la cintura quitándose la batita que cubría una lencería que le quedaba malditamente bien, mi respiración era un caos, mis ojos miraban fijamente su cuerpo, ella subió una rodilla sobre la cama, y poniendo las puños cerrados sobre mi pecho, lentamente me fue empujando hasta recostar mi espalda sobre la cama, ella buscó nuevamente mis labios, al mismo tiempo que se fue inclinando sobre mí, colocándose a horcajadas sobre mi miembro, jadeé en su boca cuando sentí que ella comenzó a frotar su sexo con mi miembro, estaba tan duro que me dolía, ella suavemente se movía de arriba abajo, mi respiración era para nada regular, mi corazón dejó de latir cuando sentí sus manos irse a la goma de mi boxers, y a este punto, yo solo veía la necesidad imperiosa de descargarme, por eso no la detuve. Yo también necesitaba de ella. Ella dejó de besarme y separó su cuerpo para mirarme a los ojos, estaba nerviosa, lo noté, cuando la ví bajar la mirada a mi miembro, mientras veía como sus manitos temblorosas, lentamente fueron bajando mis calzoncillos. Al liberar mi miembro, la noté votar el aire que estaba contenido en su pecho. Pagaría por saber que estaba pensando, mientras miraba mi miembro tan erecto tan cerca de su mano. Nuestras respiraciones estaban agitadas. Ella luego de unos segundos, continuó bajándolos hasta mis rodillas, yo continuaba debajo de ella, por lo que ella terminó de deshacerse de mis boxers, me miró a los ojos, mientras volvía a acomodarse a ahorcajadas sobre mí, haciendo que mi miembro sintiera la humedad que cargaba su ropa interior, a este punto, ya no tenia cordura alguna. Yo cerré los ojos suavemente para dejarme disfrutar de todo lo que me provocaba aquel contacto inigualable, una corriente eléctrica recorría todo mi cuerpo, provocando la necesidad de solo mover su panty de lado y entrarme en ella de una maldita estocada. Un jadeo salió de mis labios, ella volvió a besarme, pero sus labios no de detuvieron mucho tiempo en los míos, porque ahora estaban recorriendo, mi barbilla, mi cuello, y siguió bajando a mi pecho, dios!, cuando sentí su lengua en mi tetilla, aferré mi puño a lo primero que encontré, para no ser capaz de correrme allí mismo. Mierda, no podía creer que esta niña inexperta, era capaz de despertar dichas sensaciones en mi cuerpo. Sus labios siguieron bajando, mojando mi estomago, mi ombligo, y cuando besó el triangulo de mis caderas, mi cuerpo se tensó fuertemente, cerré los ojos fuertemente, y fue cuando sentí como unas manos aparentemente inexpertas sostuvieron mi miembro, abarcándolo lo mas que podía, justo en su eje, ambos nos miramos a los ojos mientras ella lentamente bajó la piel de mi miembro y lo volvió a subir con el mismo ritmo. Nos mirábamos a los ojos, aunque los míos se cerraban por ocasiones, por el placer que me estaban provocando sus manos, el jadeo que salio de mis labios fue fuerte, pero no tan fuerte que el gruñido que solté, cuando sentí la humedad de sus labios abarcar completamente mi miembro.
_ Mieerda, Bella… sigue…
Sabia que no iba aguantar mucho, ella movía sus labios de arriba abajo, lo estaba haciendo tan lento, que me iba a matar, por lo que yo sin dejar de mirarla, llevé una de mis manos a su cabello, y apresuré el movimiento, estaba desesperado por correrme, mis ojos se mantenían abiertos con mucho esfuerzo, el calor, el deseo y el ver a bella abarcando con su boca mi miembro, mientras su mano, la cual estaba en el eje, y se movía también, me estaba enloqueciendo, era increíble, mis caderas comenzaron a moverse en su boca, jadeaba mientras embestía en su boca, gruñía fuertemente, mientras sentía que el semen se estaba acumulando en la punta, mis movimientos se aceleraron, y mi mano se volvió un puño en el pelo de su nuca, y cuando la vi sacarse mi miembro solo para pasar su rosada, mojada y delicada lengua en mi glande, fue suficiente, para apretar los ojos, tensarme y parar los movimientos de mi cadera, para dejarme golpear con el orgasmo mas satisfactorio de mi vida.
_ Bella… be…lla… be…lla… -dije entrecortadamente, mientras sabía que mi mano se aferraba fuertemente a los cabellos de su nuca, pero con ello evité mantener la boca de bella apartada de mi miembro, mientras expulsaba en grandes retorcidas la cantidad del semen que contenía en mi sistema. Ella miraba como el semen salía de mi glande y caía en mis piernas, yo con mi otra mano sostuve mi miembro, terminándome de sacar el semen que quedaba.
_ Isabella… -dije y mi voz aun estaba ronca, cuando vi que llevó su mano lentamente a mi pierna, precisamente en donde estaba una mancha de mi semen, me desubique al imaginar su intención, con mi mano, paré la de ella de manera busca, eso no lo soportaría.
_ No lo hagas, por favor… de hacerlo, juro que no sería capaz de detenerme…
estaré actualizando la proxima semana, perdon por la tardanza.
AGRADECIMIENTO ESPECIAL PARA: LUCY amiga del alma, Gracias. ANTAREZ, VALE y SABI CHAN y los anonimos que se animan a dejar sus comentarios. BESOTES Y ABRAZOS...
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