LA HIJA DEL PRESIDENTE

lunes, 23 de julio de 2012

CAPITULO XXXVI.

PESADILLA

Edward estaba sentado en la sala, mientras que la señora Cope a su lado parada lo miraba fijamente, mientras se preguntaba “¿Qué rayos estaba pasando?”. Ya que Edward ignorando todas sus preguntas, la había dejado con la palabra en la boca y con los nervios de punta. Era evidente que el chico estaba sumamente nervioso, sus manos levemente temblaban y cada segundo de manera inconciente se pasaba las manos por el pelo. Sin duda alguna era un tic nervioso de su parte. Sabía que sus manos temblaban porque lo había visto más de mil veces teclear su celular y llevárselo a los oídos. Estaba llamando a alguien insistentemente. Tanya y Jessica ambas desde una esquina de la gran sala le miraban al igual que la señora Cope. Luego de unos minutos la señora Cope respiró al escuchar que Edward estaba hablando con alguien por el teléfono.
_ Alice… -dijo Edward entre dientes, su voz sonó sumamente tensa-.
_ Hola Edward… -susurró Alice desde el otro lado, debido a que estaba en el instituto y en horas de clases-.
_ ¿Te ha llamado Isabella?... -Dijo Edward mientras que internamente le rogaba la respuesta que esperaba-.
_ No… -dijo Alice con duda y notó que su profesor le estaba fulminando desde su escritorio, por lo que optó por regalarle una sonrisa picara y pararse de su asiento-. Dame un segundo Edward… -Edward la escuchó decirle al profesor que era una emergencia familiar y a los 10 segundos ella había dejado de susurrar-. ¿Qué sucede?... -dijo Alice en cuanto se vio fuera del aula-.
_ Isabella… -Edward cerró los ojos fuertemente mientras se ponía de pies, se llevó la mano al puente de la nariz-. Salió de la Casa Blanca con el Oficial Marcus…

_ La verdad algo no me huele bien… estuvo donde Carlisle y me dice mi padre, que Marcus la sacó de allí casi arrastras… no ha llegado a la casa y no me contesta el bendito celular… le he llamado más de mil veces, timbra pero no lo toma…
_ Tranquilo… yo también le voy a llamar… no te preocupes Edward… sabes como es Isabella… tal vez dejó el aparato tirado por allí… no es raro en ella…
_ Si sabes de ella no dejes de avisarme…
_ Por supuesto… -dijo Alice-.

Y ambos cerraron al mismo tiempo. Edward volvió a marcar el número de Isabella y detuvo su caminar de golpe, al ver que en el tercer timbrazo por fin habían tomado el jodido aparato. El alivio que sintió su cuerpo al relajarse, fue sublime. Su voz salió sumamente bajita y aliviada.

_ Dios, Bella… por fin tomas el teléfono… me tenías de muerte… -dijo desde que sintió que habían tomado la llamada, pero se quedó estático al ver que ella no le respondió-. ¿Bella?... -le llamó, sabía que alguien tenía el aparato, la respiración se escuchaba, quito el suyo de su oído, para verificar si la llamada no se había caído, y los minutos seguían corriendo-. ¿Bella por que rayos no tomabas las llamadas?... -nada del otro lado-. ¿Bella?... -miró el celular nuevamente para darse cuenta, que la llamada se había caído y aquello lo puso a mil, la ira explotó en su cuerpo de tal manera que gruñó fuertemente e hizo el intento de lanzar el teléfono contra la pared, pero no lo hizo y se obligó a respirar-

Los sollozos de la señora Cope se comenzaron a escuchar en la sala, Edward se mordió el labio inferior con tanta rabia que sintió el sabor de la sangre en su boca. Sabía y se obligaba a tranquilizarse.

Sus manos fueron a su pelo y cerró fuertemente los ojos.

_ ¿Qué sucede?... -cuando Edward escuchó la voz de su hermano abrió los ojos de golpe y lo miró-.

Emmet venía entrando junto con Charlie Swan, Jasper y otro Oficial. Vio la cara que tenía su hermano y aquello le alertó casi de inmediato. Edward y él se miraron a los ojos.

_ ¿Qué sucede?... -dijo Charlie Swan-.
_ Isabella salió temprano con el Oficial Marcus… y no quiero preocuparlo, pero… -Edward tragó en seco-. Presiento que algo normal no está pasando… trato de localizarla y no me es posible…

Emmet y Charlie fruncieron el ceño al mismo tiempo.

_ ¿La llamaste al celular?... -dijo Charlie con duda-.
_ Si… -dijo Edward mientras se obligaba a tranquilizarse, porque el hecho de saber a Bella en problemas lo tensaba como el diablo, aquello era inexplicable-.

 Charlie y Emmet se miraron. Emmet volvió a mirar a Edward.

_ ¿Qué ves de extraño en que Bella no conteste?... -dijo Charlie con duda-. No es extraño en ella perderse… Carmen… -dijo mirando a la señora Cope-. Hágame el favor y llame a esa amiguita de Isabella, seguro que ambas andan juntas…
_ No lo están… -dijo Edward entre dientes, haciendo que todos le miraran, Edward le sostuvo fijamente la mirada a Charlie-. He llamado a Alice Brandon y dijo no saber de ella en el día de hoy…
_ Llamaré a Marcus… -dijo Emmet asimilando la preocupación de Edward. Algo fuera de lo normal podía estar ocurriendo, tomó su celular y bajo la fija mirada de los presentes buscó en su agenda telefónica y llamó-.

 El teléfono sonó, y a los 6 timbrazos cuando Emmet iba a cerrar, escuchó que le tomaron la llamada.

 _ Ordene… -dijo Marcus del otro lado, Emmet con el ceño fruncido habló secamente-.
_ Trae a Isabella a la Casa Blanca de inmediato… -dijo Emmet bajando la orden con carácter militar, hubo un silencio del otro lado-. ¿Me ha escuchado?... Isabella no tenía permitido salir de la casa blanca en estos momentos… usted lo sabía…
_ Ella quiso ir a visitar a su “suegrito”… -dijo Marcus con voz burlona-. Perdón… quise decir a su padre… y mi obligación era llevarla a donde ella me indicara, ya la conoce es tan terca e insoportable como su padre…

 Aquello hizo que Emmet, quien era el único que escuchaba, mirara de golpe a Edward. Edward también lo miraba fijamente, como si tratara de leer en los ojos de Emmet lo que le estaban diciendo del otro lado del teléfono.   

 _ ¿Qué está hablando?... -dijo Emmet súper molesto-. ¿Acaso no sabe de quien está hablando?...
_ Por supuesto, estoy hablando de la chiquilla más odiosa, presumida, insoportable e intolerable hija del presidente… OH espera, también olvidaba mencionar que es una puta de lo mas grande… capaz de revolcarse con su custodio, bajo el mismo techo que su padre… eso me parece interesante… algo además de fastidiosa debe de tener la muchachita… tal vez y hasta buena en la cama resulta ser… tal vez y salga de duda…

Emmet le interrumpió alzando mucho la voz.

_ ¡Hijo de perra, mas vale que traigas a Isabella a la casa blanca de inmediato… o si no…

Marcus le interrumpió gritándole también del otro lado.

_ Dígale al Presidente, que libere a Aro Vulturi y después hablamos… si es que se atreve hacerlo con tiempo… esta mocosa es súper irritable…

 Y la llamada se cortó. Emmet lentamente fue bajando el teléfono, mientras miraba fijamente a una pared. Estaba como en shock.

_ ¿Emmet?... -dijo Jasper quien era el que estaba más cerca de él-.
_ ¿Qué te dijo, Emmet?... -dijo Edward poniéndose sumamente nervioso al ver que el color del rostro de su hermano había desaparecido-. Emmet habla por favor…

Emmet miró a Charlie.

_ El Oficial Marcus es… allegado de Aro Vulturi… tiene a Isabella Y…


Edward sin mediar palabra se acercó a la pared más cercana y se recostó de ella, no podía sostenerse casi en pies. Jasper disimuladamente se acercó a él. Charlie miraba a Emmet fijamente.

_ ¿Qué fue exactamente lo que dijo?...
_ Que no la traerá de vuelta hasta que no liberen a Aro Vulturi… -Emmet miró a Edward quien miraba fijamente a sus zapatos, nadie sabía el esfuerzo que estaba haciendo para controlarse-. Amenaza con hacerle daño… -Edward levantó el rostro de inmediato y miró a su hermano, Emmet se sorprendió al ver en sus ojos odio puro-.
_ Espero que estén conforme… -dijo Edward entre dientes, haciendo que el padre preocupado le mirara, Jasper le susurró que callara, pero Edward no pareció escucharlo, con la misma mirada de odio miró a Charlie Swan-. Si… si lo que querían era protección para ella… lo arruinaron… la tiraron a las garras del lobo… -decía con la rabia contenida, conteniéndose para no gritar la ira que lo estaba carcomiendo-. Lo advertí, ese hombre nunca me cuadró, pero no me hicieron caso… -miró a Emmet-. Si a Isabella le pasa algo… solo espero que la conciencia no los mate…

Dijo Edward y como alma que lleva el diablo salió de allí, dirigiéndose a la puerta.

_ Edward!... ¿A dónde vas?... -dijo Emmet mirándolo con temor-.
_ A buscar la forma de dar con ella…

Charlie no emitió ni un solo comentario, el hecho de saber que su hija estaba secuestrada lo había dejado en un limbo.

_ Te necesito… -le dijo Emmet llegando a Edward quien se detuvo y lo miró-. Te juro que ese imbécil no va a tocarla, solo tenemos que movernos rápidos… y recuerda que tenemos los mecanismos suficientes para eso… vayamos a mi oficina… Jasper síguenos…

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 Al llegar a la oficina, Emmet de manera inmediata llamó al FBI para que de manera discrecional fueran a la casa blanca. Una vez allí todos reunidos, de inmediato a través de las celdas ubicaron el lugar en donde se encontraba el celular de marcos. Se hubieran movido más rápido si no fuera porque la primera dama retrasara el proceso con sus ataques de histeria.


_ Lo tenemos… -dijo uno de los agentes del FBI-. Vamos de inmediato…
_ Quiero que lo hagan lo mas discretamente posible… -dijo Charlie quien se veía demasiado abrumado-. No quiero que la prensa se entere de esto… lo menos que quiero en este momento es dar declaraciones…
_ Claro señor… -dijo uno de los agentes-.
_ Presidente… -dijo Emmet mirándolo-. Permita que mis mejores hombres participen en la búsqueda, por favor…
_ Has lo que sea necesario… -dijo la primera dama, con lagrimas en los ojos-. Solo por favor, tráiganme a mi niña de vuelta…
_ Edward, Jasper… vamos por Diego, Rodrigo y Jorge…

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Edward Pov.

Íbamos en el auto, siguiendo a varios autos del FBI, detrás de nosotros iba otro auto con oficiales de la presidencia. Íbamos en carrerita. Aproximadamente iban 6 autos, rumbo al lugar en que la celda satelital había indicado el punto en donde se encontraba el celular del Marcus. El de Bella fue imposible ubicar, ya que estaba fuera de servicio. En el auto, Emmet conducía, yo iba sentado a su lado y Jasper y Diego iban sentados en los asientos traseros.

_ Juro que lo voy a matar con mis propias manos… -dijo Emmet rompiendo el silencio-.  Ese infeliz… burló nuestra seguridad, nuestra confianza, y juro por mi vida que lo va a pagar…

Dijo Emmet a mi lado y el odio se escuchaba en su tono. Nunca lo había escuchado hablar con tanto resentimiento. Yo iba con mi mirada fija hacia el frente, mi mirada perdida, todos íbamos como oficiales, vestidos como tal y con los respectivos aparatitos en nuestros oídos. Mi mente estaba bloqueada. Solo ella acaparaba mis pensamientos. Momentos con ella me embargaban, haciendo que el dolor que sentía en mi pecho, me fuera intolerable. Si a Isabella le pasaba algo, sin duda alguna no lo iba a soportar, primero mataría con mis propias manos a cada uno de los involucrados y segundo acabaría con mi propia vida. No me creía capaz de soportar estar en un mundo en donde ella no existiera.

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Cuando vi que los autos entraron a ese sector, mi cuerpo se crispó como reacción inmediata.

_ Mieeerrrdaaa… -Jasper arrastró la palabra con horror-.

Imagino que al recibir el estado de alerta que yo… mis manos se volvieron puño. Miles de negocios y casitas de mala muerte cubrían estas calles, los niños y las personas se quedaban embelezados viendo la carrera de nuestros carros, tipos en las esquinas con muy mala pinta. Mis manos se volvieron puños.

_ Esto no me gusta para nada… -dijo Emmet entre dientes-.
_ Ni siquiera se como se llama este sector… -dijo Jasper con duda-.
_ Me voy mas lejos… -dijo Diego-. Ni siquiera sabía que existían lugares como estos en D. C.

 Escuchamos la voz del Oficial al cargo del FBI. Quien nos habló por el radito.

 _ Tenemos inconvenientes… ya estamos llegando, lo mejor será que tus hombres, Oficial Cullen, se queden en el vehiculo, los míos están especializados para la misión…

Los autos de alante se fueron estacionando, Emmet se estacionó justo detrás del que veníamos. Los oficiales armados, bajo la atenta mirada de todas las personas de aquel espantoso lugar, se tiraron armados en la calle, ellos iban vestidos de negros con uniformes, cascos en la cabeza y armas largas en las manos. Emmet no había logrado estacionarse bien cuando mi mano agarró el pomo de la puerta.

_ ¡¿Qué mierdas piensas hacer?!... ¿Acaso no escuchaste?...
_ Al coño con ustedes… -dije con rabia contenida y sacando mi arma me tiré del auto-.

Yo mismo iba a matar a ese infeliz de ser posible. Pero lo que vi no me gustó en cuanto seguí a los oficiales del FBI.

El auto presidencial, estaba estacionado debajo de un gran árbol. Frené de golpe al ver que más de 10 oficiales rodearon el auto en el que había salido Marcus esa mañana. Pues no había llegado hasta ellos cuando uno de los del FBI abrió el auto y todos se prepararon. El que lo había abierto gritó.

_ ¡Está vacío!...

Todos se acercaron. Yo me detuve y sentí que alguien me puso la mano en el hombro. Ni siquiera me moleste en girar a ver quien era. Porque lo sabía.

_ Tranquilo… la vamos a encontrar… -dijo Emmet-.

Yo guardé mi arma de fuego y me giré para caminar hacia nuestro auto. Dejando a Emmet parado mirándome fijamente. Caminé y juro por dios que mi cuerpo lo hacia por inercia. Debía tranquilizarme, debía poner de mi parte. Porque no podía dejarme vencer tan fácilmente. Jasper y Diego estaban parados junto al auto. Yo abrí la puerta de atrás y me monté. Tomando una postura de desesperación.

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Cuando llegamos de regreso a la casa blanca, todos nos sorprendimos al ver que la entrada principal estaba full de periodistas con cámaras fotográficas y cámaras de videos de canales televisivos. Cuando vieron nuestros autos, estos lo acapararon, gracias a Dios, la puerta principal se abrió, permitiéndonos la entrada.

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Llegamos al despacho presidencial. Cuando entramos todos se pararon y nos miraron. Tiré un vistazo a los presentes. Alice, estaba allí, sus ojos rojos e hinchados, pero eso no me sorprendió, lo que me sorprendió fue al ver a su lado a Rosalie, mi madre y mi padre, ellos estaban con caras largas y preocupadas. Mamá me miraba fijamente, su rostro era de dolor, miré para otro lado para notar la presencia de Jacob Black y sus padres. Jacob estaba recostado de la pared, con la mirada fija en nosotros. Estaba la señora Cope, quien en silencio lloraba sin cesar, estaban los padres de Isabella y unas cuantas personas mas que suponía tenían que ser allegados a la familia. Yo miré al presidente, quien miraba anonadado a Emmet. Aunque podía verlos a todos, haciendo mímicas, porque en realidad no los escuchaba, mi mente estaba procesando la información rápidamente.

“Marcus relacionado con Aro vulturis, eso quiere decir que existe un vinculo entre ellos, y que Aro puede saber en donde este infeliz tiene a Bella”.

_ ¿A dónde vas, Edward?... -escuché la voz seria de Emmet, y fue cuando me percaté que estaba caminando hacia la puerta, detuve mi caminar y me giré para mirarlo-.
_ Necesito ver a Aro Vulturis… estoy 100 % seguro que tiene la información que necesitamos…

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 Bella Pov.

Mis ojos lentamente se fueron abriendo. Y cuando lo hice, le pedí a Dios que solo se tratara de una pesadilla… Me encontraba en una habitación. Levanté la cabeza para fijarme en donde estaba encerrada. En realidad aquel cuartucho no podía ser llamado habitación.


Yo estaba tirada en el suelo sobre unos papeles que parecían diarios. La pintura de las paredes estaban horribles, la humedad del lugar hacía que ésta se desprendiera por pedazos y que se esparciera por el asqueroso piso, mis ojos empezaron a aguarse al recordarme lo que había pasado. A mi mente vino la mirada del Oficial Marcus. Y allí sentí una opresión en el pecho que me dificultó un poco la respiración. Me incliné de manera que quede sentada sobre los papeles y un sollozo involuntario salio de mis labios cuando recordé aquellos dos tipos con los que luchaba para que no me sacaran del auto. Mi mano, la cual temblaba fuertemente, subió hasta mi ojo derecho y al rozar la piel de allí sentí un pinchazo que me hizo estremecer y jadear de dolor. Las lágrimas comenzaron a rodar por mis mejillas, mientras mi cuerpo algo adolorido se estremecía por los sollozos. La realidad golpeó en mí… “estaba secuestrada”… Edward… su imagen vino a mí de golpe.

 _ Edwarddd, Edwardd… -lo llamaba en apenas un silbido, esto no me hubiera pasado si el hubiera estado a mi lado-.

Dios!. Mi bebé… allí si no pude más. Mis manos fueron a mi vientre de manera protectora. No, no, no… esto no me podía estar pasando y menos ahora. Mi bebé corría peligro y noooo, no podía permitirlo. Llorando me puse de pies, lentamente porque mi cuerpo dolía un poco, seguro que por la lucha con esos dos tipos en el auto. Estaba descalza, mí vestido todo maltratado, mi pelo era un desastre. A pasos muy lentos caminé hacia la única puerta de metal que había y llorando cerré el puño de mi mano derecha y golpeé repetidas veces. No me importó que su material fuera de acero y que mi mano doliera como el demonio, lo único que quería era que alguien me sacara de allí de manera inmediata, mi bebe estaba en peligro.

_ ¡¡¡Por favor!!! -Golpeaba la puerta-. ¡Si alguien me escucha, por favor sáquenme de aquí, debo salir de aquí!!!

Mi llanto no permitió que siguiera pidiendo ayuda, pero igual seguía golpeando la puerta lo más fuerte que pude. Hasta que sentí unos murmullos del otro lado. Cesé los golpes y cuando escuché el murmullo del otro lado me aparté de la puerta y esperé que se abriera. Allí frente a mí, apareció un chico joven, estaba vestido jovial, jeans, franela, cazadora y una gorra hacia atrás. Cuando me vio una sonrisa inmensa se dibujó en sus labios, mientras al mismo tiempo me daba una mirada lasciva por todo el cuerpo.

_ Eyy, la princesita por fin despertó… waaoow, ¿Cuánto llevabas sin dormir?...

Fruncí el ceño.

_ Por favor… déjeme salir de aquí… debo regresar a mi casa…
_ A pesar de la facha que cargas… te ves preciosa… -volvió a mirarme descaradamente, yo de manera instintiva retrocedí un paso hacia atrás-.
_ ¿Qué rayos quieren de mí?... -dije con rabia, mi mano ardía, la ira comenzó a consumirme-. ¿Por qué me tienen aquí?... ¿no se dan cuenta lo que han hecho?... los van a encontrar y todos quedarán muy mal parados…
_ Muy poco le importa a mi jefe lo que pueda pasar… claro, luego de que entienda que le jodió la vida a Charlie Swan, como se la jodieron a él…


Mis ojos se abrieron enormemente. No me había dado cuenta que estaba temblando de frío hasta que mis brazos trataron de cubrir mi cuerpo.

_ No me hagan daño… -le rogué-. Yo necesito salir de aquí… -comencé a llorar dejando salir lo vulnerable que me sentía en este momento. Es cierto que siempre estaba revestida de una coraza, pero esta con la presencia de mi bebé había desaparecido, ahora me sentía capaz de cualquier cosa solo por protegerlo-. Si me dejas salir de aquí te prometo que no te pasará nada… yo me encargo de que no existan cargos contra ti, prometo hacerme cargo. Por favor… -noté que en el rostro del muchacho apareció una duda y eso me permitió sentir una pizca de esperanza-. Por favor, yo necesito regresar a mi casa… tengo que ver a Edward…
_ Lastima mi reina, pero de aquí no sales hasta que no dejen en libertad a Aro… porque él mismo es el que quiere vengarse de Charlie… dudo que vuelvas a ser la misma luego que todo esto termine… claro si es que dejamos algo de ti, porque no solo a Marcus le prometió divertirse contigo, si no también a mi compañero y a mí… -cuando lo vi romper a reír a carcajadas, mi angustia se convirtió en odio y rabia-.
_ Malditos infelices… Edward los va a encontrar y cuando eso suceda va a acabar con todos ustedes, eso seguro…
_ ¿Quién es Edward?... ¿Tu custodio, al que Marcus dice que te tirabas bajo las narices de tus padres?... también me encantó saber que eres una niña traviesa… y con experiencia… tranquila te vas a divertir… no sabes lo bueno que es hacerlo con más de una persona a la vez…

Y allí apareció la Isabella Swan de siempre, sin darme cuenta me había acercado a ese infeliz y en un segundo mi mano se estrelló con su mejilla tan fuerte, que mi muñeca dolió como el demonio, no llegué a reaccionar porque recibí un golpe en la mejilla que me lanzó al suelo y lo que ocurrió allí me dejó sin conocimiento. Sentí que cuando caí al suelo unos puños sujetaron fuertemente mis cabellos desde la raíz y tiraron de ellos hacia arriba, el dolor me hizo gemir y llorar, mis manos trataron de pegarle pero era imposible. Veía todo borroso, la persona tirándome del pelo trataba de levantarme, pero mis piernas no tenían fuerzas. Escuchaba su voz llamándome con palabras ofensivas a las que no les prestaba atención, mi cuerpo dolía fuertemente. Cuando notó que mis piernas no se sostenía me arrastró por el piso y luego con rabia tiró mi cabeza hacia atrás, haciendo que esta se golpeara fuertemente con el piso, “mi bebé”. Traté de llevarme mi mano al vientre, solo quería que ese tipo se fuera, pero no llegue a cubrírmelo bien, cuando sentí un golpe contundente en mi barriga que me hizo botar el aire de golpe y allí lo perdí todo, sentí que mis fuerzas se fueron, y casi todos mis sentidos. Me sentí en un limbo doloroso. Solo lo escuché susurrar en mi oído “Tranquila, estarás bien… justo como te necesito, lo suficientemente conciente para sentir, y lo suficientemente incontente para resistirte y hacer ruido. Será rapidito, con las ganas que te traigo no creo durar mucho” y allí fue que sentí que el tipo me abrió las piernas, y en realidad aunque sentía sus manos, no tenia fuerzas de moverme.

Me abandoné a lo que sabia que vendría en ese momento. Me odiaba por ser débil, por dejarme vencer tan rápidamente, pero mi cuerpo no reaccionaba, ni siquiera mis ojos podían abrirse, todo estaba totalmente negro.

_ ¿Cómo está?... ¿Qué es lo que tiene?... -pude escuchar esa voz a través de mi somnolencia y aunque traté de obligarme a reaccionar no pude-.
_ Debemos de sacarla de aquí de inmediato…

Una mano acarició suavemente mi rostro, y el calor que emanaba en ella me hizo perderme, la sombra negra se fue tornando en blanca. Unos labios se acercaron a mi oído.

_ Tranquila, mi amor, vas a estar bien… te lo prometo… te voy a sacar de aquí…
_ Edward… -dije en balbuceo-.
_ Shhh… -dijo Edward en mi odio, y juro por lo mas sagrado que hice el esfuerzo por abrir los ojos, pero estos pesaban demasiado, sentí el sabor amargo y a oxido subir por mi garganta, sin duda alguna un liquido comenzó a salir de mi boca, sangre… debía estar vomitando sangre-.
_ ¡Sácala ya, Edward!... -gritó la voz desesperada de Emmet-.

 Y allí no supe más de mí.

AQUI DE NUEVO. POR NADA DEL MUNDO ABANDONARIA LA HISTORIA.
ESPERO TU COMENTARIO.